viernes, septiembre 29, 2006

Believe it or not...

Sí, ya sé que hoy me había comprometido a postear sobre otros temas, acaso más importantes. Pero es así, a veces la realidad atenta contra nuestras mejores intenciones, y entonces me levanto, enciendo la computadora con otros propósitos, pero antes me detengo a leer...

Y leo. Y tiene tanto que ver con lo que charlábamos ayer en el práctico, que decido dar un golpe de timón (la frase me suena como si alguna vez hubiese yo tenido un bote, cosa que jamás, pero ya está escrita y allí la dejo...)

Comencemos por el principio. Un cuentito, una ficción, como para comenzar el día de un modo divertido. Y de nuevo es una lectura que tiene su origen en Orsai. Haga click aquí.


Ahora bien (presumo que ya han leído el texto en cuestión; si no lo han hecho por favor léanlo antes de seguir adelante), por si alguien no lo notó, en el texto hay un par de vínculos. Si no los siguieron antes, pueden hacerlo ahora a través del link que les ofrezco un par de líneas más abajo. Digamos antes que el diario El País de España es un medio importante. Pero además la noticia se reproduce en tantos otros medios de comunicación, según podrá constatarse yendo al Google y anotando "Jack Neal" + ebay en el buscador (75.000 resultados), que queda claro que éste es sólo el proverbial botón de muestra. Les propongo, entonces, leer la noticia.

¿Ficción?... ¿Realidad?... Personalmente me resulta verosímil el texto escrito por Hernán Casciari. Por supuesto, nada cambirá con que esta noticia sea cierta o no. Pero como dije antes, es sólo un botón de muestra.

viernes, septiembre 22, 2006

...hasta perder el sueño

Esta semana comencé a leer “Historia Universal del Insomnio - Tiempo y miedo en Occidente”, de Pablo E. Chacón. ¿Cómo llegó este libro a mis manos? Me da un poco de pudor confesarlo, pero lo compré en el supermercado. Ahí estaba, en una mesa de ofertas, lo agarré y lo puse en el carrito, al costado de tres sachets de leche. Es una de las particularidades de los supermercados. No logro imaginarme pidiéndole al almacenero de mi barrio “dame cien de cocido, media docena de figacitas de manteca y la Historia Universal del Insomnio de Chacón...”
Como sea. Quiero reproducir aquí un párrafo de este libro, que dice:

“Paul Klee: “Definir aisladamente el presente, es matarlo”. Eso es exactamente lo que están haciendo las teletecnologías del tiempo real: matando el presente, aislándolo del aquí y ahora, en favor de otro sitio que ya no es el de la presencia en el mundo, sino el de la presencia virtual.

“Acaso así se entienda hasta qué punto esas técnicas están trastornando no sólo la naturaleza del medio ambiente, su cuerpo territorial, sino la de su cuerpo animal, puesto que el orden del territorio, funcional a pesadas materialidades (rutas, vías de ferrocarril, vías aéreas) está cediendo hoy el lugar al control del medio ambiente inmaterial (satélites, fibra óptica). Y de hecho, la urbanización del tiempo real es primeramente la de ese cuerpo animal, conectado, enchufado a diversas prótesis (teclados, pantallas catódicas, celulares, ADSL).

“Siendo la concentración urbana el resultado de la rapidez de los intercambios (financieros, simbólicos, ideológicos), no parece tan disparatado revisar los conceptos de aceleración (velocidad positiva o negativa, según los físicos), y también los menos evidentes de velocidad actual y virtual, para captar la importancia de la transición a la que se está asistiendo.”

La idea es que reflexionen sobre los puntos aquí enfocados. Los que ustedes quieran, pero en particular sobre el cómo se redefinen los aquí y ahora a partir del uso de las nuevas tecnologías de comunicación. Y cómo se redefinen los aquí y ahora relativos al otro. Naveguen por Internet. Entren a un canal de chat. Interactúen. Y comparen esa interacción con el vínculo directo que tuvieron, por ejemplo, en el ejercicio que hicimos en clase sobre la mirada del otro.

martes, septiembre 19, 2006

blogs... blogs... blogs...

En tiempos en que las guerras santas vuelven a estar a la orden del día, con Papas cometiendo imprudencias incomprensibles (?) y fundamentalismos asesinos, les recomiendo la lectura de este texto (haga click aquí) de un blog llamado Orsai, que suelo frecuentar (como lector, que las participaciones allí son caóticas y aburridas).

De paso, paso el chivo: también hay material nuevo en bitacoramundi.

jueves, septiembre 07, 2006

Nos gusta... ¿qué nos gusta?

Hedonismo: Doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida. (RAE)

Veamos un poco de televisión. Hacemos un rápido zapping por los distintos canales y la evidencia está en la pantalla: la publicidad ha invadido los programas. Nos quieren vender toda clase de cosas. ¿Que querés comprar? ¿Qué tenemos en oferta? Chicas ligeras de ropa, por ejemplo. Autos caros, chupetines, gaseosas, bombón helado. Ideologías. Pero sobre todo los secretos concernientes a cómo vivir bien, que los desinteresados conductores y publicistas de turno nos revelan con su delivery, que llega justo hasta la pantalla, en el íntimo interior de nuestro hogar, porque nos quieren. ¡Y cómo nos quieren! ¿Por qué nos quieren? ¿Vos querés comprar? ¿Tenés con qué? Mejor salgamos a caminar. Detengámonos delante de un kiosco de revistas. Echemos una mirada. Veamos las tapas, las contratapas, las páginas internas... Más chicas, siempre jóvenes, siempre bellas. Más autos caros, ropas, electrodomésticos y comidas. Sea joven, bello, rico o poderoso. La utopía de un mundo feliz al alcance de la mano. Seguimos caminando, mirando vidrieras, y de nuevo: allí está el secreto para llegar a la cima de nuestra realización personal. Pasen y vean. Elijan. Pero no siempre fue así. Hace cien años atrás no había televisión, por ejemplo. Ni tampoco euros, ni vidrieras cargadas de las cosas que tenemos disponibles hoy en día. Por no hablar de las chicas ligeras de ropa, que ese sería otro tema, o tal vez no. Había otras cosas, por supuesto. Igualmente deseables. Pero me estoy yendo de tema.
La consigna es una pregunta. Luego de mirar un rato la tele, o el kiosco y sus revistas, o las vidrieras (las que ustedes prefieran, que cada uno sabe dónde le pica y es allí donde debe rascarse...), intenten responder si se reconocen como integrantes de una sociedad hedonista, que apologiza la satisfacción de nuestros deseos y placeres (de nuevo: los que ustedes quieran), o por el contrario una sociedad donde lo que finalmente prima es el displacer. ¿Cómo lo sienten ustedes? ¿A quién no le gusta comprar? ¿Vos, qué querés? Tomá, andá y compralo, que soñar no cuesta nada.