Franja de Gaza.
Cuatro días de ataques.
384 personas muertas...
Más de 800 heridos...
Los ojos del mundo, para variar, parecen mirar para otro lado.
Es cierto: no saben lo que hacen... pero de todos modos siguen siendo los responsables de este horror.
Espacio on-line de la materia Psicología y Comunicación, Cátedra Lutzky - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Buenos Aires - Comisión a cargo de Germán A. Serain
martes, diciembre 30, 2008
sábado, diciembre 20, 2008
Mariano Acosta
Esta semana se desarrolló un modesto escándalo mediático (no sé si a estas alturas podrá haber un escándalo que no lo sea) a partir de la actitud de la rectora de la Escuela Normal Superior de Profesorado "Mariano Acosta", Raquel Papalardo, quien para clausurar el festejo de los estudiantes que egresaban del último año, el cual se desarrollaba puertas adentro, en el patio interno del propio colegio, tomó una manguera contra incendios y literalmente bañó a sus estudiantes.
Recuerdo cuando hace años atrás, no quisiera en este momento hacer el cálculo de cuántos exactamente, la profesora Papalardo nos daba sus clases de Geografía. Era una profesora respetada, de esas con las cuales uno sabe que no se jode, pero al mismo tiempo reconocida como una persona justa, ecuánime y por añadidura buena docente. Vale decir, una de esas personas que son cada vez más necesarias en cualquier institución educativa. Me hubiese encantado por entonces que Raquel (el tiempo y el hecho de haberme dedicado también yo a la docencia me llevan a tomarme la licencia de llamarla por su nombre de pila), agarrando una manguera de bombreros, nos regara a todos nosotros, sus estudiantes. Hubiese sido un recuerdo magnífico el día de hoy.
Sin embargo, la situación deriva en algo preocupante. Y me apresuro a aclarar que no es la actitud hídrica de la docente lo que me preocupa, sino que Mariano Narodowski, un funcionario municipal a quien no tengo el disgusto de conocer, convierta algo que en definitiva podría no haber sido más que una anécdota divertida en un planteo problemático. Y me preocupa además que sus dos argumentos más fuertes para atacar a la profesora hayan sido que se utilizaron en el festejo elementos de seguridad del colegio y que Raquel Papalardo no supo guardar las debidas distancias con sus alumnos, porque "un adulto no puede ponerse a la misma altura que un chico".
En cuanto a los elementos de seguridad, en todo caso bien puede dormir tranquilo Nardowski, porque evidentemente las mangueras contra incendio del Colegio Mariano Acosta funcionan, y no están apolilladas ni faltas de agua. Llama la atención, en todo caso, la preocupación por el tema seguridad, tratándose de la misma escuela en la cual hace no tanto tiempo se cayó el techo de una de las aulas, no perdiéndose ninguna vida por una mera casualidad: el techo en cuestión se desplomó un fin de semana, cuando no había clases. Las mangueras, en cambio, funcionan.
Y en cuanto a la distancia entre la profesora Papalardo y sus estudiantes, sería bueno saber a qué le tiene tanto miedo el burócrata Nardowski, encargado de velar en el área de la Educación municipal. ¿Realmente cree que hay que proteger al estudiante poniendo distancia respecto de él? ¿Tratándolo no como un igual, sino como un ser acaso infrahumano, que no puede entender razones, o con quien no vale la pena compartir un rato de igual a igual? ¿Se siente acaso menos Nardowski si se "rebaja" (así lo verá acaso él) a ver en un estudiante a una persona con al cual pueda uno platicar, divertirse, compartir, además de enseñarle? ¿Sabrá que compartir es, precisamente, uno de los modos de llevar adelante la docencia?
Es preocupante el episodio de la manguera en el Mariano Acosta. Pero no por la manguera, sino por el modo en que la burocracia ha respondido, demostrando de este modo que tiene buen asidero la acusación de Raquel Papalardo en el sentido de que hay funcionarios que intentan desplazarla por cuestiones políticas o por enemistades personales, nada de lo cual tendría que tener lugar aquí.
Estimada Raquel: yo no creo que usted llegue a leer estas líneas. Pero si alguna casualidad determinara que así fuera, quiero que sepa que este antiguo estudiante suyo guarda el mejor de los recuerdos de sus clases y de su persona. Y que hoy, desde su lugar de docente en una Universidad Nacional, le ofrece todo el respaldo y el cariño que usted merece. Los burócratas jamás entenderán lo que es estar al frente de una clase, compartiendo cosas con otras personas que ellos seguramente llamarán alumnos, y que yo de un tiempo a esta parte prefiero llamar estudiantes.
Recuerdo cuando hace años atrás, no quisiera en este momento hacer el cálculo de cuántos exactamente, la profesora Papalardo nos daba sus clases de Geografía. Era una profesora respetada, de esas con las cuales uno sabe que no se jode, pero al mismo tiempo reconocida como una persona justa, ecuánime y por añadidura buena docente. Vale decir, una de esas personas que son cada vez más necesarias en cualquier institución educativa. Me hubiese encantado por entonces que Raquel (el tiempo y el hecho de haberme dedicado también yo a la docencia me llevan a tomarme la licencia de llamarla por su nombre de pila), agarrando una manguera de bombreros, nos regara a todos nosotros, sus estudiantes. Hubiese sido un recuerdo magnífico el día de hoy.
Sin embargo, la situación deriva en algo preocupante. Y me apresuro a aclarar que no es la actitud hídrica de la docente lo que me preocupa, sino que Mariano Narodowski, un funcionario municipal a quien no tengo el disgusto de conocer, convierta algo que en definitiva podría no haber sido más que una anécdota divertida en un planteo problemático. Y me preocupa además que sus dos argumentos más fuertes para atacar a la profesora hayan sido que se utilizaron en el festejo elementos de seguridad del colegio y que Raquel Papalardo no supo guardar las debidas distancias con sus alumnos, porque "un adulto no puede ponerse a la misma altura que un chico".
En cuanto a los elementos de seguridad, en todo caso bien puede dormir tranquilo Nardowski, porque evidentemente las mangueras contra incendio del Colegio Mariano Acosta funcionan, y no están apolilladas ni faltas de agua. Llama la atención, en todo caso, la preocupación por el tema seguridad, tratándose de la misma escuela en la cual hace no tanto tiempo se cayó el techo de una de las aulas, no perdiéndose ninguna vida por una mera casualidad: el techo en cuestión se desplomó un fin de semana, cuando no había clases. Las mangueras, en cambio, funcionan.
Y en cuanto a la distancia entre la profesora Papalardo y sus estudiantes, sería bueno saber a qué le tiene tanto miedo el burócrata Nardowski, encargado de velar en el área de la Educación municipal. ¿Realmente cree que hay que proteger al estudiante poniendo distancia respecto de él? ¿Tratándolo no como un igual, sino como un ser acaso infrahumano, que no puede entender razones, o con quien no vale la pena compartir un rato de igual a igual? ¿Se siente acaso menos Nardowski si se "rebaja" (así lo verá acaso él) a ver en un estudiante a una persona con al cual pueda uno platicar, divertirse, compartir, además de enseñarle? ¿Sabrá que compartir es, precisamente, uno de los modos de llevar adelante la docencia?
Es preocupante el episodio de la manguera en el Mariano Acosta. Pero no por la manguera, sino por el modo en que la burocracia ha respondido, demostrando de este modo que tiene buen asidero la acusación de Raquel Papalardo en el sentido de que hay funcionarios que intentan desplazarla por cuestiones políticas o por enemistades personales, nada de lo cual tendría que tener lugar aquí.
Estimada Raquel: yo no creo que usted llegue a leer estas líneas. Pero si alguna casualidad determinara que así fuera, quiero que sepa que este antiguo estudiante suyo guarda el mejor de los recuerdos de sus clases y de su persona. Y que hoy, desde su lugar de docente en una Universidad Nacional, le ofrece todo el respaldo y el cariño que usted merece. Los burócratas jamás entenderán lo que es estar al frente de una clase, compartiendo cosas con otras personas que ellos seguramente llamarán alumnos, y que yo de un tiempo a esta parte prefiero llamar estudiantes.
jueves, diciembre 04, 2008
Ves lo que querés.
A pedido de quienes con toda razón y justicia reclaman un poco de actividad en el blog, vaya este video que... ¿Se acuerdan del ejercicio de los nueve puntos? Bueno, salvando las distancias, también este ejercicio nos demuestra que a veces nuestra percepción está predeterminada... ¿por ideas oscuras? En definitiva, siempre vemos lo que queremos ver.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)