Espacio on-line de la materia Psicología y Comunicación, Cátedra Lutzky - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Buenos Aires - Comisión a cargo de Germán A. Serain
miércoles, agosto 31, 2011
I can't get no satisfaction (Fausto dixit)
"Pero, ¿cómo podríamos ser felices, con todo lo que nos falta saber del mundo?", podría preguntarse Fausto. Y seguramente él hablaría de conocimientos, pero para el caso también podríamos estar hablando de dinero, de bienes materiales o simbólicos, de un título universitario, de experiencias sensuales, de pasiones diversas. Fausto es el arquetipo. Pero también podríamos hablar de Mick Jagger, de Don Juan, del muchacho que quiere una guitarra eléctrica en el video de más abajo, o de cualquiera de nosotros. A todos nos pasa más o menos lo mismo.
Don Juan es hermano de Fausto en la frustración. La vida no le alcanzará a ninguno de los dos para completar el objetivo que se han impuesto: en el caso de Fausto siempre habrá más cosas para saber; para Don Juan, siempre habrá una mujer más por conquistar. (Así y todo, personalmente me cae mejor Don Juan que Fausto. Porque Fausto, en su afán de comprenderlo todo, pretende parecerse a Dios; pero en cambio Don Juan lucha con pasiones que se ubican más allá del modelo positivista.)
Oswald Spengler, en su libro La decadencia de occidente, habla del hombre fáustico como modelo del hombre occidental: se trata de un hombre permanentemente insatisfecho, aunque tanto da que se llame Fausto, Don Juan, o como cualquiera de nosotros, al que siempre le faltará algo para estar completo, con lo cual vivirá en un estado de tensión permanente, que se parecerá mucho al sufrimiento, a la frustración, a la angustia de saber que hagamos lo que hagamos siempre será insuficiente.
"So many books, so little time", dice la remera que luce Rodrigo Fresán en la solapa de uno de los libros que atesoro en mi biblioteca. Interesante paradoja: no recuerdo el contenido del libro, en este momento, pero la leyenda de la remera en la fotografía que acompaña el texto de la solapa del libro en cuestión ha quedado marcada a fuego en mi cabeza. "So many women, so little time", se lamenta Don Juan. Y en definitiva es lo mismo. Mi psicóloga, en tanto, me dice que ella no sabe nada del zen, pero que como terapeuta me recomienda focalizar siempre en las cosas de manera tal que lo mucho que nos falta no nos impida ver lo mucho que tenemos. Mi maestro de tai chi zen, en cambio, probablemente me diría que para que algo nos falte tenemos primero que creernos la falacia de que somos algo separado del resto del mundo. Yo los escucho a los dos, pero Fausto y Don Juan siguen allí, parados ante mis ojos. Fausto tiene puesta una remera que ya he visto en alguna otra parte, y Don Juan trae de la mano a una señorita de la cual no podría uno menos que enamorarse; sería una pena morir sin haber gozado antes de sus encantos. Entonces me despierto, pero sólo para darme cuenta de que sigo soñando.
Materiales complementarios a los textos sobre zen
Daniel Lutzky tiene una teoría: dice que las ideologías nos agradan o desagradan por una cuestión estética. Quisiera entonces complementar el tema del zen con un fragmento de Sueños, de Akira Kurosawa, una de las películas más bellas que he tenido ocasión de ver, como para ilustrar el tema de las filosofías orientales. El fragmento se titula El jardín de los duraznos. La versión es hablada en japonés y subtitulada en inglés. Servirá para quien entienda algo de inglés (o de japonés), pero también para los demás, no sólo porque es realmente un pasaje fílmico hermoso, sino porque además dice mucho, incluso desde la mera estética, acerca de cómo se piensa en oriente.
jueves, agosto 25, 2011
Consigna de trabajo: Ejercicio y reflexiones
Las reflexiones, en este caso, las tienen que hacer ustedes en los comentarios a esta entrada, en relación al ejercicio realizado hoy al finalizar la clase.
¿Qué sintieron?... ¿Qué sensaciones tuvieron?... ¿Qué les pasó respecto del otro, del buscar y encontrar, o no encontrar, o del ser encontrado?... Etcétera.
Para la clase que viene tienen que leer "La sabiduría del amor" de Alain Finkielkraut. Además de todo lo que ya tienen que tener leído hasta ahora, por supuesto, vale decir (por lo menos) Descartes, Faure, Itzuzu y Herrigel.
Sean felices. Buena semana para todos.
Adenda: Seguro la mayoría recuerda esta publicidad, pero por si acaso vale la pena traerla nuevamente a la memoria...
¿Qué sintieron?... ¿Qué sensaciones tuvieron?... ¿Qué les pasó respecto del otro, del buscar y encontrar, o no encontrar, o del ser encontrado?... Etcétera.
Para la clase que viene tienen que leer "La sabiduría del amor" de Alain Finkielkraut. Además de todo lo que ya tienen que tener leído hasta ahora, por supuesto, vale decir (por lo menos) Descartes, Faure, Itzuzu y Herrigel.
Sean felices. Buena semana para todos.
Adenda: Seguro la mayoría recuerda esta publicidad, pero por si acaso vale la pena traerla nuevamente a la memoria...
lunes, agosto 22, 2011
Ay Diosito santo... (Para leer a Sébastien Faure)
No soy ateo. Tengo mis creencias religiosas, como cualquier persona e incluso como el propio Dios, que está muy bien pensar que un hombre sea falto de fe, pero sería un gran colmo imaginar a un Dios que no creyese en sí mismo.
Pero aquí no se trata de Dios, sino de lo que los hombres hacen de su idea. Y en este punto cito siempre cito al prudente Chacho Echenique, que cantaba: "Me persigno por si acaso / no vaya que Dios exista / y me lleve pa'l infierno / con todas mis ovejitas".
Y también -pero es sólo uno de los tantos ejemplos posibles- cito la oración que pronunció el capellán William B. Downey un 6 de agosto de 1945: "Oh, Padre Todopoderoso que escuchas las súplicas de los que te aman: te rogamos que ayudes a quienes desafiarán las alturas de tus cielos y llevarán el combate a tierras enemigas. Guárdalos y protégelos mientras cumplen el vuelo que se les ha ordenado. Armalos con tu poder para que puedan poner rápido fin a la guerra y para que conozcamos nuevamente la paz. Hazlos volver sanos y salvos. Esperaremos el porvenir confiando en Tí y colocándonos bajo tu protección ahora y siempre. Amén."
Al rato, la tripulación del avión bendecido, el Enola Gay, dejaba caer sobre Hiroshima la primera bomba atómica utilizada en una guerra, matando de inmediato a por lo menos 75.000 personas. ¿Ninguna de ellas amaría a Dios, que por eso se olvidó de protegerlas? ¿A ninguno de ellos se le ocurrió suplicar por sus propias vidas y las de los suyos durante esa mañana o la noche anterior?
Les dejo entonces el texto del anarquista francés Sébastien Faure que les comenté en clase. Se titula Doce pruebas de la inexistencia de Dios, y lo pueden leer en línea a través de este enlace. Recomiendo en especial su cotejo con las Meditaciones metafísicas de Descartes, en el sentido de ser ambos dos textos positivistas, que llegan sin embargo a conclusiones diferentes.
Finalmente, y como de todo hay en estas viñas del Señor, comparto con ustedes un videíto grabado en México durante la venta de entradas del recital de un cantante adolescente de moda llamado Justin Bieber, espantos peores se han visto en el mundo. Patetismos y perversiones diversas aparte, sea que hablemos del periodista que le planta el micrófono a la niña que aparenta querer morir por no haber conseguido su entrada, o de la niña misma, noten cómo a los 01:45 del video una fanática asegura: "Hay que confiar en Dios y Dios va a poner más boletos"...
La idea me fascina: la niña espera una suerte de milagro repetido, donde el maná bíblico sea trocado por tickets de un concierto. Evidentemente, Dios funciona más que nada como un símbolo, como una imagen especular de nuestros deseos, como una referencia posible, como un reflejo de lo que somos. Lo cual no implica que Dios en si mismo exista o deje de existir. Si uno lee atentamente el texto de Fauré, notará que él ni siquiera es verdaderamente ateo. En todo caso es escéptico, lo cual no es lo mismo. Faure reacciona ante la pretendida imposición de una idea que él rechaza. Y lo reconoce cuando dice: "Dejad de afirmar ustedes que entonces yo dejaré de negar."
Todo un concepto, ya no teológico sino comunicacional, en el cual bien vale la pena quedarse pensando un poco.
Pero aquí no se trata de Dios, sino de lo que los hombres hacen de su idea. Y en este punto cito siempre cito al prudente Chacho Echenique, que cantaba: "Me persigno por si acaso / no vaya que Dios exista / y me lleve pa'l infierno / con todas mis ovejitas".
Y también -pero es sólo uno de los tantos ejemplos posibles- cito la oración que pronunció el capellán William B. Downey un 6 de agosto de 1945: "Oh, Padre Todopoderoso que escuchas las súplicas de los que te aman: te rogamos que ayudes a quienes desafiarán las alturas de tus cielos y llevarán el combate a tierras enemigas. Guárdalos y protégelos mientras cumplen el vuelo que se les ha ordenado. Armalos con tu poder para que puedan poner rápido fin a la guerra y para que conozcamos nuevamente la paz. Hazlos volver sanos y salvos. Esperaremos el porvenir confiando en Tí y colocándonos bajo tu protección ahora y siempre. Amén."
Al rato, la tripulación del avión bendecido, el Enola Gay, dejaba caer sobre Hiroshima la primera bomba atómica utilizada en una guerra, matando de inmediato a por lo menos 75.000 personas. ¿Ninguna de ellas amaría a Dios, que por eso se olvidó de protegerlas? ¿A ninguno de ellos se le ocurrió suplicar por sus propias vidas y las de los suyos durante esa mañana o la noche anterior?
Les dejo entonces el texto del anarquista francés Sébastien Faure que les comenté en clase. Se titula Doce pruebas de la inexistencia de Dios, y lo pueden leer en línea a través de este enlace. Recomiendo en especial su cotejo con las Meditaciones metafísicas de Descartes, en el sentido de ser ambos dos textos positivistas, que llegan sin embargo a conclusiones diferentes.
Finalmente, y como de todo hay en estas viñas del Señor, comparto con ustedes un videíto grabado en México durante la venta de entradas del recital de un cantante adolescente de moda llamado Justin Bieber, espantos peores se han visto en el mundo. Patetismos y perversiones diversas aparte, sea que hablemos del periodista que le planta el micrófono a la niña que aparenta querer morir por no haber conseguido su entrada, o de la niña misma, noten cómo a los 01:45 del video una fanática asegura: "Hay que confiar en Dios y Dios va a poner más boletos"...
La idea me fascina: la niña espera una suerte de milagro repetido, donde el maná bíblico sea trocado por tickets de un concierto. Evidentemente, Dios funciona más que nada como un símbolo, como una imagen especular de nuestros deseos, como una referencia posible, como un reflejo de lo que somos. Lo cual no implica que Dios en si mismo exista o deje de existir. Si uno lee atentamente el texto de Fauré, notará que él ni siquiera es verdaderamente ateo. En todo caso es escéptico, lo cual no es lo mismo. Faure reacciona ante la pretendida imposición de una idea que él rechaza. Y lo reconoce cuando dice: "Dejad de afirmar ustedes que entonces yo dejaré de negar."
Todo un concepto, ya no teológico sino comunicacional, en el cual bien vale la pena quedarse pensando un poco.
lunes, agosto 15, 2011
Introducción a cargo de Ken Robinson x 2
Mi(s) computadora(s) está(n) en terapia intensiva. O poco menos. Así que no pude subir nada antes, y ahora tengo poco tiempo para ponerme a escribir demasiado, en este intento por darles una bienvenida como la gente a esta nueva cursada. No obstante, se me ocurre que acaso sea una buena ocasión para cederle la palabra a alguien más. A alguien como Ken Robinson, por ejemplo.
Ken habla de muchas cosas. Tantas que uno puede tender a preguntarse: ¿Qué tiene que ver esto con la materia?... ¿Dónde estará el anclaje con las temáticas del programa?... Les resuelvo la cuestión: no hay anclaje ninguno. Pero al mismo tiempo, como dice mi amigo Pancho Ibáñez, "siempre todo tiene que ver con todo".
Por cierto, para quien se interese por la cuestión: al comienzo de su charla, Ted hace referencia a un encuentro anterior. Esa conferencia previa, que también versa básicamente sobre educación, ale decir sobre comunicación, vale decir sobre nosotros mismos, es esta que les dejo aquí:
Si tienen ganas, pueden ver los videos, y tomarlos como una suerte de bienvenida de mi parte. No es obligatorio, claro. Y si además, después de verlos, tienen ganas, pueden dejar los comentarios que estimen pertinentes, si acaso alguno, haciendo click aquí debajo, precisamente donde dice "comentarios", a ver si se arma algún debate interesante.
Bienvenidos.
Ken habla de muchas cosas. Tantas que uno puede tender a preguntarse: ¿Qué tiene que ver esto con la materia?... ¿Dónde estará el anclaje con las temáticas del programa?... Les resuelvo la cuestión: no hay anclaje ninguno. Pero al mismo tiempo, como dice mi amigo Pancho Ibáñez, "siempre todo tiene que ver con todo".
Por cierto, para quien se interese por la cuestión: al comienzo de su charla, Ted hace referencia a un encuentro anterior. Esa conferencia previa, que también versa básicamente sobre educación, ale decir sobre comunicación, vale decir sobre nosotros mismos, es esta que les dejo aquí:
Si tienen ganas, pueden ver los videos, y tomarlos como una suerte de bienvenida de mi parte. No es obligatorio, claro. Y si además, después de verlos, tienen ganas, pueden dejar los comentarios que estimen pertinentes, si acaso alguno, haciendo click aquí debajo, precisamente donde dice "comentarios", a ver si se arma algún debate interesante.
Bienvenidos.
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