Espacio on-line de la materia Psicología y Comunicación, Cátedra Lutzky - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Buenos Aires - Comisión a cargo de Germán A. Serain
viernes, agosto 27, 2010
I can't get no satisfaction (Fausto dixit)
"Pero, ¿cómo podríamos ser felices, con todo lo que nos falta saber del mundo?", podría preguntarse Fausto. Y seguramente él hablaría de conocimientos, pero para el caso también podríamos estar hablando de dinero, de bienes materiales o simbólicos, de un título universitario, de experiencias sensuales, de pasiones diversas. Fausto es el arquetipo. Pero también podríamos hablar de Mick Jagger, de Don Juan, del muchacho que quiere una guitarra eléctrica en el video de más abajo, o de cualquiera de nosotros. A todos nos pasa más o menos lo mismo.
Don Juan es hermano de Fausto en la frustración. La vida no le alcanzará a ninguno de los dos para completar el objetivo que se han impuesto: en el caso de Fausto siempre habrá más cosas para saber; para Don Juan, siempre habrá una mujer más por conquistar. (Así y todo, personalmente me cae mejor Don Juan que Fausto. Porque Fausto, en su afán de comprenderlo todo, pretende parecerse a Dios; pero en cambio Don Juan lucha con pasiones que se ubican más allá del modelo positivista.)
Oswald Spengler, en su libro La decadencia de occidente, habla del hombre fáustico como modelo del hombre occidental: se trata de un hombre permanentemente insatisfecho, aunque tanto da que se llame Fausto, Don Juan, o como cualquiera de nosotros, al que siempre le faltará algo para estar completo, con lo cual vivirá en un estado de tensión permanente, que se parecerá mucho al sufrimiento, a la frustración, a la angustia de saber que hagamos lo que hagamos siempre será insuficiente.
"So many books, so little time", dice la remera que luce Rodrigo Fresán en la solapa de uno de los libros que atesoro en mi biblioteca. Interesante paradoja: no recuerdo el contenido del libro, en este momento, pero la leyenda de la remera en la fotografía que acompaña el texto de la solapa del libro en cuestión ha quedado marcada a fuego en mi cabeza. "So many women, so little time", se lamenta Don Juan. Y en definitiva es lo mismo. Mi psicóloga, en tanto, me dice que ella no sabe nada del zen, pero que como terapeuta me recomienda focalizar siempre en las cosas de manera tal que lo mucho que nos falta no nos impida ver lo mucho que tenemos. Mi maestro de tai chi zen, en cambio, probablemente me diría que para que algo nos falte tenemos primero que creernos la falacia de que somos algo separado del resto del mundo. Yo los escucho a los dos, pero Fausto y Don Juan siguen allí, parados ante mis ojos. Fausto tiene puesta una remera que ya he visto en alguna otra parte, y Don Juan trae de la mano a una señorita de la cual no podría uno menos que enamorarse; sería una pena morir sin haber gozado antes de sus encantos. Entonces me despierto, pero sólo para darme cuenta de que sigo soñando.
viernes, agosto 20, 2010
Un poco de cine oriental
Daniel Lutzky tiene una interesante teoría: dice que las ideologías nos agradan o desagradan por una cuestión estética. Quisiera entonces introducir el tema del zen con un fragmento de Sueños, de Akira Kurosawa, una de las películas más bellas que he tenido ocasión de ver. Como para ilustrar un poco el tema de las filosofías orientales. El fragmento se titula El jardín de los duraznos y el problema es que lo encontré en una versión hablada en japonés y subtitulada en inglés. Lo incluyo igual, aunque no tenga subtítulos en castellano, para quien entienda algo de inglés (o de japonés), porque realmente es un pasaje hermoso y dice mucho de cómo se piensa en oriente. Y porque aunque no se comprenda el concepto de los escasos diálogos, la concepción estética también es reveladora del modo en que se piensa desde la filosofía de Oriente.
jueves, agosto 19, 2010
Guía para el trabajo práctico
Ya está publicada la guía para realizar el trabajo práctico del cuatrimestre. Pueden consultarla en el blog oficial de la cátedra, a través del presente enlace.
Las consultas que surjan sobre el particular, pueden hacerlas aquí.
Las consultas que surjan sobre el particular, pueden hacerlas aquí.
sábado, agosto 14, 2010
Un grafiti. Sólo eso.
P.D.: Me envían por mail este enlace a varios grafitis más del mismo autor, que se hace llamar Blu. Por cierto, el grafiti del video está en la ciudad de Barcelona y en el enlace hay una foto panorámica en la cual se lo puede apreciar con todo detalle.
viernes, agosto 13, 2010
Entre la razón, los amores, las creencias y lo pólíticamente incorrecto
Muchas veces somos políticamente incorrectos, y es claro que en ocasiones lo somos a sabiendas y otras veces sin que querramos serlo. Por ejemplo: hablar del amor o de religión en el marco de una universidad pública podría parecer, al menos en una primera aproximación, algo desencajado respecto de su contexto. Y sin embargo, el hombre, tantas veces definido como un ser caracterizado por su racionalidad, también tiene una faceta sensible que le es propia, capaz de incurrir en esa extraña dimensión que es lo amoroso, y también podría ser definido como la única especie biológica capaz de detentar creencias. De allí en más, la pregunta por quién o qué es la persona, el individuo, el sujeto, el ser humano, ese protagonista fundamental de la comunicación, eso es algo que queda abierto. Tal como dijimos en el práctico, según cómo definamos a este protagonista de la comunicación, modificaremos asimismo la definición de cómo ese protagonista lleva adelante sus interrelaciones comunicacionales.
Ya hablaremos más extensamente del amor. Por ahora quiero comenzar hablando de la religión, y para eso, además de Descartes, que bastantes cosas dice respecto de Dios, quiero recuperar algunos textos que ya han sido citados en algún otro momento en este mismo blog. Por ejemplo esta oración, que fue pronunciada en la madrugada de un 6 de agosto de 1945 por un pastor luterano llamado William B. Downey, según consigna Tomás Eloy Martínez en su libro "Lugar común: la muerte". El tal Downey era capellán del ejército de los EE.UU., y su oración decía:
"Oh, Padre Todopoderoso que escuchas las súplicas de los que te aman: te rogamos que ayudes a quienes desafiarán las alturas de tus cielos y llevarán el combate a tierras enemigas. Guárdalos y protégelos mientras cumplen el vuelo que se les ha ordenado. Armalos con tu poder para que puedan poner rápido fin a la guerra y para que conozcamos nuevamente la paz. Hazlos volver sanos y salvos. Esperaremos el porvenir confiando en Tí y colocándonos bajo tu protección ahora y siempre. Amén."
Horas más tarde, la tripulación del avión bendecido, el Enola Gay, dejaba caer sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica utilizada en una guerra. Al menos 75.000 personas murieron de inmediato. Más de 163.000 seres humanos más quedaron seriamente heridos. Los bosques de Onagacho y Futabano-sato, ubicados a tres kilómetros del epicentro, se perdieron por completo. Unos 63.000 edificios, incluidas viviendas, hospitales y escuelas, fueron arrasados, ya sea por el fuego o por el vendaval atómico. ¿Es que ninguna de entre las miles de víctimas de Hiroshima amaba a Dios, que por ese motivo se olvidó de proteger a toda esa gente? ¿O acaso sucedió que a ninguno de ellos se le ocurrió suplicar por sus vidas y las de los suyos esa mañana o durante la noche anterior?
Como sea, les dejo también otros dos textos, para que vayan leyendo. Por una parte, un escrito de un anarquista francés llamado Sébastien Faure, titulado "Doce pruebas de la inexistencia de Dios", que pueden comprar o bien leer en línea a través de este enlace, pues es muy interesante su cotejo con el material de Descartes. Por el otro, un breve ensayo de Mario Benedetti, sobre casi el mismo particular.
La pregunta que surge, a la luz de todos estos textos, y a la que pido que respondan con lo que se les venga a la cabeza, es qué sucedería si Dios, para el caso de existir, fuese en realidad algo diferente de lo que nosotros pensamos que es.
Aguardamos sus respuestas.
Y por cierto, bienvenidos a este espacio.
Ya hablaremos más extensamente del amor. Por ahora quiero comenzar hablando de la religión, y para eso, además de Descartes, que bastantes cosas dice respecto de Dios, quiero recuperar algunos textos que ya han sido citados en algún otro momento en este mismo blog. Por ejemplo esta oración, que fue pronunciada en la madrugada de un 6 de agosto de 1945 por un pastor luterano llamado William B. Downey, según consigna Tomás Eloy Martínez en su libro "Lugar común: la muerte". El tal Downey era capellán del ejército de los EE.UU., y su oración decía:
"Oh, Padre Todopoderoso que escuchas las súplicas de los que te aman: te rogamos que ayudes a quienes desafiarán las alturas de tus cielos y llevarán el combate a tierras enemigas. Guárdalos y protégelos mientras cumplen el vuelo que se les ha ordenado. Armalos con tu poder para que puedan poner rápido fin a la guerra y para que conozcamos nuevamente la paz. Hazlos volver sanos y salvos. Esperaremos el porvenir confiando en Tí y colocándonos bajo tu protección ahora y siempre. Amén."
Horas más tarde, la tripulación del avión bendecido, el Enola Gay, dejaba caer sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica utilizada en una guerra. Al menos 75.000 personas murieron de inmediato. Más de 163.000 seres humanos más quedaron seriamente heridos. Los bosques de Onagacho y Futabano-sato, ubicados a tres kilómetros del epicentro, se perdieron por completo. Unos 63.000 edificios, incluidas viviendas, hospitales y escuelas, fueron arrasados, ya sea por el fuego o por el vendaval atómico. ¿Es que ninguna de entre las miles de víctimas de Hiroshima amaba a Dios, que por ese motivo se olvidó de proteger a toda esa gente? ¿O acaso sucedió que a ninguno de ellos se le ocurrió suplicar por sus vidas y las de los suyos esa mañana o durante la noche anterior?
Como sea, les dejo también otros dos textos, para que vayan leyendo. Por una parte, un escrito de un anarquista francés llamado Sébastien Faure, titulado "Doce pruebas de la inexistencia de Dios", que pueden comprar o bien leer en línea a través de este enlace, pues es muy interesante su cotejo con el material de Descartes. Por el otro, un breve ensayo de Mario Benedetti, sobre casi el mismo particular.
La pregunta que surge, a la luz de todos estos textos, y a la que pido que respondan con lo que se les venga a la cabeza, es qué sucedería si Dios, para el caso de existir, fuese en realidad algo diferente de lo que nosotros pensamos que es.
Aguardamos sus respuestas.
Y por cierto, bienvenidos a este espacio.
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