jueves, mayo 12, 2011

Placer vs. displacer

Básicamente, las tres nobles verdades orientales indican:

1- Que el sufrimiento es propio de nuestra condición humana.
2- Que el sufrimiento está promovido por el deseo.
3- Que suprimiendo el deseo, se anula el sufrimiento.

El pensador alemán Oswald Spangler utilizaba la metáfora del "hombre fáustico" para referirse a la crisis propia del hombre occidental, permanentemente incompleto, constantemente insatisfecho. Apenas alcanzamos un cierto logro, en lugar de sentirnos plenos nos damos cuenda de que hay otra cosa más que nos falta...



¿Tu celular de ta vergüenza?... ¿No ves la necesidad -sí: necesidad- simbólica de cambiarlo? ¿No vas a hacer nada para compensar esa tensión que te es impuesta -desde fuera, desde dentro...-, por la cual vos mismo te desvalorizás cuando los demás te desvalorizan ya no por lo que sos o dejás de ser, sino por lo que tenés o por lo que te falta?...



Los profetas de los años setenta finalmente anticiparon la realidad actual: tenemos cada vez más cosas, sólo para que sean más las cosas que nos faltan.

6 comentarios:

Instituto Platerillo dijo...

German, haré los comentarios pertinentes la semana próxima porque estoy con la cabeza en el parcial. Pido disculpas.
Un abrazo.
Julieta Schisano

Rocío Morales dijo...

al decir de Bauman, vivimos en una sociedad de consumo. Si estuviéramos satisfechos, no consumiríamos y el sistema no funcionaría.

ana.fukelman dijo...

Aunque desde otros autores, parece que las necesidades del sistema coinciden plenamente con ciertas organizaciones de nuestra psiquis... Y que nuestro deseo se mueve sin parar con la lógica del "desplazamiento", como en una cadena donde un elemento engancha al siguiente, sin excepción. Tal vez la satisfacción es sólo un concepto teórico, una categoría demasiado lejana para lo humano

Anónimo dijo...

Pregunta: si el sufrimiento es propio de la condición humana como dice la primera gran verdad oriental, ¿existe una posibilidad real de anularlo?
Hay una contradicción en sus postulados.

Germán A. Serain dijo...

No hay contradicción ninguna. Es normal que un ser humano sufra en tanto no hay nada en ello de extraordinario. No obstante, hay también modos de paliar o incluso anular ese sufrimiento, en la medida en que se maneje la pulsión de deseo que lo promueve.

Es como decir: "Desear volar como las aves es propio de la condición humana." Es normal tener este deseo. La cuestión es qué hacer con él.

En cuanto a qué hacer con el deseo, entonces: al ser el deseo ideal (en el sentido de existir en la dimensión de las ideas, y no de una materialidad real) es posible reconducirlo hacia metas mejores. Un deseo mal encaminado sólo es capaz de generar más incompletud y angustia.

Germán A. Serain dijo...

Rocío: Es triste pensarnos nada más que como engranajes de un sistema de consumos... Es parte de la crítica que realiza Henry apuntando al sistema económico en general, de hecho.

Ana: El sistema aprovecha las organizaciones psíquicas. Por lo demás, es importante seguir profundizando en la naturaleza del deseo como una dimensión ideal, con todas las fallas que esto supone a la hora de enganchar ese deseo con un referente real (y por lo tanto en cierto modo siempre errado en tanto objetivo). Lindo tema para una tesina, ahora que lo pienso un poco.