Daniel Lutzky tiene una teoría: dice que las ideologías nos agradan o desagradan por una cuestión estética. Quiero entonces complementar el tema del zen con un fragmento de Sueños, de Akira Kurosawa, una de las películas más bellas que he tenido ocasión de ver, para ilustrar el tema de las filosofías orientales. El fragmento se titula El jardín de los duraznos. La versión es hablada en japonés y subtitulada en inglés. Servirá para quien entienda algo de inglés (o de japonés), pero también para los demás, no sólo porque es realmente un pasaje fílmico hermoso, sino porque además dice mucho, incluso desde la mera estética, acerca de cómo se piensa en oriente.
4 comentarios:
En principio, el primer video no me lo deja ver! Me dice que fue bloqueado por motivos de derecho de copyright.
El segundo video, más allá del contenido, que no se si es que no lo termine de comprender bien por el hecho de que falta la primera parte, me pareció estéticamente hermoso. El chico del corto muy expresivo, me dio una angustia cuando se lo ve caminando por el jardín de los duraznos (donde están talados todos los duraznos)… Me dejo con ganas de ver la película completa, ya que supongo que así terminaría de redondear la idea del autor.
En youtube hay muchos fragmentos de estos cortos, voy a chusmear por ahí…
¡Hola!
Los videos están caídos, pero encontré un link del segundo:
http://www.youtube.com/watch?v=g23U0x6_v0g
Por lo que pude ver es una película sugestiva en una dimensión sensible, pero chocante si se la mira con los ojos de los sujetos racionales. El ritmo es particularmente tranquilo, pausado. En nociones de Occidente, pareciera “lento”. A nosotros los occidentales que vivimos apurados podría parecernos incomprensible, “inútil” hasta cierto punto (idea de la modernidad como la linealidad, también cabe advertir). El descentramiento del propio pensamiento occidental, en tanto sujetos occidentales acostumbrados a filtrar todo conocimiento por nuestra razón lógico-positivista, es tarea difícil en pos de comprender el pensamiento zen. Incluso habría que preguntarse si realmente necesita ser comprendido o su riqueza radica en ser vivido y sentido como práctica. No sé si será cierto eso de que las ideologías agraden según cuestiones estéticas, pues de ser eso verdad, todos deberíamos ser fervientes adeptos de la filosofías orientales. La pieza que ponés de ejemplo Germán es de una propuesta estética particularmente cálida y agradable. La concepción del mundo anclada en la sensibilidad y sus dinámicas cristalizadas en fenómenos sociológicos responden a proyecciones imaginarias según las culturas, por lo que hay que vislumbrar que las posiciones son relativas. El maestro zen trata, precisamente, de guiar a una iluminación única e intransferible relacionada con el ser y las sensibilidades propias de cada uno. De este modo, hay una introducción de la indomable subjetividad humana. Allí donde se disuelven los límites identitarios entre el ego propio y la naturaleza ajena, donde resulta la unión armónica entre los seres internos de los hombres y las cosas como elementos articulados y codependientes de un todo dinámico, está la verdad. Lo que queda, entonces, es tratar de encontrarla.
Saludos, Federico
Una de las cuestiones que me parecen más interesantes de la filosofía Zen es que asume los límites del lenguaje. El mondō apunta justamente a este dilema: las respuestas dan cuenta de que la semántica de lo dicho no se encuentra en el plano verbal.
Ese reconocimiento de lo inefable me parece que es, no sólo un acto de humildad, sino una invitación a experimentar otras sintaxis de este mundo.
O como decía Eduard Hoagland: "Para disfrutar en verdad de un perro, no se debe tratar de entrenarlo para que sea semihumano. El punto es abrirse uno a la posibilidad de ser más perro".
(Gastón Tourn)
Acá tampoco aparece mi comentario y creo que es el link que recomendé.
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