El mapa que se reproduce más arriba se conoce como Mapa de Gall-Peters y es una alternativa, generada por primera vez en el año 1856, al mapamundi Mercator, que es el que utilizamos habitualmente nosotros. El problema es cómo representar en dos dimensiones algo que originalmente existe en tres. Sería algo así como desplegar la cáscara de una naranja en un espacio rectangular: resulta simplemente imposible hacerlo sin romperla ni deformarla. Eso es lo que hace el mapamundi de Mercator: deforma, convirtiendo la esfera en un cilindro primero, y desplegándolo después en una superficie plana. También deforma el mapa de Peters, pero como lo hace a partir de una ubicación diferente del Ecuador, más cercana a su posición real, modifica ciertas proporciones en relación al planisferio de Mercator. Sucede que "en el Universo no hay arriba y abajo ni norte y sur: sólo dentro y fuera". Esto lo asegura Buckminster Fuller, el autor del planisferio conocido como Dymaxion, que puede verse en la imagen de aquí abajo, que para atenuar las modificaciones generadas por el aplanamiento de esa esfera que es nuestro planeta propone una serie de cortes que permitan distrubuir mejor nuestra cáscara de naranja sobre un plano.
En definitiva, lo cierto (y lo que a nosotros nos interesa) es que todo mapa, toda representación, será siempre y necesariamente en cierto punto falaz. Y en cierto punto también será política, en tanto se trata de posicionar una visión sobre la realidad de manera tal que venga a ocupar el lugar de ésta. Quien lo logre, habrá logrado imponer un punto de vista. En definitiva, siempre hay entonces, detrás de todo punto de vista, una cuestión relacionada con los juegos de poder. Fuera de estos juegos de poder, la verdad es que toda representación será siempre relativa a la perspectiva adoptada por un observador. Nuestra "realidad" está formada por representaciones. Es una realidad social y discursiva, nunca una realidad ontológica. Comprender esto cabalmente no hará que nuestro mundo sea ni más ni menos real de lo que es, pero seguramente nos servirá para alejarnos de posicionamientos absolutistas que sólo den lugar a nuestras miradas, sin posibilidad alguna de evolución para nuestras ideas o las de otros.
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