jueves, abril 28, 2016

Naked


Más de una vez les habrá pasado: soñar que andan desnudos por el mundo, y tal vez haber sentido vergüenza por eso... (En realidad no estoy desnudo -diría Descartes- pues se trata sólo de un sueño; pero la vergüenza que siento, curiosamente, ella sí es real, es legítima, e incluso me demuestra que existo). En el análisis psicoanalítico, soñar que se está desnudo suele ser interpretado como una manifestación de un sentimiento de indefensión, de saberse expuesto y desarmado. Porque la desnudez es eso: estar desarmado ante la mirada del otro. Aunque no en todos los casos funciona así, porque para algunas personas animarse a estar desnudo, mostrándose, puede funcionar también como una reafirmación. Algo así como decir: "Yo me animo a algo a lo cual vos no te animás; allí donde vos te sentís indefenso o cohibido, yo hago de la desnudez una fortaleza."

Spencer Tunick es un fotógrafo. En mi opinión, y la de muchos otros, también es un artista. Pero fundamentalmente, para muchísimas personas, es un nombre que representa una excusa. Tunick fotografía personas desnudas. Por lo general, multitudes desnudas, en contextos urbanos en los cuales un desnudo es algo que escapa de lo normal. Si buscan el nombre de este fotógrafo en Internet, en la opción de buscar imágenes de Google o Yahoo, podrán ver algunos de sus trabajos. También pueden visitar su página web a través de este vínculo. Miren sus fotos.

También pueden ver estos videos, que comentan la experiencia realizada en México. Presten atención, sobre todo, a las declaraciones de los participantes.
Video 1 - Video 2 - Video 3 - Video 4

Alguna vez Tunick también estuvo en Buenos Aires. Pero me parece que la cobertura de los medios mexicanos fue mejor.

La desnudez claramente guarda una íntima relación con el tema de la mirada de los demás. En un mundo donde todos fuésemos ciegos, la desnudez tendría un significado diferente. Podríamos pensarlo también en función de la cosmogonía cristiana: el pecado original supone una relación directa con la desobediencia, atada a su vez al conocimiento (el pecado fue comer el fruto del árbol prohibido, el de la sabiduría, a partir de lo cual el hombre supo que estaba desnudo; pérdida de la inocencia por partida doble: por la desobediencia en sí misma y porque a partir de ella conoció lo que antes inocentemente desconocía). La primera evidencia fue el saberse desnudos ante la mirada del Gran Otro, y sentir vergüenza por ello. Curiosamente, perdida la inocencia, la rebelión pasará a estar representada, en la misma cultura, ya no por cubrirse, sino por poder exhibirse sin pudor. Tal vez, porque del mismo modo que en su momento el conocimiento fue poder (conozco que estoy desnudo), también la superación del pudor es una demostración de fuerza.

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