Habida cuenta de las desinteligencias que se leen en las distintas entrevistas realizadas para los trabajos prácticos relativos al desentendimiento que suele existir en las parejas, al menos cuando a mujeres y hombres se refiere, y habida cuenta también de los feroces comentarios feministas realizados como notas al pie o comentarios entrelíneas en los dichos trabajos, sutiles venganzas de las estudiantes mujeres hacia sus padres, abuelos, tíos, novios, sobrinos, hermanos y otros representantes del género masculino en general, rescato una entrada vieja de este blog, con la primera parte de un famoso video de Mark Gungor donde se habla de las diferencias entre los hombres y las mujeres:
Es una rutina de stand up con cosas interesantes, basadas en el libro de John Gray titulado "Los hombres son de Marte y las mujeres son de Venus", que pueden leer completo comprando el libro o recurriendo a enlaces como éste.
Como la idea de este blog es ofrecer además un servicio a la comunidad, les dejo también este otro video con una segunda parte de la charla de Mark Gungor, donde se plantea la cuestión de cómo lograr que ellos hagan lo que ellas desean. Dice el video que son cuatro los secretos en cuestión. Aquí está revelado solo el primero. De los otros tres no me atrevo ni siquiera a hablar. Hagan ustedes las conjeturas que deseen.
6 comentarios:
Qué buen video! ya lo había visto y me rei mucho...
Que las mujeres nos preocupamos por todo, lo acepto, que pensamos en mil cosas al mismo tiempo, lo acpeto, que pretendemos que el hombre este siempre escuchandonos y cuando opina lo sacamos corriendo, lo acepto pero realmente, se puede estar pensando en nada??? Si a mi me preguntan: en qué pensas? por el único motivo por el cual puedo contestar: en nada, es porque no lo quiero contar pero siempre en algo pensas, aunque sea una pavada pero algo!! o no???
Saludos!!
Aye
¿Uh?...
(...)
Sincerísimamente: no podría hablarte de TODOS los hombres, porque incluso hay mil cosas en las cuales el prototipo de hombre se reconoce y YO NO (aborrezco el fútbol y no me gusta Angelina Jolie, por ponerte dos ejemplos), pero te aseguro que tengo una enorme capacidad de DESCONEXION.
(on / off)
Jajaja! muy buenos ambos videos! Y muy ciertos. La verdad es que a mi también me resulta muy dificil creer que los hombres pueden estar pensando en nada. Quizá no esten pensando en algo importante, pero alguna cosa se les tiene que cruzar por la cabeza.
Por otro lado, pedir las cosas más de una vez es algo que a la mayoría de las mujeres nos molesta. ¿Por qué se lo tengo que pedir dos veces? ¿Acaso no alcanza con una? ¿CHICOS, A LOS HOMBRES, NO LES ALCANZA CON UNA????? jaja! Y evidentemente no, así que seremos nosotras las mujeres las que tendremos que dar el brazo a torcer y pedir dos, tres, cuatro.. ¿de ese modo será suficiente?
Saludos!!
Florencia Barea
Coincido con que mi cerebro es una bola de cables que como Internet asocian TODO con TODO.
Incluso podria decir que algunos cables a veces estan en corto-circuitos jajaja...
Sin embargo, yo no tendre un "caja de la nada" pero les aseguro que tengo mi capacidad para desenchufarme y poder relajarme sin estar pensando en el trabajo, la facu, la salidas, fin de mes, mis amigas, mi perra...etc...Es necesario que por momentos nos sentemos y dejemos de pensar.
Saludos!
Luciana Glascher
Me reí muchísimo con estos fragmentos. En mi caso, me sentí identificada por el hecho de tener que pedirle a mi novio varias veces las cosas.
Es verdad que las mujeres somos una máquina que no para de pensar, una pila de nervios, etc. etc. Por eso a esta altura del año no me vendría mal unas vaca en "La Caja de la Nada". ¡¿Cuánto sale el pasaje?!
Saludos!
Lorena Brenda Bernal
Lorena, el pasaje, precisamente, no sale NADA. El problema es ese: las mujeres siempre piensan que tiene algún costo ocupar este espacio.
Hablando en serio: hace algunos años, cuando el Centro Cultural Recoleta era dirigido por el Arquitecto Rodolfo Livingston, había un espacio no utilizado. Un día el personal de seguridad le advierte a Livingston que una persona (¡¡¡una MUJER!!!) había ingresado varias veces a este lugar. Lo único que hacía esta persona era estar allí y gritar. Livingston le preguntó a esta joven qué hacía, y ella le explicó que ese espacio vacío tenía una curiosa capacidad de resonancia. Así que el arquitecto decidió acondicionar ese espacio y habilitarlo al público... manteniéndolo absolutamente vacío. Se lo llamó "la sala vacía", porque estaba llena de NADA.
Por supuesto, en cuanto Livingston terminó su lapso como funcionario público, el espacio volvió a ser clausurado. Puede leerse más sobre esta experiencia en el libro "Memorias de un funcionario".
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