sábado, agosto 25, 2012

De otros racionalismos y posiciones alternativas

El nombre del autor es Sebastien Faure. La obra se titula Doce pruebas de la inexistencia de Dios. Y se puede descargar gratis desde este enlace. Lo interesante del caso es verificar de qué manera este pensador anarquista se las arregla para, a partir de las mismas herramientas que utiliza Descartes para demostrar la existencia de Dios en sus Meditaciones metafísicas (la racionalidad), él demuestra precisamente lo contrario.

(VAYAN LEYENDO ESTE TEXTO, Y EL DE HERRIGEL, Y EL DEL MUCHACHO CON NOMBRE DE MOTO... MAÑANA VERÉ DE COMPLETAR ESTE POSTEO. BUENAS NOCHES.)

P.S.: No encontré en YouTube el video que quería mostrarles de Kurosawa. Cosas de los derechos de propiedad intelectual, que omiten la cuestión del derecho de la difusión de la cultura. De todos modos les dejo este fragmento, como sucedáneo, hasta tanto tenga un minuto como para digitalizar lo que me interesa que vean de mi propia copia de Sueños en DVD. Está todo en japonés, por supuesto... Pero eso no es sino un detalle.


Watch Akira Kurosawa's Dreams Dream1 in Entretenimiento  |  View More Free Videos Online at Veoh.com

19 comentarios:

Diego dijo...

Este es el corto de Akira Kurosawa, no?
http://www.youtube.com/watch?v=sisbGpcndMs

Diego Salotto.-

Marcelo Rigonatto dijo...

Me fue muy interesante leer, haciendo foco en las formas de argumentación, a ambos autores. A medida que leía el texto de Faure, recordaba el texto de Descartes y se me vino a la mente un capítulo de un texto que leí cursando Taller de Datos: “La fuerza de un argumento” (en “Nunca fuimos modernos, B. Latour 1991) quien tomando como objeto la actividad científica reflexiona el modo que posee dicha actividad de fundar su argumentación; a su vez el título del capítulo invita a la reflexión sobre que una argumentación pueda poseer fuerza, lo cual es una paradoja: la fuerza es la antítesis de la razón.
Considero que, siempre y cuando sean válidas, existen variadas argumentaciones frente a un hecho o un objeto. Estas argumentaciones nunca abarcaran la totalidad del objeto. Inclusive las grandes hipótesis científicas (si es que tomamos al cientificismo como la ciencia dura que explica la realidad) se apoyan en un criterio de verdad temporal hasta que surja una segunda hipótesis que la refute; hasta tanto se mantendrá la primera como explicación de lo real. Por lo tanto, si en las ciencias duras no podemos hallar un criterio de verdad absoluto, menos podremos hallar en una argumentación la verdad absoluta que explique el cien por ciento de un objeto. Nadie tiene la verdad de la milanesa, sino todas tendrían el mismo gusto.

Marcelo Rigonatto dijo...

Me fue muy interesante leer, haciendo foco en las formas de argumentación, a ambos autores. A medida que leía el texto de Faure, recordaba el texto de Descartes y se me vino a la mente un capítulo de un texto que leí cursando Taller de Datos: “La fuerza de un argumento” (en “Nunca fuimos modernos, B. Latour 1991) quien tomando como objeto la actividad científica reflexiona el modo que posee dicha actividad de fundar su argumentación; a su vez el título del capítulo invita a la reflexión sobre que una argumentación pueda poseer fuerza, lo cual es una paradoja: la fuerza es la antítesis de la razón.
Considero que siempre cuando sean válidas, existen variadas argumentaciones frente a un hecho o un objeto. Estas argumentaciones nunca abarcaran la totalidad del objeto. Inclusive las grandes hipótesis científicas (si es que tomamos al cientificismo como la ciencia dura por excelencia que explica la realidad) se apoyan en un criterio de verdad temporal hasta que surja una segunda hipótesis que la refute; hasta tanto se mantendrá la primera como explicación de lo real. Por lo tanto, si en las ciencias duras no podemos hallar un criterio de verdad absoluto, menos podremos hallar en una argumentación la verdad absoluta que explique el cien por ciento de un objeto. Nadie tiene la verdad de la milanesa, sino todas tendrían el mismo gusto.

Gabriela dijo...

Hace mucho me vengo planteando la existencia de Dios y cada vez que pienso, más dudo. Sobre todo hace unos meses cuando alguien me preguntó si creía en algo, y porqué. Nunca fuí extremadamente creyente, sino de esas que se persignan cuando pasan frente a la Iglesia, por si las moscas... No sea cosa que en esta suerte de premios y castigos divinos, me toque lo segundo.
Creo que a veces nos es necesario creer en algo, saber que hay un dios, que está ahí, y que podemos "recurrir" cada tanto. Y cada uno lo idealiza y lo imagina como puede/quiere, de acuerdo a su educación, cultura, formas de vida... de ahí la cantidad de religiones y diferentes visiones del mismo. Si vamos a una cuestión científica, más racionalista, creo muy válido el texto de Faure. Pero tanto con él, como con Descartes, me surge la pregunta de qué es la perfección para cada uno. "Dios es perfecto, bueno, etc". Porqué suponemos eso? Y si existiera... qué es ser bueno? qué es ser perfecto? No podría ser ambas cosas y aún así haber creado a la humanidad con todos sus errores? Además, estamos dotando a un dios todopoderoso, espiritual, de características humanas como bondad/maldad, perfección/imperfección.

Germán A. Serain dijo...

No, CazandoBloggers... No es ese el fragmento. Y en YouTube no está más disponible el fragmento en cuestión. Tuve una semana muy complicada, por temas de salud de un familiar. Y no pude ocuparme de subir el video desde mi DVD original. No importa, trabajaremos con Fauré y con los textos que salieron por apuntes y ya nos ocuparemos de Kurosawa.

Marcelito: De eso se trata, precisamente. Y de que a pesar de tu reflexión final, todos tenemos, quien más quien menos, la tendencia a suponer que sí, que la verdad de la milanesa es tal como la vemos nosotros.

Nai dijo...

Tengo conocidos que son muy creyentes, y el hecho de haberles cuestionado mucho de lo que ellos afirman/reafirman y no recibir de su parte una respuesta que calme mis dudas, creó en mi esta sensación de extrañeza... incertidumbre, de no saber si creer o no; o mejor dicho en qué creer. La vida nos pone en situaciones en las que no nos queda otra que pensar que algo más allá de la realidad existe y puede llegar a ayudarnos, o a darnos esas respuestas tan esperadas. Nunca supe qué contestar a esa pregunta, "sos creyente?" "ateo" o qué? .... cuando necesito creer creo en algo, llamemoslo como sea. La realidad es que cada uno lo vive como necesita y en determinadas situaciones elige en qué creer... No considero que exista una sóla y única verdad.

Carlos dijo...

El tema de la existencia de Dios me llevó a dos recuerdos.

El primero es para todo aquellos fanáticos de Los Simpson. En el capítulo en que Homero se hace inteligente porque le sacan un crayón del cerebro, le demuestra matemáticamente a Flanders que Dios no existe (chiste racionalista si los hay).

El otro es de una canción de una banda de hardcore llamada Shaila, que citando a Nietzche, tiene un canción titulada "Dios ha muerto" y citan en un fragmento:
"Y ese dogma reaccionario del fascista disfrazado de predicador nos educó con la otra mejilla cacheteada por la farsa en conformismo y sumisión en la redención porque el edén nunca existió, todos sus valores mueren hoy en su Dios"

No es mi intención argumentar la existencia de Dios en este comentario... sino ver distintas muestras del mismo tema. Para mi es difícil disociar a Dios de la institución que "lo representa".
Yo creo en el azar.

PD: Quise subir a Youtube el fragmento del capítulo de Los Simpson, y los garcas me lo bloquearon porque violo "derechos de la FOX".

Yanina Alexis Catellani dijo...

Con respecto a los textos de Descartes y Foré, me inclino, indefectiblemente, por el segundo. Me convencen, llenan e identifican cada uno de los doce argumentos. Pero, por otro lado, me resulta injusto establecer una comparación entre los textos. Ambos comparten el hecho de que buscan argumentar racionalmente sus posturas. Pero cuando Descartes escribe el suyo, en el 1600, no se habían dado aun las condiciones sociales, políticas, culturales, económicas, para que siquiera puediera concebirse la refutación a la existencia de Dios. Trescientos años después llega el texto de Foré en un contexto completamente distinto. En semejante lapsus temporal muchísimas cosas habían cambiado. Me parece bueno tener en cuenta al leerlos.
Por otro lado, quería compartir que al leer los textos sobre Budismo Zen y ver el fragmento digitalizado, se me vino espontáneamente a la cabeza un libro de Herman Hesse que leí hace ya algún tiempo: Siddartha. Se trata justamente de un hindú perteneciente a la casta de los brahmanes que pasa su vida buscando el YO VERDADERO. Se condice con lo que venimos leyendo y seguramente vamos a hablar, y es muy bueno, para quienes no lo hayan leído, lo recomiendo. Saludos!
Yanina

José M. Previgliano dijo...

Espero ansioso la clase de hoy. Realmente esta teoría del Zen me desconcierta un poco, así que me vendría muy bien un acercamiento pedagógico a la misma!
Saludos!

Diego Salotto dijo...

Es como si el texto Faure hiciese lo mismo que Descartes pero buscando demostrar la inexistencia de Dios a través de la lógica. Sin duda alguna, sigo manteniendo que la existencia de Dios es muy cuestionable, y el texto de Faure ayuda bastante en mantener este pensamiento mio.

Con respecto al tema del Zen, sin duda resulta interesante... Sobre todo el texto de koan Zen, cuando comienza hablando del interior y el exterior en relación a lo artístico. Pero lo que me parece más interesante sobre este asunto del Zen es la posibilidad de dejar totalmente de lado la discusión sobre si existe o no un dios y enfocarnos en nosotros mismos en relación con el universo y como parte indivisible de ese universo.

Sol Beato dijo...

Considero que al leer a Faure, luego de haber recorrido a Descartes, uno cae en la tentación de realizar una comparación, ya que pareciera, en un primer momento, que ambos están teorizando, discutiendo y polemizando a partir de un mismo objeto. Quiero discentir con eso ya que Descartes termina hablando de Dios, partiendo de la pregunta acerca de la naturaleza del ser humano y más allá de que su discurso esté lleno de agujeros e incongruencias, es necesario tener en cuenta cuándo y en qué contexto, dijo lo que dijo! Por el contrario, Faure construye su discurso partiendo de la inexistencia de Dios y el estado del arte, en el momento en que este autor escribe, es mucho más vasto en comparación del de Descartes. Faure toma las hipótesis ó postulados ya existentes e intenta refutarlos en pos de validar la inexistencia de Dios. De todos modos, cae, desde mi punto de vista, en algunas contradicciones, cuando él mismo desde procedimientos totalmente lógicos intenta abordar un "tema" que por antonomasia es inmaterial.
En relación al tema mi postura es controversial y también tengo muchos interrogantes, pero hay algo de los textos de Herrigel y de Izutsu que me cautiva y creo que tiene que ver con que se aproximan más a mi postura acerca del Universo, la razón de ser del ser humano, etc. Considero que se desprende de estos textos algo que tiene estrecha relación con considerar al ser humano como ENERGIA y a partir de esa consideración hay muchas cosas que me parece que cobran un sentido tanto o mas trascendental que la pregunta acerca de si Dios existe o no. He sido criada en la fé cristiana y sin embargo, dudo de tal manera de ver el mundo,la creación y la vida eterna. Creo de todos modos que es dificil explicarlo desde la razón, siendo esta una de las características que fundan al ser humano. Creo que todos las civilizaciones han intentado crear un ser superior para hacer mas soportable la vida en la tierra.

pablocapris dijo...

Al escribir este posteo, llevo leído únicamente el texto de Faure (estamos grande para mentirnos entre nosotros jeje)

En este texto, el autor se deja ver escéptico y no acepta la noción del Dios de la religión, aquel al que se lo cree creador desde la nada misma, todo poderoso, inmutable, perfecto y bueno. A partir de esto, considera una respuesta a la existencia de Dios, pero ya no como creador, sino como un concepto necesario para la respuesta a preguntas existenciales del hombre.

Me resultó un texto muy atrapante porque sus argumentaciones son prácticamente irefutables. Sin irse por las ramas, va entretejiendo una justificación lógica que resulta verosímil y le genera al lector varios planteos sobre la cuestión de Dios.
Y me interesaría saber cómo repercute la lectura de este texto en alguien con una convicción férrea en la existencia de Dios; quizá no le parezca un texto revelador, tal vez le encuentre argumentos falibles, etc.

Por último, esto me hizo recordar un capítulo de una serie que también me planteó numerosos debates en torno a la religiosidad. La frase es del personaje Gregory House, más conocido como Dr. House. Un personaje que no cree en la existencia de Dios, aunque algunos casos médicos lo llevan a hacer reflexiones de este tipo:

"...¿Y cuáles son los parámetros de nuestra fe? ¿Debo seguir ciegamente a Dios y creer que él lo hace todo por mí? ¿Acaso Dios no existe en absoluto, y todo depende de mí? ¿Existe un término medio? Tal vez Dios me creó para pensar por mí mismo, pero si ese es el caso, ¿Dios interviene en la vida en absoluto? Si es así, ¿cómo?..."

Julieta Hidalgo dijo...

Dejando de lado mis pensamientos confusos acerca de si hay o no un ser todo o mas poderoso que las mujeres y hombres, me enfoco en la idea de que el autor era un anarquista viviendo en los albores del iluminismo, sus ideas acerca del hombre buscan la emancipación del mismo de todo fuerza opresora tal sea el estado como la religión.

Supongo que la vida misma supone la idea que se hacen los seres humanos de ella, que sentido le otorgan a la vida, es una creación cultural. Los estilos de vida, los comportamientos y las diferentes manifestaciones de cultura representan la idea de mundo que tiene cada sociedad, y cada sociedad construye la propia. Es cierto que los más poderosos han utilizado la religión para concentrar aun mas su poder, esto lo podemos ver en la edad media con la inquisición y las demás batallas en nombre de Dios que acontecieron.

La idea de un Dios todo poderoso creo que es una idea fuertemente arraigada aun de la edad media en la modernidad, esta idea nos somete a “acatar” lo que dicen los seguidores de la palabra de Dios curas, sacerdotes, rabinos, etc. No podemos dejar de pensar que Dios resulta ser un actor muy fuerte de control social, si analizamos los discursos y los actos de las iglesias a través del tiempo.

Pero hay otra manera de pensar la religión, hace tiempo leí el Evangelio según Van Hutten, de Abelardo Castillo, allí se fundaban determinadas hipótesis acerca de que Jesús fue comunista.

Quizás sí exista un ser más poderoso que nosotros, quizás sí existieron grandes revolucionarios con una fuerza mucho más poderosa que nosotr@s. Pero no hay que dejar de pensar a la religión como un instrumento muy poderoso de coacción, control, represión y explotación del ser humano.

Estefanía Gómez Balsells dijo...

Lo que más me llamó la atención al comparar los dos textos (el de Descartes y el de Faure) es que, si bien es cierto que utilizan la misma metodología, Descartes da mil vueltas para demostrar la existencia de Dios, y llega a la conclusión de que la idea de perfección, la idea de Dios, tienen que ser una clara muestra de su existencia. En cambio Faure presenta 12 pruebas, mucho más fáciles de comprender y como hasta más creíbles.
Con respecto al Zen, fue de los textos más locos que leí en la carrera (el del muchacho de la moto), porque además siempre me llamó la atención el budismo (más estéticamente que por filosofía), y nunca había tenido una aproximación al Zen.

Melisa M. dijo...

"Solo con la sed saciada, abarrotado, cuando se tiran las sobras, se puede inventar un espíritu. El hartazgo es la condición necesaria y suficiente para iniciar una búsqueda que trascienda los límites del cuerpo, que nos importe la vida y el universo después de enterrados. La meta conseguida siempre es insoportable por su aburrimiento, porque la carrera ya terminó y el sudor se evapora. Es entonces cuando, desesperación mediante, es que buscamos huecos, vacíos, respuestas a preguntas que siempre tienen algo de idiota: que a dónde vamos o venimos, que para qué estamos, cuál es el sentido de la vida si estamos acá parados en una esfera que gira sobre sí misma, en un lugar donde, dicen, no hay ni arriba ni abajo.
Y entonces creemos que hay algo más, que no estamos solos, que alguien nos cuida y nos castiga, que vamos a volver como hormigas o monarquía, que nunca nos fuimos, que es útil el sacrificio, el dolor, la culpa y las pérdidas, que el alma se recicla, que todo sufrimiento es solo precio a pagar para nacer, para venir a este mundo a pasar hambre."

Acabo de leer este fragmento y me hizo mucho acordar a las clases que venimos compartiendo. Creo que no importa en qué creemos, si en energías, vibraciones o en un dios con diferente nombre según la religión. Lo que me despiertan estos textos es.. ¿Por qué el ser humano necesita creer que hay algo más, superior, que lo protege del mal?

Unknown dijo...

A riesgo de quedar completamente colgada, luego de la profundidad de los comentarios de mis compañeros, no me puedo resistir a la tentación de dejarles este video.
Se trata de un ateo sulfurante, pero muy simpático. Más allá de compartir o no sus creencias, no deja de sacarme una sonrisa cada vez que lo escucho.
http://youtu.be/EfdwQZFwFyo

Unknown dijo...

Más vale tarde que nunca!
Encontré por fin unas historietas que tengo sobre Zen y Tao, de Tsai Chih Chung.
No encontré una versión digital, pero los libritos se llaman: "El Zen Habla" y "El Tao Habla".

Acá dejo una de las historietas que habla sobre el deseo (me quedé pensando en la pregunta de la otra clase sobre si la sociedad actual incitaba al deseo o lo castigaba). Acá una mirada desde el Tao. Pido disculpas por la calidad (la saqué con el celular):
http://i49.tinypic.com/15caia.jpg
http://i45.tinypic.com/16jn8cj.jpg

Agustina dijo...

Se que hace un tiempo ya que tocamos este tema en clase, pero justo hoy estuve reflexionando sobre esto.
Me gusta pintar mandalas y hoy mientras pintaba una pensaba en todo lo que hablamos relacionado con las creencias/culturas orientales y me preguntaba por qué en Argentina tiene tanto "éxito" o es tan grande el boom de tomar/hacer cosas propias de las culturas orientales, por qué yo pinto libritos de mandalas y no libritos con dibujos infantiles? Porque si bien lo hago porque me gusta, también lo hago porque creo que me da algo positivo, porque en el fondo creo o quiero creer en alguno de todos esos beneficios de los que hablan acerca de pintar mandalas.
Pensaba entonces... por qué en el último tiempo hay un boom de diferentes técnicas o creencias que son propias de otras culturas dentro de una sociedad que es mayoritariamente católica? Desde el yoga, el reiki, los mantras, la filosofía Zen, el arte de vivir, hasta las terapias alterativas, etc. Por qué para sentirse "bien" entonces los católicos no rezan 10 Ave Marías o se compran una estampita de San Pepito?? Creo que, más allá o no de la efectividad, de las actividades de las creencias orientales le dan al hombre un mayor número de herramientas que en cierta forma son más "tangibles", prácticas, reales y menos abstractas que las que su propia religión les da, y en las cuales no ven verdaderas soluciones a nivel terrenal. Por ejemplo, pienso en mi mamá, criada en una casa católica, 14 años en un colegio de monjas, y nunca encontró nada dentro de la religión católica que la "ayudara a sentirse mejor", pero ahora hace yoga y la "ayuda a sentirse mejor, a relajarse, etc".
Es curioso ver como gente que forma parte de un colectivo de creyentes utiliza técnicas de otras creencias para "mejorar" su vida cotidiana porque su propia creencia no se las dá o no las tiene lo suficientemente efectivas. -Agustina Vicondo-

Germán A. Serain dijo...

Es claro. Y se trata de que las filosofías orientales son precisamente eso, filosofías, formas del conocimiento, y no de la creencia religiosa, por más que en cierto punto (lo místico) parecieran ser parte de lo mismo. En este punto que vos señalás queda claro que no se trata de creer en una deidad trascendente, sino profundizar en una búsqueda de la inserción de uno mismo en el núcleo del conjunto de lo existente.