sábado, abril 27, 2013

Acerca de los trabajos prácticos

Pueden utilizar esta entrada para intercambiar ideas, opiniones, proponer temas de desarrollo a quienes todavía no estén consolidados en ningún grupo y otros usos posibles que ustedes estimen pertinentes y/o necesarios en relación al TP de la materia. También pueden ir adelantando sus ideas e inquietudes acerca del mejor modo de abordar el trabajo en cuestión.

miércoles, abril 24, 2013

El encuentro con el otro como posibilidad estética


Marina Abramovic y Ulay son dos artistas modernos. Lo cual es una manera de decir que son dos artistas que se han dedicado a explorar las fronteras de experiencias que algunos reivindican como arte, en tanto otros miran con un variable grado de sorpresa, incredulidad y desdén. Ella nació en Montenegro; él es alemán. Los dos tuvieron una relación amorosa muy fuerte durante cinco años, en la década de los setenta, durante los cuales vivieron juntos en una furgoneta y trabajaron mucho juntos. Después de esos cinco años, decidieron separarse. Pero no lo hicieron de cualquier modo: viajaron a China, fueron hasta la Gran Muralla, ella en un extremo, él en el otro, y empezaron a caminar. Caminaron durante tres meses, uno en dirección del otro. Cuando los dos se encontraron, se dieron un abrazo y luego no volvieron a verse por mucho, mucho tiempo. Hace un par de años, Marina estaba realizando una performance en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. La idea era que, sentada ante una mesa, ella compartía un minuto de silencio y miradas con las personas que decidieran sentarse delante. Ni una palabra. Sólo silencio y mirada. Sin que ella lo supiera, ese día apareció Ulay... Y ese momento es el que registra el video que aparece más abajo.

El punto es: por supuesto que se trata de una performance, porque finalmente hay cámaras que vienen a registrar el momento. Pero más allá de eso hay una idea, sin la cual la performance no sería posible, y es que la relación y el gesto entre dos personas puede ser artística, vale decir poética. Estos dos artistas dicen con su performance algo muy importante: que se puede hacer poesía sin escribir, a través del simple contacto con otra persona. Y no digo más nada.


jueves, abril 18, 2013

Lo que el otro ve en mí...

En esta entrada comenten qué les sucedió durante el ejercicio de mirar y ser mirados por el otro, describir y ser descriptos por el otro, tener que escribir lo que vieron en el otro... y leer más tarde eso que el otro descubrió o inventó sobre ustedes.



Al margen de la consigna, aunque todo tiene que ver con todo, les dejo estos dos videos, como aporte adicional al tema de la mirada del otro:



domingo, abril 14, 2013

Acerca de las cuatro Nobles Verdades

1. El sufrimiento es propio de la condición humana.
2. El sufrimiento está ocasionado por el deseo insatisfecho.
3. Si se suprime el deseo, desaparece el sufrimiento.
4. Es posible suprimir el deseo.

 

"¿Cómo podríamos ser felices, con todo lo que nos falta saber del mundo?", podría preguntarse Fausto. Y seguramente él hablaría de conocimientos, pero para el caso también podríamos estar hablando de dinero, de bienes materiales o simbólicos, de un título universitario, de experiencias sensuales, de pasiones diversas. Fausto es el arquetipo. Pero también podríamos hablar de Mick Jagger, de Don Juan, del muchacho que quiere una guitarra eléctrica o de cualquiera de nosotros. A todos nos pasa más o menos lo mismo, finalmente.

Don Juan es hermano de Fausto en la frustración. La vida no le alcanzará a ninguno de los dos para completar el objetivo que se han impuesto: en el caso de Fausto siempre habrá más cosas para saber; para Don Juan, siempre habrá una mujer más por conquistar. Don Juan lucha con las pasiones que son propias de la incompletud humana. Por su parte, en su afán por comprenderlo todo, Fausto pretende parecerse a Dios, lo mismo que el legendario ángel caído. La referencia bíblica no es gratuita: en las cosmogonías es posible encontrar cosas de lo más interesantes. De hecho, es en el fruto prohibido de la sabiduría, del árbol del bien y del mal, donde el hombre encuentra fatalmente la condena derivada del pecado originario. Mala prensa para el positivismo.

Oswald Spengler, en su libro La decadencia de occidente, habla del hombre fáustico como modelo del hombre occidental: se trata de un hombre permanentemente insatisfecho, tanto da que se llame Fausto, Don Juan, como vos o como yo, a quien siempre le faltará algo para estar completo, con lo cual vivirá en un estado de tensión permanente, que se parecerá mucho al sufrimiento, a la frustración, a la insatisfacción, a la angustia de saber que hagamos lo que hagamos siempre será insuficiente.

"So many books, so little time", dice la remera que luce Rodrigo Fresán en la solapa de uno de los libros que guardo en mi biblioteca. Cosa curiosa: no recuerdo el contenido del libro, pero la leyenda de la remera en la fotografía que acompaña el texto de la solapa del libro en cuestión quedó marcada en mi cabeza. "So many women, so little time", se lamenta Don Juan. Y en definitiva es lo mismo. Mi psicóloga, en tanto, me dice que ella no sabe nada del zen, pero que como terapeuta me recomienda focalizar siempre en las cosas de manera tal que lo mucho que falta no impida ver lo mucho que tenemos. Mi maestro de tai chi zen, en cambio, probablemente diría que para que algo nos falte tenemos primero que creer la falacia de que somos algo separado del resto del mundo. Yo los escucho a los dos, pero Fausto y Don Juan siguen allí, parados ante mis ojos. Fausto tiene puesta una remera que ya he visto en alguna otra parte, y Don Juan trae de la mano a una señorita de la cual no podría uno menos que enamorarse; sería una pena morir sin haber gozado antes de sus encantos. Entonces me despierto, pero sólo para darme cuenta de que sigo soñando.

Pregunta no inocente: ¿Dirías que esta sociedad, que nos ofrece y muestra cientos y miles de placeres posibles, que nos estimula, que nos enciende, determina una cultura del hedonismo o más bien del displacer?

jueves, abril 11, 2013

Dejen sus comentarios


Ante todo una acotación, acaso innecesaria: lo que hicimos sobre el final de la clase no tiene demasiada relación (más allá del hecho de que "todo tiene que ver con todo") con lo visto en la clase inmediatamente previa, sino más bien con algún texto que ustedes leerán dentro de poco. Más allá de eso, escriban en los comentarios de esta entrada qué pudieron registrar de la experiencia, que luego complementaremos con alguna otra. Qué les pasó, qué pensaron, qué sintieron...

domingo, abril 07, 2013

Para acercarse a la estética del zen

Quería dejarles algunos fragmentos de la maravillosa película "Sueños", de Akira Kurosawa, como para que aquellos que no hayan tenido ocasión de verla puedan tomar contacto con una estética narrativa muy diferente de la occidental, a la cual estamos acostumbrados. ¿Por qué preocuparnos por la estética oriental, si de lo que vamos a hablar es de las filosofías de oriente? Porque como ya hemos dicho, la estética funciona a la manera de un espejo, en cuyo reflejo una mirada más o menos atenta podrá descubrir infinidad de cosas. Comentario necesario: el primero de los videos no tiene subtítulos ni está doblado. Supongo que la mayoría de ustedes comprenderá más o menos el idioma japonés, pero para quienes no lo dominen, esta es una reseña de lo que sucede: en el principio del video, el chico le lleva unas vituallas a su hermana, que está reunida con unas amigas, pero al parecer ha contado mal, y sobra una porción. El pequeño está seguro de haber contado a una niña más, y por eso protesta. Después la ve de nuevo, y decide seguirla hasta donde estaba el jardín de los durazneros. En este lugar se pondrá a llorar, porque los espíritus de los durazneros lo acusan de haber contribuido a su feroz tala. Sin embargo, uno de ellos lo defiende: dice que el niño ha sido el único que intentó defender a los árboles cuando sus padres mandaron cortarlos. Entonces, le regalan una última danza: la danza de los durazneros en flor. En cuanto a los otros dos videos, les ruego sepan disculpar el espanto, al doblaje al español (con acento y todo incluido) me refiero. No he logrado encontrar otra cosa y no tengo maña suficiente como para subir los videos con los subtítulos incluidos. Quien se interese, vale la pena ver la película completa y como Kurosawa la ideó (esto es: en japonés).






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lunes, abril 01, 2013

Espejos de Pascua

Dicen que las obras de arte dejan de pertenecerle al artista en cuanto éste las da a conocer. Es lo que pasa, por ejemplo, con este trabajo de León Ferrari, que tanto podría considerarse una blasfemia (así lo entendieron quienes obligaron a cerrar una muestra suya hace algunos años, en el CC Recoleta) como una obra profundamente religiosa, crítica y denuncia hacia una iglesia que hizo de Cristo una excusa para la destrucción. No le pido a nadie que comparta esta segunda apreciación. Ni siquiera se lo pido al propio Ferrari. Después de todo, el artista muchas veces desconoce los motivos verdaderos que lo llevan a hacer una obra. Es en todo caso la apropiación que yo hago de esta obra. Que para eso es arte: para que cada quien se apropie de ella como mejor pueda. Y de repente me pregunto si acaso no sucederá lo mismo con los dioses, esas otras creaciones de los hombres, misterio y espejo, que tal vez existan, o dejen de existir, pero que al margen de ello han despertado y siguen despertando tantas pasiones e interrogantes en el hombre. Pobre Dios... Tan solo tan sin nadie y tan sin vírgenes, como decía el poeta. Y encima el hombre hace con El lo que quiere. Con El o con Ella, que al fin y al cabo bien podría ser que Dios fuese mujer. En esto hay claramente una cuestión de espejos... Dios hace al hombre a su imagen y semejanza. Pero el hombre hace lo propio: no existen dioses que no se parezcan a la cultura que los recrea. Y esto vale al margen de que el/la/los Dios/a/es exista/n o no.

Por ejemplo, siempre me llamó la atención (pero es sólo por poner uno de los tantos ejemplos posibles) la oración que pronunció el capellán del ejército de los EE.UU. William Downey el 6 de agosto de 1945. Transcribo: "Oh, Padre Todopoderoso que escuchas las súplicas de los que te aman: te rogamos que ayudes a quienes desafiarán las alturas de tus cielos y llevarán el combate a tierras enemigas. Guárdalos y protégelos mientras cumplen el vuelo que se les ha ordenado. Armalos con tu poder para que puedan poner rápido fin a la guerra y para que conozcamos nuevamente la paz. Hazlos volver sanos y salvos. Esperaremos el porvenir confiando en Tí y colocándonos bajo tu protección ahora y siempre. Amén." Horas más tarde, la tripulación del avión bendecido, el Enola Gay, dejaba caer sobre Hiroshima la bomba atómica. Al menos 75.000 personas murieron de inmediato. Otras 163.000 morirán después por causa de la radiación. Los bosques de Onagacho y Futabano-Sato, ubicados a tres kilómetros del epicentro, se perdieron por completo. Unos 63.000 edificios, incluidas viviendas, hospitales y escuelas, fueron arrasados. ¿Ninguna de las miles de víctimas de Hiroshima amaba a Dios, que por ese motivo se negó a proteger a toda esa gente? ¿A ninguno de ellos se le ocurrió suplicar por sus vidas y las de los suyos esa mañana o durante la noche anterior?

Si vos no sos creyente, recordá eso que cantaba el prudente Chacho Echenique: "Me persigno por si acaso, no vaya que Dios exista y me lleve pa'l infierno con todas mis ovejitas."  Y si sos creyente, preguntate quién ese Dios, pretendido reflejo pero a la vez y con mayor certeza espejo del hombre. En cualquier caso, será también preguntarnos por quién es el hombre. Y también quién es el otro, ese que bendice o ese sobre el cual se deja caer una bomba, que en definitiva, lo mismo que los dioses y las obras de arte, no es otra cosa que otro espejo. ¿Vos qué opinás acerca de todo esto?