Espacio on-line de la materia Psicología y Comunicación, Cátedra Lutzky - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Buenos Aires - Comisión a cargo de Germán A. Serain
viernes, mayo 17, 2013
El Experimento
Esta es la película El Experimento, basado en una historia real.
Y estos son dos documentales sobre el mismo caso.
11 comentarios:
Karen Benitez
dijo...
Ví la palícula hace unos años y desde ahí, entendí que somos actores circunstanciales. Nos toca ser carceleros o presos, supervisores o empleados; y lo peor es que un simple "nombramiento" puede hacer que cambiemos. Es loco pensar que la propia subjetividad se defina por cosas como estas, pero tiene su sentido; y más aún luego de charlar en clase acerca de la necesidad de pertenecer a algún grupo, de ser aceptado; etc.
Este tipo de cosas me hacen pensar hasta que punto existe la subjetividad, si estamos sometidos constantemente a situaciones que moldean y orientan nuestros comportamientos en sociedad. Los experimentos, a pesar de ser en algun punto sadicos (el de Migram y el de la carcel) muestran claramente nuestro papel dentro de un grupo. No existe iniciativa, o si existe es muy poca. Estamos felices si es acorde a la situacion, estamos triste si asi se digita. El entorno es todo, absolutamente todo. Esto se aplica, segun mi opinion, mas que nada a aquellos que no tenemos el poder de someter a nadie, alli la subjetividad es mucho menor de la que pueden llegar a tener lideres, como el ejemplo del facismo.
Llama la atención como algo que empieza como un juego casi inocente termina poniendo de manifiesto lo peor de nosotros mismos, algo que evidentemente estaba oculto o probablemente latente y que en cuanto tuvo la posibilidad de aflorar lo hizo y de qué manera. Definitivamente el ser humano si tiene poder en sus manos es un peligro. Uno suele decir "yo soy así o asá" como si actuáramos de igual manera en todas las circunstancias, pero nos olvidamos del contexto y de la importancia que tiene para definir/condicionar lo que hacemos o dejamos de hacer.
Solo quisiera agregar que es cierto que el contexto y las relaciones de poder van condicionando nuestras subjetividades pero también es cierto que cada sujeto va resignificando ese contexto. Si no solo hablásemos de determinación de lo social a secas y la cuestión es mas compleja, "somos lo que podemos hacer con aquello que nos condiciona".
Estoy de acuerdo con mi compañera que habló de que los contextos nos definen, o nosotros nos definimos a partir de las decisiones o reacciones que tomamos en ciertos contextos. Más allá de esto, me interesa mencionar también algo que mencionaron previamente, como una necesidad latente, que yo interpreté como una reacción inconsciente de sacar a la luz el aspecto más salvaje y violento de la naturaleza humana. El inconsciente a veces me parece que surge como la parte más animal del hombre, sobretodo por la imposibilidad de poder dominarlo, e incluso en algunos casos, de poder diferenciar qué es consiente y qué no lo es; que me parece algo fundamental para conocernos a nosotros mismos y poder relacionarnos con el entorno.
También comparto que los contextos nos definen, es cierto que muchas veces por el trabajo o lugar una persona cambia su forma de ser (aunque es bastante imposible de comprobar) vendría a ser cierto lo difícil de encontrar la subjetividad, que incluso pasa a estar en cuestionamiento su propio significado.. Cómo la definimos, desde dónde y qué analizamos. Dónde somos subjetivos, si quizás en un lugar nos moldeamos de una manera y en otros lo hacemos de otra, acorde a lo que ese mismo contexto nos exige.
Lo curioso es que ni nosotros mismos sabemos en qué podemos llegar a convertirnos bajo determinadas circunstancias. Me sorprendió que todo lo descripto en el video del experimento de la cárcel de Stanford haya pasado en solo 6 días. Mientras lo veía me preguntaba cuánto había durado la experiencia y suponía que para hacer que una persona cambie tanto, que se olvide de quién es, que no sea consciente de que formaba parte de un experimento, había durado meses, pero me doy cuenta de que en menos de una semana estos chicos se convirtieron en otras personas totalmente distintas. Otra cosa que me llamó la atención fueron los testimonios finales, como los dos chicos, bajo un mismo experimento, tuvieron una experiencia completamente distinta, hasta podría decirse que positiva para el que fue carcelero y negativa para el prisionero.
Tal como afirmó el propio experimentador, me asombra más la actitud de los guardias que de los reclusos. Es como si cada papel estuviera fuertemente definido y las personas que las ocupan son meras pasajeros, no le imponen sus características propias. También me hace recordar a unos textos de la Escuela de Palo Alto donde se ponía en cuestión las fronteras de la simulación y el juego, en el caso de unos Leones que jugaban a golpearse entre ellos en juego.
De los vídeos posteados, el único que pude ver fue el último de 7 minutos en donde se hace un resumen del experimento, por lo que mi comentario va a estar limitado a dicho fragmento. Creo que este experimento en particular muestra la capacidad que tenemos las personas de ser modificadas por la situación. No creo que el contexto sea lo único que nos limite pero si creo que juega un rol fundamental en nuestro comportamiento, sobre todo en situaciones limite como la planteada en el experimento. Lo que queda demostrado en cierta forma que yo soy mis emociones y pensamientos, pero también soy un cuerpo y una cultura, soy un conjunto a partir del cual me desenvuelvo. Por otro lado, todo lo relacionado a esto me hizo plantearme algo que fue brevemente nombrado en la clase anterior sobre lo que en nuestro país se denomino "Ley de Obediencia Debida", medida sobre la cual siempre me pronuncie en contra. En relación a esto, creo que el debate en torno a este caso puntual de nuestra historia y la problemática planteada en el vídeo puede ser interesante.
Lo que me impacta del experimento en Stanford es la capacidad que termina teniendo uno de mimetizarse con máscaras determinadas. En este caso, los papeles de reclusos y guardiacárceles. Me intriga al mismo tiempo pensar en que hubiera pasado si el experimento hubiera durado lo que estaba establecido de antemano, si hubieran podido controlar la situación. Esto es el típico caso donde el personaje se come a la verdad de la persona, aunque esto demuestra que uno puede tener distintas máscaras, reprimidas quizas en lo más íntimo, y que sólo afloran en situaciones extremas.
Viendo estos videos, me pongo a reflexionar sobre la mirada del otro o los otros. Es muy loco, creo, como uno mismo no es siempre la misma persona, pues al vivir en sociedad está claro que el contacto, la simple presencia de cualquier sujeto, nos va a hacer actuar de maneras, quizás, no esperadas a veces. En estos casos, a los actúan de guardias les sacan la parte más siniestra que estaba latente, y que frente a una situación así, sale a la luz las ansias de poder, de autoridad, de dominar al otro que está en condiciones de inferioridad en ese momento. Claramente, nadie es tan malo ni tan bueno. Me pongo autorreferencial y me acuerdo de cómo he actuado yo en situaciones de pareja con novios muy distintos. Con uno me volví loca, mala, un poco punk también. Esa persona no sacaba, en algunas ocasiones lo mejor de mí. Y eso me atormentaba, verme en un papel así me hacía ruido, me generaba contradicción. Mi super yo se diluía. Pero, después tuve la suerte de tener otro vínculo donde la templanza, la paciencia y el amor me brotaban sin pensarlo. Y soy yo siempre, la misma persona, pero a la vez no. Termino afirmando y convenciéndome que el otro, los otros, la situación, la coyuntura, te afectan y te condicionan de manera involuntaria quizás, haya experimento científico o no. De hecho creo que en distintos círculos, ya sea en la facultad, en el trabajo, con amigos de toda la vida, con la familia, con la pareja, SIEMPRE nos comportamos de manera distintas y tenemos roles asignados (construidos, claro) para cada lugar, más allá que en algún lugar de tu ser la esencia esté y a veces puede revelarse y otras no, quedando suprimida por los efectos de la situación.
11 comentarios:
Ví la palícula hace unos años y desde ahí, entendí que somos actores circunstanciales. Nos toca ser carceleros o presos, supervisores o empleados; y lo peor es que un simple "nombramiento" puede hacer que cambiemos. Es loco pensar que la propia subjetividad se defina por cosas como estas, pero tiene su sentido; y más aún luego de charlar en clase acerca de la necesidad de pertenecer a algún grupo, de ser aceptado; etc.
Este tipo de cosas me hacen pensar hasta que punto existe la subjetividad, si estamos sometidos constantemente a situaciones que moldean y orientan nuestros comportamientos en sociedad. Los experimentos, a pesar de ser en algun punto sadicos (el de Migram y el de la carcel) muestran claramente nuestro papel dentro de un grupo. No existe iniciativa, o si existe es muy poca. Estamos felices si es acorde a la situacion, estamos triste si asi se digita. El entorno es todo, absolutamente todo. Esto se aplica, segun mi opinion, mas que nada a aquellos que no tenemos el poder de someter a nadie, alli la subjetividad es mucho menor de la que pueden llegar a tener lideres, como el ejemplo del facismo.
Saludos!
Llama la atención como algo que empieza como un juego casi inocente termina poniendo de manifiesto lo peor de nosotros mismos, algo que evidentemente estaba oculto o probablemente latente y que en cuanto tuvo la posibilidad de aflorar lo hizo y de qué manera. Definitivamente el ser humano si tiene poder en sus manos es un peligro.
Uno suele decir "yo soy así o asá" como si actuáramos de igual manera en todas las circunstancias, pero nos olvidamos del contexto y de la importancia que tiene para definir/condicionar lo que hacemos o dejamos de hacer.
Solo quisiera agregar que es cierto que el contexto y las relaciones de poder van condicionando nuestras subjetividades pero también es cierto que cada sujeto va resignificando ese contexto. Si no solo hablásemos de determinación de lo social a secas y la cuestión es mas compleja, "somos lo que podemos hacer con aquello que nos condiciona".
Estoy de acuerdo con mi compañera que habló de que los contextos nos definen, o nosotros nos definimos a partir de las decisiones o reacciones que tomamos en ciertos contextos. Más allá de esto, me interesa mencionar también algo que mencionaron previamente, como una necesidad latente, que yo interpreté como una reacción
inconsciente de sacar a la luz el aspecto más salvaje y violento de la naturaleza humana. El inconsciente a veces me parece que surge como la parte más animal del hombre, sobretodo por la imposibilidad de poder dominarlo, e incluso en algunos casos, de poder diferenciar qué es consiente y qué no lo es; que me parece algo fundamental para conocernos a nosotros mismos y poder relacionarnos con el entorno.
Jimena Guerra Santander
También comparto que los contextos nos definen, es cierto que muchas veces por el trabajo o lugar una persona cambia su forma de ser (aunque es bastante imposible de comprobar) vendría a ser cierto lo difícil de encontrar la subjetividad, que incluso pasa a estar en cuestionamiento su propio significado.. Cómo la definimos, desde dónde y qué analizamos. Dónde somos subjetivos, si quizás en un lugar nos moldeamos de una manera y en otros lo hacemos de otra, acorde a lo que ese mismo contexto nos exige.
Lo curioso es que ni nosotros mismos sabemos en qué podemos llegar a convertirnos bajo determinadas circunstancias. Me sorprendió que todo lo descripto en el video del experimento de la cárcel de Stanford haya pasado en solo 6 días. Mientras lo veía me preguntaba cuánto había durado la experiencia y suponía que para hacer que una persona cambie tanto, que se olvide de quién es, que no sea consciente de que formaba parte de un experimento, había durado meses, pero me doy cuenta de que en menos de una semana estos chicos se convirtieron en otras personas totalmente distintas.
Otra cosa que me llamó la atención fueron los testimonios finales, como los dos chicos, bajo un mismo experimento, tuvieron una experiencia completamente distinta, hasta podría decirse que positiva para el que fue carcelero y negativa para el prisionero.
Tal como afirmó el propio experimentador, me asombra más la actitud de los guardias que de los reclusos. Es como si cada papel estuviera fuertemente definido y las personas que las ocupan son meras pasajeros, no le imponen sus características propias. También me hace recordar a unos textos de la Escuela de Palo Alto donde se ponía en cuestión las fronteras de la simulación y el juego, en el caso de unos Leones que jugaban a golpearse entre ellos en juego.
De los vídeos posteados, el único que pude ver fue el último de 7 minutos en donde se hace un resumen del experimento, por lo que mi comentario va a estar limitado a dicho fragmento.
Creo que este experimento en particular muestra la capacidad que tenemos las personas de ser modificadas por la situación. No creo que el contexto sea lo único que nos limite pero si creo que juega un rol fundamental en nuestro comportamiento, sobre todo en situaciones limite como la planteada en el experimento. Lo que queda demostrado en cierta forma que yo soy mis emociones y pensamientos, pero también soy un cuerpo y una cultura, soy un conjunto a partir del cual me desenvuelvo.
Por otro lado, todo lo relacionado a esto me hizo plantearme algo que fue brevemente nombrado en la clase anterior sobre lo que en nuestro país se denomino "Ley de Obediencia Debida", medida sobre la cual siempre me pronuncie en contra. En relación a esto, creo que el debate en torno a este caso puntual de nuestra historia y la problemática planteada en el vídeo puede ser interesante.
Lo que me impacta del experimento en Stanford es la capacidad que termina teniendo uno de mimetizarse con máscaras determinadas. En este caso, los papeles de reclusos y guardiacárceles. Me intriga al mismo tiempo pensar en que hubiera pasado si el experimento hubiera durado lo que estaba establecido de antemano, si hubieran podido controlar la situación. Esto es el típico caso donde el personaje se come a la verdad de la persona, aunque esto demuestra que uno puede tener distintas máscaras, reprimidas quizas en lo más íntimo, y que sólo afloran en situaciones extremas.
Matías Berges
Viendo estos videos, me pongo a reflexionar sobre la mirada del otro o los otros. Es muy loco, creo, como uno mismo no es siempre la misma persona, pues al vivir en sociedad está claro que el contacto, la simple presencia de cualquier sujeto, nos va a hacer actuar de maneras, quizás, no esperadas a veces. En estos casos, a los actúan de guardias les sacan la parte más siniestra que estaba latente, y que frente a una situación así, sale a la luz las ansias de poder, de autoridad, de dominar al otro que está en condiciones de inferioridad en ese momento. Claramente, nadie es tan malo ni tan bueno.
Me pongo autorreferencial y me acuerdo de cómo he actuado yo en situaciones de pareja con novios muy distintos. Con uno me volví loca, mala, un poco punk también. Esa persona no sacaba, en algunas ocasiones lo mejor de mí. Y eso me atormentaba, verme en un papel así me hacía ruido, me generaba contradicción. Mi super yo se diluía. Pero, después tuve la suerte de tener otro vínculo donde la templanza, la paciencia y el amor me brotaban sin pensarlo. Y soy yo siempre, la misma persona, pero a la vez no. Termino afirmando y convenciéndome que el otro, los otros, la situación, la coyuntura, te afectan y te condicionan de manera involuntaria quizás, haya experimento científico o no. De hecho creo que en distintos círculos, ya sea en la facultad, en el trabajo, con amigos de toda la vida, con la familia, con la pareja, SIEMPRE nos comportamos de manera distintas y tenemos roles asignados (construidos, claro) para cada lugar, más allá que en algún lugar de tu ser la esencia esté y a veces puede revelarse y otras no, quedando suprimida por los efectos de la situación.
Paula Vely
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