Espacio on-line de la materia Psicología y Comunicación, Cátedra Lutzky - Facultad de Ciencias Sociales - Universidad Nacional de Buenos Aires - Comisión a cargo de Germán A. Serain
lunes, abril 30, 2007
Otra consigna...
Yo no sé si ustedes serán de entrar a canales de chat y esas cosas. Pero sean o no sean, les pido que realicen el siguiente trabajo: que ingresen en un canal de chat abierto (o sea: no vale chatear con conocidos), que permanezcan allí un rato, interactuando, y que luego escriban aquí sus pareceres al respecto. Me interesa, sobre todo, que comparen (similitudes y diferencias) esta experiencia con lo sucedido en el práctico ese, en el cual se pasaron un rato mirándose los unos a los otros.
Hedonismo
Y vos... ¿qué querés? ¿Un celular nuevo, con todos los chiches? ¿Un televisor de plasma? ¿Un cuerpo nuevo? ¿Placer, placer, placer, placer?... No te sientas culpable; la verdad es que a mí me sucede lo mismo. Ya sea que hablemos del auto soñado, del viaje imposible, de mujeres hermosas, o del último libro de nuestro autor favorito. ¿Cómo no tentarnos? Todo está allí, al alcance de tu mano. De tu mano, dije. Nadie habló de tu bolsillo... todavía.
"Todo lo que necesitás... y lo que no también", decía la publicidad de un shopping. "Quizás no tengamos todo lo que usted necesita, pero nuestro objetivo es que necesite todo lo que tenemos", sería el lema en realidad. (La idea no es propia; algo así escribía Saramago en su novela La Caverna, a la hora de describir el shopping en el cual transcurre parte del relato.)
"Todo lo que necesitás... y lo que no también", decía la publicidad de un shopping. "Quizás no tengamos todo lo que usted necesita, pero nuestro objetivo es que necesite todo lo que tenemos", sería el lema en realidad. (La idea no es propia; algo así escribía Saramago en su novela La Caverna, a la hora de describir el shopping en el cual transcurre parte del relato.)
¿Somos una sociedad hedonista? ¿Es justo pensarnos de esta manera? ¿Pero acaso está mal querer sentirnos bien? ¿Qué es lo que prevalece en nuestra cultura? ¿El placer o la angustia?... Dejá escrito tu comentario.
Mientras reflexionan sobre la cuestión, les dejo este link de una canción clásica, en versión renovada, para que escuchen.
domingo, abril 22, 2007
Del cuaderno de bitácora (IV)
Me gusta hablar de Tiresías. La paradoja aparente de un ciego que en lugar de no-vidente es vidente, y el hecho de que se trate de un hombre que alguna vez fue mujer, para volver a ser luego varón, sin travestismos mediante, sino por sólo acto de la curiosa voluntad de algún dios, me resultan elementos suficientemente atractivos. Alguna frustración debe haber, quizás, en el fondo de este gusto, lo mismo que detrás de la compulsión a decir algo respecto del comentario de una alumna que pretendió vincular la iluminación en el zen con el orgasmo en una relación sexual.
Tiresías era capaz de diferenciar el macho de la hembra al ver a dos ofidios apareándose, pues notaba que la hembra, por su propia naturaleza, era la que siempre llevaba un mayor disfrute del acto, en una relación de nueve contra uno. Vaya a saber uno si tal cosa sea o no cierta, o válida para la especie humana tanto como para las serpientes. Pero precisamente en el hecho de que no podemos saberlo está el centro de toda esta cuestión, el que uno jamás pueda ser el otro, ni sentir lo que el otro siente, ni ponerse en el lugar ni en los zapatos del otro, meras frases sin sentido que se dicen para calmar malestares diversos.
Pero si no se puede conocer el goce del otro, y ni siquiera saber con seguridad siquiera si el otro de verdad goza, la posesión sexual no existe -Baudrillard dixit-, puesto que sólo sería posible poseer al otro si fuésemos capaces de experimentar su goce. Interesante propuesta: somos entonces lo que sentimos. Y todo lo que sea ajeno a nuestro cuerpo nos será también ajeno a nosotros. NO PODEMOS SENTIR LO QUE EL OTRO SIENTE.
La iluminación, para el zen, es una comunión (un hacerse común, un ser como uno solo...) no sólo deseable, sino fundamentalmente posible. Pero el orgasmo, en cambio, es sólo una ilusión. Y por ende, la alegoría no es del todo correcta. O es incorrecta del todo, según cómo se decida abordar el tema. Mientras tanto, copulamos como un modo falaz de intentar engañar a la muerte. La especie a la larga se reproduce. Pero nosotros, en definitiva, siempre seguimos estando presos de este nuestro cuerpo mortal, frágil e intrascendente.
Nota bene: Esta anotación, cuarta del día de la fecha, si hacemos caso omiso al cambio meramente formal que tiene lugar en el calendario pasadas las 23:59, quizás no sea sino un ejercicio catárquico del docente, lo cual no quiere decir que no pueda el lector realizar los comentarios que desee. Sí quiere decir, en cambio, que las tres anotaciones relacionadas de un modo más directo con la cursada de la materia que da lugar o al menos justifica este blog son las que aparecen debajo de la presente.
Tiresías era capaz de diferenciar el macho de la hembra al ver a dos ofidios apareándose, pues notaba que la hembra, por su propia naturaleza, era la que siempre llevaba un mayor disfrute del acto, en una relación de nueve contra uno. Vaya a saber uno si tal cosa sea o no cierta, o válida para la especie humana tanto como para las serpientes. Pero precisamente en el hecho de que no podemos saberlo está el centro de toda esta cuestión, el que uno jamás pueda ser el otro, ni sentir lo que el otro siente, ni ponerse en el lugar ni en los zapatos del otro, meras frases sin sentido que se dicen para calmar malestares diversos.
Pero si no se puede conocer el goce del otro, y ni siquiera saber con seguridad siquiera si el otro de verdad goza, la posesión sexual no existe -Baudrillard dixit-, puesto que sólo sería posible poseer al otro si fuésemos capaces de experimentar su goce. Interesante propuesta: somos entonces lo que sentimos. Y todo lo que sea ajeno a nuestro cuerpo nos será también ajeno a nosotros. NO PODEMOS SENTIR LO QUE EL OTRO SIENTE.
La iluminación, para el zen, es una comunión (un hacerse común, un ser como uno solo...) no sólo deseable, sino fundamentalmente posible. Pero el orgasmo, en cambio, es sólo una ilusión. Y por ende, la alegoría no es del todo correcta. O es incorrecta del todo, según cómo se decida abordar el tema. Mientras tanto, copulamos como un modo falaz de intentar engañar a la muerte. La especie a la larga se reproduce. Pero nosotros, en definitiva, siempre seguimos estando presos de este nuestro cuerpo mortal, frágil e intrascendente.
Nota bene: Esta anotación, cuarta del día de la fecha, si hacemos caso omiso al cambio meramente formal que tiene lugar en el calendario pasadas las 23:59, quizás no sea sino un ejercicio catárquico del docente, lo cual no quiere decir que no pueda el lector realizar los comentarios que desee. Sí quiere decir, en cambio, que las tres anotaciones relacionadas de un modo más directo con la cursada de la materia que da lugar o al menos justifica este blog son las que aparecen debajo de la presente.
Material de lectura II + consigna
Quiero que lean el capítulo completo de "La inmortalidad" de Milan Kundera que comencé a presentar este jueves en la clase (está en la fotocopiadora de frente a los baños de PB, junto con otros materiales). Y quiero que luego digan, en los comentarios de esta anotación, en qué medida se sienten identificados con lo allí descripto o ajenos a ello.
¡Ojo, que hay otras dos anotaciones más para ver más abajo!...
Otro material de lectura... ¿interesante?: BM - Perfiles agresivos.
¡Ojo, que hay otras dos anotaciones más para ver más abajo!...
Otro material de lectura... ¿interesante?: BM - Perfiles agresivos.
sábado, abril 21, 2007
Ejercicio - Perfiles imaginarios
Todos tenemos un lado oscuro... ¿Qué es un lado oscuro? Pues bien, acaso lo que ocultamos habitualmente de nosotros mismos, sea por pudor, por prudencia, o por no tener manera de expresarlo aunque queramos hacerlo.
¿Cuál será el lado oscuro de ese compañero/a que se sienta allá, en la misma aula que nosotros en la facultad? ¿Cómo nos imaginamos que es en su vida privada, más allá (o más acá) de lo poco que nos muestra de su persona?
Aquí podemos ofrecer algunas respuestas posibles. Imaginemos la realidad oculta de esa persona a la que solemos ver, de la cual apenas sabemos su nombre y un par de cosas más.
¿Cuál será el lado oscuro de ese compañero/a que se sienta allá, en la misma aula que nosotros en la facultad? ¿Cómo nos imaginamos que es en su vida privada, más allá (o más acá) de lo poco que nos muestra de su persona?
Aquí podemos ofrecer algunas respuestas posibles. Imaginemos la realidad oculta de esa persona a la que solemos ver, de la cual apenas sabemos su nombre y un par de cosas más.
Material de lectura I
Vengo atrasado con los comentarios que quiero y/o necesito hacer en estos días. Pero acabo de leer un texto que merece el link inmediato. En las próximas horas vendrán los restantes.
No es la primera vez que remito a un texto de Orsai. Hoy recomiendo enfáticamente la lectura del texto titulado "Canelones", del jueves 19/04/07.
miércoles, abril 18, 2007
gravísimo
Portal de noticias de Yahoo, día de la fecha.
El titular dice: "El Gobierno calificó a Gran Hermano como basura".
La declaración en sí misma puede parecer, a primera vista, inocente o inocua. Sin embargo sienta un gravísimo antecedente. En efecto, no se concibe qué podría llegar a suceder con la sociedad argentina si el Estado comienza a realizar declaraciones tan coherentes, que se ajusten en un 100% con la realidad de las cosas.
El titular dice: "El Gobierno calificó a Gran Hermano como basura".
La declaración en sí misma puede parecer, a primera vista, inocente o inocua. Sin embargo sienta un gravísimo antecedente. En efecto, no se concibe qué podría llegar a suceder con la sociedad argentina si el Estado comienza a realizar declaraciones tan coherentes, que se ajusten en un 100% con la realidad de las cosas.
jueves, abril 12, 2007
martes, abril 10, 2007
Espacio de promoción y/o para esparcimiento (ossia "Terminala ya con Dios...")
Con esta anotación renuncio, al menos por el momento, a escribir cualquier otra cosa acerca de Dios. A partir de ahora hablaremos aquí solamente de hombres y de mujeres...
Y si Dios desea tener un blog, puede sin duda hacer el suyo propio.
Y si Dios desea tener un blog, puede sin duda hacer el suyo propio.
domingo, abril 08, 2007
Domingo de Pascua
¿Está bien escribir una entrada relativa al Domingo de Pascua en el blog de la Facultad? Me digo primero que no, pero después cambio de idea y me respondo que sí, porque además, si el jueves no hubo clases, fue después de todo y precisamente debido a la celebración de las fiestas pascuales.
¿Y qué es lo que deseo escribir acerca de la Pascua? Una oración. La transcripción de una oración, en realidad, que lo había prometido en el práctico pasado, por añadidura, y si no lo escribo en el blog corro el riesgo de olvidarme. Y cosas hay que no deberían ser olvidadas.
Esta oración en cuestión fue pronunciada en la madrugada de un 6 de agosto de 1945 por un pastor luterano llamado William B. Downey, según consigna Tomás Eloy Martínez en su libro "Lugar común: la muerte". El tal Downey era capellán del ejército de los EE.UU., y su oración decía así: "Oh, Padre Todopoderoso que escuchas las súplicas de los que te aman: te rogamos que ayudes a quienes desafiarán las alturas de tus cielos y llevarán el combate a tierras enemigas. Guárdalos y protégelos mientras cumplen el vuelo que se les ha ordenado. Armalos con tu poder para que puedan poner rápido fin a la guerra y para que conozcamos nuevamente la paz. Hazlos volver sanos y salvos. Esperaremos el porvenir confiando en Tí y colocándonos bajo tu protección ahora y siempre. Amén."
Horas más tarde, la tripulación del avión bendecido, el Enola Gay, dejaba caer sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica utilizada en una guerra. Al menos 75.000 personas murieron de inmediato. Más de 163.000 seres humanos más quedaron seriamente heridos. Los bosques de Onagacho y Futabano-sato, ubicados a tres kilómetros del epicentro, se perdieron por completo. Unos 63.000 edificios, incluidas viviendas, hospitales y escuelas, fueron arrasados, ya sea por el fuego o por el vendaval atómico.
¿Es que ninguna de entre las miles de víctimas de Hiroshima amaba a Dios, que por ese motivo se olvidó de proteger a toda esa gente? ¿Acaso sucedió que a ninguno de ellos se le ocurrió suplicar por sus vidas y las de los suyos esa mañana o durante la noche anterior? ¿Será una blasfemia realizar este señalamiento precisamente un Domingo de Pascua? ¿O blasfemia fue la pronunciada por el pastor Downey, al pedir protección para quienes iban a arrasar la ciudad nipona?
Una vez más debe quedar en claro que no estamos hablando aquí de Dios, sino de las representaciones y los usos, tantas veces nefastos, que de Dios hacen los hombres. Los de un bando y los del otro. Los acusados de blasfemia, por señalar cómo en nombre de Dios se derrama sangre en vano. Y los verdaderos blasfemos, que derraman la sangre, invocando en vano cuestiones divinas.
¿Y qué es lo que deseo escribir acerca de la Pascua? Una oración. La transcripción de una oración, en realidad, que lo había prometido en el práctico pasado, por añadidura, y si no lo escribo en el blog corro el riesgo de olvidarme. Y cosas hay que no deberían ser olvidadas.
Esta oración en cuestión fue pronunciada en la madrugada de un 6 de agosto de 1945 por un pastor luterano llamado William B. Downey, según consigna Tomás Eloy Martínez en su libro "Lugar común: la muerte". El tal Downey era capellán del ejército de los EE.UU., y su oración decía así: "Oh, Padre Todopoderoso que escuchas las súplicas de los que te aman: te rogamos que ayudes a quienes desafiarán las alturas de tus cielos y llevarán el combate a tierras enemigas. Guárdalos y protégelos mientras cumplen el vuelo que se les ha ordenado. Armalos con tu poder para que puedan poner rápido fin a la guerra y para que conozcamos nuevamente la paz. Hazlos volver sanos y salvos. Esperaremos el porvenir confiando en Tí y colocándonos bajo tu protección ahora y siempre. Amén."
Horas más tarde, la tripulación del avión bendecido, el Enola Gay, dejaba caer sobre la ciudad de Hiroshima la primera bomba atómica utilizada en una guerra. Al menos 75.000 personas murieron de inmediato. Más de 163.000 seres humanos más quedaron seriamente heridos. Los bosques de Onagacho y Futabano-sato, ubicados a tres kilómetros del epicentro, se perdieron por completo. Unos 63.000 edificios, incluidas viviendas, hospitales y escuelas, fueron arrasados, ya sea por el fuego o por el vendaval atómico.
¿Es que ninguna de entre las miles de víctimas de Hiroshima amaba a Dios, que por ese motivo se olvidó de proteger a toda esa gente? ¿Acaso sucedió que a ninguno de ellos se le ocurrió suplicar por sus vidas y las de los suyos esa mañana o durante la noche anterior? ¿Será una blasfemia realizar este señalamiento precisamente un Domingo de Pascua? ¿O blasfemia fue la pronunciada por el pastor Downey, al pedir protección para quienes iban a arrasar la ciudad nipona?
Una vez más debe quedar en claro que no estamos hablando aquí de Dios, sino de las representaciones y los usos, tantas veces nefastos, que de Dios hacen los hombres. Los de un bando y los del otro. Los acusados de blasfemia, por señalar cómo en nombre de Dios se derrama sangre en vano. Y los verdaderos blasfemos, que derraman la sangre, invocando en vano cuestiones divinas.
jueves, abril 05, 2007
Espacio de promoción
Sólo porque alguien preguntó (y porque después de todo no está mal promocionar lo que uno hace):
- Bitacora Mundi es el blog personal del docente, donde anota cosas que no tienen tanto que ver con esta universidad, pero sí con su vida (que también tiene una).
- Y a ese blog suma ahora Música de dos mundos, que es un espacio dedicado a promocionar discos independientes, para quien tenga ganas de escuchar.
Si alguien desea utilizar los comentarios de esta entrada para promocionar su propia actividad extrauniversitaria ("doy clases de canto", "tocaré la guitarra en tal lado", "estas son mis anotaciones en internet", "se necesita bajista", u otras cosas más o menos por el estilo), puede considerarse invitado a hacerlo.
- Bitacora Mundi es el blog personal del docente, donde anota cosas que no tienen tanto que ver con esta universidad, pero sí con su vida (que también tiene una).
- Y a ese blog suma ahora Música de dos mundos, que es un espacio dedicado a promocionar discos independientes, para quien tenga ganas de escuchar.
Si alguien desea utilizar los comentarios de esta entrada para promocionar su propia actividad extrauniversitaria ("doy clases de canto", "tocaré la guitarra en tal lado", "estas son mis anotaciones en internet", "se necesita bajista", u otras cosas más o menos por el estilo), puede considerarse invitado a hacerlo.
lunes, abril 02, 2007
Del cuaderno de bitácora (III)
Ponerme a escribir sobre la no existencia de Dios seis días antes del domingo de Pascua me parece casi una provocación. No pretende serlo, sin embargo. Y no deja de ser extraño esto de estar hablando de Dios para explicar el nacimiento del racionalismo. Pero así son las cosas.
También curioso es que Descartes pretenda demostrar la existencia de Dios a través de la razón, y que sea el mismo método racional el que lleva al anarquista Sébastien Fauré a escribir sus Doce pruebas que demuestran la no existencia de Dios. Una misma herramienta, con resultados diametralmente opuestos. Algo tiene que decirnos esta evidencia respecto de la racionalidad del hombre.
¿Qué argumentos utiliza Fauré? El dice, por ejemplo, que lo perfecto (Dios) no podría haber creado lo imperfecto (al hombre). O que si Dios es eterno e inmutable, no puede concebirse sea al mismo tiempo un creador, pues su creación marcaría un antes y un después dentro de esa eternidad. O que si Dios es perfecto, tampoco se comprende la existencia del mal, pues ello nos pone ante esta disyuntiva: o Dios quiere suprimir el mal y no puede, con lo cual no es omnipotente, o puede suprimirlo y no quiere, con lo cual descartaríamos su bondad infinita y su perfección. O que el hombre es creado como un esclavo de la voluntad divina (somos lo que El quiso que fuéramos), por lo cual no se entiende que actúe como un justiciero con nosotros, premiando o castigando nuestras acciones. O que además Dios es injusto, pues siendo el hombre limitado, y por ende limitado el bien o el mal que puede hacer, se le prometen recomensas y castigos eternos.
Justifiquemos el hecho de que estemos hablando de Dios. Hay quienes admiten que el hombre ha sido creado (ontológicamente) a imagen y semejanza de Dios. Otros, menos crédulos, aseguran lo contrario: que el hombre ha creado (simbólicamente), a su imagen y semejanza, a los dioses. Cualquiera sea la posición que decidamos adoptar, de entre estas dos, remitirnos a Dios nos permite conocer al hombre, pues se trata de la relación que se establece entre un reflejo y aquello que lo produce. Lo que nos queda saber, en todo caso, es cuál sería en este caso puntual el reflejo y cuál el objeto original. Pero eso no hace mella en la relación existente entre estos dos términos.
Pero volvamos un momento al libro de Fauré. Lo más interesante que tiene es su interpelación a los creyentes. Primero toma los argumentos que tales creyentes le podrían oponer: "No tiene usted derecho para hablar de Dios en la forma en que lo hace... Ese Dios no es el nuestro. El nuestro no puede usted concebirlo, puesto que es superior a vos... No perdáis de vista que es tan imposible comprender la manera en que Dios procede como a los minerales imaginar cómo viven los vegetales... Confesad que no os es posible comprender ni explicar a Dios, pero de que no podáis comprenderlo ni explicarlo no saquéis en conclusión que se pueda negar su existencia."
Y enseguida contraataca: "Reconozco que lo finito no puede concebir ni explicar lo infinito... ¿No sois vosotros hombres lo mismo que yo? ¿No os es Dios inaccesible lo mismo que a mí?... Tened pues la modestia de confesar que si a mí me es imposible comprender a Dios, vosotros tropezaréis con el mismo obstáculo. Tened la probidad de reconocer que si porque a mí no me es permitido concebir ni explicar a Dios se me niega el derecho de negarlo, vosotros, que como yo no podéis concebirlo ni explicarlo, tampoco tenéis derecho de afirmarlo. ... Han sido vuestras afirmaciones las que han provocado mis negaciones. Cesad de afirmar vosotros y yo cesaré de negar."
Menuda declaración esta del final. Fauré no es ateo porque no crea en Dios, sino porque rechaza la creencia dogmática de los hombres.
No estábamos hablando de Dios, entonces, y recién ahora venimos a darnos cuenta. De lo que hablábamos es de las ideas que los hombres tienen respecto de Dios. Lo cual no es lo mismo.
En definitiva, no sabemos -no podemos saber- si Dios es uno o varios, hombre o mujer, perfecto o imperfecto. Ni siquiera si existe o no. Nada sabemos respecto de El ni podemos saber tampoco, puesto que El es por definición divino y eterno, y nosotros terrenos y limitados. Sin embargo, cambiemos la idea que respecto de Dios tiene una persona, una cultura, una sociedad, y cambiará con ello, al mismo tiempo, el hombre que en esa sociedad vive, se desarrolla y se desenvuelve. Dios habrá podido crear al hombre, quizás. Pero es la creencia del hombre, no sólo respecto de Dios, sino de todas las cosas, incluido él mismo, aquello que lo define en el contexto de una sociedad y una cultura. El reflejo se correlaciona siempre con aquello que se pone delante del espejo.
¿Si Dios fuera mujer? No es esa la pregunta, en realidad. La cuestión es sutil pero sustancialmente distinta:¿Y si el hombre, en lugar de haber imaginado a Dios como varón, lo hubiese imaginado mujer?
Las respuestas posibles son muchas y variadas. Pero definitivamente determinantes de lo que el hombre vería en el mundo, en los otros y en sí mismo.
También curioso es que Descartes pretenda demostrar la existencia de Dios a través de la razón, y que sea el mismo método racional el que lleva al anarquista Sébastien Fauré a escribir sus Doce pruebas que demuestran la no existencia de Dios. Una misma herramienta, con resultados diametralmente opuestos. Algo tiene que decirnos esta evidencia respecto de la racionalidad del hombre.
¿Qué argumentos utiliza Fauré? El dice, por ejemplo, que lo perfecto (Dios) no podría haber creado lo imperfecto (al hombre). O que si Dios es eterno e inmutable, no puede concebirse sea al mismo tiempo un creador, pues su creación marcaría un antes y un después dentro de esa eternidad. O que si Dios es perfecto, tampoco se comprende la existencia del mal, pues ello nos pone ante esta disyuntiva: o Dios quiere suprimir el mal y no puede, con lo cual no es omnipotente, o puede suprimirlo y no quiere, con lo cual descartaríamos su bondad infinita y su perfección. O que el hombre es creado como un esclavo de la voluntad divina (somos lo que El quiso que fuéramos), por lo cual no se entiende que actúe como un justiciero con nosotros, premiando o castigando nuestras acciones. O que además Dios es injusto, pues siendo el hombre limitado, y por ende limitado el bien o el mal que puede hacer, se le prometen recomensas y castigos eternos.
Justifiquemos el hecho de que estemos hablando de Dios. Hay quienes admiten que el hombre ha sido creado (ontológicamente) a imagen y semejanza de Dios. Otros, menos crédulos, aseguran lo contrario: que el hombre ha creado (simbólicamente), a su imagen y semejanza, a los dioses. Cualquiera sea la posición que decidamos adoptar, de entre estas dos, remitirnos a Dios nos permite conocer al hombre, pues se trata de la relación que se establece entre un reflejo y aquello que lo produce. Lo que nos queda saber, en todo caso, es cuál sería en este caso puntual el reflejo y cuál el objeto original. Pero eso no hace mella en la relación existente entre estos dos términos.
Pero volvamos un momento al libro de Fauré. Lo más interesante que tiene es su interpelación a los creyentes. Primero toma los argumentos que tales creyentes le podrían oponer: "No tiene usted derecho para hablar de Dios en la forma en que lo hace... Ese Dios no es el nuestro. El nuestro no puede usted concebirlo, puesto que es superior a vos... No perdáis de vista que es tan imposible comprender la manera en que Dios procede como a los minerales imaginar cómo viven los vegetales... Confesad que no os es posible comprender ni explicar a Dios, pero de que no podáis comprenderlo ni explicarlo no saquéis en conclusión que se pueda negar su existencia."
Y enseguida contraataca: "Reconozco que lo finito no puede concebir ni explicar lo infinito... ¿No sois vosotros hombres lo mismo que yo? ¿No os es Dios inaccesible lo mismo que a mí?... Tened pues la modestia de confesar que si a mí me es imposible comprender a Dios, vosotros tropezaréis con el mismo obstáculo. Tened la probidad de reconocer que si porque a mí no me es permitido concebir ni explicar a Dios se me niega el derecho de negarlo, vosotros, que como yo no podéis concebirlo ni explicarlo, tampoco tenéis derecho de afirmarlo. ... Han sido vuestras afirmaciones las que han provocado mis negaciones. Cesad de afirmar vosotros y yo cesaré de negar."
Menuda declaración esta del final. Fauré no es ateo porque no crea en Dios, sino porque rechaza la creencia dogmática de los hombres.
No estábamos hablando de Dios, entonces, y recién ahora venimos a darnos cuenta. De lo que hablábamos es de las ideas que los hombres tienen respecto de Dios. Lo cual no es lo mismo.
En definitiva, no sabemos -no podemos saber- si Dios es uno o varios, hombre o mujer, perfecto o imperfecto. Ni siquiera si existe o no. Nada sabemos respecto de El ni podemos saber tampoco, puesto que El es por definición divino y eterno, y nosotros terrenos y limitados. Sin embargo, cambiemos la idea que respecto de Dios tiene una persona, una cultura, una sociedad, y cambiará con ello, al mismo tiempo, el hombre que en esa sociedad vive, se desarrolla y se desenvuelve. Dios habrá podido crear al hombre, quizás. Pero es la creencia del hombre, no sólo respecto de Dios, sino de todas las cosas, incluido él mismo, aquello que lo define en el contexto de una sociedad y una cultura. El reflejo se correlaciona siempre con aquello que se pone delante del espejo.
¿Si Dios fuera mujer? No es esa la pregunta, en realidad. La cuestión es sutil pero sustancialmente distinta:¿Y si el hombre, en lugar de haber imaginado a Dios como varón, lo hubiese imaginado mujer?
Las respuestas posibles son muchas y variadas. Pero definitivamente determinantes de lo que el hombre vería en el mundo, en los otros y en sí mismo.
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