lunes, abril 30, 2007

Hedonismo

Y vos... ¿qué querés? ¿Un celular nuevo, con todos los chiches? ¿Un televisor de plasma? ¿Un cuerpo nuevo? ¿Placer, placer, placer, placer?... No te sientas culpable; la verdad es que a mí me sucede lo mismo. Ya sea que hablemos del auto soñado, del viaje imposible, de mujeres hermosas, o del último libro de nuestro autor favorito. ¿Cómo no tentarnos? Todo está allí, al alcance de tu mano. De tu mano, dije. Nadie habló de tu bolsillo... todavía.

"Todo lo que necesitás... y lo que no también", decía la publicidad de un shopping. "Quizás no tengamos todo lo que usted necesita, pero nuestro objetivo es que necesite todo lo que tenemos", sería el lema en realidad. (La idea no es propia; algo así escribía Saramago en su novela La Caverna, a la hora de describir el shopping en el cual transcurre parte del relato.)

¿Somos una sociedad hedonista? ¿Es justo pensarnos de esta manera? ¿Pero acaso está mal querer sentirnos bien? ¿Qué es lo que prevalece en nuestra cultura? ¿El placer o la angustia?... Dejá escrito tu comentario.

Mientras reflexionan sobre la cuestión, les dejo este link de una canción clásica, en versión renovada, para que escuchen.

34 comentarios:

Anónimo dijo...

lo mas triste es que si fueramos 100% hedonistas al menos nos la pasariamos bomba ( literalmente y mientras el cuerpo y el mundo aguanten por supuesto) pero la realidad es que una gran cantidad de las cosas que consumimos no nos brindaran placer alguno. Solo nos convencemos de que lo hacen.

Vickita dijo...

no se si hedonista, pero si se que somos una sociedad consumista...

Anónimo dijo...

Vane: Si te convencés de que consumir algo te da placer... ¿no es porque efectivamente sentís placer al consumirlo? No me quedó muy claro el punto, me parece.

Vicki: ¿Te pido que marques la diferencia entre ambas cosas?

Anónimo dijo...

es verdad que tambien se siente placer por el acto de comprar en si, pero creo que en la mayoria de los casos el tema pasa por comprar con fines a un supuesto placer que ese articulo nos brindara, mas alla de la realidad o lo efimero de esta idea.

Ringo dijo...

No está mal querer sentirnos bien, Germán. Lo que está mal es querer sentirnos bien y hacer cosas que no sólo no nos ayudarán a cumplir nuestro cometido, sino que, además, seguramente conspirará contra él.
¿Cuánto puede durar la alegría por comprarse una campera? ¿cuál es el sentido de cambiar el celular cada 3 ó 4 meses?¿Y cuál el de querer cambiarlo y no poder porque no te da el bolsillo? ¿Nos genera placer comprar el libro o leerlo? ¿Qué nos pasa a los argentinos? ¿¿¿Estamos locos???
Casi siempre siento que hay una catarata de mierda cayendo sobre nuestras cabezas, que se nos mete por las orejas y los ojos y le erramos bastante fulero al objetivo, si es que lo tenemos.
Lamentablemente he trabajado en un shopping (en una juguetería, y para navidad y día del niño) y les aseguro (por si a alguien le quedaba alguna duda) que Saramago se quedó corto.
Bueno, me voy a comprar Tholem y Movistar. Chau

Anónimo dijo...

Esto me hizo acordar a lo planteado por Kundera en relación al mecanismo de la suma por el cual creamos una identidad frente al resto.
Talvez en eso se apoya el sistema para hacernos consumir. Creemos que mediante la adhesión de cada vez más objetos vamos a lograr construirnos una personalidad determinada. Tenemos la ilusión de que tener tal o cual campera, tal o cual auto o celular nos va a permitir diferenciarnos o identificarnos con los demás, según nos convenga en cada situación.
En una sociedad en la que lo superficial es considerado más importante que las ideas, valores y motivaciones profundas a la hora de definir una personalidad es lógico que los shopping planteen que tienen “Todo lo que necesitas”
Quizás el desencanto llegua cuando nos damos cuenta de que todo lo consumido dice poco de nosotros, o dice algo muy distinto de lo que nosotros pretendíamos decir…

Anónimo dijo...

a mi me parece q no hay nada malo y nada bueno, solo hay cosas. Uno hace y dice, de la manera en que le sale en esa situación, con las herramientas q posee. Asi q ir de shopping o comprar compulsivamente, no me parece ni malo y ni bueno, sólo es eso comprar. Pero yo me pregunto, por qué comprar?, mejor dicho por qué comprar algo que no está relacionado a la necesidad sino al deseo?. Esa cosa material que satisface algo dentro mio. Por lo tanto acá sale el concepto de interioridad, y esa cosa material q viene siendo como el remedio a algo interior mio que necesita renovarse, curarse, cambiar, etc. Las cosas materiales como un remedio para una herida o grieta en mi persona. Y eso me lleva con la billetera en mi bolsllo al shopping, y me hace comprar esos chupines q a la mina le hacen el culo más garnde, y pienso...mmhh quizas con ese jeans yun poco de algodon tengo algo al estilo jennifer lopez. Yquiero ser esa mina del afiche, o necesito mimarme con algo fabricado con piel o cuero o terciopelo, porq tuve un despecho amoroso. Y esa sensación de estar completa fue en el instante en q sali del local, y dps pufff se esfuma. Y me vuelvo a enamorar de otra cosa, vuelvo a necesitar comprar vitaminas materiales para enriquecer mi persona. Pero en realidad no es un jean lo q estoy comprando, sino q estoy comprando una imagen.

Vickita dijo...

Según entiendo el hedonismo pasa por el placer sensorial que nos provoca estar en contacto con ciertas cosas...Esta bien, ambas, hedonismo y consumismo, se vinculan...al consumir un rico danette, una copa de vino, una buena canción, o lo que sea, disfrutamos, ponemos en práctica nuestro hedonismo. Pero con lo de "sociedad consumista" me refería al aspecto más enfermo? (no si ese término sería el ideal). Existe hoy en día una necesidad de consumir compulsivamente todo lo que esta a nuestro alcance, veo algo nuevo lo compro, estoy aburrido me alquilo una peli , espero el colectivo me prendo un cigarrillo, voy a salir y tomo…pero creo que lo que consumimos nos satisface solo en ese momento y después volvemos a sentir un poco de vacío...hay algo que esta faltando y que no se soluciona consumiendo, solo tapa esa necesidad...no voy a ser más feliz porque me compre todos los días unos zapatos nuevos... aunque eso me haga sentir bien en ese momento esa supuesta "felicidad" es efímera... Además no creo que todo eso sea esencial para vivir... si no me bombardearan con tantas imágenes lindas todo el tiempo, no querría todo lo que se me ofrece...
Por ejemplo, me pasó varias veces, aunque involuntariamente, de quedarme sin celular y al principio me jodió bastante "y hora que hago! soy otra marginada del sistema!!!" (jajaj) pensaba y después me dí cuenta de que no era tan imprescindible...es más hasta llegué a disfrutar de mis tiempitos de inaccesibilidad...era yo la que decidía cuando quería hablar...
En fin...primero: para mi uno puedo ser hedonista sin tener que consumir algo...puedo estar caminado por la playa y disfrutar de mis sentidos sin estar consumiendo nada...
Segundo: el consumo sacia solo fugazmente nuestros deseos de ser más atractivos, populares, poderosos, etc. pero después todos esos anhelos siguen estando...lo que consumimos actúa como placebo de algo más que necesitamos que vaya uno a saber donde lo encontramos realmente…pero no creo que afuera…en nuestro interior quizás?
En fin…

(y seee… ya se que me excedo en los puntos supensivos, …jajaj)

Ringo dijo...

El consumo dignifica.
De la casa al trabajo, del trabajo al shopping y del shopping al hogar.

Anónimo dijo...

Hedonismo.

(Del gr. ἡδονή, placer, e -ismo).


1. m. Doctrina que proclama el placer como fin supremo de la vida.

Anónimo dijo...

Consumo.

(De consumir).


1. m. Acción y efecto de consumir (‖ comestibles y otros géneros de vida efímera).

2. m. Acción y efecto de consumir (‖ gastar energía).

3. m. ant. Extinción de caudales, de juros, libranzas o créditos contra la real Hacienda.

4. m. pl. Impuesto municipal sobre los comestibles y otros géneros que se introducen en una población para venderlos o consumirlos en ella.

de ~.

1. loc. adj. Dicho de la sociedad o de la civilización: Que está basada en un sistema tendente a estimular la producción y uso de bienes no estrictamente necesarios.

Anónimo dijo...

Para los que disfrutan o les da placer ser oidos, vistos,leidos... y por qué no sentidos....
http://www.ahora.buenosaires.gov.ar

Slds!

Anónimo dijo...

me olvide una cosa...
para los que tienen blog, se pueden mandar tb...
a ver... creo que lo mejor va a ser que lo lean uds. mismos...

Slds!

pd; G.S. perdon por usurpar este espacio con este comentario, pero bueno... mientras tecleoo estas letras considero que lo que estoy haciendo es válido...
Ya daré mi opinión correspondiente con el tema planteado, ahora tengo sueño y me hago acordar al compañero que dijo... tengo calor...

Davor dijo...

Después de leer el texto, reparé en las fotografías. Primero me imagine a mi mismo metido en esos feos jeans, con esos zapatos enormes y aburridos, cargando bolsas con cosas que a la semana olvidaría. Después me centré en la bella señorita, y me imaginé a mi mismo, paseando con ella en una Harley por Montecarlo o Praga (donde ella prefiera) y me sentí muy bien... y me dije... esa chica sí que me queda bien. El problema (según mi insignificante opinión) no es placer o angustia; Si haces algo que te gusta y después eso causa angustia, hay que hacer una visita al psicólogo o psiquiatra, dependiendo de la gravedad del caso. El problema estaría, cuando el placer de uno afecta a otro, ahí uno debería hacer un juicio de valor y en base a eso decidir; Por ejemplo: a mi me gustan las motos, y si me compro la moto que me gusta, el pueblo argentino va a pasar hambre, en este caso, sería coherente que no la compre, ahora, si en vez de afectar al pueblo argentino, afecta al vecino porque a este le causa envidia, podríamos decir lo siguiente: que se curta el vecino y yo me doy el gusto. Saludos...

Anónimo dijo...

porq el palcer te causa angustia???
y porq comprar una moto daña a los argentinos???
perdon davor, pero o es feriado y se me fueron las neuronas de mi cerebro o realmente no entendi nada porq soy lenta.

Davor dijo...

jajaja... es feriado... es solo un ejemplo donde de magnifico los resultados, claro que si me comprara una moto no va afectar a nadie... o creo que a nadie. Es un ejemplo boludo, y lo que quiere representar es, que mientras lo que nos de placer no afecte a nadie, está mas que bien, y si afecta a alguien por ser extremadamente suceptible es su problema.

Nicolás Bassani dijo...

Hola, que debate apasionante, yo creo que el capitalismo se disfraza de un discurso hedonista para poder llevar a cabo su objetivo de consumo constante que da vida al sistema. Todo el tiempo tendemos a necesitar algo, vivimos en constante insatisfacción, y el consumo, rápido y sin consecuencias parece saciar esa insatisfacción, aunque sea por breves momentos. El hedonismo para mí tiene que ver con los placeres sensoriales generados por la interacción con otras personas y con uno mismo. El placer profundo solo puede darse de esa manera para mí, cenando con amigos, compartiendo una noche con un mujer o mirando las motañas en la orilla de un lago.

Anónimo dijo...

Natalia: muy bueno lo tuyo, en serio.

María Laura: No te preocupes, que nada tenés que envidiarle a Jennifer Lopez, en mi modesta opinión.

Vicky: Qué podría decirte?... Que cuando me robaron el auto leí, durante un tiempo, muchísimo aprovechando los viajes en el colectivo, por ejemplo... O si no... Que yo también... escribo con muchos puntos suspensivos... a veces.

A quien corresponda: Qué buena la campaña de recurrir a la RAE!!!

Manu: Que duermas bien y que sueñes con Psico & Com...

Davor: Una pena que no la podamos seguir en el aula contigo. En serio.

Anónimo dijo...

Qué tema interesante!!!!
Leo esto y se me viene a la mente una amiga que, cada vez que se deprime, va de shopping. Es cierto... conozco mucha gente que lo hace (yo no estoy exenta)... y es muy triste.
Creo que tanto mi amiga como yo, nos sentimos angustiadas por algo y recurrimos al consumo como placer instantáneo (estamos de acuerdo que consumo puede ir desde una campera hasta la droga más dura que hayamos probado?). El problema es que eso es momentáneo: el jean que me rompió la cabeza hace un mes, cuando me lo compré, ya me parece fuera de onda... y aquí es donde entra la crítica inevitable a este sistema que nos "consume" (valga la redundancia) pero que seguimos fomentando día a día.
También se me viene a la mente un texto de Canclini (no recuerdo el nombre) que hablaba de que uno va forjando su identidad al consumir... cosa que me parece patética y terrible. Él opina que uno sigue siendo "libre" al cosumir y se distingue del resto... es así realmente?????

Davor dijo...

Dejo un link para que visiten... se discute sobre el aborto... http://entrebruybue.blogspot.com/
Personalmente opino que a esa gente se le auto-abortó el cerebro. Saludos

Anónimo dijo...

Sol ... quizás estés hablando de: "El consumo sirve para pensar", en donde Canclini entiende por Consumo: "procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos"
En el mismo artículo, además, se detiene a pensar en los aspectos simbólicos y estéticos de la racionalidad consumidora: el consumo entendido como el lugar de diferenciación (no hay negrita para recalcar esta palabra) entre clases y grupos---->hay una construcción de signos de status y sus maneras de comunicarlos. Habla de que hay una lucha por la apropiación de medios de distinción simbólica. De este modo, los objetos son considerados recursos para pensar el propio cuerpo, el inestable orden social y las interacciones inciertas con los demás…. Y acá viene su célebre frase: Las mercancías sirven para pensar…

Anónimo dijo...

¡Uff! Que tema el planteado. El sólo hecho de trabajar en un diario de tecnología me enfermó y si bien hablo de ella a diario no dejo de sostener que no entiendo bien si la sociedad avanza o retrocede gracias ella. El consumo es una tentación constante que está ahí, en todos lados y uno tiene que ser muy fuerte para no sufrir frustraciones frente a esas tentaciones y deseos constantemente incumplidos. Es difícil mantener el objetivo: salud, amor, felicidad, un techo, comida y ropa, porque las ofertas son tantas que aturden y es imposible encontrarlas a la vuelta de la esquina y esquivarlas para no sufrir siquiera la tentación. Uno debe pensar en que hay que trabajar para vivir y no vivir para trabajar, punto que la ambición y el sistema capitalista no permiten que lo tengamos muy claro. Hoy el mundo ha creado tantas necesidades que uno tendría que trabajar la 24 horas y más para poder producir lo necesario como para ganar un sueldo suficiente que pudiera satisfacer todas las tentaciones consumistas del ser humano, y así y todo no estaría satisfecho. Es una realidad que la ambición es una característica que si el ser humano pudiera eliminar, lograría vivir mucho más felíz.

Anónimo dijo...

Paso a dar mi humilde opinión...

El otro día, mientras hablaba con una amiga (super glam!) me contaba que había hablado con su mamá y que le había contado que estaba mal (mi amiga)... en fin... comentario va comentario viene me tira un… “y bueno al final viene el viernes (desde Entre Rios!!!) para ir de shopping!!” a mi me salió un cumplido “ahhhh”… A ver… qué parte de la historia no se entendió que lo que necesita mi amiga no es más ropa sino más bola?!!? Capaz soy un espécimen fuera de serie (espero que no)… obvio que si mañana alguien me da la tarjeta y me dice “comprate lo que quieras, sin culpas” me va a dar una linda sorpresa… pero a lo que voy es que muchas veces confundimos los tantos… lo material aunque intente estar en el lugar de… nunca va a poder reemplazar un abrazo, un beso, una caricia, una mirada, un consejo, etc. Ese vacío o sentimiento de insatisfacción del que todos hablan/amos tiene que ver, para mi, con esta cuestión…
No hay vuelta que dar… vivimos en una sociedad ultra-consumista… va ganando terreno el frío “somos lo que compramos….” Para dejar de lado al viejo “somos lo que sentimos” (¿¿??). Lamentablemente no fueron pocas las veces en que me sorprendí preocupándome por lo que me faltaba tener para estar minimamente a tono con las tendencias… pero bueno… siempre la misma historia, ese reconocerme perdida (sí, perdida en un mundo obsoleto e insignificante) y un volver a darme cuenta que lo imprescindible está en otro lado… que la vida pasa por otro lado…
Con respecto a la pregunta “pero acaso está mal querer sentirnos bien?” Yo digo que no…pero siempre y cuando ese sentirse bien tenga que ver no con la imagen exterior sino con la interior… Para mucha gente un sentirse bien hoy pasa por haberse comprado un celular todo terreno: con mp100, filmadora, impresora, grabadora de DVD, tijerita (¿? ¿¿??)… en fin… con todos los chiches y para otros la felicidad puede estar en haberse podido abrir en una charla… En haberse podido reconocer en otros ojos… (guauu sonó romantic) etc.
Insisto, vivo en este mundo consumista… y miles de veces entro de cabeza y compro lo que me venden… pero también intento hacer ese otro ejercicio de ponerme a pensar: vivir para qué o para quién? Qué espero de mi? Por dónde pasa la felicidad?
Cada día que pasa me convenzo más que todo es más prescindible de lo que yo pensaba… Pero lo quiero igual!!! No! No pasa por ahí la cuestión Manuela…

Anónimo dijo...

Sí, me refería a ese texto, Manu. Las mercancías sirven para pensar!!!!! Qué terrible idea!!!!!
Eso y decir que uno es libre al ir al supermercado porque en las góndolas tiene todas las opciones para elegir de un mismo producto es lo mismo...
Qué triste pensar que el ser humano se define a través de una marca de yerba y no de la otra!!!! O por leer Página 12 y no La Nación!!!!! No creo en eso para nada.
Ahora, por ejemplo, se acerca mi cumple. Obvio que mentiría si dijera que no quiero que me regalen nada, pero estoy más pendiente (y demasiado, hasta el punto de angustiarme) de si se acuerdan de mí o no. Me pueden llegar a hacer mierda si me saludan ese día como si fuera cualquier otro... porque a mí me re importa. Ahora, si me regalás una remerita verde o roja o te olvidaste de comprarme algo, no me importa, pero lo que me angustia es sentirme sola, y creo que ese sentimiento no se me va a ir por ir de compras al Abasto.

Vickita dijo...

La BBC no coincide con nosotros!!! Entren aca y vean...

http://www.lanacion.com.ar/Archivo/nota.asp?nota_id=905361

resulta que ahora somos infelices que no pueden estar ni 7 días sin celular!!

Germán A. Serain dijo...

El link propuesto por Vicky, un poco más a mano, es éste: (haga click aquí).

De mi parte, me pasó con los dos celulares que compré lo mismo, primero con uno, luego con el otro: perdí la línea por dejarlos guardados demasiado tiempo en un cajón, luego de haberme hartado de llevarlos encima conmigo.

Eso sí, hoy es mi noveno día sin teléfono ni internet en casa... (obviamente que no por elección propia) y ya me estoy desesperando.

Manu, Nayla, Sol... muchas gracias por los aportes.

P.S.: Redepente me acordé de Luca Prodan: "No sé lo que quiero... ¡pero lo quiero ya!" (cómo que no hay negrita, Manu?...)

Anónimo dijo...

EXCELENTE FRASE DEL AMIGO LUCA PRODAN!!!!, y muy apropiada para este espacio. Y si hay negrita y también itálica.

Saludos a todos!!!!

Anónimo dijo...

Manulandia, me encantó tu comentario.
Me sentí muy identificada con lo que dijiste. Muchas veces se intenta tapar esa carencia que se siente interiormente con el placer que nos puede producir lo material y es un gran error, por lo que no sientas que sos ningún especimen.
Quisiera aportar mi comentario sobre este tema hablando de Epicuro de Samos, fundador de una corriente filosófica (hedonismo).
Según este filósofo, El fin de la vida es lograr el placer y evitar el dolor. “El placer es el principio y el fin de la vida feliz.” Lo moralmente bueno es buscar el placer. Llamamos bueno a lo que nos gratifica, nos da placer. La salud del cuerpo y la imperturbabilidad del alma es el fin de una vida feliz. De todos modos, la palabra "placer" no debe confundirnos. Epicuro no promovía una vida de desenfreno, de búsqueda irracional del placer. Por el contrario, propone buscar la ataraxia (ausencia de dolor y paz del alma), el reposo. Enseñaba que los bienes del espíritu son superiores a los del cuerpo y hacía notar que se debía usar la razón y el cálculo para ver qué placer es conveniente y cuál termina acarreando con el tiempo un dolor más grande que el placer momentáneo que produce. “Principio de toda vida dichosa y, por ello, el sumo bien es la prudencia; es superior a la misma Filosofía; de ella se desprenden las demás virtudes, pues sin prudencia, sin moralidad y sin justicia, no es posible vivir dichoso, como viceversa, sin placer tampoco se puede vivir racional, moral y justamente.”
Ahora bien, me pareció interesante el hecho de que se proponga el cálculo intencionado para la búsqueda del placer más conveniente y duradero. Todos reflexionamos sobre comprar aquello que nos producirá más placer o simplemente compramos hasta lo que no necesitamos directamente sin pensar en que este placer se esfumará después de un rato cuando lo que compremos ya deje de ser lo nuevo y el interés en el objeto no sea el mismo???
No sé por qué, pero me puse a pensar en el boom de hoy en día que se produce con las compras por Internet. No es el mismo placer para mí que comprar de la manera más tradicional. Sin embargo, la gente compra por esta vía y cada vez más. Sentirá el mismo placer de curiosear, descubrir y encontrar antes de comprar que uno puede sentir mientras hace sus compras en un shopping, por ejemplo?

Anónimo dijo...

Hacía poco tiempo que salíamos con Luis. Estacionó el auto del lado de la izquierda (¡qué mal!). Yo, que estaba del lado del acompañante, miré por el espejo lateral antes de bajar. Vi que venía un auto, así que apenas abrí la puerta, esperando que pasara. Pero el conductor –pensando que no lo había visto- tocó insistentemente la bocina. ¿Qué hice yo? Pues, obedientemente, cerré la puerta y bajé por el lado del conductor. Mi marido me miró sorprendido, sin entender porqué no había bajado por mi lado. “¿No viste que ese auto me tocó bocina?”, le pregunté. “Sí”, contestó él. “¿Y?”, agregó. “¿Cómo que ‘y’?”, esta vez la asombrada era yo. “Claro, ¿y?”, insistió Luis. Y ahí, entendí.

Una de las cosas que rescato de la clase pasada es la mención de Sartre y su afirmación sobre que siempre tenemos dos opciones. El conductor tenía derecho a tocarme bocina y yo tenía derecho a esperar que pasara y bajar por mi lado. O bajar por el otro.

La sociedad de consumo tiene derecho a intentar tentarme a que consuma. Yo tengo derecho a decir que sí o que no. Acá entra en juego cuán centrado esté uno, quiero decir: cuán equilibrado esté uno.

¿Acaso está mal querer sentirnos bien? Creo que es una falsa opción. No está en juego si es correcto o incorrecto sentirse bien. Lo malo es el camino/medio a través del cual uno se siente bien. Uno puede sentirse bien comprándose algo o a través de la aprobación del otro cuando nos regala una sonrisa o una palmada en el hombro. Pero también, uno puede sentirse bien sin necesidad de esperar la aprobación exterior… Esto lo relaciono con la filosofía Zen, con el comentario del maestro a discípulo cuando “ello” disparó y el alumno pretendió festejar el acierto.

(Perdón que corte acá, ¡pero llego tarde al trabajo! Intentaré terminar la idea antes de la clase de hoy.)

Anónimo dijo...

Yo diría que lo que prevalece en esta sociedad es la sensación de angustia por aquello que es inalcanzable y lo que juega un papel muy importante es el deseo. Nos hacen creer que necesitamos tal o cual cosa y que adquiriéndolo vamos a ser un poco más "felices" pero cuando lo conseguimos, perdiste..apareció algo nuevo que te falta para ser más "feliz" todavía.
Vos escribías Germás sobre que no "significa que este al alcance de tu bolsillo"..y es muy cierto porque al que más le cuesta económicamente hará lo imposible muchas veces por adquirir ese producto con el que puede saciar sus carencias y poder "pertenecer" y "tener lo que todos tienen porque está bien que así sea".
Adquirimos objetos para poder crearnos la mejor identidad que muestre quienes somos o que queremos ser o como quiénes queremos ser.El problema no pasa sólo por si está mal o no querer algún objeto en particular sino en el juego "macabro" que actúa en las sociedades de consumo y sobre los individuos que la integran para que el deseo sea una dinámica constante que nunca puede llegar a ser saciada.

Anónimo dijo...

Cris, lo mismo que en el zen, sí hay aquí un correcto y un incorrecto. Sólo que no se trata de una cuestión de índole moral. Se trata de tener un objetivo (sentirse bien, para el caso) y medios conducentes o inconducentes para lograrlo. Y a veces no es tan sencillo determinar si estamos ante uno u otro caso.

...Pero Adrián ya se me adelantó y expresó mejor que yo un par de ideas al respecto.

Anónimo dijo...

hhtt

Anónimo dijo...

Quiero compartir con ustedes un cuento clásico de la India, que se titula “Una insensata búsqueda”: Una mujer estaba buscando afanosamente algo alrededor de un farol. Entonces, un transeúnte pasó junto a ella y se detuvo a contemplarla. No pudo menos que preguntar: ‘Buena mujer, ¿qué se te ha perdido?, ¿qué buscas?‘ Sin poder dejar de llorar, la mujer, con la voz entrecortada por los sollozos, pudo responder a duras penas: ‘Busco una aguja que he perdido en mi casa, pero como allí no hay luz, he venido a buscarla junto a este farol.’ El Maestro dice: “No quieras encontrar fuera de ti mismo lo que sólo dentro de ti puede ser hallado.”

Lo que me llama la atención es ver con qué naturalidad asociamos la búsqueda del placer con el consumo –convengamos que el profe eligió las fotos para inducirnos a hacer la asociación- o, en su defecto, con encontrarnos con amigos, por ejemplo. Para mí, lo incorrecto no es la búsqueda en sí, sino el lugar donde pretendemos encontrarlo, léase fuera de nosotros. (Reconozco que antes hablé del “camino/medio” y que ahora hablo del “lugar”. Creo estar expresando mejor mi punto de vista ahora.)

Para Sol: si puedo darte mi opinión, no importa si nuestros amigos se acuerdan de nuestro cumpleaños. Por supuesto que una se pone recontenta cuando se acuerdan y triste cuando no lo hacen, pero si nuestra alegría o tristeza depende de su recuerdo, ¡les estamos dando el poder a ellos! (Así es como debería ser, ahora de ahí a que nos salga hay un pequeño trecho…)

Anónimo dijo...

Hedonismo, consumo o idiotez? tengo una jefa con la que discrepamos en forma permanente respecto de la resolución técnica de los laburos, y le dan unos ataques de irracionalidad del carajo, sobre todo los días martes que hay reunión. Como termina el tema?: va a las Pacífico (juraría que ya tiene un cartel que la da la bienvenida sòlo a ella y compra cosas muuuuy caras y se calma. Llega después del almuerzo, una seda... Yo en tanto seguí laburando y demostré que el expediente salía con mi resolución. Punto para mí. Cuando la mina vuelve con sus bolsas y yo tengo todo resuelto que siento: ENVIDIA. Entonces me planteo quien está mejor parada frente a este sistema perverso si la que subliminó su capricho comprando compulsivamente y terminó el tema satisfaciendo felizmente su hedonismo o la que laburo correctamente, pero que al final del día se quedó con un sentimiento tan pelotudo? Hubiera preferido aportar algo como lo de Jimena, pero, bueno me salió esto. Gracias por escucharme (bueno leerme). Algo en serio: no se nos permite estar fuera del sistema si bien podemos tomar lo mejor de él. Ninguno estaría participando de este blog, si no formáramos parte del sistema. Sí ya sé hay locutorios...