Alude en su parcial LauraM, a una de las primeras proyecciones cinematográficas de los hermanos Lumière. Recapitulemos brevemente: Los inventores del proyector cinematográfico patentaron su aparato el 13 de febrero de 1894, y poco más de un año después, el 22 de marzo de 1895, fue mostrada en París su primera filmación, en una sesión de la Société d'Encouragement à l'Industrie Nacional. Se trató de la película conocida como La sortie des ouvriers des usines Lumière à Lyon Monplaisir (La salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir), que había sido rodada tres días antes. Pronto otros trabajos fueron dados a conocer al público, entre ellos El desayuno del bebé, la primera película de ficción, que se tituló El regador regado, y la Llegada de un tren a la estación de la Ciotat.
Respecto de esta última película se teje una conocida leyenda: se cuenta que parte del público asistente a la proyección, se levantó desesperada de sus asientos al ver la imagen del tren acercándose a ellos desde la pantalla. Viendo hoy la película, parece poco probable que así haya sucedido. Aunque debemos otorgarle a la historia un margen de duda a favor, siendo evidente que en estos ciento y pico de años que han transcurrido desde entonces la percepción del hombre ha cambiado radicalmente en lo que a las imaginerías mediáticas se refiere. Cuando en 1973 se estrenó la película El exorcista en los Estados Unidos, se cuenta que mucha gente se descomponía en las salas de proyección, ante el espanto de las imágenes, esas mismas imágenes que hoy, a la luz de otras tantas películas de espanto que vinieron luego, cada una de ellas intentando opacar los horrores de sus predecesoras, nos resultan casi ingenuas.
¿Cómo será la vivencia de que un tren nos pase por encima? El espectáculo fílmico, transformado en simulacro, se ha perfeccionado con los años. Exigimos cada vez más realismo, porque el dispositivo mediático lo permite, pero también porque nuestra percepción se va modificando, y ya no se conforma con lo que antes era más que suficiente. Ya nadie se levanta de su asiento en el cine, cuando una cámara en posición subjetiva toma la imagen de un tren aproximándose. Hemos perdido la inocencia. Entonces, cuando ya no fue suficiente la cámara, para saber cómo es que un tren te pase por encima un tipo se acostó entre los dos rieles y esperó... Pero lo curioso, lo que debería llevarmos a la reflexión, es que no esperó sólo él, sino que llevó la cámara consigo. No era la vivencia en sí, sino la posibilidad de que dicha experiencia fuese vista por otros lo que importaba. Las cosas, para ser ciertas, tienen que ser vistas en una pantalla. Ese es el concepto que parece ir primando de a poco en nuestra cultura.
El parcial de LauraM me hizo pensar en estas cosas. Es bueno que un parcial te haga pensar. Por eso anoto estas líneas en esta entrada.
9 comentarios:
comentarios al margen:
me altera la gente que hace ese tipo de cosas.
la inocencia es algo que perdí y no.
Ah, un boludo importante el flaco...
Un simulacro de suicidio.. Al menos va saber que hacer cuando le pase realmente un tren por encima.
A alguien le puede sugerir algo mas esta experiencia?
Creo que este video es un claro ejemplo de que uno se construye a si mismo por los otros. Personalmente considero que esta personas no queria vivir la experiencia de que un tren lo pase por arriba, sino decir "Mira lo que hago·" Saco esta conclusión por el simple hecho de que si hubiera querido solamente vivir la experiencia no hubiera llevado la camara.
Creo tambien que debido a los avances tecnologicos, al facil acceso de un dispositivo para filmar, como las filmadora o los celulares, y a la propagación del uso de Internet el hombre se volvio mucho mas voyeurista. Un claro ejemplo de esto es Gran Hermano o la cantidad de videos "prohibidos" que se cuelgan en la red de pseudo famosas/os.
Creo, apuntando a lo que dice Hernán en su comentario, que podría haber un paso anterior al “mirá lo que hago”, que sería algo así como “a ver lo que hice”. Quiero decir, estoy de acuerdo con esto de que existe una voluntad exhibicionista, una compulsión a mostrarse, un deseo de ser mirado por el otro. Pero se me ocurre que también podría haber algún deseo de verse a uno mismo como uno mismo no podría verse sin el auxilio de las cámaras. Supongamos que sea cierto eso que dicen todas las chicas (desde Pamela Anderson a esta parte) cuyos videos prohibidos aparecen publicados en la web. Eso de que inocentemente se filmaron con sus parejas y luego esos novios despechados salieron a subir las imágenes a internet. Según sus argumentos no había voluntad de exhibirse, pero si de filmarse. ¿Para verse “desde afuera”? Podría ser. Y después, si me gusta cómo me veo, ofrezco esa imagen a los demás. Porque vivir es mostrarse, dice Susan Sontag en un artículo sobre la fotografía (no recuerdo el nombre ahora). Y también mirar (y mirarse).
Nota al margen: Desde el viernes no entraba al blog. Recién hoy, lunes, entré y pensé “que linda manera (la mia) de empezar la semana”.
Creo que en estos tiempos lo que muestran las cámaras es, aún, tomado como si fuese la realidad misma por la mayoría de las personas.Y después de 100 años no se han dado cuenta que eso no es así. Es como una resistencia poco entendible.
Por otra parte,algo que me llama la atención es lo que esta sucediendo en los canales de noticias de cable, donde la gente manda videos de algún suceso que registró con la cámara de su celular y es pasado por el canal como una nota periodística más.
Particularmente esta conducta del chico del video, me parece nada mas que para llamar la atencion y me pongo a pensar tambien, cuanto valoran su vida, porque no todas las cosas salen bien, y ene ste caso es cuestion de centimetros..me pregunto adonde esta el limite de de"mostrar" lo que soy capaz de hacer.
Particularmente esta conducta del chico del video, me parece nada mas que para llamar la atencion y me pongo a pensar tambien, cuanto valoran su vida, porque no todas las cosas salen bien, y ene ste caso es cuestion de centimetros..me pregunto adonde esta el limite de de"mostrar" lo que soy capaz de hacer.
La "resistencia" a darnos cuenta que lo que pasa en la pantalla no sucede en realidad me parece que tiene que ver con reacciones de tipo inconscientes. Pararse en el medio de la pelicula porque creemos que el tren se nos viene encima hoy nos parece ridiculo, sin embargo uno puede experimentar dolor y angustia por algo que sucede en una pelicula (Sí, yo soy de las que lloran con las películas dramáticas). Sabemos que no sucede en verdad y de todas formas nos afecta.
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