sábado, junio 30, 2007

Del cuaderno de bitácora

No quise publicar estas palabras antes de haber terminado de corregir los parciales para mantener la necesaria objetividad. Ya volcadas las notas de todos y cada uno, me permito decir que en definitiva no me parece mal que un docente deba ocupar cada tanto el lugar del alumno y demostrar ante una mesa examinadora lo que sabe hacer.

Sin embargo, por otra parte considero que para bien o para mal el verdadero concurso docente no se rinde ante una mesa examinadora, una vez cada tanto, sino cada vez que el docente entra al aula y se para frente a sus alumnos, que son quienes en verdad deben juzgarlo en su labor, dado que en definitiva es para ellos para quienes trabaja.

Y en este sentido estoy sinceramente feliz y agradecido, pues a juzgar por los comentarios que he recibido en la anotación de más abajo, volcados por ustedes incluso al margen de sus calificaciones, llego a la conclusión de que tengo el concurso docente aprobado. Y ojo, que no hablo aquí del concurso que convalidará eventualmente mi cargo en la cátedra, sino del otro, el verdadero y más importante, que es el que se puso en juego cada jueves de 19 a 21 en el aula 6.

Tengo presente, de todos modos, que siempre habrá cosas por mejorar. Y me parece que esto es algo bueno, pues es señal de que también el docente aprende de aquellos a quienes enseña.

Gracias, nuevamente, por haberme acompañado durante este primer cuatrimestre de 2007.

jueves, junio 28, 2007

Los alumnos dicen...

...lo que tengan para decir respecto de la cursada o lo que tengan ganas. Es una especie de cuaderno de firmas del visitante. Se aceptan críticas constructivas, quejas, reclamos, improperios y también mensajes cariñosos.

El docente dice...

...que en esta entrada van a estar próximamente las notas de los parciales y otros comentarios varios de mi parte.

P.S.: Alguien se dejó olvidado un cuaderno con apuntes en el aula. Está en Intendencia, al lado de la salida de la facultad en PB.

viernes, junio 22, 2007

Ultimo parcial?...

Son sólo dos preguntas:

1. Descripciones

Para empezar: Escoja un fragmento de discurso de carácter poético, de producción propia (en su defecto, si no sabe o no se anima, un equivalente, pero tendrá que decir por qué lo considera equivalente), y reprodúzcalo en el parcial. Ahora atención: Lo que sigue no está referido de un modo puntual ni exclusivo al fragmento anterior.

Analice las relaciones que pueda establecer entre aquello que dice, nombra y/o representa, quienes dicen, nombran y/o representan y lo que es dicho, nombrado y/o representado, considerando las temáticas vistas en la materia. ¿Para qué se dice, nombra y/o representa y desde qué dimensiones del sujeto se realizan estas acciones?

Adenda y ayuda: ¿Por qué cree que le hicieron comenzar este parcial con un fragmento de discurso poético?


2. Organizaciones (ossia "La única verdad es la realidad"
(Sí, claro... pero, ¿qué es la realidad?)


Analice de un modo exhaustivo las situaciones planteadas en cualquiera de los dos textos propuestos de Julio Cortázar, a su elección, considerando los diferentes conceptos aplicables vistos en la materia. Los textos en cuestión son: la "Pequeña historia tendiente a ilustrar..." etc., por un lado, y la obra “Los Reyes” por la otra. En ambos casos, los textos deben tomarse como la descripción de situaciones comunicacional reales y concretas. La respuesta debe ser lo más completa posible, tomando en cuenta la complejidad del caso escogido y todo lo trabajado en prácticos y los textos de la materia.

jueves, junio 21, 2007

Acerca de las palabras...

pocas palabras... muy pocas. pero acaso indispensables.

Acerca del arte por el arte...

Esta entrada tiene que ver con algunas de las cosas que veíamos respecto del arte durante la clase pasada.

Pero para hablar de l'art pour l'art (el arte por el arte) prefiero remitirlos a este artículo.

viernes, junio 15, 2007

sábado, junio 09, 2007

Mi otro blog

Ya escribí bastante ayer viernes en el blog, como para añadir hoy más. Así que me he dedicado a actualizar mi otro blog, el personal. Pero claro, uno es sólo uno y siempre el mismo, ya sea que se trate de escribir cosas vinculadas a la facultad, a la música clásica o a cuestiones personales. Y a veces es razonable, entonces, que estos contenidos puedan cruzarse. En definitiva, que la anotación titulada Una pequeña forma del espanto, que acabo de editar en mi otro blog, podría perfectamente haber sido incluida aquí, y acaso con mayor justicia, dado el tema en cuestión, de no haber sido porque ayer escribí aquí tantas otras cosas.

viernes, junio 08, 2007

Materiales de lectura y un par de curiosidades

Para la clase que viene lean el texto de Freud sobre psicología de las masas, y también todo lo demás que no hayan leído hasta el momento. Pero por lo demás les paso un link desde el cual pueden descargar el libro que van a tener que leer para el segundo parcial.

Es mejor si compran el libro, por supuesto (siempre es más dignificante). Pero de lo contrario pueden hacer click aquí.

Además, debajo les dejo un par de curiosidades... para ser leídas, creo yo, desde el lugar de quien afirma que, al fin y al cabo, todo tiene que ver con todo.

Curiosidad uno: Química y pastillas

Hablando de sensibilidades aturdidas (véase más abajo lo del boyfriend pillow), he aquí la noticia a la cual refería ayer en el práctico: una nueva droga que sirve para borrar de la memoria recuerdos traumáticos.

La psicoanalista Ethel Edith Greizerstein reflexionaba así, en torno de esta noticia: "¡Casi nada! ¡La idea es borrar un trozo de tu vida así como así! Me parece interesante pensar en el tema, y unas cuántas películas lo hicieron, pero eso era ficción. Y ahora parece que va en serio. Ya las ratas no necesitan diván. Administrándoles propanol, que bloquea los neurotransmisores, los dulces animalitos a los que les habían dado un shock eléctrico simultáneo a un sonido, lo olvidaban y podían seguir amando a los humanos. ... Si estos dulces animalitos estuvieran por ahí, haciendo su vida, y olvidaran que este sonido tiene consecuencias dolorosas, no podrían defenderse porque habrían olvidado las consecuencias y serían como los humanos, que tropezamos dos veces con la misma piedra.

"Nuestra memoria -no tanto la memoria como el olvido- es selectiva. Ciertas cosas no recordamos y recordamos otras distorsionadas (recuerdos encubridores). Señalo esto con el fin de no pensar el recuerdo como un texto del que se puedo borrar un pedacito... sin consecuencias. Pero ¿es conveniente olvidar? ¿No sería prudente permanecer alertas, elaborar los duelos y exigir respuestas sociales y políticas correctas, para el caso de acontecimientos como los ataques terroristas, Cromañón y tantos otros?

"Todo un tema este de los duelos. Parecería que en nuestra cultura actual no se debe sufrir, no se puede tener un duelo. Estamos ametrallados por publicidades que nos dicen que no tenemos por qué sufrir; ante el más pequeño dolor tenemos XXXX-plus o la clásica YYYY-con vitamina, y si no disfrutamos de la vida es porque no consumimos RRRR-con magnesio. Sí, tenemos que drogarnos, así de sencillo. ¿Paradojal, no? Porque el tema de la drogadicción es un problema a nivel mundial y según parece los gobiernos la persiguen. Vamos de vuelta: no debemos sufrir pero no debemos drogarnos. Si para no sufrir los laboratorios nos ofrecen un montón de pastillitas que les vienen bien a sus bolsillos, ¿por qué no se permiten las otras drogas que no pasan por sus bolsillos? Pero eso es otra historia.

"Estamos en una cultura que promueve la inmediatez, el todo ya. Nos movemos apurados exigiendo un máximo rendimiento en todo momento. El sufrimiento no es escuela, la frustración no aporta, sólo resta. El dolor debe ser vengado o suprimido. No hay tiempo de elaboración, de ligaduras. Las especialidades buenas para los planes de salud oficiales son las que son breves, rápidas y supresoras de síntomas."


Hasta aquí la transcripción del texto de Greizerstein. Y yo me pregunto, junto con Manu, si finalmente deberíamos llegar a la conclusión de que sólo somos el resultado de procesos químicos, pasibles de ser modificados, potenciados o suprimidos con un comprimido adecuado al efecto. Hay quienes piensan que sí. Y si quieren vean este artículo que habla sobre los componentes químicos que hacen a la atracción sexual. Por algo es que en el lenguaje cotidiano hemos reemplazado el ya viejo "hay onda" por el más moderno "hay química"... Y más allá de esto les pido que vean, si es que todavía no lo han hecho, La naranja mecánica, la película de Stanley Kubrik sobre la novela de Anthony Burgess. Me gustaría trabajar en algún momento sobre ella.

Mientras tanto, reconozco que mi racionalidad no me permite llegar a tanto. No estoy dispuesto a admitir que el amor, el dolor, las esperanzas, los miedos, el enojo, la poesía, o esa indecible dimensión que llamamos alma, sean el simple resultado de un imprevisto cocktail químico. Pero esto no quiere decir que yo no esté equivocado. Tal vez sea que mi química no me deja admitir semejantes revelaciones.

Curiosidad dos: La almohada que te abraza


Buscando fotos de almohadas para poner en mi comentario anterior, volví a encontrarme con esta imagen... Para quienes no la conozcan, esta es "The Boyfriend Pillow", novedosa almohada fabricada en poliéster por la firma japonesa Kameo (80 dólares), con forma, textura, y consistencia similares a las de un caballero (nótese, por favor, el detalle del botón en el bolsillo). Ideal para damas solitarias, esto viene con dos camisas/funda, para cambiar cuando una de ellas se ensucia, y además es funcional, pues incluye un despertador que suena a la hora que vos quieras. Lo peor de todo es que la idea parece haber tenido buena acogida en el mercado.

Para quienes tengan ganas de leer la noticia original completa en el portal de noticias de la BBC, pueden hacer click aquí.

Del cuaderno de bitácora...

esta mañana desperté de un sueño extraño. yo estaba en la facultad, terminando una de mis clases, cuando miro el reloj y veo que son las diez de la noche, la clase había durado una hora más de lo previsto, sin que nadie dijese nada, aunque en realidad parecía ser todavía más tarde, porque en el edificio reinaba un silencio tremendo. en el aula sólo quedaban tres alumnos (perfectamente identificables, lo juro, que si no digo aquí quiénes eran es a fin de no generar suspicacias) y no parecían tener apuro por irse, pero yo pensé algo así como "pobres, ya me aguantaron suficiente, mejor los dejo en paz". así que se van y quedo solo, y entonces escucho que en el aula de al lado hay una reunión de docentes, dirigida por una especie de regente que los está cagando-a-pedos-mal, como si fuesen cadetes y ella un sargento del ejército, y les dice que al día siguiente deben presentar sin falta el diploma que los habilita para dar clases. yo me quedo muy quieto y callado, porque no quiero que me descubran, pero no es por no tener mi diploma, que de hecho no tengo ninguno, sino que de pronto descubro que no encuentro mis pantalones por ninguna parte. más tarde converso con dos chicas que me piden ayuda para un trabajo de tesina, no tengo idea de que hora sea y al parecer estoy vestido otra vez, pero recuerdo que me dicen que yo fui el único de entre no sé cuántos docentes que accedió a ayudarlas con su trabajo y yo argumento entonces algo acerca de que los docentes también son gente, y que la gente a veces es medio pelotuda, o algo así. ahí es cuando me despierto, pero ojo, que no siempre sueño esta clase de cosas. a veces sueño cosas raras en serio.

domingo, junio 03, 2007

Reciclaje de palabras...

A mis 12 años de edad estuve a punto de ser atropellado por una bicicleta. Un señor cura que pasaba me salvó con un grito: «¡Cuidado!» El ciclista cayó a tierra. El señor cura, sin detenerse, me dijo: «¿Ya vio lo que es el poder de la palabra?» Ese día lo supe.

(Gabriel García Márquez)


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No es que no quiera escribir. Estoy corrigiendo parciales. Por eso es que no me he tomado tiempo para generar todavía una nueva entrada acerca de los nuevos temas que estamos viendo.

No obstante ello, quise aprovechar algunas cosas que estaban escritas ya desde antes, como para proponer como material de lectura acerca de las palabras.

Por ejemplo esto, acerca de la curiosa idea de que un auto deba parecer agresivo.

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“Las palabras se esfuerzan,
se resquebrajan y a veces se rompen,
bajo la carga,
bajo la tensión, resbalan,
se deslizan, sucumben,
se pudren con su imprecisión,
no se quedan en su sitio,
no se quedan quietas.”

(T.S. Eliot)


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También está esto otro, aunque no estoy seguro acerca de qué...

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Se preguntaba alguna vez Julio Cortázar
por qué razón habríamos de seguir
escribiendo o diciendo cosas,
siendo que ya todo ha sido dicho,
de una u otra manera,
en algún otro momento.

A Cortázar le contesta André Guide:
Como no escuchamos,
no queda entonces más remedio
que volver a decirlo
todo de nuevo.

G.S.

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Y fundamentalmente tenemos este texto, acaso un tanto largo para anotación del blog. Pero creo que vale la pena leerlo...

...Tan enorme era aquella cara, que con facilidad habría podido llevar su nombre escrito sobre ella un centenar de veces. Humpty Dumpty estaba sentado con las piernas cruzadas, como si fuera un turco, en lo alto de una pared. Pero era tan estrecha que Alicia se asombró de que pudiese mantener el equilibrio sobre ella. Y como tenía los ojos fijos, mirando en dirección contraria a Alicia, y como estaba ahí sin hacerle el menor caso, pensó que después de todo podía no tratarse más que de un muñeco.

--¡Es la mismísima imagen de un huevo --dijo Alicia en voz alta, de pie delante de él y con los brazos preparados para cogerlo en el aire, tan segura estaba de que se iba a caer de un momento a otro.
--¡No te fastidia...! --dijo Humpty Dumpty después de un largo silencio y cuidando de mirar hacia otro lado mientras hablaba-- ¡qué lo llamen a uno un huevo...! ¡Es el colmo!
--Sólo dije, señor mío, que usted se parece a un huevo --explicó Alicia muy amablemente-- y ya sabe usted que hay huevos que son muy bonitos –añadió esperando que la inconveniencia que había dicho pudiera pasar incluso por un cumplido.
--¡Hay gente-- sentenció Humpty Dumpty mirando hacia otro lado, como de costumbre-- que no tiene más sentido que una criatura!

Alicia no supo qué contestar a esto: no se parecía en absoluto a una conversación, pensó, pues no le estaba diciendo nada a ella; de hecho, este último comentario iba evidentemente dirigido a un árbol... así que quedándose donde estaba, recitó suavemente para sí:

Tronaba Humpty Dumpty
desde su alto muro;
mas cayóse un día,
¡y sufrió un gran apuro!
Todos los caballos del Rey,
todos los hombres del Rey,
¡ya nunca más pudieron
a Humpty Dumpty sobre su alto muro
tronando ponerle otra vez!

--Esa última estrofa es demasiado larga para la rima --añadió, casi en voz alta, olvidando que Humpty Dumpty podía oírla.
--No te quedes ahí charloteando contigo misma --recriminó Humpty Dumpty, mirándola por primera vez. Dime más bien tu nombre y profesión.
--Mi nombre es Alicia, pero...
--¡Vaya nombre más estúpido! --interrumpió Humpty Dumpty con impaciencia. ¿Qué es lo que quiere decir?
--¿Es que acaso un nombre tiene que significar necesariamente algo? -–preguntó Alicia, nada convencida.
--¡Pues claro que sí! --replicó Humpty Dumpty soltando una risotada. El mío significa la forma que tengo. ¡Y una forma bien hermosa que es! Pero con ese nombre que tienes, ¡podrías tener prácticamente cualquier forma!
--¿Por qué está usted sentado aquí fuera tan solo? --dijo Alicia que no quería meterse en discusiones.
--¡Pues porque no hay nadie que esté conmigo! --exclamó Humpty Dumpty. ¿Te creíste que no iba a saber responder a eso? Pregunta otra cosa.
--¿No cree usted que estaría más seguro aquí abajo, con los pies sobre la tierra? --continuó Alicia, no por inventar otra adivinanza sino simplemente porque estaba de verdad preocupada por la extraña criatura. ¡Ese muro es tan estrecho!
--¡Pero qué adivinanzas tan tremendamente fáciles que me estás proponiendo! --gruñó Humpty Dumpty. ¡Pues claro que no lo creo! Has de saber que si alguna vez me llegara a caer... lo que no podría en modo alguno suceder... pero en caso de que ocurriese... --y al llegar a este punto frunció la boca en un gesto tan solemne y fatuo que Alicia casi no pudo contener la risa. Pues suponiendo que yo llegara a caer --continuó-- el Rey me ha prometido... ¡ah! ¡Puedes palidecer si quieres! ¿A que no esperabas que fuera a decir una cosa así, eh? Pues el Rey me ha prometido... por su propia boca... que... que...
--Que enviará a todos sus caballos y a todos sus hombres --interrumpió Alicia, muy poco oportuna.
--¡Vaya! ¡No me faltaba más que esto! --gritó Humpty Dumpty súbitamente muy enfadado. ¡Has estado escuchando tras las puertas, escondida detrás de los árboles, por las chimeneas... o no lo podrías haber sabido!
--¡Desde luego que no! --protestó Alicia, con suavidad. Es que está escrito en un libro.
--¡Ah, bueno! Es muy posible que estas cosas estén escritas en algún libro --concedió Humpty Dumpty, ya bastante sosegado. Eso es lo que se llama una Historia de Inglaterra. Ahora, ¡mírame bien! Contempla a quien ha hablado con un Rey: yo mismo. Bien pudiera ocurrir que nunca vieras a otro como yo; y para que veas que a pesar de eso no se me ha subido a la cabeza, ¡te permito que me estreches la mano!

Y en efecto, se inclinó hacia adelante (y por poco no se cae del muro al hacerlo) y le ofreció a Alicia su mano, mientras la boca se le ensanchaba en una amplia sonrisa que le recorríó la cara de oreja a oreja. Alicia le tomó la mano, pero observándolo todo con mucho cuidado: --Si sonriera un poco más pudiera ocurrir que los lados de la boca acabasen uniéndose por detrás –pensó-- y entonces, ¡qué no le sucedería a la cabeza! ¡Mucho me temo que se le desprendería!
--Pues sí señor, todos sus caballos y todos sus hombres --continuó impertérrito Humpty Dumpty --me recogerían en un periquete y me volverían aquí de nuevo, ¡así no más! Pero... esta conversación está discurriendo con excesiva rapidez: volvamos a lo penúltimo que dijimos.
--Me temo que ya no recuerdo exactamente de qué se trataba --señaló Alicia, muy cortésmente.
--En ese caso, cortemos por lo sano y a empezar de nuevo --zanjó la cuestión Humpty Dumpty. Y ahora me toca a mí escoger el tema...
(--Habla como si se tratase de un juego-- pensó Alicia.)

--Así que he aquí una pregunta para ti: ¿qué edad me dijiste que tenías?
Alicia hizo un pequeño cálculo y contestó: --Siete años y seis meses.

--¡Te equivocaste! --exclamó Humpty Dumpty, muy ufano. ¡Nunca me dijiste nada semejante!
--Pensé que lo que usted quería preguntarme era más bien «¿qué edad tiene?» --explicó Alicia.
--Si hubiera querido decir eso, lo habría dicho --replicó Humpty Dumpty.

Alicia no quiso ponerse a discutir de nuevo, de manera que no respondió nada.

--Siete años y seis meses... --repetía Humpty Dumpty, cavilando. Una edad bien incómoda. Si quisieras seguir mi consejo te diría: «deja de crecer a los siete»... Pero ya es demasiado tarde.
--Nunca se me ha ocurrido pedir consejos sobre la manera de crecer –respondió Alicia, indignada.
--¿Demasiado orgullosa, eh? --se interesó el otro.
Alicia se sintió aun más ofendida por esta insinuación.
--Quiero decir --replicó-- que una no puede evitar el ir haciéndose más vieja.
--Puede que una no pueda --le respondió Humpty Dumpty-- pero dos ya podrían. Con los auxilios necesarios podrías haberte quedado para siempre en los siete años.

--¡Qué hermoso cinturón tiene usted! --observo Alicia súbitamente (pues pensó que ya habían hablado más que suficientemente del tema de la edad; y además, si de verdad iban a turnarse escogiendo temas, ahora le tocaba a ella). Digo más bien... --se corrigió pensándolo mejor-- qué hermosa corbata, eso es lo que quise decir... No, un cinturón, me parece... ¡Ay, mil perdones, no sé lo que estoy diciendo! --añadió muy apurada al ver que a Humpty Dumpty le estaba dando un ataque irremediable de indignación, y empezó a desear nunca haber escogido ese tema. --¡Si solamente supiera --concluyó para sí misma-- cual es su cuello y cuál su cintura!

Evidentemente, Humpty Dumpty estaba enfadadísimo, aunque no dijo nada durante un minuto o dos. Pero cuando volvió a abrir la boca fue para lanzar un bronco gruñido.
--¡Es... el colmo... del fastidio --pudo decir al fin-- esto de que la gente no sepa distinguir una corbata de un cinturón!
--Sé que revela una gran ignorancia por mi parte --confesó Alicia con un tono de voz tan humilde que Humpty Dumpty se apiadó.
--Es una corbata, niña; y bien bonita que es, como tú has dicho. Es un regalo del Rey y de la Reina. ¿Qué te parece eso?
--¿De veras? --dijo Alicia encantada de ver que había escogido después de todo un buen tema.
--Me la dieron --continuó diciendo Humpty Dumpty con mucha prosopopeya, cruzando un pierna sobre la otra y luego ambas manos por encima de una rodilla-- me la dieron... como regalo de incumpleaños.
--¿Perdón? --le preguntó Alicia con un aire muy intrigado.
--No estoy ofendido --le aseguró Humpty Dumpty.
--Quiero decir... ¿qué es un regalo de incumpleaños?
--Pues un regalo que se hace en un día que no es de cumpleaños, naturalmente.

Alicia se quedó considerando la idea un poco, pero al fin dijo:
--Prefiero los regalos de cumpleaños.
--¡No sabes lo que estás diciendo! --gritó Humpty Dumpty. A ver: ¿cuántos días tiene el año?
--Trescientos sesenta y cinco --respondió Alicia.
--¿Y cuántos días de cumpleaños tienes tú?
--Uno.
--Bueno, pues si le restas uno a esos trescientos sesenta y cinco días, ¿cuántos te quedan?
--Trescientos sesenta y cuatro, naturalmente.

Humpty Dumpty no parecía estar muy convencido con este cálculo.
-–Me gustaría ver eso por escrito --dijo.
Alicia no pudo menos de sonreír mientras sacaba su cuaderno de notas y escribía en él la operación aritmética en cuestión: 365 - 1 = 364.

Humpty Dumpty tomó el cuaderno y lo consideró con atención.
--Sí, me parece que está bien... --empezó a decir.
--Pero, ¡si lo está leyendo al revés! --interrumpió Alicia.
--¡Anda! Pues es verdad, ¿quién lo habría dicho? --admitió Humpty Dumpty con jovial ligereza mientras Alicia le daba vuelta el cuaderno. Ya decía yo que me parecía que tenía un aspecto algo rarillo. Pero en fin, como estaba diciendo, me parece que está bien hecha la resta... aunque, por supuesto no he tenido tiempo de examinarla debidamente... Pero, en todo caso, lo que demuestra es que hay trescientos sesenta y cuatro días para recibir regalos de incumpleaños...
--Desde luego --asintió Alicia.
--¡Y sólo uno para regalos de cumpleaños! Ya ves... ¡He aquí un glorioso para ti!
--No sé qué es lo que quiere decir con eso de «glorioso» --observó Alicia.

Humpty Dumpty sonrió despectivamente.
--Pues claro que no... y no lo sabrás hasta que te lo diga yo. Quiere decir que «ahí te he dado con un argumento que te ha dejado bien aplastada».
--Pero «glorioso» no significa «un argumento que te deja bien aplastado» --objetó Alicia.
--Cuando yo uso una palabra --insistió Humpty Dumpty con un tono de voz más bien desdeñoso-- quiere decir exactamente lo que yo quiero que diga... ni más ni menos.
--La cuestión --insistió Alicia-- es si se puede hacer que las palabras signifiquen tantas cosas diferentes.
--La cuestión --zanjó Humpty Dumpty-- es saber quién es el que manda... eso es todo.

Alicia se quedó demasiado desconcertada con todo esto para decir nada; de forma que tras un minuto Humpty Dumpty empezó a hablar de nuevo:
--Algunas palabras tienen su genio... particularmente los verbos... son los más creídos. Con los adjetivos se puede hacer lo que se quiera, pero no con los verbos. Sin embargo, ¡yo me las arreglo para tenerlos controlados a todos ellos! ¡Impenetrabilidad! Eso es lo que yo siempre digo.
--¿Querría decirme, por favor --rogó Alicia-- qué es lo que quiere decir con "impenetrabilidad"?
--Ahora sí que estás hablando como una niña sensata --aprobó Humpty Dumpty, muy orondo. Por «impenetrabilidad» quiero decir que ya basta de hablar de este tema y que más te valdría que me dijeras de una vez qué es lo que vas a hacer ahora pues supongo que no vas a estar ahí parada para el resto de tu vida.
--¡Pues no es poco significado para una sola palabra! --comentó pensativamente Alicia.
--Cuando hago que una palabra trabaje tanto como esa --explicó Humpty Dumpty--siempre le doy una paga extraordinaria.
--¡Oh! Dijo Alicia. Y estaba demasiado desconcertada con todo esto como para hacer cualquier otro comentario.
--¡Ah, deberías verlas cuando vienen los sábados por la noche! --continuó Humpty Dumpty. Vienen por su paga, ya sabes...

(Alicia no se atrevió a preguntar con qué les pagaba, de manera que menos podría decíroslo yo a vosotros.)...

(Humpty Dumpty (fragmento), de Alicia al otro lado del espejo, de Lewis Carroll)