jueves, septiembre 10, 2015

En este lugar...

...pueden dejar sus imprsiones respecto de qué les pasó con el ejercicio que hicieron al finalizar la última clase. El hecho de mirar, de ser mirados, de imponer una identidad al otro y de recibir la imposición de una identidad por parte de ese otro que nos miraba.

Recuerden que la clase que viene estaremos trabajando el texto "La sabiduría del amor" de Alain Finkielkraut.

8 comentarios:

Mariana B. Mazzola dijo...

El ejercicio en sí me pareció divertido y desafiante, siempre hay algo de incomodidad en mirar y ser visto de manera pública.
Lo que sí, me resultó desconcertante la manera en la que me describió mi compañero. No es que haya dicho algo malo ni nada parecido, solo que me describió como "tímida" y no creo serlo. Interesante pensar en lo que proyectamos inconscientemente versus lo que creemos que decimos, aún en el silencio. Sí me pareció clásico ver como él se concentró en aspectos visibles (como mi pelo verde o los zapatos que tenía puestos) mientras que yo imaginé (o deduje) cosas más "profundas" (por decir de alguna manera) en base a lo que veía. No se ofendan hombres, pero siempre me da la sensación de que se quedan en una superficialidad muy cómoda o no desafiante mientras que las mujeres, vaya uno a saber porque, tienden a buscar la profundidad de las cosas.

Lucila Brandone dijo...

El ejercicio estuvo bueno, coincido con Mariana con el hecho de que es incómodo ser observado y más en silencio. Me causo mucha gracia leer la descripción que hizo mi compañera porque pudo percibir, con tan solo observarme un rato, varios aspectos de mi persona que creo que son acertados.
Saludos

Unknown dijo...

Coincido con las compañeras. Generó incomodidad, intriga y mucha curiosidad la apreciación de un otro. Al salir del aula noté cómo muchos no aguantaban la ansiedad de leer el papel. Y, desde ya, creo que generó que nos cuestionemos respecto nosotros mismos y la mirada que el otro nos imprime: así es como me veo?

El compañero que me describió me tildó de "mandona", y me hizo reir. Mis amigos y familiares a los que le conté la anécdota me dijeron que le pegó en el palo ¿Cómo puede ser que alguien que sólo me miró me haya descrito así? ¿Qué gestos, formas, vestimenta y cualidades no verbales poseemos que permiten hablar de nosotros mismos?
En fin ¿somos lo que hacemos y no decimos? ¿somos lo que vestimos? ¿qué somos? ¿quiènes somos?

Wendy Malz dijo...

Para mi fue una experiencia diferente y divertida. No solemos hacer este tipo de ejercicios, pero me resultó muy intrigante lo que podìa pensar el otro sobre mí, y a su vez, poder interpretar o caracterizar a la otra persona, intentando ver màs allá de lo físico, màs aún, sin conocer a la persona.
Ni bien me subí al colectivo, leí la carta de mi compañera y quedé muy contenta porque tuvo buenas interpretaciones sobre mi persona.
Me quedé con la duda si ella opina o no lo mismo sobre mi escrito.
En fin, me sentí una especie de psicóloga principiante jajaja.
Vamos por más!!!
Saludos

Unknown dijo...

A mí me dio mucha intriga leer el papel apenas terminó la clase, después me distraje, me olvidé y lo leí recién el lunes. La descripción se encargó de resaltar mucho que evité su mirada, lo cual es verdad. Me sorprendió que en esos pocos minutos y casi sin cruzar palabras pudo observar que soy "estructurada", lo cual es muy verdad.

Jorge Carballo dijo...

A mí me pareció un ejercicio un tanto incómodo, porque me parece que la mirada sostenida es una interpelación, y que esté acompañada de silencio es muy extraño. Lo otro que fue interesante, pero sobre todo al leer la descripción que hicieron de mí, y los comentarios de otros compañeros, es la cuestión básica, incluso tal vez obvia, de describir solamente lo que vemos a simple vista, y no "lo que se percibe con otros sentidos". Puede ser un delirio, pero es, sino leí mal, lo que se comentaba en los textos del Zen.

Emiliana alvarez dijo...

Creó que cuando nos dijiste que la hoja debíamos entregarla a nuestro compañero observado cambio un poco el panorama. No necesariamente por cambiar lo que escribimos pero si saber que ese otro iba a leer efectivamente lo que escribimos sobre el. La situación misma fue un desafío, particularmente me cuesta sostener la mirada con cualquier otro, ya sea conocido o no el mirarse a los ojos un tiempo prolongado me incómoda, me pone nerviosa. Aún más cuando ese otro no te esta hablando sino que su atención esta directamente facalizada en tus rasgos, y en lo que ese otro piensa sobre tu persona. Piensa o en este caso imagina quien soy. Me resultó desafiante (por lo incómodo), pero entretenido también, después de todo imagino que quien tenía enfrente estaría atravesando por una sensación similar a la mía.

Barbara Pacifico dijo...

Me encantó el ejercicio! Fuera de lo normal, desafiante, intrigante. Generando que pensemos de manera diferente, eso me copó.
Me gustó la idea, y por otro lado me generó ansiedad saber con sólo la mirada que podría captar el otro de mí. Me gusta que podamos desafiar a los "prejuicios" (tanto buenos como malos) y a la vez ponerlos en práctica buscando saber qué inferimos del otro, y el otro que infiere de nosotros. Tener la hoja y poder leerla luego, en el colectivo en mi caso, fue reconfortante y me generó alegría! No sólo por la linda descripción de mi compañera, si no también por ver que los otros pueden encontrar algo en uno aún si no lo conocen, muy acertadamente, eso habla bien de algo humano, por suerte!