sábado, agosto 30, 2008

Dicen ustedes...

Cecilia quiso compartir el otro día con nosotros el texto de una murga uruguaya. Intenté conseguir el mismo texto en video en Youtube, pero no encontré ninguna toma que fuese buena. Pero sí encontré el fragmento inicial del espectáculo, que es lo que va acá. ¿Si tiene que ver o no con la materia? Yo creo que sí. Pero además de eso, como les dije en la primera clase, este es un espacio lúdico y de participación. De modo que bienvenida sea la iniciativa.



Los textos del fragmento que leyó Cecilia, ese que entre otras cosas se pregunta "Cómo será la verdad mirada de otro lugar / Cómo en la otra mitad del mapa del bien y el mal / Cómo en la cara exterior del muro de lo que soy / Quién fue que me encadenó a mi absoluta razón", los estoy copiando como primer comentario a esta anotación.

3 comentarios:

Germán A. Serain dijo...

Cómo será la verdad mirada de otro lugar.
Cómo en la otra mitad del mapa del bien y el mal.
Cómo en la cara exterior del muro de lo que soy.
Quién fue que me encadenó a mi absoluta razón.

Una prisión detrás de las banderas.
Una canción presa en las fronteras.
Un corazón ciego en la pelea.
Una ilusión muerta en las trincheras.

Mitos en la procesión
juntando en un callejón
el humo de un pabellón
que el viento ya destrozó.

Una prisión detrás de las banderas
Una canción presa en las fronteras.
Un corazón ciego en la pelea.
Una ilusión muerta en las trincheras.

Distintas luces una misma claridad.
Distintas voces una sola humanidad.
Distintas luces una misma claridad.
Distintas voces una sola humanidad.

Un ser humano inmensamente solo,
alumbrando como puede
con la pobre lucecita remendada de su fe
la gigantesca nada.
El mundo hostil, doloroso, intraspasable.
Bajo el aire que, como se sabe,
es cada vez menos amable.
Un ser humano inmensamente solo,
aferrándose a la idea,
reclamando la posibilidad,
suplicando la existencia de un algo,
de una fuerza, de una calma
que nos ayude a seguir,
que nos ayude a explicar lo inexplicable,
que nos ayude a dormir
y después a despertarnos,
y después a cambiar.

Un ser humano inmensamente solo,
alumbrando como puede
con la pobre lucecita remendada de su fe
y preguntándose a los gritos
dónde está y cuál es su verdadero Dios.

Dice mi Dios que a tu Dios le preguntes
por qué te ha dejado perdido
en esta tierra de sangre cansada,
que casi no tiene más nada… que la fe.

Mi Dios es un rebelde traicionado,
un viejo abandonado por hijos distraídos,
un loco que ha perdido sus poderes
amando a las mujeres de cada paraíso.
Dueño de un templo olvidado,
un fugitivo más en la ciudad,
un pendenciero buscado por los suburbios de la Eternidad.

Refugiado en un zaguán,
compartiendo vino y pan
en un rancho de cartón dejó su corazón.

Los hombres gritan, los dioses callan
los hombres matan en nombre de Dios.
La guerra santa, caza de brujas
ciega cruzada en la multitud.

Y en el temporal agoniza mi fe
se derrumban los faros de llorar a Dios.
Y en el temporal agoniza mi fe
se derrumban los faros, de llorar a Dios.

Veo en tus claros ojos revolución
sin armas ni banderas ni religión.
Ojos claros y oscuros de tierra y miel,
con nombres de otros dioses bajo la piel,
lejos de los engaños del mercader,
del oro de los templos y del poder.

Tengo conmigo otro Dios,
escapado de la cruz a la luz de la Luz,
furioso retador del poder y el deber
y de los imperios de la razón.

Tengo conmigo otro Dios
que nació en un cantegril en el medio de mil
y que no vale más que un hombre común
con su soledad, tengo otro Dios.

Muchos dioses, el mismo Dios,
llevan prendido el mismo farol,
mendigando en un callejón
de la indiferente civilización.

Una mujer morena suelta flores en el mar,
un hombre viejo llorando en una catedral,
un peregrino en el desierto de la Humanidad,
un hombre santo rodeado por la soledad,
con sus preguntas sin respuesta van a transitar
por los caminos que llevan a un mismo lugar.

A la tierra de los hombres alfareros,
del destino verdadero,
a los vientos de la libertad.
Al urgente firmamento de los pobres,
un planeta que se esconde,
que tendremos que buscar.

Cada uno con su alma y cada cual con su fe,
con su trago de esperanza sin que nos pese la piel.
Como cada ser humano haya aprendido a vivir
al compás del lado izquierdo como un porfiado candil,

En un barco velero, cargado de estrellas,
los hombres de arena
van buscando la tierra prometida y ajena.
Navegantes eternos de cielos antiguos y mares lejanos
con la fe como escudo prendida en los huesos,
la sangre en las manos,
traspasando la vida como un juego inmortal,

Cada uno con su alma y cada cual con su fe,
con su trago de esperanza sin que nos pese la piel,

Soy un ciudadano disfrazado de inmortal,
cambio de planeta en un camión de celofán,
otro ser humano en el espejo del carnaval.

Se desploma el telón de la bacanal,
es la eterna función de la humanidad,
no hay más adiós, no hay más final,
es siempre el comienzo,
los hombres partiendo y volviendo a llegar.

Anónimo dijo...

Gracias por aceptar mi humilde aporte...!

Germán A. Serain dijo...

My pleasure, Ceci.