sábado, abril 18, 2009

Me miran, me ven, me juzgan...

Escriban acá sus comentarios sobre el ejercicio de hoy.

El otro me mira... ¿Qué es lo que ve en mí?
Y yo... ¿me reconozco en eso que el otro ve en mí?

El poder de la mirada del otro es el convertirme en un objeto para su mirada. Sigue tratándose de mí, pero soy yo para el otro, y ya no para mí mismo.

(A propósito: acá está el Capítulo 7 de Rayuela de Julio Cortázar, que les comentaba hace un rato, para quien no lo conozca...)

12 comentarios:

Paula F. dijo...

Lo que pude rescatar del ejercicio fue "el otro" nunca va a poder en mi lugar. Yo puedo pensar, intentar aproximarme a ver las cosas desde su perspectiva, pero nunca voy a ser yo él, ni él yo. Yo diría que es un ejercicio intrigante, nunca vas a saber 100% la mente del otro, y eso hasta también sea un elemento de poder. Cómo decía Germán. Igualmente estoy segura que lo leí en el papel es un 10% de lo pensaba ese otro... Todavía me sigo muriendo de curiosidad que pasó por su cabeza...

Gisela D. dijo...

Una de las observaciones sobre el ejercicio de la ultima clase, es que pude reafirmar lo que me paso en el ejercicio anterior: la mirada que juzga, que incomoda a pesar de que la consigna fue explicita. A su vez, creo que el ejercicio permite que uno entienda mejor lo visto en el texto de Finkielkraut. Cada uno crea una imagen del otro que forma parte de la identidad de ese otro, junto con su propia mirada.¿Puede esto acercarse a la idea de la dualidad de la que habla Sartre?. Creo que todo el tiempo el ser humano hace este mecanismo de construir al otro a partir de la mirada,en la calle, sin conocerlo crea una imagen que muchas veces es prejuiciosa. En realidad todas las reflexiones que surgen de los temas y textos son como disparadores que hacen que uno pare las antenas y observe la cotidianeidad de una forma mas humana, porque creo que es esto lo que estudiamos y en definitiva es lo que mas se deja de lado en muchas situaciones que pasamos todos los dias. Ah..ya me olvidaba, realmente me asombre al leer lo que mi compañera escribio sobre mi, porque en la mayoria de las cosas coincide con lo que las personas que conozco me dicen, incluso como yo me caracterizo (salvo por lo de inteligente...ja ja).

Verónica Di Ciano dijo...

Justo escribo abajo de Gisela que es con quién intercambiamos el ejercicio. A mi me pasó que puse advertir algunas cosas que me podía decir su mirada, pero al mismo tiempo me daba cuenta que estaba incluyendo información extra de recordar verla por ejemplo sentada al lado mío en clase (qué hacía, cómo se sentaba, si participaba, si tomaba apuntes). Es decir, creo usé cosas complementarias y no me animé a considerarlo erróneo y descartarlo ya que creí que eso podía ayudar. También está el tema del contexto: si hubiéramos estado en otro ámbito que no fuera el de la facultad tal vez podría haber cambiado la percepción. Ella también me caracterizó acertadamente con algunas cosas... pero ojalá fuera tan decidida como dice! Y como alguien citaba en clase de Goffman, esto también me recordó a mí el tema... la fachada, no caer en el descrédito...
Me despido, saludos! Noa vemos

Gabriela P. dijo...

Al comienzo el ejercicio no me agradó mucho. Ser conciente de que alguien me estaba mirando, observando y juzgando no fue agradable. Me senti intimidada. Me senti tensa, hasta que la mirada y la sonrisa de la otra persona me tranquilizó un poco y yo pensé "solo es un juego".
Hoy a la noche cuando volvia de la facultad hacia mi casa, cansada de un largo día, venía recordando la clase del viernes (que cada vez me sorprenden más) y cai en cuenta de que muchas veces de manera inconsciente miramos a los otros, y hasta los juzgamos. Al estar sentada en el subte, miraba cada una de las personas que pasaban y también imaginaba algo de ellos. Ahí fue cuando algo me hizo un "clic". Estaba haciendo lo que hicimos en clase y me pregunté cuántas veces lo habré hecho. De todos modos, sé que no es igual ya que no sé si esas personas que miraba presintieron mi mirada.
Volviendo al ejercicio, es increible!... la persona que tenia al frente no me miró mucho, pero aun asi gran parte de lo que imaginó fue acertada.. jajaja

saludos!

Anónimo dijo...

Como veran estoy haciendo mis primeras incursiones en el blog ya que como venia de seguro iba a quedar con un saldo negativo en las marquitas
jajajaja
Bueno queria dejar mi opinion sobre la actividad de como yo veia al otro sin saber nada de el previamente.
Al principio, bah en todo momento, me costaba mirarlo a los ojos a mi compañero.Cada tanto lo relojeaba y el hacia lo mismo conmigo, esbozando una sonrisa. Ninguno de los dos mantenia la mirada fija en el otro. Es mas nunca supe su nombre. Errorrrr. Pese a todo esto, me dejo muy sorprendido con lo que escribio sobre mi, es mas creo que acerto en un 90% digamos. Me describio tal cual soy. Ojala yo haya acertado en algo en lo que le puse y sino que me perdone. jejee.
Por ultimo, me quede con la intriga de como fue la clase anterior con el tema de las luces, ya que yo no pude asistir. Me la perdi.Tal vez alguna vez se repita...no se
saludos a todos

matias A dijo...

ups era yo el anterior

Fede Fernandez dijo...

Creo que el ejercicio del viernes no lo aproveche como debía ser. Me senti ofuscado, en cierto modo tenso y hasta cansado. Quizas mi inconsciente no me dejo precibir debidamente lo perceptible. Me refiero a los prejuicios previos, que con la sola mirada uno tiende a efectuar. Aunque pienso que nosotros venimos de antemano con una bagaje cultural y social que nos permite decodificar ciertos atributos propios de nuestra sociedad. Por ejemplo, me arrepiento profundamente sobre los comentarios hechos por mi hacia mi compañero, juzgando tal vez con ineptitud y con vocación detallista, razgos que de hecho son exteriores y que quizas en nada se condicen con su interioridad. Exprese sin pensar acabadamente lo que escribía, y tal vez es fue mi error. Después, mas que el mero pensamiento de pensar lo que mi compañero leería en mis ojos no pude pensar (valgan las interminables redundancias). Creo que la mirada mueve mucho, es un arma, que apunta dispara y a veces lastima; intimida, inhibe, otorga y da verguenza y hasta a veces fracasa.
Saludos.

Guada Benítez dijo...

Bien, buenas tardes, buenos días o noches. Antes que nada, perdon por la demora por mi comentario, pero estoy sin medios (y con poca memoria). Con respecto al ejercicio, lo primero que rescato, es la ansiedad por leer el papel en el que escribió mi compañera -como el juego del "Amigo invisible", en el que llegaban cartas y uno se apresuraba a ver qué decía (es mi caso, no hace falta que compartan...obviamente). Después, con respecto al hecho en sí, en un principio me sentí que tenía que "estigmatizar" al otro según apariencia física (rdel rostro), después fui saliendo de esa sensación casi negativa, y me zambullí en un tren de imágenes inventadas por mi, en el cual ubicaba a mi compañera y me creía lo que yo pensaba. Eso lo escribí, y por ende, lo leyó. El tema es (lo que creo ahora que pienso un poco más) saber si yo solo pensé lo que quería, si el lugar (la clase, si el hecho de cercanía y por ello la posibilidad de rechazo) no impidió que yo hasta inconscientemente evitara pensar que mi compañera era mala persona, o una asesina, o lo que fuera.
Positivamente rescato que lo que escribí es lo que pensé, pero me queda la duda de si el hecho de mirar ese rostro hizo que focalizara en eso pensamientos, o si , como dije antes, la cercania tambien provoca que uno se limite (aunque no se dé cuenta).

Me gustó el ejercicio. Abre o despierta la sensibilidad en la percepción hacia, y para con el otro (el prójimo).

Termino esto diciendo que todo lo que me escribio mi compañera es casi acertado. casi no hubo errores.
Tal vez ha pensado de mi cosas que yo cuando las leí creí equivocadas, pero luego, analizando un poco, me dí cuenta que esas cosas que aparentemenete son errores, posiblemente en mí sean deseos (que no se cumplen) y eso me dejó pensando....
Gracias.

Agus diaz de vivar dijo...

Hola a todos,

Creo que el ejercicio del otro viernes, moviliza mucho porque pone al descubierto practicas sociales que tienden a estar reprimidas o poco confesadas (sobre todo en los estudiantes de sociales). Por ejemplo, el hecho de recurrir constantemente a los prejuicios. Como Gabriela, muchas veces en el subte me imagino como seria la vida de las personas que tengo frente a mi, "como un juego". Pero no creo que sea algo malo el prejuicio. Lo malo es tomarlo como cierto y etiquetar a la gente utilizandolos como fundamente. Lo malo es demerecer a la gente pensando este es un cheto, un groncho, un provinciano, un cabeza, etc. Por otro lado, pone al descubierto el miedo al que diran. Es tan comun escuchar decir "ni me importa lo que piensen de mi", y sin embargo, creo q son muy pocos (poquisimos) los q de verdad en lo profundo creen en esa frase. Pienso que casi todos nos preocupamos por mostrar un tipo de imagen a los demas, para que no nos estiqueten con una etiqueta que no queremos tener.
Por ultimo, y ya con miedo de ser densa, q casual q a tantos nos haya parecido q dijeron cosas q no estan tan lejos de nosotros (me hizo acordar al concepto de Bourdieu de habitus, no?).

Lorena B. dijo...

Con respecto al ejercicio del viernes me quedé pensando bastante.
Es evidente que la mirada del otro esta lejos de ser complaciente, por lo general es crítica, juzgadora y, a veces, hasta sin fundamentos. Creo que la pauta del ejercicio fue demasiado amplia y eso generó una cierta libertad de pensamientos y de palabras. No sé si eso estuvo mal o bien, cada uno fue libre de escribir lo que quiso acerca del otro y como quiso, sin mediar consecuencias. (Y esa, capaz, era la finalidad del ejercicio "convertirme en un objeto para su mirada").
Puedo asegurar que nunca sentí tan de cerca esa mirada inocente pero, a la vez, juzgadora. Después de leer la hoja con los comentarios, me pregunté: ¿todo eso dice mi imagen? o ¿hasta que punto su imaginación jugó con mi imagen?
Por eso no puedo afirmar que el ejericio haya sido bueno o malo, fue una experiencia rara...
No creo que sea de suceptible (bah, no sé jaja) sino que me soprendió la libertad de palabras (y de imaginación) de la otra persona para opinar. Igualmente considero que es importante el punto de vista del otro (errado o no), siempre sirve para algo...
Saludos!

Martín S. dijo...

Antes de empezar el ejercicio me propuse suspender dilemas de corte ético sobre lo "mal" que está juzgar a una persona por su imagen. Lo consideré un juego que se basaba en eso: sacar conclusiones (sin más fundamento que impresiones aisladas) a partir de una imagen.
Lo que no pude evitar, a pesar de que la persona me hizo sentir cómodo, fue sentir su mirada juzgadora. No tanto por lo que escribiera de mí, sino porque me condicionaba. Entonces yo la miraba cuando ella no me miraba (esto me lo hizo notar ella después porque lo escribió). Porque de lo contrario ella, mirándome, condicionaba la forma en que yo la miraba. O dicho de otra manera, como si para mirarla tranquilo fuera necesario que no me viera mirarla.
Saludos.

Cecilia Larrocca dijo...

Soy la última otra vez! Bueno, a mí me pareció que este ejercicio complementó al primero en algún punto, con respecto a las miradas y lo que nos provocan, sólo que esta vez había una perspectiva mayor al observar rostro con gestos, cuerpo con posturas... no se podía hablar en ese momento pero como dijo una compañera más arriba, creo yo también que en algunos casos jugó la participación o no en la clase y todo lo "extra" que hayamos podido captar previamente. Pero vale supongo... no soy todo lo que escribió mi compañero pero estoy segura que en gran parte es la imágen que doy... algunas cosas me las habían dicho antes y otras pueden ser ciertas aunque yo todavía no las pueda ver. Saludos!