sábado, diciembre 20, 2008

Mariano Acosta

Esta semana se desarrolló un modesto escándalo mediático (no sé si a estas alturas podrá haber un escándalo que no lo sea) a partir de la actitud de la rectora de la Escuela Normal Superior de Profesorado "Mariano Acosta", Raquel Papalardo, quien para clausurar el festejo de los estudiantes que egresaban del último año, el cual se desarrollaba puertas adentro, en el patio interno del propio colegio, tomó una manguera contra incendios y literalmente bañó a sus estudiantes.

Recuerdo cuando hace años atrás, no quisiera en este momento hacer el cálculo de cuántos exactamente, la profesora Papalardo nos daba sus clases de Geografía. Era una profesora respetada, de esas con las cuales uno sabe que no se jode, pero al mismo tiempo reconocida como una persona justa, ecuánime y por añadidura buena docente. Vale decir, una de esas personas que son cada vez más necesarias en cualquier institución educativa. Me hubiese encantado por entonces que Raquel (el tiempo y el hecho de haberme dedicado también yo a la docencia me llevan a tomarme la licencia de llamarla por su nombre de pila), agarrando una manguera de bombreros, nos regara a todos nosotros, sus estudiantes. Hubiese sido un recuerdo magnífico el día de hoy.

Sin embargo, la situación deriva en algo preocupante. Y me apresuro a aclarar que no es la actitud hídrica de la docente lo que me preocupa, sino que Mariano Narodowski, un funcionario municipal a quien no tengo el disgusto de conocer, convierta algo que en definitiva podría no haber sido más que una anécdota divertida en un planteo problemático. Y me preocupa además que sus dos argumentos más fuertes para atacar a la profesora hayan sido que se utilizaron en el festejo elementos de seguridad del colegio y que Raquel Papalardo no supo guardar las debidas distancias con sus alumnos, porque "un adulto no puede ponerse a la misma altura que un chico".

En cuanto a los elementos de seguridad, en todo caso bien puede dormir tranquilo Nardowski, porque evidentemente las mangueras contra incendio del Colegio Mariano Acosta funcionan, y no están apolilladas ni faltas de agua. Llama la atención, en todo caso, la preocupación por el tema seguridad, tratándose de la misma escuela en la cual hace no tanto tiempo se cayó el techo de una de las aulas, no perdiéndose ninguna vida por una mera casualidad: el techo en cuestión se desplomó un fin de semana, cuando no había clases. Las mangueras, en cambio, funcionan.

Y en cuanto a la distancia entre la profesora Papalardo y sus estudiantes, sería bueno saber a qué le tiene tanto miedo el burócrata Nardowski, encargado de velar en el área de la Educación municipal. ¿Realmente cree que hay que proteger al estudiante poniendo distancia respecto de él? ¿Tratándolo no como un igual, sino como un ser acaso infrahumano, que no puede entender razones, o con quien no vale la pena compartir un rato de igual a igual? ¿Se siente acaso menos Nardowski si se "rebaja" (así lo verá acaso él) a ver en un estudiante a una persona con al cual pueda uno platicar, divertirse, compartir, además de enseñarle? ¿Sabrá que compartir es, precisamente, uno de los modos de llevar adelante la docencia?

Es preocupante el episodio de la manguera en el Mariano Acosta. Pero no por la manguera, sino por el modo en que la burocracia ha respondido, demostrando de este modo que tiene buen asidero la acusación de Raquel Papalardo en el sentido de que hay funcionarios que intentan desplazarla por cuestiones políticas o por enemistades personales, nada de lo cual tendría que tener lugar aquí.

Estimada Raquel: yo no creo que usted llegue a leer estas líneas. Pero si alguna casualidad determinara que así fuera, quiero que sepa que este antiguo estudiante suyo guarda el mejor de los recuerdos de sus clases y de su persona. Y que hoy, desde su lugar de docente en una Universidad Nacional, le ofrece todo el respaldo y el cariño que usted merece. Los burócratas jamás entenderán lo que es estar al frente de una clase, compartiendo cosas con otras personas que ellos seguramente llamarán alumnos, y que yo de un tiempo a esta parte prefiero llamar estudiantes.

7 comentarios:

Orson Díaz dijo...

Excelente tu post. Voy a subirlo al blog del Acosta, y te garantizo que Raquel va a leerlo. Saludos.

Orson Díaz dijo...

http://acostaenlucha.blogspot.com/2008/12/escribe-un-ex-alumno-de-raquel.html

Germán A. Serain dijo...

Muchas gracias, Orson.

Y ojalá.

Va mi cordial saludo.

Anónimo dijo...

Hola! Qué bueno tener algo para conversar en el blog!!!
Y para variar tengo algunos comentarios.
En primer lugar, creo plenamente en los docentes que no ven a los chicos como meros "alumnos", que tratan de motivarlos a explorar sus capacidades, a brindar su visión del mundo. Creo en los docentes que no se limitan a pensar que los capaces de enseñar sólo son los "maestros".

Por otra parte, creo que hoy los chicos necesitan entender que el hecho de que un docente les brinde espacio, no los hace merecedores de su indiferencia o falta de respeto. Muchos de estos chicos son herederos de la mano dura y creen que si se les da la oportunidad de hacer algo diferente, menos "disciplinario" se van de mambo, porque no tienen idea de lo que es un límite puesto desde el cariño. Hace algunos años ya, cuando yo estaba en el secundario, muchas de mis compañeras no comprendían mi relación (buena, tildada de "nerd") con muchos de los docentes. Nadie dice que no haya siempre alguna rebeldía por allí, pero creo que el hecho de haber tenido una madre docente me permitía tenerles un respeto diferente, saber q esas personas eran también seres humanos... con sus fallas y sus bondades.
Pero me parece que si en ese momento la comprensión del otro era frágil, hoy casi ni existe. Creo que los pibes no entienden eso, que si un profe es "copado" es sinónimo de boludo, o alguien con quien se puede joder, a quien se puede delirar, boludear, etc. Y el otro 50% del problema es que los chicos carecen de la capacidad de entender o interpretar las intenciones de sus docentes. Eso sumado a que la mayoría de los docentes carece de estímulo para laburar y los chicos carecen de estímulo para casi todo... y que también gran parte de ellos tienen la extraña convicción de que sus profesores son sus empleados (ya no pasa solamente en las escuelas privadas) y hay alguno cuyos padres viven sin saber cómo se porta su hijo en la escuela, qué le pasa, qué siente y cuando este va diciendo que una profesora los manguereó son los primeros en armar un escándalo...
Creo que lo que estoy tratando de decir es que ya nadie entiende nada, ya nadie entiende a nadie. En mi caso particular, creo q si mis padres hubieran sabido de una situación similar en mi escuela, primero me hubieran preguntado qué estabamos haciendo para merecer esa respuesta, es más creo que hasta lo hubiera contado como "no sabés lo que pasó hoy en la escuela...!!! jajaja" y no como una catástrofe. Pero creo que hoy los códigos no existen, que los pibes lamentablemente estan muy al tanto de lo que pueden hacer para que despidan a un docente, de lo fácil que es armar un escándalo y son muy conscientes de las manipulaciones necesarias para salir airosos. Tengo muchas amigas docentes de secundario y me cuentan de las manipulaciones constantes y e la forma en que los padres tienen "agarrados" a los directivos con amenazados de cuotas, matrículas y escándalos mediáticos...
es grave el nivel de exposición que existe y es grave la consciencia que hay de ello. Como todo, es bueno que los chicos puedan expresarse, que haya más apertura a escuchar, a enterarse de lo que pasa, pero se han forzado los límites y hoy un pibe que le falta el respeto al docente, lo incita a que lo saque de la clase del brazo y después sale en todos los noticieros diciendo que el profesor es violento, etc.

Creo que hay que buscar la manera de encauzar las relaciones en la escuela y en las casas, creo que hay que restablecer el equilibrio entre el respeto y la libertad, creo que es hora de empezar a entender al otro, de hablar un idioma compartido, de aprender a interpretarnos, por lo menos lo necesario para tener una convivencia agradable, que los chicos no vivan como si estuvieran solos, que no dejen de vivir lo que les toca en cada etapa, que no se sientan desamparados (creo que eso lo genera también la falta de límites sanos)...
BUeno, hasta aquí llego. No sé como cerrar esta entrada... así que queda así. BEsos!

Ariel Corbat dijo...

HOY

-La vieja y la manguera-
(Tango)

Hoy, que nos roban sin tener,
cuando nos matan por matar,
mientras nos mienten el ayer
y el mañana está por ver.

Hoy, que los valores se retuercen,
en los dientes que los muerden
afilados de poder.

Pero hoy, todavía hoy,
en esta vida y estos días,
yo no dejo de creer
voy buscando la dulzura
toda risa se agradece
como el pan y la ternura,
el amor que es para siempre,
y la palabra sin dobleces.

Hoy, perdoname si me río
de la vieja y la manguera,
pero en este carnaval
todo esta fuera de lugar,
yo no sé si es la manera
de aplacar las lindas fieras
en el patio de la escuela
empaparse las remeras.

Hoy resulta que es lo mismo:
La directora que un bombero.
El general que un ordenanza.
La vedette que un compañero.

Hoy, me río…
de vos por este lío
y al reír también me río
de nosotros y de mí…

Pero hoy, todavía hoy,
en esta vida y estos días,
yo no dejo de creer
voy buscando la dulzura
toda risa se agradece
como el pan y la ternura,
el amor que es para siempre,
y la palabra sin dobleces.



Ariel Corbat, La Pluma de la Derecha
http://www.plumaderecha.blogspot.com
Estado Libre Asociado de Vicente López.

Germán A. Serain dijo...

La directora, el bombero...
El general, el ordenanza...
La vedette, el compañero...

Todos somos seres humanos.

Y necesitaríamos aprender a encontrarnos un poco más.

No hay enseñanza más importante que esa, me parece.

Andrés dijo...

Si bien es un poco desactualizada mi lectura del post, siento la necesidad de decirte que es excelente tu análisis sobre el escándalo mediático que se armó en torno a un simple festejo.
De paso aprovecho para dejarte un saludo grande Germán y, como siempre, agradecerte por todo lo que he aprendido en tu cursada.