viernes, agosto 31, 2012

Ejercicio

Les pido que en los comentarios a esta entrada dejen sus impresiones sobre el ejercicio que hicimos al final de la última clase. El mismo se relaciona con el texto de Alain Finkielkraut que saldrá publicado en los apuntes. Nota al margen: Como nos olvidamos de pasar lista, consideraré el comentario que hagan para anotar la presencia en la clase.

36 comentarios:

Soledad Lammoglia dijo...

La verdad que encontré la mirada muy rápido, primero sentí incomodidad y vergüenza...después nos agarró un ataque de risa a ambos...esa incomodidad inicial fue pasando y la cara hasta me empezó a resultar familiar...sentí que nos "conocimos" de alguna manera...asique ahora no se si saludarlo o no...porque no se nada de el pero siento que lo conozco...

Florencia Marcote dijo...

Fue una sensación muy extraña, si bien la primera mirada la encontré rápidamente también, en un momento (con las risas) perdimos contacto, y ya no fue tan fácil encontrar otra mirada. Lo que me pasó fue que era "cansador" mantener la mirada, era algo que implicaba un esfuerzo, eso es lo que me pareció más "loco" del ejercicio. Algo que podría parecer tan simple como mantener una mirada terminó siendo algo que requería todo un esfuerzo.

Yamila Cruz dijo...

Profesor, yo no pude hacer el ejercicio pero fui a clases y tuve que irme antes... igualmente me hubiera gustado hacerlo, por lo que leí fue interesante!

pablocapris dijo...

Primero, con el momento de relajación que tuvimos, con luces apagadas incluidas, logré olvidarme del lugar en el que estaba, únicamente me iba guiando la voz de usted. Al volver al aula, notaba que algunos no podían conseguir concentrarse en la consigna.
Cuando encontré una mirada, la sostuvimos casi por un minuto. En un comienzo, mi meta era sostener la mirada y nada más, pero al cabo de varios segundos empecé a sentir que mi vista se iba volviendo difusa. Luego, me costaba pensar en otra cosa...estaba muy concentrado, pero concentrado en la NADA misma. Mi mente no tenía ningún pensamiento, mi cuerpo no emitía movimiento alguno. Fue raro, una experiencia nueva para mi.

Vale Barrios Páez dijo...

Yo sentí que el tiempo se detuvo, o pasaba muy lento. Primero me encontré tranquila mirando, y cuando me di cuenta que ¡esa persona me estaba viendo! me puse un poco nerviosa (me pregntaba qué estaría viendo)me sentí un poco intimidada, pero al seguir mirando me volví a tranquilizar y se me dio por sonreír y nos tentamos, asique cambié la mirada buscando a otra persona. En esa mirada no me sentí intimidada pero tampoco sentí mucha conexión. Cambié de nuevo, y en esta nueva mirada sentí nerviosismo, sentí que se sentía tan intimidada que me dio culpa estarla mirando y me empecé a poner incómoda yo.

Agustina VL dijo...

Tardé un tiempo hasta que acostumbré mis ojos a la luz y pude concentrarme en encontrar una mirada. Primero miré sobre un sector de la ronda hasta que me detuve finalmente en otra mirada que me encontró. Al principio me detuve en mirar los rasgos de la cara, era una persona a quién no "tenía registrada" y después fue como si la imagen hubiese desaparecido y empecé a imaginar quién era esa persona, cuál era su historia, qué cosas le gustaban, cómo sería su voz y hasta cuál sería su nombre. De repente sentí volver a "la realidad" y tomé conciencia de lo que había pasado y admito que me sentí un poco ridícula o incómoda..no sé bien cuál es la palabra.
Me gustó mucho la parte de la relajación, viene bien para desenchufarnos un poco y pensar las cosas desde otro lugar, estaría bueno hacerlo al inicio de la clase.

Agustina VL dijo...

Me gustó mucho la parte de la relajación. Me parece que estaría bueno algún día experimentar como resulta hacerlo al principio de la clase, creo que sirve para que todos bajemos un cambio, dejemos todo lo que traemos de afuera a un costado y veamos las cosas de otra manera.
En cuanto al ejercicio de la mirada me llevó un tiempo comenzar hasta que mis ojos se acostumbraron a la luz, recorrí un sector de la ronda y encontré otra mirada que me eligió. Al prinicpio me detuve en los rasgos de la cara, era una cara que no tenía "registrada". Pero después fue como si la cara hubiese desaparecido y comencé a imaginar quién era esa persona, cuál era su historia, cómo era su vida, que cosas le gustaban, cómo era su voz e incluso cuál sería su nombre.
De repente dejé de imaginar y reapareció la imagen de la mirada, y ahí fue como que algo se rompió, fue como que tomé conciencia y comencé a sentirme incómoda o ridícula.. no sé cuál es exactamente la palabra. Agustina Vicondo

Estefanía Gómez Balsells dijo...

La primera parte del ejercicio estuvo buena, fue relajante y la disfrute. Pero no la segunda parte. Tener que sostener la mirada con alguien me puso muy nerviosa. No podía. Además, adelante tenía una compañera que tenía la mirada "fuerte" y se me volvía más incómodo. Igual fue todo un reto tener que hacerlo. Fue una experiencia rara.

Saludos

Melisa M. dijo...

No me resultó para nada cómodo hacer hacer ese ejercicio. Me incomodó mucho y siempre que algo me incomoda me tiendo a reir. En un momento de miradas no pude evitar pensar en aquellos momentos en los que nos detenemos a mirar a alguien que no nos agrada y nos sentimos satisfechos al verlo huir de esa situación.
Algo que me extraño fue que note que en muchas ocasiones realizabamos los mismos movimientos, como en "espejo".

Comparto un video de un cuento del Subcomandante Marcos en la voz de Eduardo Galeano llamado "La Historia de las miradas": http://www.youtube.com/watch?v=sfOYF_b4x9A

Anita Speier dijo...

Yo me sentí un poco incómoda mirando a las personas a los ojos, porque es algo muy personal con gente desconocida. Además fue interesante mirar las caras transformadas de todos.

Anahí Hernández dijo...

Me sumo a la idea de que la primera parte sumó de manera muy positiva; encontrarme con los ojos cerrados en la facultad, en medio de una clase es poco usual. Las miradas en cambio me costaron bastante, si bien encontraba feedback era yo quien no podía sostener la mirada con mis compañeros... todo un desafío.

Naiara Mariño dijo...

La primer parte de la clase me gustó mucho, coincido con los comentarios anteriores: relajarse, bajar un cambio, creo que ayuda mucho a "limpiar la mente". Despúes no me sentí tan incómoda, sólo que me costó focalizar en una sola mirada, creo que miré a tres personas únicamente. Iba alternando, me pasaba de llegar a un punto en que era insostenible y pasaba a un estado de "transe" y me olvidaba del resto de la clase. Y ahí cambiaba de mirada...
Me distrajo mucho las risas y toda esa situación incómoda que se generó, pero creo que es lógico, somos desconocidos mirándonos a los ojos...una de las formas más simples pero más jugadas de comunicación interpersonal.
Me hizo acordar a la publicidad de Telecom "mirame", se las comparto: http://www.youtube.com/watch?v=pvLoS3Kaqio

saludos!

Flor Rinaldelli dijo...

El ejercicio de relajación me pareció algo muy bueno, diferente, para salir un poco de la estructura a la que estamos acostumbrados. En cuento al tema de las miradas la verdad que me costó bastante, creo q no pude ni medio minuto mantener la mirada a mi compañera de enfrente. Las dos nos reíamos mucho, me sentí incómoda y media boba al no poder mirarla.

Soledad Lammoglia dijo...

Solo un comentario masculino! que onda? les dio vergüenza a los varones? :)

Mariana Lopresti dijo...

A medida que van pasando las clases, más convencida estoy de lo atravesada que estoy por el "paradigma lingüístico". La única manera que encontré para llevar a cabo este ejercicio fue cuando escuché la voz de alguien protestando de que se había perdido o algo así...antes de eso, no me pude conectar con nada ni con nadie. La sostuve durante poco tiempo y después me reí a carcajadas. El otro encuentro me volvió a pasar lo mismo, empecé a mirar a una chica pero porque su voz me llamó la atención. No me sentí incómoda con el ejercicio, pero sí muy poco identificada. Tengo una desconexión tremenda en lo que respecta a la cabeza con el cuerpo...claramente se manifiestan en este tipo de situaciones.

Muriel Maccarrone dijo...

La relajación estuvo buena, disfrute ese pequeño rato del ejercicio.
La segunda actividad me resultó bastante divertida, al principio, no logré cazar ninguna mirada, parecía que todos ya habían encontrado alguna, y buscaba desesperadamente a alguien hasta que encontré a una chica y la situación resultó muy graciosa, mientras nos mirábamos fijo no dejábamos de reírnos. Con la segunda chica fue distinto, al principio, dudé si me miraba a mí porque en la ronda quedó un chico sentado justo atrás mío y, además, a diferencia del momento anterior, la mirada con ella fue mas seria y duró hasta que terminó el ejercicio.

Gabriela Diaz dijo...

Ese ratito de relajación fue muy bueno y raro a la vez, más que nada porque era adentro de un aula de la facu!! Y después me pasó que cuando abrí los ojos para buscar otra mirada todos habían encontrado la suya!!! Ahí fue medio desesperante porque no tenía nadie con quien compartir eso y miraba para todos lados buscando algún solitario como yo. Hasta que lo encontré. Fue loco porque lo tenía en la otra punta y no sabía si me estaba mirando a mí o al de al lado! Nos fijamos bastante y hubo una especie de risa mutua generada por la vergüenza supongo.

Unknown dijo...

Anaclara Soria. Creo que lo primero que sentí fue incomodidad, lo segundo también y así continuó. Fue dificil sostener una mirada, de alguien desconocido y sin motivación mas que cumplir la consigna. Es decir, mirar a alguien que te gusta produce una sensación. Diferente, a eso me refiero. Es fàcil distraerse, y pensar en el tiempo que falta para que termine el ejercicio. Finalmente se volvio un juego, me daba risa sostenerle la mirada a alguien desconocido y recordè el juego de no pestanear (creo que así se escribe).

Antonella Fittipaldi dijo...

Soy una persona bastante observadora asi que no me costó encontrar una mirada y hacer conexión, estuve peleando por la mirada de un chico y luego me sentí más cómoda con la de una chica, de todos modos no tenia mis anteojos así que se me borroneaba y me desconcentraba rápido y relojeaba como venían las demás miradas. Fue una ayuda a perder un poco los prejucios y dejarse llevar.

Sol Beato dijo...

Para mí el ejercicio comenzó desde el momento en que el profesor dijo que íbamos a hacer un ejercicio. Estaba expectante y ansiosa por saber de qué se trataría. El primer tramo me remontó a mis primeros pasos en un ejercicio de relajación para el actor llamado LA SILLA. Reconozco que el contexto (estar en un aula de la facultad) me condicionó para conducir la relajación del modo en que la encaro en otros contextos, eso es lo único que me hacía sentir incómoda, porque estaba traicionándome a mi misma. Pero de todos modos logré bajar unas revoluciones, hasta que largos segundos despúes de la orden del profesor, levanté la vista. Definitivamente había llegado tarde a la "repartición de miradas"..., todas parecían haber encontrado otra para conectar. Hasta que cuando pensé,: ..."bueh... si ya no quedó nadie sin pareja será porque somos impares."; y en ese momento conecté con alguien. Primero dudé si estaba mirándome a mi o no, parpadeé para que me vea y responda de alguna forma y vi que algo de su gesticulación, en sus comisuras, me decía que ella también me miraba. Me colgué de la mirada y nunca me sentí incómoda, percibí que del otro lado había intentos por torcer el natural devenir del cruce de miradas, como si tuviese que ocurrir algo "interesante". Yo intenté ser fiel a lo que estaba percibiendo y sentí allí y en ese momento.
Cuando el profesor dio por terminado el ejercicio sentí que me había faltado tiempo y me pregunté si hubiese sido radicalmente diferente la experiencia si me hubiese topado con una mirada distinta a la que me tocó...

pablocapris dijo...

Dichoso soy...jajaja
Qué onda los varones, siguen con los ojos cerrados en la facultad?

Manu Blanco dijo...

Buena e interesante manera de entrar en contacto con extraños. Por suerte a mi me tocó una chica morocha, flaca y la cual estaba muy tentada. Su alegría me la traspasó, y fue muy divertido tener que lidiar con esa supuesta seriedad y entereza que hay que poseer en clase. Mantuvimos la mirada bien bien fija durante todo el ejercicio, y repito, lo interesante fue, sin saber siquiera nuestros nombres, como fuimos capaces de transmitirnos risas, alegría. No se si por nervios, diversión o adrenalina, pero me pareció un buen modo descontracturante.

Marian_gchu dijo...

Mariano Alvarez:

Me quedo con la primera parte del ejercicio. Me gusto hacerlo. Logré concentrarme como que si mi mente no estuviera en el aula. Me hizo acordar a una de las pocas clases de yoga que fui donde este tipo de prácticas eran moneda corriente.
En la parte de las miradas cruzadas creo haber fracasado. Pude detener la vista en otra persona por apenas una cuestión de segundos hasta que la risa lo arruinó todo.
Tendré que practicar un poco más. Muy buena manera de cerrar la clase.

Marcelo Rigonatto dijo...

El ejercicio me resultó sumamente interesante, puesto que pasamos a experimentar un ejercicio con nosotros mismos. Creo como estudiantes de ciencias estamos acostumbrados a ver el objeto, a interpretarlo, desarmarlo y volverlo a armar, el jueves experimentamos nuestras sensaciones.
Encontrar una mirada fue un acto de interpelación absoluto, muy grande, en ambos sentidos, de mí hacia la otra persona y de la otra persona hacia mí. En un principio me sentí algo incómodo, pero a medida que pasaron los segundos no me sentí tan inquieto como al principio, pude dejar entrar la mirada del otro en mí y me relajé porque no se esperaba nada de mi ni yo de ella. Era solo mirar. Sucede que usamos las miradas para hablar, para decir cosas, a menudo cargadas con tanto sentido, con tanta enunciación, que realizar solamente el acto de mirar nos resulta extraño. (Marcelo Rigonatto)

Tomás Vidal Adano dijo...

El ejercicio de relajación provocó un par de cosas locas. Al relajar bastante la mente se vinieron en borbotones algunas cuestiones que me reservo y provocaron sensaciones que también me reservo (ja!). Pero el punto es que si había algo que no esperaba del ejercicio era sentirme así.

Respecto del contacto de miradas, sólo pude conectar con un compañero, pero creo que a los fines prácticos de la cuestión no funcionó mucho, ya que no logré liberar la mente de la tentada que se me venía y finalmente me tenté.

Loco todo...

Anónimo dijo...

Palacios Sabrina
En principio me resultó extraño y sorprendió el hecho de quedar a oscuras, cerrar los ojos y dejar el cuerpo llevar. Mi sensación, sumado al cansancio, fue de total relajación. No sé, si llegué a sentir las sensaciones y emociones de cada parte del cuerpo mencionada, sí logre mantenerme distendida y dejar que las cosas fluyan.
Por otro lado, al encenderse la luz, sentí vergüenza e incomodidad. Al no conocer a nadie, en ese intento de encontrar una mirada, me invadía una mezcla de risas y seriedad. Finalmente, descubrí una mirada fija en mí, que en principio mantuve bajo seriedad. Sin embargo, su sonrisa y alegría, me trasmitió la confianza para reir juntas, como cómplices desconocidas. Pero de a ratos, sentía nuevamente timidez, por lo cual me zambullía en el círculo que conformábamos para perderme en otras miradas.

Matías Roca Manoukian dijo...

Me sucedió algo particular: para realizar la relajación/meditación me quité los anteojos por comodidad, y cuando volvimos, sabía que iba a necesitarlos. Sin embargo la primer mirada que encontré fue una cercana, por lo que no tuve problemas visuales. No sé si fue causa de estar cerca o ser el primer encontronazo visual, pero me causó incomodidad. Sin embargo al perder el contacto busqué nuevamente al otro lado del salón, pero para ello necesité los anteojos: y si bien encontré otras miradas, no fue como la primera. Sentía el peso del marco de los lentes como un filtro, como si sirviera de "protección".

Marina Sette dijo...

Justo falté! malisimo! me hubiera gustado participar

José M. Previgliano dijo...

Aunque haya pasado casi una semana de la experiencia todavía me acuerdo de las sensaciones. Durante la primera parte logré relajarme y pensar sólo en mí. No entiendo por qué habiendo tantas cosas lindas, en ese momento sólo reflexioné sobre mis problemas y mis defectos como persona. Tal vez deba hacer este ejercicio más seguido!
Por el contrario, a la hora de cruzar miradas no pude concentrarme y perdí el "climax". Al principio miré a una chica por un tiempo considerable pero sólo logré pensar en lo inusual del hecho y en lo raro que se sentía. Luego, como a varios, nos invadió la risa y perdimos el contacto visual. A partir de ahí no pude volver a encontrar otra mirad, así que supongo que no tuve una buena experiencia con esta práctica.
Saludos a todos. Nos vemos mañana!

Yasmin Batallán, dijo...

Durante la parte de relajación estuvo bueno, escuchaba mis latidos (no se si por nerviosismo o que) pero no me resultaba incómodo tampoco. También sentía mi respiración (que se iba incrementando y que acumulaba más aire del que suelo respirar.
No existía ningun tipo de pensamiento, ni de imagen en mi mente (o al menos no una que yo pueda llegar a notar). Senti que esa parte de la experiencia fue mas sensorial. Quizá note cosas que en el transcurso de la vida cotidiana no les doy importancia.
Al prenderse las luces toda esa seguridad que tenía se me fue, de repente sentí que todos estaban desesperadamente buscando miradas (y yo también).
Trate de centrar mi miranda en alguien , pero esa persona no podía evitar su risa y me costaba no sentirme inhibida, pensaba que otros podrían estar mirandome a mi.
Busque otra mirada, alguien que dirigía su mirada hacia mi. En ese momento no me sentí inhibida ni avergonzada, esa persona estaba segura (creo) y yo también. Creo que nos entendimos durante la mirada, por lo menos yo creo eso, capaz la flashié jajajjaa.

P.D:Escribo recién hoy porque estoy sin computadora y cuando salimos de la clase anote todo lo que me había pasado durante el ejercicio por la misma causa.

Saludos.

Jorge Giordano dijo...

La parte de la relajación fue extraña. Yo ya había hecho este tipo de ejercicios en otras oportunidades, pero obviamente nunca en la universidad. Sin embargo, el silencio y la oscuridad me hicieron sentirme cómodo y pude realmente concentrarme.
Al abrir los ojos, lo primero que sentí fue el silencio general. Nadie se reía al principio, lo que me transmitió como una sensación de cierto respeto, no sé si por el ejercicio o por lo que cada uno de nosotros estaba sintiendo.
A medida que iba sosteniendo la mirada, el resto de la clase parecía desaparecer. Sobre el final del ejercicio sí empecé a sentirme incómodo, quizás porque ya sentía la situación como "forzada".

Saludos!

Yanina Alexis Catellani dijo...

¿Por qué mirarnos sin decirnos nada nos dará risa, no? Es un tema que parece superficial, pero en cuanto llevás a la práctica ejercicios como este te das cuenta que no lo es tanto... En el momento a oscuras pude concentrarme, traté de adaptarme al ambiente, de conectarme con lo que estábamos haciendo. Pero en cuanto abrí los ojos y encontré los de mi compañero de al lado mirándome, y me quedé mirándolo, enseguida la risa, la palabra boba, el nerviosismo...
Estuvo bueno hacerlo, te lleva a plantearte varias cuestiones, como lo que decía recién, por qué mirarnos sin decir palabra alguna nos da nervios o risa...

María Celeste Requejo dijo...

La primera parte del ejercicio fue rara, pero genial. Cuando salí de clase pensaba: acabo de hacer esto en el mismo edificio que te matan con Semiotica jaja
Muy bueno!
La segunda parte me costó un poco mas.. Intente mantener la mirada, pero mis problemas visuales evitaban que pueda hacer foco seguido y chau, se iba a cualquier lado el ejercicio. Luego el tema de la risa (inevitable), la incomodidad de mirar a un otro que no conocemos pero que vemos semanalmente. Reconocerse en el, pensarlo como compañero.
Creo que después de esta "ronda" el grupo se conoce un poquito más.
Gracias por eso!

Unknown dijo...

La relajación realmente me sirvió para relajarme. Quizá demasiado. Venía cansada y hasta estuve a punto de sentirme demasiado cómoda en mi silla y con las luces apagadas, al borde del ensueño. Sentí la respiración, un cosquilleo en los pies, hubiera podido quedarme un rato bastante largo de esa forma. Se me pasó demasiado rápido.

Al momento de mirar a uno de nuestros compañeros, y luego de intentar mirar a los que estaban a mi lado (quizá los intimidaba mirar a alguien de tan cerca), miré a una compañera que estaba justo enfrente. La sentí muy incómoda,casi pasándola mal, podría decir. Los ojos trataban de escaparse de un lado a otro, pero aún así me mantenía la mirada. Observé que tenía anteojos como yo y me pregunté qué podríamos estar escondiendo con ellos.
Algunas risas aisladas me hicieron perder la concentración y reír, mi compañera contemplada también sonreía, pero no dejaba de resultarme algo de nerviosismo.
Terminé por mirar a la compañera que se hallaba a su izquierda, porque me sentí invadiéndola demasiado. Esta nueva compañera me sostuvo la mirada de forma más tranquila y serena, generando que el ejercicio fuera más fácil de realizar. Cuando aclaró que faltaba poco tiempo para terminar, volví a encontrar miradas con la primera compañera. Se notaba quizá más relajada, sabiendo que el tiempo que faltaba era corto.
Por mi parte, no me molestó mucho realizar el ejercicio. Tengo que confesar que soy bastante descarada en lo que observar a gente se refiera. Cotidianamente cruzo miradas con gente en las calles, en el subte o el colectivo, y no suelo rehuir sus ojos cuando los encuentro. Quizá también tenga que ver con el tiempo que hice danza, donde es muchas veces necesario mirarse a los ojos con un compañero para poder comunicarse.
De todas formas, me sentí más observadora que observada. Me fui de la clase con una buena sensación. Me gustan cuando las cosas no toman el cariz rutinario de siempre.

Nos vemos en un rato!

Santiago Rascón dijo...

En un principio creí que no iba a poder entrar en un estado de relajación, pero con el correr de los minutos, el hecho de mantener una posición, hizo que me relajara. Al abrir los ojos intenté mantener la mirada en un persona y eso generó una mayor concentración, aunque me sentí algo incómodo. Igualmente apenas pasaron unos minutos se me pasó ese estado de relax y volví a la normalidad.

No suelo hacer este tipo de actividades, de hecho creo que nunca en mi vida lo hice, pero la experiencia es válida.
Saludos.

Hernán R. Paryszewski - @hernanpary dijo...

Creo que este comentario lo dejé más arriba, pero en resumidas cuentas a la persona que vi, desde el habla se la nota muy sgeura, pero más reservada desde la mirada. Creo que haber abierto esta posiblidad, estas nuevas formas de comunicación en un espacio como la facultad que prima la racionalidad teórica, es bueno como ejercicio, para internalizar todas las otras cosas que nos pasan como personas, sujetos y como podemos encontrar diversas formas de conexión en un espacio que no suele plantearlo. Un ejercicio que solía hacer en clown, en este espacio me pareció raro, pero fue muy bueno, por eso, por ser/estar descontextualizado.