miércoles, septiembre 04, 2019

5. De mapas y territorios


Cada vez que percibimos algo, realizamos una operación de mapeo. Vale decir, establecemos un reconocimiento y selección de diferencias, que posteriormente son volcadas a una representación que remite, individual y/o socialmente, a aquel referente inicial, conforme deerminadas reglas o rutinas. De esto habla, entre otras cosas, el texto "Forma, sustancia y diferencia" de Gregory Bateson, que ustedes deben leer para la curssada.

El mapa que se reproduce más arriba se conoce como Mapa de Gall-Peters y es una alternativa, generada en 1856, al mapamundi Mercator, que es el que nosotros utilizamos habitualmente. Para representar en dos dimensiones algo que originalmente existe en tres (algo así como desplegar la cáscara de una naranja en un espacio rectangular) necesariamente debemos romperla o deformarla. Esto hace el mapamundi de Mercator: deforma, convirtiendo la esfera original en un cilindro, para desplegarlo después en una superficie plana. También deforma el mapa de Peters, pero al hacerlo a partir de una ubicación diferente del Ecuador, modifica las proporciones a las que nos habituó la cartografía dominante. Por lo demás, en cuanto a la arbitraria distribución de norte y sur en relación a un arriba y un abajo, sucede que a decir verdad "en el Universo no hay arriba y abajo, ni norte y sur: sólo dentro y fuera". Esto lo dice Buckminster Fuller, autor del planisferio conocido como Dymaxion, que puede verse en la imagen de abajo, que para atenuar las modificaciones generadas por el aplanamiento de esa esfera que es nuestro planeta propone una serie de cortes que permitan distribuir mejor nuestra cáscara de naranja sobre un plano.


En definitiva, lo cierto (y lo que a nosotros nos interesa) es que todo mapa, toda representación, será siempre necesariamente falaz, incluso cuando también pueda ser al mismo tiempo operativa. En algún punto será arbitraria, y en algún punto exigirá un acuerdo convencional para poder tener legibilidad y legitimidad. Y esto nos lleva a que en cierto punto todo mapa también será político, en tanto se trata de posicionar una visión sobre la realidad de manera tal que venga a ocupar, en los discursos y en el imaginario, el lugar de ésta. Quien logre imponer un mapa, habrá logrado imponer una mirada (recorte, valoración e interpretación) sobre el mundo. En definitiva, siempre hay entonces, detrás de todo punto de vista, una cuestión relacionada con los juegos de poder. Fuera de estos juegos de poder, lo cierto es que toda representación será siempre relativa a la perspectiva adoptada por un observador.

En resumen, nuestra "realidad" (nótese el encomillado, tendiente a distinguir entre lo que es y las discursividades o imaginarios que remiten a la realidad primaria -pensemos todo esto en términos de semiótica aplicada-) está constituida, en definitiva, por representaciones. Es una realidad social, imaginaria, discursiva, operativa y con consecuencias pragmáticas reales, pero diferente de la realidad ontológica. Comprender esto no hará que nuestro mundo sea ni más ni menos real de lo que ha sido hasta ahora, pero seguramente nos servirá para alejarnos de posicionamientos absolutistas que sólo den lugar a nuestras miradas egocentristas, sin posibilidad de evolución para nuestras propias ideas o las de otros.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola profe, hay clases hoy?