jueves, abril 05, 2018

1. Descartes, Dios y la razón

Bienvenidos a esta nueva cursada. Como un posible complemento a las Meditaciones metafísicas de René Descartes, que es el material de lectura para la primera clase, sumamos algunos materiales. Por un lado, dos videos que nos parecen divertidos para empezar a pensar en algunas cosas. El primero tiene escenas de un clásico de Woody Allen (Hanna y sus hermanas) y nos lleva a preguntarnos si acaso es posible elegir creer en algo, como resultado de un acto de voluntad. El segundo nos remite en cierto modo a los dioses de la antigüedad clásica, que se caracterizan por ser poderosos, pero también pasibles de ser dominados por las miserias propias de lo humano (exacerbadas, por supuesto, por el hecho mismo de tratarse de dioses), así como también sus contradicciones e incluso la posibilidad del error. También podríamos pensar en aquel texto de Mario Benedetti que se compadecía por la soledad de Dios... O en aquel otro que lo imaginaba mujer.


 




Por supuesto, cada quien es libre de creer en lo que quiera. ¿Será así, efectivamente? ¿Creer es una decisión personal, entonces? ¿Es algo que uno decide? ¿Y en base a qué fundamentos? Digamos que cada quien cree en algo. No importa aquí la concepción que cada uno  tenga de eso que algunos llaman Dios. La pregunta es: ¿Qué pasaría si en realidad Dios fuese algo diferente de lo que vos creés que es? La pregunta aplica también al caso de quien se declare ateo, puesto que en el creer que no hay ningún dios también hay en definitiva una creencia. "Me persigno por si acaso, no sea que Dios exista", cantaba Chacho Echenique, y lo podremos acusar de cualquier cosa, menos de no ser prudente. Una cuestión es el mundo de las ideas. Otra muy diferente aquel de lo que las cosas son.

Además del texto de Descartes, como material bibliográfico adicional a lo publicado tienen un par de textos más cuyos enlaces les dejo más abajo. Es importante que lean las Doce pruebas de la inexistencia de Dios del pensador anarquista francés Sébastien Faure, del año 1926. Y también el prólogo del Discurso del método, donde Descartes hace referencia a la cuestión del llamado "sentido común".

Enlaces para la descarga de algunos materiales de consulta:
Descartes, Rene - "Meditaciones metafísicas"
Descartes, Rene - "Discurso del método" (Primera Parte)
Faure, Sebastian - "Doce razones que demuestran la inexistencia de Dios"
Gubern, Roman - "El simio informatizado"


Post Scriptum: Me seducen algunas ideas en relación a los dioses. Por ejemplo, pensar en la posibilidad de un Dios que no sabe que es Dios, o de un Dios que lo sabe pero, en una muestra de inédita modestia, prefiere pasar desapercibido. Añado entonces al material previo otros tres videos, que también tienen relación con las creencias y lo divino, como para tomarnos las cosas con un poco de humor, pero también para ayudarnos a que sigamos pensando.




2 comentarios:

Oriana dijo...

Hay una frase popular que dice “todos somos ateos hasta que el avión se está por caer”. Hay una cuestión de ideales que ni en los momentos más extremos podrían vulnerarse, pero también considero que hay una “necesidad” (quizas llamarlo “necesidad” es demasiado fuerte, por eso el entrecomillado) colectiva de creer en la existencia de algo superior, no tanto en el sentido cartesiano de que toda idea tiene una preexistente salvo la existencia de Dios; sino más bien en una suerte de despreocupación o simplicidad de desligarse uno de toda la “culpa” o afirmar que hay ciertas cosas que no están a nuestro alcance, porque justamente hay una fuerza mayor y sobrenatural que dirige de alguna forma esto. Creo que en momentos límite es donde se aplicaría mejor la “necesidad” de creencia en algo superior: en ese momento en que el avión se está por caer, necesitamos creer en algo; estando en el aire, a gran altura, adentro de una máquina que desconocemos y no manejamos no podemos hacer nada, más que implorar, rezar, pedir, suplicar que no pase nada. Me parece que en este sentido se enmarca un poco lo que plantea Woody Allen cuando busca alguna religión a la que unirse, planteando también el miedo a su muerte y al desconocimiento de lo que hay más allá. Los religiosos más ortodoxos no le temen a la muerte porque lo consideran como una transición, un pasaje hacia un siguiente plano, lo cual los hace vivir más relajados en cuanto a este tema (o por lo menos eso afirman).
Esto, tal como afirma Descartes, supondría que todos nacemos con la idea de Dios, de un ente o fuerza superior.

Germán A. Serain dijo...

Gracias Oriana. Estamos convencidos de que Dios (en el caso de que El exista, por supuesto), tendrá debidamente en cuenta que has sido hasta ahora la única en comentar en esta entrada.