viernes, mayo 05, 2006

Pasen y vean (Uno de Tres: ¿El huevo o la gallina?)

“Lo que yo amaba en vos era ese orgullo que te hacía ignorar que yo te amaba. Ese orgullo que te hacía ignorarme.”

Una paradoja es una afirmación que es verdadera y falsa al mismo tiempo. El personaje que habla más arriba lo marca claramente: una persona ama a otra, pero en tanto la otra se mantenga indiferente (y por ende culpable, pues pocas cosas marcan más a un culpable que el desdén hacia la persona que nos ama...). En cuanto esa otra persona intente recibir el amor que le es ofrecido, habrá desaparecido el motivo por el cual se lo amaba (y por ende habrá sido culpable de haber roto el vínculo que teóricamente los unía).

Es como la cuestión del huevo y la gallina. Por definición, toda Gallina nace del huevo de la gallina. El cual, a su vez, ha sido puesto por la gallina. Entonces, la existencia de la gallina presupone la existencia del huevo, el cual a su vez presupone la preexistencia de la gallina. De aquí a concluir la imposibilidad de la existencia de gallinas y de huevos hay solamente un paso, pues no puede haber una gallina sin que antes no haya habido un huevo del cual saliese, pero no puede haber un huevo sin la gallina ponedora. Pero esto a su vez contradice la realidad, puesto que fácilmente podemos verificar la existencia tanto del plumífero animal como de su ovíparo producto.

¿Cómo salimos de semejante atolladero lógico?

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Es posible vivir aún rodeados de paradojas. Habría que ver bajo que parametros, bajo que estructuras construímos esas "realidades". Concluir la imposibilidad de la existencia de gallinas y de huevos, asi como afirmarla porque las vemos, las comemos, etc, tiene que ver con formas de percibir el mundo que han sido instaladas pero que no necesariamente son "Verdaderas" (tanto el razonamiento lógico como lo que le confiamos a la percepción mas básica). En que punto se cruzan el pensamiento y los hechos, ¿cuál de ellos es mas "real", o mas "verdadero", o mas "verosimil", o mas "eficiente"?

Germán A. Serain dijo...

Hay quienes piensan (Paul Watzlawick, por ejemplo) que de hecho las paradojas no dan cuenta de una realidad, sino que son siempre simples errores de lectura.

En el caso, uno puede llegar a la conclusión (similiar en cierto modo a la demostración cartesiana de la existencia de Dios) de que gallinas y huevos no existen, o de que la tortuga le gana a Aquiles una carrera... En estos casos, el sentido común me revela sin demasiadas dificultades que aunque el razonamiento sea aparentemente transparente y correcto, esta aparente corrección y sus conclusiones derivadas se llevan de patadas con las evidencias.

Allí están, gallinas y huevos, como para que no tengamos duda alguna de que nos estamos equivocando en lo que razonamos, aunque no sepamos dónde. En este punto es también claro que hay una alternativa que es más real, más verdadera, más verosímil y más eficiente que la otra. La cuestión se limita, en estos casos, a intentar ver en qué punto hemos cometido el error.

Mucho más grave es cuando el error se comete pero no tenemos un punto de referencia claro para darnos cuenta de ello. Y mal que nos pese, esto sucede casi todo el tiempo.

Anónimo dijo...

Es que el hecho de que los tres órdenes aparezcan no sólo en todos los discursos actuales, sino que lo hagan desde la más remota noche de los tiempos (pone el ejemplo de la representación de los bisontes) está relacionado de manera fuerte con la constitución del “sujeto significante”, que asimismo, por supuesto también desde que el hombre es hombre, está hecho, como veremos luego, de/ con los tres órdenes. Pensemos, al respecto, también, en el modo en qué define al sujeto: como punto de pasaje de los discursos, y en cómo piensa su constitución: en el seno de la semiosis y a través de los tres órdenes de funcionamiento de la misma. Si reparamos en todo lo que estamos diciendo veremos que se da algo así como el tema del huevo y la gallina: el sujeto está “hecho “de los tres órdenes porque se constituye en el seno de la semiosis, y la semiosis se configura a través de los tres órdenes porque la constitución del sujeto, invariante universal de reconocimiento de los discursos, responde al funcionamiento de los tres órdenes.

Hasta en la facultad utilizamos esa frase. El fragmento es de un teórico de Semiótica 2.
De paso hago mi debut en el blog, perdón Germán, ocurre que me es muy difícil leer de la PC. Además tengo ADD (deficit de atención, en mi caso sin hiperactividad) y si me cuesta leer de un libro ni te cuento de la Computadora.
Umberto Eco dijo en una oportunidad: qu los textos digitales no tenían mucho futuro, ya que uno terminaría imprimiendo el texto, para luego encuadernarlo, con lo que se transformaría en un libro.
Igual, hasta ahora todos los demás participaron, por lo que no me serviría de exusa. Voy a hacer mi mejor intento.

Anónimo dijo...

El dilema sobre el huevo y la gallina exige que apliquemos, para su resolución, la lógica racional.
Y en nombre de ella, nos matamos haciendo cálculos, inferencias, deducciones, etc....
No se nos permite otro camino posible, porque no se nos admite otro pensar.
Si no se nos admite otro pensar, tal dilema no tiene solución.
Y que no tengo solución es la consecuencia (otra vez el pensar que denuncio, aquí, en mí) de una convención, que hace que pensemos de este modo, que hace que no podamos resolver ese dilema.
La respuesta al dilema mas común es también una convención: no hay respuesta, sólo otra pregunta: ¿y de dónde viene entonces...o el huevo o la gallina?
Para salir entonces del atolladero lógico, como plantea el profesor, no es necesario mas que: romper con la lógica (lo cual es ilógico...), o bien, cambiar las convenciones, establecer que primero es el huevo, o primero lo gallina. Es así de sencillo: si se establece que es primero tal cosa, y no la otra, ya encontraremos las razones para tragarnos semejantes conclusiones (y concluyo, con otra clave del pensamiento lógico-irrompible).
Por cierto, todo esto también es una convención.

Juan Pablo Ares (otra convención)

Anónimo dijo...

Amigo germán! la realidad es que la paradoja es una construcción de nuestras mentes. Todos nuestros actos son medidos por los tapujos que generan nuestros inconscientes y que provienen desde el chirlo de nuestras madres, a la bofetada de nuestros padre, y al aprovechamiento físico de un tío lejano. Las paradojas, sólo tienen entidad en tanto somos moralistas. Si decidiesemos simplemente actuar más acorde a las necesitades de nuestro cuerpo, en vez de prestarle atención a nuestro razonamiento, concluiríamos con que las paradojas dejarán de existir. La paradoja no es más que un reflejo de esto que estoy describiendo. Como dice Andrelo, la culpa es un invento muy poco generoso, y el tiempo terrible invento sabandija.

Un Saludo.

Anónimo dijo...

Es poco probable que pueda organizar esta maraña conceptual. Podríamos entender que la explicación sobre la existencia se bifurca en dos caminos posibles la gallina o el huevo. Sin embargo, la interdependencia de ambos elementos hace que no los podamos concebir por separado, sin la preexistencia del otro, su engendrador. La incomprensión se convierte en hueco situado en la génesis de este encadenamiento. Bien al principio de todo.
Darwin y la explicación evolutiva de la gallina, son una opción. Ésta engendra, con la necesaria colaboración del Gallo, un huevo que un futuro se convertirá en algo parecido a su madre. El naturalista británico diría que la existencia de éste plumífero se debe a su antecesor, el Gallo bankiva. Una especie de ave salvaje que, más tarde, fue puesto en centros de domesticación hace más de 5.000 años atrás. Los restos más antiguos, encontrados en España, son del siglo VIII a. c. y bla, bla.
A su vez, el racionalista Descartes nos conduce a un encadenamiento semejante, que finalmente, resuelve en una secuencia específica e indisoluble: pienso, por lo tanto existo. Para él la maraña conceptual se aclara, pero ¿me aproxima a una resolución del enigma inicial? Pero está manera del razonarlo se vuelve algo inútil y extenso. ¿Primero el huevo, luego la gallina, pero antes del huevo, la gallina? Y así. O bien, puede derivarse en la negación absoluta de su existencia... pero continúan en su corral, uno enmudecido y el otro cacareando.

Germán A. Serain dijo...

Ultimo comentario mío sobre este tema hasta que no se me ocurra nada más inteligente:

Dicen que los esquimales tienen al menos 22 palabras diferentes para designar el blanco. Nosotros tenemos sólo una (blanco) o dos (solemos decir "tiza" para referirnos a un color blanco medio sucio).

Si existiese una cultura, inimaginable para nosotros, que fuese capaz de ampliar su registro mental al punto de superar las categorías (esto es, individualizar cada entidad constitutiva de una categoría en forma separada), el dilema sobre el huevo y la gallina no tendría sentido.

Dina dijo...

Amigos, recordad, que el primer huevo del que salió una gallina no fue puesto por una gallina sino por el animal anterior en la cadena evolutiva, igual que el primer homo sapiens sapiens no nació de un homo sapiens sapiens. esa es mi solución, corregidme si me equivoco.