domingo, septiembre 11, 2011

La alteridad como reconocimiento del sufrimiento ajeno

¿Seguirías comiendo las mismas cosas si tuvieras que matar con tus propias manos los animales que consumís como comida?...

Este video, con la secuencia inicial de la película Carne, de Gaspar Noé (me interesan sólo los primeros tres minutos), contiene imágenes explícitas, fuertes. Pero, ¿qué es lo que nos perturba? ¿Nos molesta la crudeza de las imágenes, o el hecho mismo de tener que verlas? Porque a la hora de comer un bife, no nos preguntamos demasiado cómo eso ha llegado hasta nuestra mesa. Es que saber algo no es lo mismo que te lo digan, o que te lo muestren. Mejor no hablar de ciertas cosas. Como si el silencio las exorcisara. Un poco sucede esto mismo con todas las cosas.



Por lo general preferimos no ver ciertas cosas. >Resulta más cómodo. Aunque a veces tenemos un rapto de lucidez que nos cambia el mundo. Hernán Casciari escribió muchos textos que he ido dejando aquí y allá enlazados en este blog. Uno de los que más me gustan es uno titulado Canelones, que podés leer a través del link. Noten que en el relato hay un momento de quiebre, precisamente ese momento en el cual el personaje se da cuenta que del otro lado del teléfono hay ALGUIEN.

Les dejo también este otro texto de Casiari, del cual rescato principalmente una idea puntual: la de que nos conmueve el sufrimiento de un animal que grita al morir, mucho más que el del que muere acaso con el mismo dolor, pero sin proferir sonidos que alteren nuestra conciencia. Y me pregunto si no sucederá esto mismo con la gente: apreciamos el dolor de algunas personas, no el de todas. Y nos conmovemos sólo con las que de algún modo se asemejan más a nosotros mismos.

La capacidad de reconocer la alteridad en otro ser es un don que no todos tenemos. Aunque acaso sí, pero muchas veces estamos como anestesiados, y no nos damos cuenta.

5 comentarios:

Gustavo dijo...

Es algo difícil, diría imposible ser empático con todo el universo que nos rodea. Es necesario un nivel de sensibilidad prácticamente inexistente para dejar que las circunstancias ajenas nos afecten.
Ahora, se entiende si el efecto de crudeza que tiene la película, pero no es necesario semejante efecto.. simplemente el de "parar la pelota" ante cada acto/ proceso inconsciente nuestro. No es necesario ver un caballo sangrar, simplemente frenar y tener en cuenta el origen de cada cosa. Basta con mirar o alterar nuestro curso de acción siempre y cuando no nos gane la fuerza del hábito:

- Entender sin temer, que por ejemplo, el mismo caballo podría haber sido asesinado con un martillo neumático y sufriría menos. O que podría haber muerto de viejo, descomponerse y que podríamos haberlo visto en agonía por su edad o salud (y decir "matémoslo para que no sufra más").
- Que nuestra naturaleza omnívora eventualmente hubiese incluido alimentarnos desde una hormiga hasta un elefante sin considerar su tamaño ni sensibilidad. Y sin embargo, cuando querramos podemos comer una ensalada sin considerar o estudiar si la raíz de un vegetal siente cuando se extrae una hoja.
- Que la naturaleza racional del hombre no asegura que los actos del mismo siempre lo sean, tampoco descontando los actos intelectuales de todas aquellas especies que nosotros no denominamos "racionales".
- Que al fin y al cabo somos todos seres que nacemos y morimos bajo ciertas circunstancias, y que bajo cualquier otro plano de la realidad (y ha ocurrido) el ser humano sería el que está siendo "servido en la mesa".

Estos puntos que yo digo pueden ser bastante desacertados, puede ser. Es muy amplio este espectro, pero es bueno de vez en cuando considerar las variaciones de nuestros procesos inconscientes o del "mindset" (modo de pensar).

Saludos.

Caro dijo...

Creo que hay cosas que no quiero conocer. Si Sartre se quejaba de que es imposible dejar de existir, mejor dicho que estamos condenados a ello, el hecho de conocer esas partes de la vida que preferimos ignorar harían nuestra existencia más insoportable. Así que como mujer libre que soy, elijo ignorar al matadero y comer el bife.

Germán A. Serain dijo...

La reflexión de Caro, así de suscinta como es, es al mismo tiempo tremendamente lúcida: elejimos ignorar. Pero -voluntariamente o no- solemos desconocer este detalle.

Una de las cuestiones que plantea Sartre, precisamente, es la necesidad de ser responsables de esta clase de decisiones. Hacernos cargo.

Lúcido también Gustavo: no se puede ser empático con el universo. ¿O sí?, preguntaría un maestro zen... En todo caso, de ser cierto aquello de que la parte equivale al todo, siempre será preferible focalizar la atención y el sentimiento.

Flor del Ceibo dijo...

Hola a todos!!
Para comenzar quiero contar dos anécdotas que me vinieron a la cabeza cuando mire el vídeo y leí los artículos.
Cuando era chica solía ir al campo de una amiga en La Pampa y andábamos mucho a caballo. Un día, uno de los caballos estaba "sufriendo" y tuvieron que sacrificarlo. Le ataron las patas traseras y las de adelante, lo colgaron en un árbol y le pegaron un tiro en la cabeza. El peón del campo, una vez muerto el animal, lo abrió con una cuchilla gigante del cuello hasta los genitales y después a la parrilla. Obviamente que después de haber visto esa escena no probé un bocado. Me dio mucha pena y pudor. Sin embargo, he visto muchas veces matar a vacas, chanchos y gallinas y como la carne como si nada. No me da pena,como el caballo, porque "la carne de vaca, cerdo o gallina" la come todo el mundo y "nacieron para que los humanos la comamos". Después de haber leído el articulo de Casiari, comenze a reflexionar sobre este habito y esta costumbre que tenemos los seres humanos de elegir que animal no me da lastima y como su carne y que animal me da pena y "no da para comerlo" La razón es cultural, profundamente cultural.
¿Por que en la India las vacas son sagradas y en Argentina todo lo contrario? ¿Por que matamos caracoles, cucarachas o ratas, y no a perros y gatos?
Otra de mis anecdotas tiene que ver con la idea de que pasa exactamente lo mismo con las personas.
No me afectan de la misma manera la muerte de las personas, por ejemplo. Y es como dice el compañero, no se puede ser empático con todo el mundo.
Quiero contarles que el pueblo en donde me crié tiene 4 Mil habitantes y cuando alguien muere a todo el pueblo le causa dolor. El 60 % de la población va al velorio porque conocemos de una forma u otra a la persona que falleció. Siempre es pariente de alguien que uno conoce. Y obviamente no pasa lo mismo en la ciudad porque no nos conocemos, porque no sabemos nada del otro o simplemente porque no podemos interesarnos en todos.

Julito dijo...

Me cuesta mucho últimamente leer mucho en internet o libros, me estoy acostumbrando (creo) a los cuentos breves, a laburar mucho en Twitter, a achicar en 140 caracteres todo. No digo que sea bueno ni malo. Es solo eso. Colgué mucho en este blog, paso y leo todo, pero no comento. Ya falté 3 veces a clase pero cada vez que voy se me ocurren varios videos o links que anoto al costado de mi cuaderno. Siempre digo, voy y comento, voy y comento, y no comento nada.
Volviendo al comienzo, creo que leer "bastante" lo estoy dejando para ocasiones en que necesito un manjar. Y hoy fue el día (?) me leí ambos cuentos de la revi orsai y me encantaron!
Luego de mi introducción egocéntrica y aburrida, al posteo:
Videos para ver:
La Carne y Tu: http://www.youtube.com/watch?v=KgJbE6q7PlY (mala calidad)
Lisa si se imagina de donde viene la carne: http://www.youtube.com/watch?v=YnaN6UONG0M

Coincido con los chicos: Elegimos ignorar muchas veces, es una cagada, pero lo hacemos, pero más allá y retomando a Sartre sobre hacernos cargo, lo hacemos una vez que lo hacemos consciente? :S