jueves, septiembre 18, 2014

Mirarse (segunda parte)

En esta entrada les pido que comenten qué les sucedió durante el ejercicio que realizamos de mirar y ser mirados, describir y ser descriptos por el otro, tener que escribir lo que vieron en el otro... y leer además eso que el otro ¿descubrió o inventó? sobre ustedes, y confrontarlo con la propia realidad.



Al margen de la consigna, aunque todo tiene que ver con todo, les dejo dos videos para que vean después de dejar sus comentarios, como un aporte adicional al tema de la mirada del otro:



15 comentarios:

Belén López Peiró dijo...

Me gustó mucho este ejercicio, más que el anterior. Siento que me salieron hasta poéticas algunas descripciones de la compañera que estuvo en frente mío, en cierto sentido me conmovió su mirada y también me comprometí, traté de hacerla lo más completa posible.
Lo cierto también es que cuando terminó el ejercicio y nos dijiste que debíamos mostrarnos entre nosotros lo que escribimos, me generó cierta ansiedad saber cuál era su mirada sobre mí, para ver si se asimilaba con lo que yo creo que muestro y que los demás ven.
Y me hizo bien, porque hubo cosas que siento que no transmito y que fueron nombradas, y otras que me identificaron, por lo que creo que mi compañera no inventó sino que hizo el esfuerzo de descubrirme, describirme.

Ivana dijo...

Coincido con Belén, me gustó mucho el ejercicio de hoy. Básicamente me sorprendió cómo me sacó la ficha jajaja. Con la descripción que hizo de mí a partir de mi postura, de mi reloj, de mis borcegos me sentí muy identificada. Me da la pauta de que somos mucho más transparentes de lo que pensamos, que todo en nosotros transmite algo.

Con respecto a la descripción que yo hice al principio no sabía qué escribir, pero de a poco, prestándole atención a cada cosa por separado, noté que había algo común en todo eso y llegué a una conclusión de como creo que es ella. Después en su comentario veré que le pareció. Estuvo bueno eso de pensar que no lo iba a leer, porque dio más libertad para ser sincero.

Laura Martínez Varela dijo...

Al principio, tuve un poco de miedo de leer la impresión que tenía mi compañero de mí y de que, a su vez, él no se sintiera identificado en nada de lo que yo había percibido o quizá inventado acerca de él. El pensar que no íbamos a leernos nos dio cierta libertad para escribir, pero es una jugada peligrosa, escuché gente pedirse disculpas de antemano!!
Muchas cosas de las que escribió mi compañero fueron acertadas, coincidieron con la visión que tengo de mí misma y la impresión que siento que doy, con lo que soy y se ve, pero otras no y me sorprendí de dar esa imagen que él percibía. Y lo primero que pensé fue "tengo que modificar eso" y caí de pronto en ese error en el que caemos todos a veces, esa necesidad de modificarse en función de lo que piensen los demás, esa llegada tan profunda de la mirada del otro...

Camila Iris Rodriguez dijo...

Me sentí mucho más cómoda que con el ejercicio anterior, y hasta me divertí más.
Claramente escribir lo que uno piensa o ve del otro sabiendo que va o no a ser leído por el protagonista cambia completamente el contenido, o quiza no en calidad pero si en forma, sin dudas. Para mi mucho de lo divertido radica en ese punto. Asi como también en el papel de detective que adopté, en busca de un rastro mínimo que me condujera a algo mayor, una deducción, una vida. Me sentí haciendole honores a Comu II y sus textos de lectura indiciaria.
En lo personal me paso que cuando al fin de la clase me subí al colectivo y me puse a leer lo que había escrito mi compañero me sorprendí muchísimo por los no pocos aspectos con los que me sentía totalmente identificada, y casualmente eran aquellos que menos tenían que ver con un índice material de mi presencia, sino que eran claros rasgos de personalidad. Lo cual me dejó pensando muchísimo, en primer término en si realmente puede existir tal casualidad entre un flash de un desconocido y la realidad interior de uno... o si efectivamente seré tan transparente y diré cosas tan profundas y 'secretas' mías solo con mi porte... inquietante.

Fátima Sánchez dijo...

Al principio,me deje llevar. Creo que empece a inventar la vida de la otra persona. Pero, de a poco fui observando la postura, que llevaba puesto, el color de la uñas. Intente a partir de lo que veía ("indices") tener una aproximación a la personalidad, no se si lo habré logrado o no.
El ejercicio me pareció bueno, interesante. Fue por un momento estar en la cabeza del otro, en los ojos del otro (una especie de lectura de pensamientos). Fue una experiencia nueva saber que piensa "el otro" sin conocerte de vos. Uno se imagina capaz que impresión puede tener el otro de uno pero, gracias al ejercicio pudimos ver un caso de muchos.
Coincido con mis compañeros que me generó cierta ansiedad saber cuál era su mirada sobre mí.

Paula Perusin dijo...

Me gustó mucho el ejercicio, si bien al principio me parecía muy en el aire lo que se me ocurría, después de observar bien a mi compañera las ideas surgían solas...Cuando nos dijiste que teníamos que compartir la descripción con nuestra compañera, me puse a pensar que pensaría justamente el otro de lo que puse... Pero cuando llegué a casa leí lo que pusieron de mi y me pareció muy loco que algunas cosas coincidan, sobre todo de mi forma de ser, ahí es cuando uno cae en la cuenta de cuanto dice el cuerpo (en su totalidad) de uno mismo.

Anónimo dijo...

Florencia gomez dijo..

A mí me pasó como a los compañeros, cuando comencé a leer me dí cuenta que mi compañera le acertó a muchas cosas. Al principio me costaba describirla a ella, quizás hasta me faltó describirla mas, pero algunas cosas a simple vista, detalles y hasta postura, te dicen mucho del otro. Me sorprendí como muchos de mis compañeros de las coincidencias que encontré en la descripción sobre mi , de parte de una compañera que no me conoce en lo absoluto.

Martín Hashimoto dijo...

Mientras leía lo que mi compañera había escrito sobre mí, no podía evitar lamentarme por la simpleza de mi descripción. Si bien traté de ser lo más preciso posible, caí en la cuenta de que mi visión fue mucho más superficial de lo que me hubiese gustado. Ella, en cambio, se animó a ir más allá, arriesgando conjeturas sobre mi personalidad y mi entorno. Creo que su percepción fue bastante acertada, salvo alguna que otra excepción (me vio cara de anti-fútbol jaja), pero en general me sentí muy identificado por muchas de las cosas que dedujo.

Luciano Guarnerio dijo...

Durante el ejercicio senti un poco de verguenza al principio. Al principio realice una descripcion muy superficial, pero luego me arriesgue a ir un poco mas alla, a los aspectos mas intimos y personales de la otra persona. Capaz algunas de mis prediciiones no fueron atinadas o correctas, pero me senti resguardado al saber que describi a la otra persona sin conocerla. Cuando lei lo que pusieron sobre mi, algunas cosas me causaron gracia, otras eran acertadas, pero tambien lo entendi desde una mirada superficial

Sofía Rodríguez dijo...

Al principio me causó gracia. "¿Qué invento ahora?", pensé. Pero después me di cuenta que nuestra apariencia, nuestros gestos, nuestra ropa dicen de nosotros mucho más de lo que pensamos, y quizás, mucho más de lo que quisiéramos darle a conocer al mundo.

Traté de dejarme llevar por eso. No sé si habré "leído" en mi compañera tanto como ella leyó en mí -la mayoría de las cosas que escribió son ciertas, algo que me dio cierto miedito, lo confieso-, pero fue divertido intentar descubrir al otro sólo por sus índices, como bien dijeron más arriba.

Este ejercicio se me hizo mucho más llevadero que el anterior. No fue tan intimidante. No sé si por la dinámica propuesta o porque me estoy acostumbrando.

Unknown dijo...

Algo me temía con que la hoja había que dársela a nuestro compañero, no se pero lo sentí, de todas maneras, aclaro, no inventé, es una forma diferente de tener la perspectiva del otro, me sentí intimidada pero no avergonzada como en la actividad anterior, sino que me daba en este caso, risa, las dos nos reíamos como si ya nos conociéramos y eso me ayudó un montón a percibir quien podría ser mi compañera, que le gustaba, que hacia en su vida cotidiana etc, hubo una compenetración instantánea que permitió sobrellevar el ejercicio,las miradas dicen mucho, como dije en mi anterior comentario, pero esta vez, aportar lo que pensábamos en un papel, me gustó por el hecho de pensar algo que era desconocido volviéndolo nuestro. me encanta que tengamos este tipo de actividades en las clases, te saca un poco de ese estrés diario, la noche, te despeja! gracias!

Magalí Merchert dijo...

Me gustó mucho el ejercicio, me sorprendí mucho cuando leí la hoja de mi compañero, sobre todo con una parte que decía "parecía tímida, ahora lo dudo". Creo que es una ambigüedad casi constitutiva de mi persona, yo lo dudo todo el tiempo. Como vienen comentando mis compañeros, claramente transmitimos mucho más de lo que nos damos cuenta y creo que está bueno que no seamos plenamente conscientes, es como una posibilidad incontrolable de ser auténticos, a pesar de nosotros mismos.
Sobre lo que escribí, al principio me sentí totalmente en blanco, empecé a arriesgar algunas ideas sin estar del todo conforme, como si en algún punto estuviera inventando y esperando acertar con algo de lo que ponía. Después pensé que si escribía esas cosas y no otras, por algo sería y tal vez realmente eso era lo que me transmitía mi compañero. Me quedo con la duda. Me hubiese gustado tener más tiempo o estar más relajada para que bajaran las ideas, cuando me iba en el colectivo se me fueron ocurrieron otras cosas que podría haber sumado al perfil. Confieso que la intriga sobre lo que él estaba escribiendo sobre mí me desconcentró bastante, aunque en ningún momento me sentí incómoda más que por el apuro de querer escribir algo coherente.

Melisa Turtula dijo...

En mi caso, sentí algo distinto a lo que comentaron mis compañeros. Por un lado, al momento de observar al otro, pensarlo, concebirlo en la mente y describirlo, sentí sobre todo inseguridad o miedo de estar pensando y escribiendo cosas que no se correspondiera con la realidad y, por lo tanto, ofender. Intenté descubrir algo que fuera más allá de lo físico, de lo superficial, lo cual es complejo sin conocer absolutamente nada de la otra persona. Creo que fue esto lo que me llevó a reflexionar sobre cuanto, aún sin darnos cuenta, juzgamos para bien o para mal simplemente por lo que vemos. No quería ser injusta y hablar sin saber, me sentía un poco perdida. Por otro lado, me pasó algo similar cuando leí cómo me había visto mi compañera. Me sentí incómoda y, para ser sincera, me fui a dormir pensando en lo que había leído. Indudablemente, como en mayor o menor medida creo que nos pasa a todos, influye la mirada que el otro tiene sobre mi, pero no me considero una persona a la que le cueste aceptarla. Ahora bien, en el ejercicio sentí que los ojos se habían fijado sólo en la cuestión material, más que nada en la vestimenta que yo llevaba puesta, y de ella se desprendieron inferencias de mi entorno. Nuevamente me resultó claro que si bien no hay forma de dejar de comunicar y que a veces la comunicación no verbal dice mucho más que las palabras, la primera impresión no alcanza para decir algo sobre una persona.

Cecilia Baconé dijo...

El ejercicio me pareció, al principio, complicado de abordar.Me fijé en cuestiones superficiales que pudieran dar un indicio de algo más personal. Es difícil realizar una descripción de la otra persona sin conocerla, no sabes bien que fundamento usar para decir tal o cual cosa. Como comentó una compañera arriba, me hizo reflexionar un poco sobre la naturalidad con la que hacemos este tipo de visiones sobre personas que no conocemos o incluso con las cuales nunca cruzamos una palabra. Además, esta bueno saber que transmite uno para el resto (sea bueno o malo).

Clinica Dulce Espera dijo...

La experiencia me pareció mucho mejor que la anterior, más divertida y entretenida, hasta me hizo acordar al programa de Wainraich donde en una sección llama un oyente y con solo escuchar la voz le adivina como es su vida, en algunas ocasiones bastante y en otras esta muy lejos. Entonces además de puntear el aspecto que me inspiraba mi compañera, también, desarrolle a modo de historía esas características.
Cuando leí lo que había expuesto mi compañera fue muy gracioso lo que había puesto sobre mí, en algunos caso coincidia y en otros relativamente...Creo que es una muy buena experiencia sobre la subjetividad que hay cuando observamos a otra persona sin conocerla ni un poco.