domingo, septiembre 09, 2007

Entre el gusto de los otros y nuestra imaginación

¿Por qué razón nos gusta lo que nos gusta? ¿Por qué no otras cosas distintas? Será la cuestión del gusto algo vinculado a las cualidades intrínsecas de aquello que nos satisface o molesta? ¿O acaso operamos en función de relaciones de empatía con los demás?

Antes de seguir adelante les sugiero la lectura del artículo al cual se accede a través de este vínculo. El mismo fue redactado para una revista de música clásica, con lo cual se explica su perfil; pero las conclusiones son válidas para ser aplicadas de un modo general.

Una vez leído el artículo, prosigamos...
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Sin renegar de las capacidades de nuestro juicio crítico, ni de las propias inclinaciones estéticas, pareciera ser que nuestra capacidad de juzgar no es impermeable ni tampoco del todo objetiva. No es nueva la pregunta relativa a si las cualidades de un objeto o de una persona que nos atrae residen en el objeto o en la persona en sí, en nuestro juicio, desvinculado de las verdaderas cualidades que nos parece observar, o en la articulación de ambas dimensiones.

La pregunta acerca del porqué nos gusta una determinada canción, o una determinada película, o un determinado libro, también nos puede llevar al terreno de las relaciones interpersonales. ¿Qué es lo que admiramos en una persona, por ejemplo? Ad-mirar significa promover cierta inclinación del propio ánimo hacia alguien o algo. ¿Qué es lo que produce esta inclinación? Llamémoslo gusto, atracción, amor o como ustedes prefieran. ¿Es real? ¿No nos expone al peligro de un posterior desencanto? ¿No nos demuestran las experiencias propias y ajenas que tantas veces esta ad-miración ha sido el eje de tantos conflictos y descepciones? Y sin embargo, resulta inevitable que nuestro ánimo tienda hacia determinadas cosas o gentes.

En definitiva, parece claro el hecho de que nuestra identidad se forma tanto a partir de nuestros propios actos como en la mirada de los demás, en el gusto de los demás, en la eventual admiración o rechazo que recibimos de parte de los demás. Así es como se definen los sectores marginales. Así también los grupos de poder. Así también las pasiones inexplicables. Y las canciones y artistas de moda. La mirada del otro jamás es inocente. Ni tampoco lo es la nuestra. Somos espejos y moldes. Y la objetividad no existe, pues está siempre atravesada por la mirada de un sujeto.

Ojalá reciban ustedes miradas magnánimas. Y puedan ofrecerlas a su vez. Así nos constituimos como individuos. Y constituimos un modo de aproximarnos al mundo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

El amigo Eliseo (Verón) lo dice y tiene razón, los sujetos no producen nada de manera individual, sino que todo es producto de lo social, (aunque en “El cuerpo reencontrado” se auto refuta un poco, pero ese es otro tema). Vivimos en un sistema que nos impone sus propios gustos culturales, como otra forma de dominación y es por eso que resulta lógico que la gente elija aquellas “manifestaciones artísticas” que son populares sin tener en cuenta la calidad estética de estas. Los medios de comunicación son el brazo que instrumenta estos consumos o gustos culturales y los jóvenes sus principales víctimas. En estos días, me parece, la idea es crear jóvenes seudo estúpidos, despolitizados y carentes de cualquier idea más o menos propia. Que bailan al ritmo de “foto, foto, foto”, o van a ver a alguna bandita, más o menos “progrue” al Pepsi Music.
De todas formas esto también pasa en los ámbitos académicos o de “izquierda”. Por ejemplo en esta facultad está bien decir que uno lee a Walsh, o que escucha la Mano de Filipi, por que están con el pueblo como escuche decir a un estudiante alguna vez..
En resumen todos estamos influenciados en nuestros gustos, todos nadie escapa eso, como dice Canclini, aunque a algunos en esta Facu no les guste, en el consumo se construye nuestra identidad.

Gus.-

Anónimo dijo...

Varios puntos para comentar desde mi experiencia personal:

En mi caso particular, tuve en mi pre adolescencia una inclinación un vuelco hacía un hobbie, pasatiempo, (un deporte específicamente que empecé a practicar y a ser hincha y fanática irreversible). Pero no fue para acoplarme a otros, sino por el contrario, para distinguirme. Esas elecciones y esa dedicación, me sirvió, estoy convencida, para formar mi identidad, fortalecer mi personalidad, estar segura de mi y de que podía hacer algo por fuera de mi entorno (que obviamente a esas alturas eran sólo mis compañeros de colegio, o mi familia). Y lo logré! E hice grandes cosas, de las que voy a estar feliz toda la vida.

Con respecto a la admiración, estoy convencida de que es la base del amor. Al menos, es uno de los motivos fuertes por los cuales yo me enamoré y me ayuda a seguir re enamorándome día a día. Creo que lo que uno admira es algo que a uno le gustaría ser, pero que reconoce que no es, ni va a ser, pero le da felicidad, placer, disfrutarlo en el otro (sí, soy una persona enamorada cursi, y qué?, jeje). Claro que tiene riesgos de decepción, pero me parece que no hay nada en la vida que no lo tenga. Y que hay que enfrentarse a ese riesgo para realmente veríficar que lo que admiramos vale la pena. En un amor anterior a este, viví años de incertidumbre sobre esa admiración, si era merecedora o no. Muchos años después, en otro momento de la vida, el tiempo me trajo la decepción tardía sobre ese amor. Y si, me decepcioné

Y por último, también estoy de acuerdo (como comentamos en clase el otro día) con que nuestra identidad se construye tanto por lo que somos en sí mismos, como por la mirada y creencia del otro sobre nosotros. Las relaciones nos enriquecen, nos almodan, nos renuevan. Esos las experiencias, nuevas herramientas, para reconstruirnos.

Bueno, eso es todo!! Saludos, nos vemos!

Anónimo dijo...

Comparto en varios puntos lo que comenta Gustavo (sera porque estoy influenciado por el entorno? Jeje). No tengo ninguna duda de que los gustos de uno estan directamente influenciados por dos factores: uno, el grupo que a uno lo rodea, el entorno social, entorno que a uno le viene dado (no es casual que los amigos, la gente con de la que uno se rodea tengan una situación similar a la propia) y en segundo termino el gran bombardeo propagandistico que nos recae desde arriba. Yo uso la ropa que uso, escucho lo que escucho y voy a los lugares que voy porque hay una moda que indica que esta bien tomar esas opciones y que el entorno que acepta esta moda y se apropia de ella ( cuando hablo de moda no quiere decir que haya una sola) Todo se encaja en categorías y el grupo del que uno forma parte está dentro de alguna de esas categorías. No se si aporta algo, pero les dejo la letra de un tema de cadena perpetua que me parece que tiene que ver con esto.
Solia verlas por las pantallas,
revistas, propagandas,
las reinas de la seduccion
Mirarlas era mirarme petisa y gorda
las fabricas de ropa alimentaron mi imaginación
pero el espejo me mintio [x2]
La sociedad me puso aca
desfilo entre las nubes, no peso nada
y ahora soy un caso mas
la moda se acordo muy tarde de mi
Soñaba siempre, soñaba ser mas deseada
su figura deformada reflejaba fiel la situacion
pero el espejo le mintio [x2]
Pastillas, fotos, centimetros y balanzas
cubrieron su garganta, el hambre la abandono
le devoro toda la vida y esta carta me dejo...

Anónimo dijo...

Si Si, todo bien con el amor y demás Clara, pero aunque uno pueda estar perdidamente enamorado de alguíen la sociedad de clases, salvo contadas exepciones y algunas novelas baratas, digita con quíen nosotros nos relacionamos sentimentalmente
nene rico con nena rica
nene clase media con nena clase media
nene pobre con nena pobre.
Esa es una verdad practicamente irrefutable, aunque esto no quite que yo pueda estra enmaorado de mi novia, que por cierto, pertenece a la clase media como yo.
saludos
Gus.-

Anónimo dijo...

En ningún momento hablé o negué los condicionamientos sociales que sufren las relaciones. Me parece que no tenía que ver con eso. Sólo expuse que me parece que la admiración y la decepción construyen y atraviezan la mayoría de las relaciones, a mi parecer, especialmente al amor. Y por otro lado que, desde mi experiencia, a veces uno tiene gustos para congeniar con otros, o para distinguirse (en el buen sentido ambas)... eso simplemente...
no va masssss

Anónimo dijo...

Hay dos cuestiones que se me presentan como contradictorias al pensar el tema de los gustos. Por un lado, los condicionamientos externos (como bien dicen arriba) influyen en nuestras elecciones diarias como parte de una carrera hacia algo que, al menos en este momento de mi existencia, considero una debilidad del ser: la necesidad de ser aceptado. El temor al rechazo o al aislamiento nos hace acercarnos, identificarnos con las actitudes de tal o cual grupo o persona a veces sin siquiera cuestionarnos el por qué. Por otra parte, la necesidad de trascendencia, de destacarse por sobre el resto, se contrapone a aquella tendencia y nos lleva a intentar diferenciarnos, optando siempre por lo menos común, tratando de ir contra la corriente. Pero, tarde o temprano, solemos darnos cuenta (me suelo dar cuenta) de que tal posición diferencial no existe, que otros ya siguieron esos mismos pasos o bien que esa posición de distinción tan solo nos aleja del mundo y no nos hace para nada felices. De una u otra forma, entre la elección por mimesis y el capricho del ser diferente, ¿quién puede estar completamente seguro de ser dueño de sus gustos?

Anónimo dijo...

Así como inexplicablemente hay melodías que me anudan la garganta y me hacen llorar, creo que en muchos aspectos de mi vida "dependo" de quienes me rodean para decidirme sobre lo que más me gusta. Por ahí descubro que no es lo que yo hubiera elegido, pero, en fin, coincido en el asunto del miedo al rechazo. Soy muy insegura... A veces es más fácil elegir lo que eligen nuestros cercanos, a veces es más cómodo "perderse", a veces me gustaría que los demás eligieran lo que a mí me gusta, pero ese es otro tema. Hasta luego.