sábado, septiembre 15, 2007

Interludio televisivo

"Es el sábado, a las 23:00, por canal 2", me dicen. Yo ya lo sé. Mentalmente tomo nota, no digo que no, tampoco que sí... No digo nada. Pero me pregunto qué cosa tendrá la televisión como para generar esta fascinación, esta tensión que hace que uno quiera verse a sí mismo en la pantalla. ¿Será una nueva manera de convalidar la propia existencia? ¿Aparezco en la tele, por lo tanto existo? ¿Nos fascina el artilugio técnico en sí mismo, como a un chimpancé lo fascina el espejo? ¿Eso de vernos desde fuera de nosotros mismos, tal como otro podría vernos? ¿Nos creeremos verdaderamente esa estupidez de los diez minutos de fama? ¿O eran sólo cinco?...

También está la manía actual de videograbarlo todo. El cumpleaños, la fiesta con amigos, el casamiento, las vacaciones, la graduación. Etcétera. Dicen que en uno de los realitys de la tele (estas dos palabras comulgan de una manera extraña: reality... televisión...), financiado por la Disney Corp., una de las participantes fue expulsada porque se supo que había videograbado un encuentro demasiado íntimo con su pareja, fijate vos que mala imagen hubiese sido. Algo así como si Dippy (a.k.a. Tribilín) hubiese querido transar con la novia del ratón Mickey delante suyo...

Como sea. ¿Para qué videograbar? De nuevo la fascinación por la pantalla. Pero no se trata ya sólo de ver a través de ella, sino de ser atravesado por la cámara, tomado, secuestrado, porque ahora mi imagen es algo que está afuera de mí, y es algo que ya no puedo manejar. ¿Y si no me gusta lo que veo? ¡Tarde piaste!... Pero, ¿es que acaso alguien nos preguntó antes de filmarnos? Pero estas son las reglas del panóptico: nadie tiene que pedir permiso. Estabas ahí, las cámaras también, allí se termina el asunto.

¿Se termina allí el asunto? Mmm... me parece a mí que no, pero eso lo dejamos para tema de otra entrada.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Sinceramente no entendí que es lo que pasó la clase anterior, falté y no entiendo nada.
Con respecto a esta entrada, creo que desde siempre existió este deseo de "verse desde afuera", Pienso por ejemplo en los retratos, y porque no en los autoretratos de los propios artístas plásticos, las primeras fotografías, y poqrque no en las autobiografías, etc, etc.
En la anteúltima clase hablamos del registro de la propia voz, y de cómo nos sentimos al escucharla. Creo que eso forma parte de lo mismo.
Lo que si creo es que actualmente este registro es más violento. Es decir, va más allá de nuestra propia decisión (muchas veces).
Si de repente entran a la clase tres cámaras y comienzan a filmar... eso es violento.

Hay una pregunta que me hago, y que no logro responderme (pido ayuda!!), ¿Qué es lo que hace que hoy la intimidad se haga pública?
Pueden decirme: el morbo, el sensacionalismo.. Pero ¿por qué?

Saludos
Emilia S.
* Hay que leer algo para el juves?

Anónimo dijo...

Creo que parte de lo que se plantea surge de ese voyeurimso que nos es propio.
Pero es verdad, hay algo que tiene la tele que no lo tienen otras cosas.
Particularmente tuve la desgracia de salir en la tele: un periodista me arrinconó a las 8 de la mañana en la esquina de Cabildo y Juramento y estaba tan dormida que no sé que respondí. Lo que sí me acuerdo es que después me sentí mal: ¿por qué me habían filmado sin antes siquiera preguntarme?

Anónimo dijo...

Yo considero que es una cuestion de autoestima, de ego. El hecho de verse en la tele, de filmarse o bien de sacarse una foto y luego ponerla en un portaretratos o en la pared tiene que ver con una cuestion de decir "miren, ese soy yo, yo estuve alli, estuve con fulano" por lo tanto desde mi punto de vista lo que uno ve y quiere ver en la pantalla es su propio ego. Particularmente, si bien no vi el programa ni me preocupe por fijarme cuando lo emitian, si fue una de las novedades a comentar mi entorno.