jueves, abril 17, 2008

Consigna número tres (VERGONZOSO!!!)

En este espacio van las anécdotas que deseen contar respecto de aquella vez que sintieron mucha, pero mucha vergüenza. Pueden ampararse en el anonimato, si quieren (si les da vergüenza, en realidad). Pero no hay de qué avergonzarse, en realidad. A todos nos han pasado cosas así.

Por supuesto, eligiremos entre todos la mejor historia, que se hará merecedora de un premio sorpresa!!!!

43 comentarios:

Anónimo dijo...

no sé si fue lo más vergonzoso que me pasó, pero es lo primero que me viene a la mente cuando pienso en "experiencia vergonzosa" (y me llama la atención justamente esto: no haberme olvidado de esta experiencia "sufrida" siendo muy chica). Yo tenía quizás seis años, y fuimos con mi familia a la quinta del padrino de mi hermana. Estando en malla, fui al baño y al salir tenía la malla corrida y se me veía la vajina. El hijo del dueño de la quinta (de mi edad)me miró, me señanló y se rió. Fue muy vergonzoso.

Andrés dijo...

Algo muy vergonzoso me pasó en un pueblo que se llama Ranchos dela pcia de Bs. As., del cual viví hasta venirme a estudiar a Capital Federal.
Para resumir un poco la historia, un sabado me fui para allá. Empezaron a caer amigos a casa desde temprano y comenzamos a tomar unas cervecitas, despues otras, sumamos fernet, etc.etc. Por lo tanto, a la madrugada ya me sentía un barrilete sin cola.. fuimos a un boliche que hay allá y seguí tomando.. hasta que salí del mismo y no me acuerdo más nada.
La vergüenza fue al otro día cuando me despertaron dos policías que conocía y el que cuidaba el colegio secundario al que yo había ido. Me había ido a dormir al colegio, aunque lo peor de todo es que no tengo ni idea de cómo entré ahí, ya que supuestamente estaba cerrado. Me mataron a preguntas entre los policias y el sereno del colegio (que había hecho la denuncia porque me vio durmiendo en un banco adentro del colegio de espalda, por lo que no pudo reconocerme), de las cuales no podía contestar ninguna porque no me acordaba nada. A esto le sumo, que por formalidad de la denuncia di un pequeño paseo por el pueblo en el patrullero hasta el hospital por prueba de lesiones.
En fín, creo que a cualquiera le puede dar vergüenza una situación así. Pero sobre todo si se tiene en cuenta que sucedió en un pueblo de 7.000 habitantes (donde nos conocemos todos) y donde los chusmeríos son moneda corriente; por lo tanto al otro día ya se habia enterado todo el mundo de lo que había pasado y las cargadas no tardaron en llegar!!

Anónimo dijo...

(Como para ir entrando en calor)

Cuando era chica me daba muuucha vergüenza que mi mamá me mandara a la farmacia a comprarle "una caja de O.b. súper de veinte". O sea: tampones, tamaño XXL, muchos.

(La próxima vez que comente en este post será amparada en el anonimato)

Unknown dijo...

Hola a todos:
Cuando tenía 7 años, iba por la calle jugando con mi hermano menor y veníamos por la calle pateando una piedra. Vale aclarar que, mi hermano estaba insoportable y para que no moleste más me puse a jugar al "fútbol" con él. El resultado: un vidrio roto de un tachero que nos fue a buscar hasta la verdulería donde estaba mi papá comprando. El tipo entró furioso pregunatando: ¡¡¿¿quién es el padre de estos chicos??!! Y mi papá, orgulloso, contesto, yo...

Unknown dijo...

Otro tema: me podrían decir qué texto hay que leer para la próxima clase??

Gracias!

Emanuel Santoro dijo...

Paso a contar una de mis mayores vergüenzas, ocurrida dentro del ámbito universitario.
Contexto: 2º cuatrimestr 2005, mi primer año en la facu, mediados de Agosto, jueves 18 hs, aula 106, teórico de PCPC de Reigadas dado por ella misma (un verdadero pelotazo en contra).
Hechos: La clase venía algo densa, por no decir aburrida, y yo que por esos momentos laburaba de mañana en un call center (experiencia fugaz en mi vida) sentía que mi instinto animal me empujaba a salir de clase por un instante a comer algo en el bar del 1er piso.
Salgo con uno compañero en el medio de la clase, dejo las cosas en el banco, cuando vuelvo entro por la puerta de atrás (aula de dos puertas)... y se me engancha el jean en un pequeño ganchito de una silla... mas o menos a la altura de la cola pero sobre el costado derecho. Sin darme cuenta sigo caminando y se escucha un "sssscrach"... se me abrió el pantalón desde la rodilla a la cintura....desde el bolsillo al medio de la espalda.
Como pude me intenté mantener vestido a lo que a todo esto ya estaban todos dados vueltas mirandome , incluso la profesora había parado la clase. Los flacos que estaban conmigo estalladísimos de la risa me abandonaron en mi desesperante situación. Como me salió levanté la mano, la que no me tapaba las partes descubiertas (¿se puede decir culo?) en señal de perdón y di marcha atrás y salí del aula.
No quedó ahí, tenía que arreglarlo de alguna manera para seguir cursando y luego llegar a mi casa (Banfield). Me robé un par de alfileres de los afiches del partido obrero para remendar el pantalón pero no sirvió de mucho, tuve que asomarme por la ventanita de la puerta y pedirle a los compañeros que estaban adentro q salieran a darme una mano.
Así fue, terminó la señora del bar prestandome aguja e hilo y yo en calzonez y zapatillas adentro del baño cosiendo el pantalón como un verdadero primitivo, mientas los otros dos flacos me tenían tirante el pantalón para que lo pudiera remendar bien. Ni les cuento las caras de los que veían esa imagen, fueron 20 minutos mortales en mi vida.
El arreglo quedó perfecto, es más, lo seguí usando así casi un mes más hasta que me volvió a romper...jaja.

Cicloescenico dijo...

Una vez paseando a mi querido perro, un pequeño y salvaje ejemplar de orígenes primitivos, intente encender un cigarrillo mientras él tironeaba de su correa exigiendo espacio, justo cuando una señora mayor pasaba a nuestro lado. Se me descontrolo el cigarrillo, el fuego y el perro aprovecho para morder una pierna de la señora, llena de sangre y asustada en medio de la vereda. Creo que nunca sentí tanta vergüenza. Por suerte no estaba tan malherida y fácilmente la asistimos en casa, el perro esa noche de invierno durmió afuera y ahora solo sale con mascara facial, muy similar a la de Anibal Lecter.

Anónimo dijo...

¡Qué vergüenzaaaaa!
Una vez, hace unos años, un compañero de la facu me mandó un mail. Es un chico que suele mandar cosas divertidas por correo, así que, durante un descanso en el trabajo, decidí abrirlo. Se trataba de un test de sexualidad y, a pesar de que había varias advertencias del tipo “no apto para tímidos” o “si usted es pudoroso no lo abra” yo, que soy tímida, decidí hacerlo de todas formas.
Comenzaba el test solicitando una serie de datos personales como nombre, edad, nombre de tu pareja (si la tuvieras), etc. Por supuesto yo, que además de tímida soy bastante tarada, completé el formulario con mi nombre real, mi verdadera edad, el nombre de mi pareja (si, mi compañero sabía perfectamente el nombre de mi novio) y así hasta entrar de lleno en el contenido sexual del cuestionario. Las preguntas eran del tipo multiple choice y, sí, algo tramposas. Se referían, ponele, a la frecuencia de relaciones, de autosatisfacción, posiciones preferidas del kamasutra, fantasías de menage a trois, juguetes, disfraces, qué se yo... zoofilia, y muchas cosas que no recuerdo (o prefiero no hacerlo). Un poco porque no encontraba la opción para marcar mi respuesta verdadera (por decir, las opciones para la frecuencia sexual pasaban de “una vez por mes” a “dos veces por día”. Bueno, por ahí no era tan así pero más o menos) y otro poco para no sentir que mi vida sexual era un fiasco, empecé a marcar las opciones más zarpaditas. Y me entusiasmé y marqué, marqué y marqué hasta que terminé con el test. Apareció entonces el cartelito de “ver los resultados”. Intenté imaginarme dónde estaría el chiste cuando clickeara la opción (pensé que me aparecería una foto de un tipo desnudo o algo así), pero nunca me imaginé que, una vez que presionara “ver los resultados” me aparecería la siguiente leyenda: “Gracias por responder. Sus respuestas han sido enviadas a (el nombre de mi compañero)”. Noooooo. Inmediatamente empecé a sentir un calor que me subía desde la punta de los pies hasta el cuero cabelludo. ¡Qué vergüenza! ¡Qué pedazo de adoquín! ¡¿Cómo no lo había imaginado?! Sentí hasta deseos de dejar la facultad con tal de no tener que verle la cara nunca más. En fin, por suerte todo pasa y ahora me causa gracia cuando lo recuerdo. Con mi compañero nos cruzamos en la facu, hablamos por messenger y por mail. Pero del test ni una palabra nunca. Ni mu.

Germán A. Serain dijo...

Lauram: ¿No era que ibas a mantenerte en el anonimato en tu siguiente entrada? (A propósito, me temo que el mail en cuestión no quedó sólo en manos de tu compañero... ¿nunca probaste en googlear tu nombre?)

Valeria: Nada. Asimilar lo que ya estaba como tema y responder las consignas del blog (fijate que hay una tercera). De todos modos, seguirá el texto de Michel Henry sobre Marx, si querés ir adelantando.

No voy a comentar más nada para que nadie resulte avergonzado (¡pero qué ganas!...)

Anónimo dijo...

Me dieron ganas de orinar. No sabría decir si hacía mucho o poco rato, porque uno nunca se da cuenta de cuándo empiezan las ganas de ir al baño. Se da cuenta cuando esa sensación ya está instalada allí, dentro de uno. El punto es que me dieron ganas de orinar, pero me aguanté, creo que a propósito. Porque al principio, tener ganas de ir al baño es una sensación que puede llegar a ser en cierto punto placentera. No digo cuando ya no das más, y si no vas al baño rápido te cagás o te meás encima, sino cuando recién te diste cuenta de que por ahí tenés ganas de hacer. No sé si me explico.

La cuestión es que al principio no tenía TANTAS ganas, pero después sí; al rato de estar esquivándole el bulto a la necesidad de ir al baño comencé a sentir esa característica presión a la altura del bajo vientre que te indica que ya es hora, pues en algún punto esa sensación que antes era placentera se ha convertido en una molestia. Entonces buscar el mejor lugar para descargar la vejiga, que se adivina llena del líquido caliente, ligeramente amarillo, y encontrar el baño, maravillosamente desocupado, incluso templado, como si alguien se hubiese tomado el trabajo de calefaccionarlo, cosa curiosa a esta hora y en esta época del año, esto de que el cuerpo se sienta abrigado en un baño público. Pero no importa, porque ya estamos al borde del anhelo, y cuando ya todo está listo, y luego de un último instante de contención... el cálido y cristalino líquido amarillento comienza a manar, lentamente, para enorme satisfacción del cuerpo, que de a poco se relaja, mientras el manantial fluye.

De pronto, la sensación de humedad. La oscuridad. El desconcierto. Un escalofrío. El colchón, convertido en un océano debajo de las mantas. La comprensión atroz, ineludible, de lo que acaba de suceder. Pero además, ya ahora con la luz del velador encendida, la evidencia de que lo peor está todavía por llegar. ¿Cómo despertar a esa mujer, que duerme profundamente al lado, al borde del flamante arroyo, despertate mi amor, que hay que cambiar las sábanas, mirá lo que pasó... ¡No, mejor no, no mires!... Pero sí levantate, porque... ¿Dónde hay sábanas limpias? ¡Ay!... ¡Mirá el colchón!... No sé que decirte... Te juro que nunca me había pasado algo así antes...

Anónimo dijo...

Germán: Había pensado en no hacerme cargo de nada, pero después me arrepentí.
Y, sí, una vez googleé mi nombre y descubrí algo que no me dio vergüenza pero si "cosita". Encontré una chica que se llama igual que yo (en realidad es ella seis o siete años mayor, pero no me gusta decir que yo me llamo como ella) y con la que, además del nombre completo, compartimos la carrera. Le escribí una vez para contarle lo que me había pasado, y me confesó que a ella también le dio "cosita" cuando leyó mi mail. Y después no hablamos nunca más.
Igualmente, ahora termino este comentario y vuelvo a googlearme. Por las dudas. Después te cuento.

Anónimo dijo...

Hola!

Hace un par de años fuimos de campamento a Sierra de la Ventana con mi novio y unos amigos. Nos dividimos en varios autos porque somos un grupo numeroso. Lamentablemente yo tuve que padecer al tìpico conductor machista que sólo para en una estación de servicio cuando es absolutamente necesario y obviamente si la causa es cargar nafta (si una mina se está piyando no es justificativo suficiente) así que paramos dos veces...pero tomamos aproximadamente 7 termos de mate...si sacan la cuenta de horas de viaje y líquido ingerido van a poder decucir lógicamente lo que pasó...llegamos al primer camping que había, yo me bajé corriendo para ver si podía ir al baño pero la macanuda de la Sra. que me atendió me dijo que primero teníamos que anotarnos y luego me dejaría pasar...yo no aguantaba más y sentía que me moría...así que me fui corriendo como una desquiciada hacía el baño público...estaba a metros de la posta cuando una sensación se apoderó de mí!! y me hice encima!!!! EN FRENTE DE TODO UN CUARTEL DE BOMBEROS Y DE TODOS MIS AMIGOS!!!!....no me olvidó más de ese día, sobre todo porque tenía puesto un jogging gris y se me notó enseguida....mis amigos me cargan hasta el día de hoy...pasé mucha vergüenza pero creo que lo estoy superando...(aunque todavía prefiero dejarlo anónimo)

Anónimo dijo...

1ºGerman: es obvio que despues de tu consejo a lauram todos vamos a googlear nuestros nombres con un poquito de miedo, todos hemos hecho esos cuestionarios..y obviamente llenos de mentiras ajajaj.
2ºLa primera vez q me encontre con la verguenza tenia 10 años practicaba natacion en el ateneo de la juventud, y tenia que bajar del vestuario de damas a la planta baja, pasando por el vestuario de caballeros, cuando estoy bajando las escaleras llegando al piso del vestuario de hombres,estaban todos los niños de mi edad en la puerta haciendo pinta,entonces bajo haciendome la linda cual valeria mazza bajando las escaleras del desfile mas importante del mundo...cuando se me dobla la ojota y caigo rodando por las escaleras, un piso entero baje rodando, y quede a los pies de los chicos desarmada como meryl streep en la muerte le sienta bien...MALISIMO.Ese fue el ultimo dia que fui a natacion, recien volvi a pisar el club hace un mes despues de 14 años y ni pase por la pileta..jajaj

Lectura y Blues dijo...

En la ciudad de Las Flores, mi ciudad natal, en verano ibamos a una pileta, que a veces sigo yendo, llamada Los Olivos. Una tarde me puse a charlar con una amiga de las cosas de la vida, yo tendría 15 años. Hablamos y hamblamos, y en toda la charla ella estaba sentada en el pasto y yo de cuclillas. Seguimos hablando y yo sentía que la mina me miraba medio raro, me miraba una parte del cuerpo.
Como a los 10 minutos me dice, "Hila, tenes agujereada la maya" ayyyyyyyyyyyyyy!!!!
Me mire y la parte del cuerpo que ustedes se imaginan salía justo justo por la rajadura.
PD: Una turra mi amiga que después de inspeccionarme bien me aviso.

Anónimo dijo...

CARLOS


Un hecho que me genero mucha pero mucha verguenza, fue una vez en el cumpleaños del hermano de un amigo ami, estabamos todos hablando y a mi de repente no se me ocurre mejor idea de comentar un programa en donde salian unas mujeres muy gordas y que se yo. Mis amigos me hacian mas de mil señas y cuando me doy vuelta estaba la mujer y las amigas del hermano de mi amigo que son bastante entradas en kilos. La cara con la que me miraron fue de muy pocos amigos, no se si me explico. Esto me genero un verguenza terrible.

Pau dijo...

No sé si algún mecanismo de defensa de mi inconciente bloqueó todos mis recuerdos vergonzosos o simplemente soy una desvergonzada, pero me resultó muy difícil encontrar experiencias que me hayan causado tanta vergüenza. Por lo general me río de las cosas que muchos podrían encontrar vergonzosas.

He respondido el teléfono estando dormida y mantenido una larga conversación, que continuó la historia de mi sueño, con la persona que estaba del otro lado del teléfono.

Se me ha caído la pollera, dejándome en bombacha en la mitad de la calle en varias oportunidades (3 para ser exacta). Pero también hubo otras oportunidades (2 que me acuerdo con claridad) en la que, sin caérseme la pollera, expuse mi ropa interior a causa de la misma falla en el cierre de la pollera (Podría arreglarlo, no?).

También me he pisado la pollera (larga hasta el piso) al subirme al colectivo, ofreciéndole un espectáculo al que subía atrás. (Tendré un problema con el exhibicionismo?)

Me he hecho pis encima sin darme cuenta cuando un tipo, que estaba bastante duro, nos cagó a golpes a mí y dos amigos en una calle solitaria un 25 de diciembre a las 7 y media de la mañana. (Lo peor es que salió de la nada a pegarnos y yo me di cuenta de mi desliz como 4 o 5 cuadras después de que dejó de pegarnos)

He hecho pis en el medio de un parque nacional, creyendo que estaba en un lugar alejado, cuando en realidad estaba a metros de un sendero turístico, por el cual pasó una familia, y desde donde, además, se me veía desde un puente, en el cual estaban mis amigos saludando y con una cámara de fotos (Por suerte no tengo evidencias de ese momento.

Le he contado a una amiga una anécdota como si fuera mía, pero que en realidad le había pasado a ella.

Todo eso sin contar la cantidad de veces que me he caído en la calle, del asiento de colectivo e incluso de la silla del laburo.

Siendo una persona torpe como soy, si no aprendo a reírme de mí misma voy muerta.

Espero que se hayan divertido, yo me divertí bastante con las anécdotas de los otros.

P.N.E dijo...

En 22 años de mi vida no tuve muchos momentos vergonzosos. Se puede decir que sí viví momentos de pudor e incomodidad de personas cercanas.
Lo que voy a contar aquí (y sin el poder del anonimato, sino haciéndome cargo), lo estuve pensando un par de días. Se que en la facultad, mismo en el mundo, hay muchas personas sensibles y susceptibles, espero no incomodar a nadie, ni es mi intención herir a ninguno. La gran mayoría de nosotros somos “desconocidos”, es decir que en toda la clase no nos conocemos tan fielmente como para saber el humor y la forma de ver el mundo que maneja el otro.
Repito que lo que voy a comentar lo pensé bastante, pero el pinchazo que me termino de decidir fue el sentido del humor del profe (ácido, voraz, sin pudor por la crítica, un tanto irónico e inteligente), en el cual me identifico y me encanta.
Basta de chachara: Corría el año 2005, Marzo para ser exacto, estaba invitado al cumpleaños de una compañera del CBC, para no ir solo decidí llamar a unos amigos para que me hagan la gamba. La fiesta en principio era tranquila, con el correr de las horas la gente se fue yendo y nosotros habíamos logrado hacer una buena relación con un grupo de personas (sin conocer más que a la cumplañera.) Como a eso e las 4 de la mañana, el alcohol ayudaba un poco a hacer la charla más amena, más graciosa, pero todos éramos conciente de nuestros actos y palabras (es decir, ninguno estaba ebrio, solo un tanto alegres.) En una de esas, ya no me acuerdo como, comencé a exhalar un poco de humor negro e irónico, entre risas y hasta lagrimas, sentados en ronda, empecé a tirar bromas sobre la tragedia de Cromañón (quiero dejar en claro que tuve conocidos que estuvieron ahí, pero me considero una persona que no tiene barreras sobre el humor, para mi hasta la muerte es divertida porque es parte de la vida, no hay que ser nostálgico en el humor), largaba una joda pesada detrás de la otra, inventadas en el momento, cosas tontas como esta: “vallamos a bailara a Cromañon, ese boliche se re prende”; “me dijeron que en ese boliche te matan con la entrada”; “moriría por conocer Cromañón, la música que pasan te quema la cabeza”, etc; todas inventadas. En una de esas veía que las risas provenían solo de mis 3 amigos, comencé a notar rostros serios mientras tiraba los chistes. La cumplañera, sentada a mi izquierda, me toca el hombro, doy vuelta mi cara, acerco mi oído a su boca y escucho: “che cortala Pablo que la flaca que tenes al lado fue y perdió una amiga”... en silencio, atónito y realmente muy bordo pare la marcha.
Algunas risas de amigos iban desapareciendo, todos se callaron en segundos al notar mi cara. No pude dar vuelta mi rostro para mirar a la amiga de la cumplañera, estaba muy avergonzado, quería desaparecer en un minuto.
Por suerte en poco tiempo hubo cambio de tema, lo que si yo quede casi mudo hasta finalizar la fiesta, me costo mucho mirar a la persona que, sin conocer, había herido. De todas formas logre hacer un poco de fuerza y mirarla, cruce dos palabras sobre la facultad, trate de caerle bien a pesar de la cagada que me había mandado y sellar el mal momento.
Al terminar la fiesta y camino a casa mis amigos me preguntaron porque pare el humor negro y que paso en ese momento, les conté todo. Reaccionaron con una carcajada, en fin quizás entre nosotros tenemos un humor parecido, o nos entendemos bien.
Quiero dejar en claro que soy de reírme de todo, no pretendo herir a nadie con esta anécdota, es más obviamente a partir de ahora quedo pegado como un “ser asqueroso” para algunos. Sepan disculpar si a alguno le molesto esto, era más chico (de todas formas no me quiero lavar las manos hoy en día bromeo con otras situaciones), pero esta en mi, me encanta reírme de mi también y sobre mis momentos malos.
Costo mucho pero lo conté, todo esto es culpa del profe...

Pablo Espíndola.

Anónimo dijo...

Tengo muchas, pero muchas experiencias vergonzosas. Los deleitaré en esta oportunidad con la siguiente:
-Salgo a la calle con la finalidad de irme a trabajar y llevo conmigo la bolsa de basura para dejarla en la puertal. Me dirijo hacia la parada del colectivo y ya en él advierto un olor un tanto incómodo, en primer lugar pensé que se debía al alimento de algunos pasajeros, ya que suelen transportar su comida en tuppers. Finalmente noto ambas manos ocupadas cuando en realidad yo solo debía llevar conmigo una bolsa. Miro tímidamente y noto que traía la bolsa de basura que nunca dejé en la puerta. Decidí completar mi viaje, con vergüenza y temor de que advirtieran lo que traía. Al bajar del colectivo arrojé la bolsa en esa misma esquina y caminé tan rápido como pude.
Saludos.

Anónimo dijo...

Campamento con el colegio secundario en Villa Gesell, bicicleteada. Antes que nada aclaro que siempre fui pésima para todos los deportes, una verdadera ojota.
Esta vez todo estaba bien porque yo sabia andar en bicicleta perfectamente... lo que no sabía era frenar.
En una bajada atropeyé a una amiga que voló de su bicicleta y yo volé al otro lado, golpeando mi cara contra el pasto. Todos socorrieron a mi amiga, la víctima, y por supuesto a mi me dejaron ahí tirada para que me levantara sola.
No solo eso fue una verguenza sino que decidí que yo no me subía más a la bicicleta, a pesar de que los profesores trataron de convencerme mil veces, así que todos se quedaron esperandome como veinte minutos en la "meta" (a mi y a otra amiga que no se porqué había decidido caminar como yo) donde tomaríamos una combi para volver al campamento. Mientras se rumoreaba el porqué del retraso y se que todos me odiaron...
Mi marca en la cara permitió que todos los que no habían ido me preguntaran que me había pasado y también se enteraran de la historia... teniendo en cuenta que hasta un nene de 5 años puede andar en bicicleta diría que fue un verdadero papelón pero ya quedó atrás... obviamente abandoné todos los deportes cuando terminé el colegio y para siempre!

Anónimo dijo...

La primera anécdota va con nombre y apellido. Si me animo, antes del miércoles escribo otra pero amparada en el anominato.
Estoy estudiando francés y se dio que me llevara muy bien con un profesor de origen francés pero que vive en Argentina hace bastante tiempo. Lo invité a mi cumple y allí lo conocieron mis amigos y mi novio. Todos me quisieron convencer de que era homosexual. Yo les decía que los franceses se expresan distinto y que la tonada francesa pudo haberlos confundido, pero no viene al caso.
Tiempo después estoy en una cena con unos amigo de mi suegra (homosexual y sensible sobre el tema) y su familia que están viviendo en París y que yo no conocía. Al hablar del aprendizaje del francés y de París, hice un comentario sobre mi profesor y para recordarle a mi novio quién era le dije "ese trolo que vino a mi fiesta y que yo les decía que..." no terminé la frase y me puse roja. Por suerte mi suegra, una capa, ya había cambiado el tema.

Vanesa DT dijo...

Mi mayor papelón creo, fue en el trabajo.
Trabajo en una empresa de internet y por ese entonces en el área de recupero de clientes. Terminaba de charlar con un cliente realmente difícil. En la empresa se permitía el uso del MSN Messenger, para la comunicacion entre personal de distintas áreas (claro está que uno tenía allí tambien sus contactos personales)
Tengo una amiga que no se de donde exactamente los consigue, pero siempre se encargó de pasarme iconos gestuales muy graciosos, y algunos otros un tanto subidos de tono. Uno de los cuales , el peor, se me habia ocurrido guardarlo como °°. cosa que creía , nunca iba escribir de manera no intencional.
Terminaba de recuperar al cliente, con una visita técnica para esa misma tarde; imposible de cumplir si no es que se hablaba con el Jefe Técnico en ese mismo instante.
Procedí a preguntarle por MSN, de manera muy correcta, y despues de mucho tire y afloje conseguí que me haga un lugar en la apretada agenda de visitas de esa fecha. Me pidió que por favor le pase los datos. En ese momento hago un "copy paste" de los datos del sistema. Casi de forma automática doy "enter" y ahí comencé a sentir un calor en toda la cara, más allá de que nadie me miraba. Solo tenía enfrente la pantalla, aunque seguramente estaba bordó.
No dije nada, me quede muda mirando como la pantalla decia "ID 0010063686 , Producto CI FLASH 512K , Domicilio : Av Estado de Israel 4407 dpto .. Y EL ICONO GESTUAL!!! repito , muy subido de tono en vez del n° de departamento del cliente.
Me quedé muda esperando la respuesta y no había ninguna respuesta.Ningún comentario.
Después de eso, me doy vuelta y le digo a mi compañero de al lado : "Me quiero matar".Le cuento lo sucedido y a los minutos tenía a todos mis compañeros escuchando. Tuve que soportar las carcajadas y gastadas de él y de todos los del sector.
A los minutos entra el Jefe Técnico y se me para al lado. No podía mirarlo de la verguenza que tenía.
El estaba conteniendose la carcajada. Me venía a confirmar la visita y además a decirme que me creía una chica más seria.
Hoy en día nos seguimos cruzando por los pasillos y por lo menos nos saludamos con más confianza que antes o con alguna risita burlona.

Anónimo dijo...

En un campamento de la escuela en Mendoza me tocó compartir la cabaña con chicas del otro curso que apenas conocía. Una noche nos juntamos todas las mujeres a tomar unas cervezas y charlar un rato. No me acuerdo cómo venía la conversación, pero yo conté una anécdota con un chico que para mí era EL MAS FEO de Junín. No me faltó ningún detalle en la descripción. La charla siguió y una de las chicas contó que hacía un mes se había puesto de novia con un chico que era de tal forma, trabajaba en tal lado, etc. Otra de las chicas empezó a ordenar la información e hizo pública la conclusión de que el chico horrible del que yo había hablado era el novio de su amiga. ME quería morir!!! La chica no sabía como hacer para que no me sienta mal y me decía: bueno, para mi mejor si no lo miran, quedate tranquila, etc. Pero yo no sabìa donde meterme, jaja!

Anónimo dijo...

Bueno, yo me adhiero a la lista de gente torpe. En mi haber se suman caidas y tropezones de todo tipo, roturas de vasos en lugares públicos y silenciosos, metidas de pata al por mayor... todos acompañados de un importante tono tomatesco mi cara.

Pensando seriamente cuál sería uno de mis peores papelones, se me ocurre este:
*Empecé mi actual trabajo siendo recepcionista. A los pocos meses de haber ingresado, mi jefa (con quien me llevaba muuuuy mal), me dice: "Lu! me calentas la comida?". Acto seguido me da un tupper (se escribe asi?), intento agarrarlo con mis manos de manteca, se abre y tiro tooooda tooooooooooda la comida sobre el escritorio, el teclado y mi persona. Con deseperación -ella seguía enfrente mio- no se me ocurre mejor cosa que agarrar con mis manos la comida, ponerla en el tupper de nuevo y levantar la vista....
Casi entrando en pánico, mi jefa estalla en un grito mandandome a la cocina y obligandome a meter la comida en el microondas durante varios minutos para matar bacterias...
Fue muy dificil remontar la situación... pero ya todos saben, a partir de reiterados casos, que la torpeza invade mi ser...

agustina veronesi dijo...

Rastreando las cosas que me habían resultado vergonzantes , traté de buscar en mis recuerdos alguna que me haya dado mucha vergüenza y la verdad es que no pude hallarla. Recordé un par de anécdotas pero ninguna lo suficientemente interesante como para contarles. Lo que puede ser o no interesante lo dejé a mi criterio, así que quizás muchas de las cosas que me acordé resultarían para ustedes más interesantes que la que voy a exponer. Dentro de mi criterio de selección jugó el pudor ya que no pensaba guardarme en el anonimato. De todos modos me costó pensar en algo sumamente vergonzoso, en general me han pasado situaciones incómodas o de inseguridad pero no muchas que me hallan dado demasiada vergüenza. Sin mas preámbulos paso a contarles:
Tenía alrededor de cinco o seis años y estaba en la casa de un amigo en Entre Ríos. Habíamos preparado el living para ver una película, creo que era “El rey León”, y se me ocurrió ir al baño. Cuando iba por el pasillo (que era muy largo porque la casa era el casco de una estancia, - de hecho, me gustaría volver para comprobar si el pasillo era tan largo o las dimensiones al ser chica se me hacían muy grandes) me di cuenta que no llegaba, y fue así no llegue al baño y me hice pis encima, de todos modos entré al baño para pensar cómo resolver la situación, lo que mas vergüenza me daba es que mi amigo era mas chico que yo, y que me sentía grande como para hacerme pis encima. No recuerdo cómo volví al living (tengo sólo imágenes del momento) pero como estrategia me senté en un sillón de tela para que con el calor del cuerpo se me seque el pantalón hasta que terminara la película. Y así fue, terminó la peli y cuando me paré estaba seca o al menos no se notaba lo que me había pasado, de todos modos me dio vergüenza igual si bien nadie se había percatado del hecho.

manuel dijo...

Les cuento lo que recuerdo ahora como una experiencia muy vergonzosa. Todo pasó en la secundaria, en quinto año. Después de una cagada bastante grande que se había mandado todo el curso tuvimos como sanción hacer “tareas comunitarias” dentro del colegio. A mí y a una compañera nos tocaba organizar la entrada: leer algo, organizar cuando se izaba la bandera, etc. Cuestión, un día hablábamos de la amistad y no sé que más y un amigo mío (el más colgado de todos) estaba encargado de darle play al equipo de música y poner una canción que es bastante al palo.
Como era de esperar, por colgado puso mal el tema y el punteo apareció en el momento en que se empezaba a izar la bandera, en el momento de más silencio. Reacción general: risas de todo el colegio (incluido yo) y un gran papelón. Termina de izarse la bandera y la directora (que no se había reído para nada me llama).
Después de una cagada a pedos bastante considerable vino el castigo: escribir una carta de desagrabio y pasar curso por curso a leerla. Y acá viene la parte linda: al otro día yo solito en medio del patio tuve que recitar (como desagrabio también9 un poema del tipo “banderita banderita de color celeste y blanco bla bla bla”. Eso, delante de todo el colegio.
El hecho de que estuviese en quinto año hizo que me causara más risa que vergüenza, pero la verdad fue una situación bastante desagradable.
Hasta la próxima, salud!

Lucila dijo...

La verdad es que antes que nada tengo que confesar que si tardé tanto en escribir lo que sigue fue porque tengo muchos momentos vergonzosos en mi vida de los cuales reírme y lamentarme al mismo tiempo, como para elegir alguno en particular. Pese a eso creo que el episodio que voy a contarles está dentro de mi Top Five, porque es una escena más que trillada en programas de ficción y porque de alguna manera acarreó un momento vergonzoso para todos los partícipes, no solo para mí.
Todo pasó una noche en la que mis papas fueron por primera vez después de mucho tiempo a una fiesta. Yo quedé sola en casa y como repito, no era una situación muy común, aproveché e invité a mi novio (de 4 años de relación, no un cualquiera…ayyy, ya me estoy excusando). Bueno la cuestión es que cuando estábamos, por así decirlo, justo en el “momento”, escuchamos una llave ingresando en la cerradura de casa. Inmediatamente pegué un salto y empecé a vestirme más rápido que nunca y a la par de mi novio que con cara de horror siguió mis movimientos como una sombra. Prendí la compu como para que parezca que hacíamos algo y no ESO, y al grito de: No encuentro las llaves, esperen!, pensé en meter a mi novio en el placard, decirle que se haga el dormido o el descompuesto. Pese a eso recordé que estaba con el auto así que de seguro ya lo habrían visto estacionado. Fue ahí cuando me miro, lo miré y decidí abrir la puerta. La llave estaba claramente puesta, si no hubiesen podido entrar sin dificultad alguna, de modo que eso y mi remera puesta del lado del revés terminaron de confirmar la situación en la que nos encontrábamos. Por suerte, casi inmediatamente de que entraron, mi viejo rompió el silencio como siempre con un comentario gracioso (que nada tenía que ver con esto) y mi vieja me hizo una miradita cómplice con la que me volvió el alma y la respiración al cuerpo. Todo quedó como un momento muuuy vergonzoso pero como de seguro les pasó también a ellos, no fue mas que eso..un momento para recordar…o mejor no tanto..no?

Anónimo dijo...

Hola! Perdon por la tardanza!
Soy una persona que suele mandarse muchas situaciones vergonzozas. Lo que me paso a mi fue muy parecido a Emmanuel Santoro. Estaba dando catequesis en el colegio en el que trabajo y habian ido muchos chicos a ver una pelicula. Como no tenia silla me sente en el piso y en un momento me tuve que levantar. Se escucho un ruido que los chicos pensaron que er un gas, pero en verdad se me habia abierto el pantalon desde la entre pierna hasta la cintura con todo el traste afuera. Sali corriendo y le fui a pedir a la portera aguja e hilo. Lo fui a cocer en el baño con la particularidad de que el hilo era amariilo, el pantalon negro y que soy horrible cociendo. Cuando llegue al aula se murieron todos de risa.
Tuve otras experiencias pero de esas por lo general no me dieron verguenza jajajaja. pero la que cuento aca si!!!!

Hernán Souto dijo...

Esto me paso cuando yo tenia aproximadamente 12 años. Estaba en en la casa de una amiga del colegio festejando su cumpleaños. No me sentia del todo bien, entonces decidi comer y tomar lo menos posible. Unas pocas horas antes de que me vinieran a buscar me empece a sentir peor. En un momento me dieron ganas de vomitar. Fui corriendo hacia el baño y vi que estaba ocupado. Decidi ir al baño que estaba en el piso de arriba pero cuando estaba pasando por la cocina no me pude aguantar y deje el "regalo" en la cocina. La madre me mando amablemente a que me siente mientras ella limpiaba.
Es el dia de hoy que cada vez que voy a la casa de esta amiga se acuerdan de la anecdota.

Anónimo dijo...

Anécdota vergonzosa y humillante...

Tenía 16 añitos, y estaba viviendo la emoción de preparar el viaje de egresados a Bariloche. En esa época estaba en cuarto, y era el momento en que decidíamos las empresas por las cuales nos podríamos llegar a ir. Un día de semana, a mitad de año, casi llegando a las vacaciones de invierno, organizamos una reunión con el representante de ventas de Río Estudiantil. Como íbamos a un colegio en el barrio de Lugano, el encuentro se realizó en mini salón de fiestas por la zona , que arregló con Río para que nos cedieran el lugar. La cita con todo el curso era a las seis de la tarde, pero como todo coordinador de viajes, se le fue el tiempo chamullándose minitas en otros colegios, con la idea de vender más y llegó a nuestro encuentro como a las siete. Obviamente, la estrategia del mini salón, fue vendernos consumiciones un poco a la fuerza, como pagando el derecho por dejarnos sentar y esperar allí.. Llegada las siete de la tarde comenzó la reunión. Yo había avisado en mi casa que tipo nueve de la noche más o menos llegaba, pero como todo se atrasó calculé que tipo ocho y media me iría y ahí, llamaría a mis padres para avisar en cuanto más a o menos estaría llegando a mi casa. Siempre me controlaron mucho, no porque yo fuera un demonio, sino porque son muy chapados a la antigua y manejan esos códigos. El reloj marcó las ocho, y siendo avisados mis padres del lugar en donde me encontraba, no hice más que levantar la vista, y veo asomar por la escalera un rulo rubio que ascendía, con una cara parecida a la de mi mamá. Sí, sí, sí. Estamos en lo cierto, era mi madre. La bella señora de carácter libriano, muy denso, desfilaba hacia mi encuentro. La veo, la saludo y me dice: Te parece nena la hora que es y vos estás acá. Me tenías muy preocupada. A lo que yo respondí: si te avisé, además todavía estaba dentro de la hora permitida de regreso a casa. A todo esto, y para que se den una idea, el dialogo fue en la escalera, pero delante de todos mis compañeros. Le sigo diciendo: No sé porque tanto lío, para que me viniste a buscar?, si habíamos quedado que volvía como siempre a la hora acordada y sola. Y me empezó a preguntar quién era el responsable de la reunión, no hizo falta que se lo mostrara, porque lo encaró y en voz muy alta le empezó a decir: Ustedes, no pueden hacer esto con los chicos!!!, les parece, todos los padres preocupados, sin saber donde están los chicos, esto no puede ser, nos tienen con el corazón en la boca, son unos irresponsables. Nunca lo dejo hablar al muchacho, solo le dijo: Qué dice señora???, yo no tengo nada que ver. Después de eso, me sacó de prepo del lugar, y con mi cara colorada, traspirada, con poca fuerza como para defenderme, rebelarme y contestar algo, emití un chau, mirando al suelo y me fuí, sintiendo la mirada pesada en la nuca de mis 30 compañeros. Nadie entendía nada sobre lo que me estaba pasando, y todos sabían que los padres de cada uno de estaban tranquilos y confiados de donde se encontraban sus hijos. El problema era conmigo, obviamente, nunca entendí el por qué de esa reacción de mi madre, ya que llegando a mi casa, se comportó como si nada hubiese sucedido. Eso me dejó muy marcada, avergonzada cuando iba al colegio, no quería invitar a ninguna compañera a casa. La presencia de ella me intimidó demasiado, y obligó a tejer muchas conjeturas por parte de los chicos. Pero todos sabían que yo no había hecho nada como para recibir ese trato, y siempre me habían apoyado diciéndome cosas como por ejemplo: No les des bola, son así, vos quédate tranquila. Son hincha pelotas, nada más. Esas son cosas que a uno le quedan en la cabeza y en el recuerdo. Y muchas veces se los juzga a los padres por este tipo de actitudes, o por otras hacia con nosotros, pero debemos recodar, que ellos, nuestros papás, no vienen con un libreto que les enseña como ser padres, y que mucho de lo que hacen a veces, lo hacen porque creen que es lo mejor para nosotros. A esa edad no entendemos ciertas cosas, a esta edad tampoco entiendo otras, pero los papás son así, y quienes los tengan, traten de aceptarlos como son, disfrútenlos, aprendan la manera de llevarse con ellos. Igual, en mi caso, perdono pero NO OLVIDO, esa cosas te dejan un cierto sinsabor, pero ¿quién no tuvo un trago amargo alguna vez? ¿quién no se sonrojó y pensó el mundo entero los miraba ante una situación similar? Probablemente todos, y si no fueron todos...que ego exacerbado amigos!!!.

Anónimo dijo...

Tengo varias anécdotas vergonzosas,elegí contar esta no por ser la mássss sino la última.
Hace un par de meses comence a tratarme con un nutricionista. Apenas llegó a la primer consulta me recibe su asistente, el cual es muy incovenientemente lindoooo.Cuando vas con la intención de perder peso no esperas que quien te pese sea semenjante bombon.
Mientrás esperaba para ser atendida el cruce de miradas con el asistente iba en aumento. (Aclaro que sólo me sobraban 4 kg para el que este pensando: "Si vas al nutricionista quien te va a mirar gordaaa jaja", espero no herir suceptibilidades con este comentario pero después de todo ya veo que son varios los que comparten el mismo tipo de humor).
Al finalizar mi consulta, el seguía en la sala de espera entonces pienso en hacer una salida triunfal. Durante los pocos metros que me separaban de la puerta me repitía a mi misma "no te miro, no te miro y quedó como una lady", tomo el picaporte, abro la puerta y cuando doy un paso para atravesarla me encuentro con un armario lleno de remedios!!! si si le pifie a la puerta de calle que estaba pegada al mismo. Paso siguiente viene el bombón, que para mi desgracia me había visto pese a estar atendiendo una paciente, y me abre la puerta correcta con su mejor sonrisa. Ni falta hace decir que me puse roja como un tomate y hui del lugar lo más rápido que pude sin poder contener la risa por al menos 5 cuadras.

Anónimo dijo...

Me gusta mucho esta consigna...
Voy a reconocer algunas cosas que me siguen dando verguenza y no lo puedo creer... No lo puedo creer porque soy lo mas caradura en algunas circunstancias, pero en cosas chiquitas me quedo con cara de feliz cumpleaños.
1- Me da vergûenza que me canten el feliz cumpleaños. No se, me pongo colorado y espero ansioso que termine.
2- Me pongo colorado cuando mi novia me dice (aclaro que lo dice ella y le digo que se compre anteojos): "sos lindo".
Pero creo que la mejor es:
3- Yo soy flaco, pero como mucho (mucho en serio). Mis amigos, la moyoria, no comen tanto como yo. El tema es que cuando me junto a comer con ellos, un asado o pizza o lo que sea, siempre terminan primero ellos. Empezamos a comer todos al mismo tiempo, tomamos algo, etc, pero ellos terminan de comer y yo todavia tengo hambre. Como no pienso quedarme con hambre habiendo un pedazo de vacio arriba de la parrilla, me lo pongo en el plato y sigo comiendo hasta quedar satisfecho.
Todas las veces que nos juntamos es lo mismo: yo sigo comiendo diez o quince minutos mas que mis amigos, se rien de cuanto como, me cargan durante semanas y, ademas, despues como proste.

Anónimo dijo...

Perdon, me falto el ultimo parrafo.
Viene del comentario anterior.

Al principio no me molestaba, pero de un tiempo a esta parte, cuando ellos terminan de comer intento de no servirme mas. A veces lo logro, a veces no. Pero cada vez mas me supera la vergûecita...

Anónimo dijo...

Soy una persona por demás vergonzosa, pero a través de esta propuesta me di cuenta que me dan pudor las situaciones más tontas, pero de las más exageradas (como ayer, que me resbalé y cai en la entrada de mi edificio, para divertimento de mis vecinos) me rio y me olvido fácil. Entonces, probablemente esta no sea una situacion muy grave, pero yo me puse de todos colores.
Resulta que este verano una amiga se fue de viaje por algo así como 3 meses. Para estar en contacto mandaba diariamente unos mails larguísimos (los mails son capitulo aparte, contaban TODO empezando por qué línea de subte se tomaba y siguiendo por cuándo se ataba los cordones) y con remitentes colectivos, o sea, mandaba uno para toda su gente. En una de esas se me dio por responderle y, para joderla, de la misma manera que escribía ella. Creo que le conté como tenia el pelo ese día, cual era la temperatura en Mendoza y demás. Probablemente ya se imaginen lo que pasó: mande el mail y vi en la confirmación 30 direcciones de personas a las que yo, claramente, no tenía ni media intención de escribirles. Me quise matar. Por las ridiculeces que le contaba (que nadie tenía por qué entender que eran parte de un chiste), pero mucho más por las no-ridiculeces que le conté, como por ejemplo detalles sobre la reciente ruptura con mi novio (al que muchos conocían) y peor, mi desaprobación hacia su histeriqueo con chicos del viaje, que tenían a las novias por ahí (cosa que mucha de esa gente, como ex o posibles novios de ella, no podía saber!!)
Acto seguido mande otro mail a todos, pidiendo disculpas y que PORFA no lo leyeran. Y otro a mi amiga pidiendole más disculpas y que PORFA no me odiara.
Mis amigas me jodieron toda la semana, y la del viaje no se cómo pero no se enojó. Yo de ahora en más, chequeo un par de veces antes de mandar los malditos mails.

Anónimo dijo...

A mi también me costo encontrar situaciones que me hayan generado verguenza, quizás porque a fin de cuentas las más comunes las termino asimilando como rutina. La última que me acuerdo fue hace un par de años, en el laburo. Volvía de servirme un café de los de máquina y cuando me siento y voy a tomar se me cae el vaso, pega en el escritorio y el rebote me termina manchando toda la camisa. Juro que todavía no me explico fisicamente como el golpe hizo saltar tanto café, pero aparte de quemarme me dejo la mitad de la camisa marron. Todos mis compañeros se mataban de la risa mientras intentaba secarme con una servilleta y decía "Esta todo bien". Al final tuve que juntar fuerzas y recorrer medio piso por un pasillo mientras todos me miraban hasta llegar al baño, encerrarme y lavar la camisa (por suerte nadie de todos los que entraban pregunto nada). Tarde como media hora en secarla con el secamanos, pero cuando volví nadie podía creer que habia quedado tan limpia. Fue un mal momento, desde ahí que tengo cuidado con esos vasos de telgopor!

Anónimo dijo...

Tenia 6 años aproximadamente y estaba en el club junto a una amiga que en ese momento me gustaba. Estabamos en el gimnasia de arriba en la previa de una exhibicion de gimnasia olímpica. Entonces no tuve mejor idea que decrile que iba a realizar una de las disciplinas que iban a desarrollarse en el lugar. Se trataba de ir corriendo, luego saltar en un trampolín, pasar por arriba de un caballete (esos donde haces equilibrio), hacer una mortal, y finalmente caer parado sobre una colchoneta. Claro, un idiota importante!. El tipo se creía que era Ben Johnson en Seúl 98. Entonces fui corriendo a toda velocidad, salté en el trampolín y me la puse contra el caballete. El recuerdo que tengo más cercano al golpe, es escuchar al médico diciendome: "no de muevas, vas a sentir un pinchesito"; y si un par de puntos y listo. Una acto de estupidez en su máxima expresión. Sin embargo, por suerte existe esa frase salvadora en la que nos refugiamos: "Y que querés?, era chico". Obviamante lo primero que sentí fue dolor. Luego, con el tiempo, mucha vergUenza, obvio.

Anónimo dijo...

Una de las tantas situaciones vergonzosas que recuerdo fue hace unos 5 años. Debo confesar que me empezó a dar más vergüenza a partir del momento en que se lo conté a mis amigos, y desde entonces, uno de ellos me dice que cuando se acuerda de la anécdota, esté donde esté, haciendo lo que sea, se ríe mucho imaginando la situación. El hecho es que tenía que hacerme una radiografía de tórax, y habían pasado muchos años desde la última, cuando era una niña. El radiólogo me dijo que pasara a una especie de vestidor, y que me sacara las cadenitas y el corpiño. Le hice caso, salí y me paré delante de él, como diciendo "ya estoy, ahora cómo sigue?", con el torzo desnudo. En ese momento transcurrieron unos segundos cuando advertí su mirada, un tanto escandalizada, y noté que a él mismo le estaba dando vergüenza la situación. Y ahí me dijo: "pero la remera te la podías dejar", haciéndome sentir de lo más incómoda y estúpida.

Gaby dijo...

Hola a todos, bueno debo contar que tengo un par de situaciones de verguenza para contar y la verdad que una me da más verguenza que la otras. Pero bueno es la idea supongo, asi que ahi va, la elegida tiene que ver con que, estaba en septimo grado iba caminando por el patio del colegio cuando de repente un viento fuerte hizo que esa pollera hermosa a cuadrille verde levantara vuelo y generando que un par de profesores observaran mi ropa interior. Me puse roja como un tomate y de ahi en mas aunque hiciera calor, nunca deje de usar short debajo de la pollera para que nadie mas conozca mis intimidades.

Quique dijo...

...cuando estaba de novio, salia de un albergue y al subirnos al auto con mi mujer el auto no arrancaba. intente pero no habia caso. luego de varios intentos y ver que el encargado del garage miraba, baje la ventanilla haciendole un gesto negativo con mi cabeza. me beje y le explique que no arrancaba. me dijo que lo acomodaramos dentro de la cochera y que me daba un empujon con su auto (que estaba estacionado alli) hasta salir a la calle. puso su auto detras del mio pero yo hacia poco que comenzaba a manejar y no sabia como hacerlo arrancar en cambio cuando otro auto te empuja. el envion me llevo hasta la calle pero el auto no arrancaba. entonces el hombre del garage del hotel me dijo que probaramos en la calle, era de noche y no habia trafico. probamos unos metros y nada. entonces el llamo a otro del albergue y le dio su auto y me propuso sentarse el en mi auto. y asi fue. con mi mujer dentro del auto, el tipo del garage sentado en mi auto para hacerlo arrancar y otro tipo en el auto de atras empujando, los autos tomaron envion por la calle, ya alejados del hotel. yo quede en la vereda mirando como el tipo del garage hacia arrancar mi auto, que finalmente arranco.
cuando se bajo del auto y caminaba hacia mi, senti mucha verguenza, le di unos pesos a modo de propina y me fui rajando...

Anónimo dijo...

tarde pero seguro....

me da un poco de verguenza comentar tan tarde jeje...

bueno aca va: cuando era más chica, tenía unos catorce años y recién experimentaba el tema del colegio secundario y todo lo que trae aparejado... entre ellos que la señorita buena del primario se divida en diez o más y sean casi todos monstruos. Porque la onda del secundario es para los profesores hacerse los malos y nosotros los rebeldes. O por ahí lo entendí mal je...

la cosa es que yo estaba pasando un tarde de quinta con unas amigas en la cual se encontraban unas niñas amigas de la hermana de mi amiga, dueña de la quinta... Yo me puse a despotricar (q graciosa palabra) en contra de "la de Formación ética", que era una forra, que podía ver su celulitis a través de un pantalón etc... una de las niñas que se encontraba escuchando era la hija!!! y lo peor es que yo lo sabía (solo que momentaneamente lo habia olvidado) y cuando vi lo grandes que habría los ojos la pequeña yo me di cuenta y empecé a hacerme la confundida... la que hablaba de la de biología. La nena me dijo: "no importa, yo no le digo nada a mi mamá en serio".
claro, ella también sabía que no existía otra con la celulitis tan arraigada... y además estupida yo!!!! era obvio que me quería retractar.. verguenza me quedó chica!! la verdad es que parece que nunca le contó, porque en cima la profe que yo criticaba me quería, y me siguió mostrando aprecio el resto del año.

yo la quise también, pero me hacia la rebelde (no sea cosa que la hija lea blogs y se meta en este jajajaj)

Así que esta es mi experiencia vergonzoza!!

pd: no se poner (veo que los demas tampoco) los dos puntitos sobre la U de verguenza)

Anónimo dijo...

Mi anécdota vergonzosa es la siguiente. Tenía algo así como 12 años, y habíamos ido con todo el curso de mi escuela a hacer un picnic por el día del estudiante al parque más grande de mi ciudad natal. En el mismo hay una especie de arroyito con aguas no muy cristalinas, que además está dos o tres metros por debajo del nivel del suelo. La cuestión es que un amigo (que siempre participaba de todas las competencias deportivas de la región) decidió saltar el arroyo desde un borde al otro. Lo logró. Y mi enemigo de la infancia, el inefable Gordo Giacobe, me dijo “si lo saltas te pago una coca de dos litros”. En ese entonces, la apuesta era equivalente a que me hubiera dicho que me pagaba un Baron B. Con el gordo siempre competíamos malsanamente, tratando de humillar al otro. Esa fue una de sus victorias. Entre un lado y otro del arroyuelo hay un par de metros. Yo, que no era justamente de los que participan en las competencias deportivas, tomé carrera. El salto hace recordar a aquel capítulo de Los Simpsons cuando Homero salta el acantilado Springfield en patineta, y cree que lo va a lograr… pero no. Unos centímetros antes del borde comencé a descender, viendo como éste quedaba cada vez más arriba. Para colmo, caí con los dos pies y medio agachado, por lo que el agua –no cristalina- me cubrió de pies a cabeza. Salí humilladísimo –me tuvieron que ayudar-, mientras el mundo entero se reía de mí. Mis compañeros de curso -entre ellos, la chica que por ese entonces me gustaba-, el otro curso, hasta los profesores... Me tuve que ir a mi casa caminando no sé cuantas cuadras, empapado de agua sucia, sintiéndome el pelotudo del siglo. La anécdota perduró varios meses; en realidad habían pasado uno o dos años y el gordo Giacobe la seguía recordando para que todos se rieran. Después me vengué haciendo circular un rumor que fue muy divulgado –incluía zoofilia, me fui un poco al carajo-. Pero esa ya es otra historia.

Franco Luaces

Diego Moreira dijo...

Lo más vergonzoso que me ha pasado, o al menos que recuerdo en este momento fue en el cumpleaños de una amiga, fuimos a un bar a festejar, habiamos comido algo, la verdad poco y entre la música y la cerveza se me ocurrió tomarme un tequila. Puse la sal, tome el tequila, chupe limón y parecía que estaba todo bien. Me puse a bailar bastante alocadamente jaja y de repente subió algo del estomago, me quede quieto y pude contenerlo, lance un eructito y todo se calmó. Seguí bailando un poco más y volvió a estallar el estomago, entonces como me habia hecho bien eructar me dije a mi mismo, bueno lo hago de nuevo y me calmo, sin embargo, con el eructo vinieron muchas cosas más jaja. Al final termine vomitando, no solo a mi mismo, sino también a las amigas de mi amiga y a un pibe que no se quien era pero casi me caga a trompadas.
Para mi fue muuuy vergonzoso, para el resto seguramente fue un asco jaja.

Mariela dijo...

No sé si lo que voy a contar ahora puede ser tildado de “muy vergonzoso” pero es la única que se me ocurre.

Me pasó en el secundario, en cuarto año. El colegio al que iba tenia los pupitres unidos de a dos. Es decir, si o si nos teníamos que sentar con otra persona porque así venían armadas las mesas. En ese entonces con mis amigas formábamos un grupo de seis. Yo me sentaba con una y adelante nuestro había dos chicas más, el resto estaba en otra fila. Un día, durante la hora de contabilidad, las cuatro empezamos a sentir un olor feo, como a mierda. Buscábamos por todos lados y no encontrábamos nada. Nuestra más fiel sospecha fue a parar a un par de diarios que había en el hueco que tenía el pupitre para guardar las carpetas. En ese entonces estábamos juntando plata para el viaje de egresados y una de las cosas que hacíamos era vender papel para reciclar. Seguimos haciendo la tarea y en eso se me cae un lápiz al suelo. Cuando lo voy a juntar me encuentro con la verdad. Yo había pisado mierda y al poner el pie en el caño del pupitre lo había ensuciado todo y era un desastre. La llamo con el dedo a mi compañera de adelante (Maru) se da vuelta y le hago una seña para que mire hacia abajo con cara de culpable. Ella mira y se mata de risa. Se enteran las otras dos chicas y todas matándonos de risa. Pero el tema era limpiar el banco. Llamamos al profesor y yo le digo bajito algo así como que tenía que salir a buscar algo para limpiar porque había pisado mierda. No entiende lo que digo y se lo digo apenas un toque más fuerte. Sique sin entender, se lo vuelvo a decir y lo comprende. El muy despreocupado me dice, “a bueno, no pasa nada, anda, anda” Habla él y toda la clase se queda en silencio mirando hacia donde estábamos nosotras para saber que había pasado. Me levante con 30 miradas encima intrigadas por saberlo. Cuando vuelvo con el trapo estaban todos cagándose de risa. No sabía dónde meterme.

PD: perdón por publicarlo después de la clase pero fibertell está andando pésimo.

Anónimo dijo...

Frida...”Ni Clifford Geertz me salvaría de ese asunto!!”
Hola hace unos días estaba cursando una materia los sábados. Soy yo quien lleva el mate y matea para todos. Bueno en un momento estaba muy compenetrada con lo que los profesores comentaban y un compañero me pide un mate se lo paso, se lo doy a otro compañero que se lo pasaría a él, el mate estaba muy lleno y éste se asusta y lo sostiene con miedo y yo el digo: uy!! casi te quemo las bolitas!! y me miró con una cara de terrible odio!! y yo atiné a arreglar la situación pero: "lo dicho, dicho, estaba dicho.