sábado, junio 03, 2006

Arte como poiesis, catarsis, comunicación y aprendizaje



Wassily Kandinsky (1879-1940)es uno de los pocos artistas plásticos que además de dedicarse a su materia teorizaron sobre la misma. Vale la pena leer su tratado "De lo espiritual en el arte". Respecto de la obra de este pintor ruso surgió cierta disyuntiva en la clase del otro día, a la cual presumo que algo puede llegar a aportar el artículo cuyo vínculo pego abajo.

Reflexiones en torno de la visita a un museo

Por lo demás, aquí va el texto de Ernesto Sábato que trabajamos en la última clase:

"Somos Dioses cuando soñamos, y pordioseros cuando despertamos" (Holderlin, parafraseado por Sábato en Abbadón el exterminador)

Dice el periodista: Alguna vez Ud. señaló que los escritores sueñan por parte de toda la comunidad.

La respuesta de Sábato: Hay muchas clases de sueños; algunos son superficiales y otros más profundos. Estos últimos son los más verdaderos y significativos, también los más recurrentes. Los sueños son un gran misterio y han despertado el interés de la humanidad desde sus mismos orígenes. Los sueños son como rompecabezas. Y cuanto más profundos sean mayor será el número de interpretaciones que puedan hacerse de ellos. Ya se trate de los sueños de José en la Biblia o de las interpretaciones freudianas o jungianas. Y el que esas interpretaciones sean bien diferentes entre sí no significa que resulten falaces ni erróneas.

Uno puede decir cualquier cosa acerca de un sueño, pero nunca podrá decir que un sueño sea una mentira. Si acaso hay una verdad absoluta en el ser humano, ella se encuentra en sus sueños. ... Todos sabemos que los sueños nos ayudan a vivir y nos separan de las peores calamidades, ya sea que hablemos de homicidios, robos o incestos. Por ejemplo, un empleado cualquiera de una oficina sueña una noche que asesina brutalmente a su jefe con un cuchillo de cocina. Y eso lo alivia. Cuando despierta toma una ducha (se trata de un hombre limpio), se afeita, se viste para ir a la oficina y cuando llega saluda de un modo normal al hombre al que acaba de asesinar en su sueño.

Esto es lo que los pensadores griegos llamaban catarsis, una liberación durante la noche de algo que de otro modo podría empujar, por ejemplo, al homicidio. Ahora recordemos la enorme cantidad de casos de asesinato, incesto y perversión que aparecen en la novela de Dostoievsky Los Hermanos Karamazov, por citar un caso. Si el autor hubiese cometido una pizca de esos horrores en la vida real, hubiese terminado en un asilo o en prisión. Sin embargo, la comunidad respeta a estos escritores, les rinde honores y los premia y luego, cuando mueren, construyen estatuas en su memoria y ponen su nombre a calles, avenidas y barrios. ¿No es asombroso?

Es que el trabajo de la ficción, cuando es profundo, resulta una emanación del propio corazón del poeta. Como dice la expresión: Dios y el Diablo contendiendo por el ser humano. Esta lucha, descripta en los grandes trabajos de ficción, se aplica a cada lector, mientras que el conflicto último de la condición humana es siempre el mismo: amor y odio, rencor y envidia, ambición de poder, el problema de si Dios existe o no, etcétera. En el caso del oficinista que mencionamos antes, en el sueño mata a su odiado jefe y haciéndolo evita cometer efectivamente ese crimen. De la misma manera, cuando un lector lee un trabajo de un autor de ficción, los sueños más grandes de un escritor, se está ayudando a sobrevivir y a evitar sus peores intenciones. Es en este sentido que el escritor de estas historias extrañas sueña por toda la comunidad, convirtiéndose en su benefactor.

Un sueño es siempre poético. No en el sentido ordinario del término, que constituye un grave error. Pues uno llama poesía a lo que está escrito en verso. Pero lo que está escrito en verso no es necesariamente poesía. “Happy birthday to you”, por ejemplo. Y contrariamente, hay poesía en las grandes novelas, puestas, música y pintura. Deberíamos restaurar el antiguo sentido que los griegos le daban al término poiesis.

El arte comparte la misma raíz psicológica que los sueños: se trata de un mensaje que proviene del inconsciente, muchas veces de un inconsciente colectivo. Es contradictorio, ambiguo, fragmentario, pero es siempre una enorme y eterna verdad acerca del género humano. Es en este sentido que debe entenderse la frase del Eclesiastes que afirma que no hay nada nuevo bajo el sol, significando que el corazón humano es y será siempre el mismo. Por eso es que el arte no progresa en la misma medida y sentido que las máquinas o las computadoras.

Cuando despertamos de un sueño, o cuando el poeta regresa a la tierra (pues no podemos permanecer en el cielo, o en ese misterioso infierno, para siempre), entonces piensa con su cabeza, y ya no con su corazón, y muy a menudo se equivoca.


(Buenos Aires Herald, traducción del inglés: G.S.)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Profe: la clase pasada no pude ir así que gracias por colgar el texto! De paso podría decirme qué hay que leer para la clase que viene?

Saludos!

Anónimo dijo...

una respuesta de este tamaño, y encima de sábato... hay que ser ese periodista, eh.

Anónimo dijo...

Anónimo: la clase que viene damos las preguntas del segundo parcial. La teoría indica que debería estar TODO leído, a fin de poder evacuar (palabra fea, pero en fin) las dudas que queden antes de.

Anónimo dijo...

¿Qué obra de arte nos abre a la conmoción, el extrañamiento? Tal como lo hablamos en clase. Cada cual escogerá su propio camino, como en un libro de aventuras, la lectura de la obra siempre será particular e indiscutible. Indiscutible en tanto es coherente a la lógica de un mundo totalmente subjetivo y personal. Entonces se vuelve imprescindible la justificación, argumentación de la atracción o no que sintamos por una obra. Para darle autenticidad y legitimidad a nuestra visión. Se trata de una toma de posición sobre el propio acto de expectación. “Me gusta...o no me gusta!” Se corresponde a una evaluación superficial, una apreciación etnocentrista... y precisamente, eso es lo que no queremos, la desprestigiamos. Pero cuantas veces la experimentación primaria con una obra se vuelve intraducible en términos lingüísticos, difícil de transmitir a otros. Este es mi principal problema.

Anónimo dijo...

perdón...espectación... vouyer; mirón; chusma.