lunes, junio 26, 2006

Paradojas y recomendaciones

El otro día comentábamos con algunas personas de la comisión lo paradójico que resulta el hecho de que la carrera de Ciencias de la Comunicación no ofrezca, desde la iniciativa de sus propios integrantes, una mayor oferta de publicaciones o de otro tipo de canales de expresión. La autogestión que se pone de manifiesto a la hora de organizar una marcha con objetivos políticos, a veces bien enfocados, otras tantas fuera de foco, no presenta un parangón en este otro aspecto. No solemos pasar del panfleto. Y por añadidura de un panfleto de escasas pretensiones. Desde un lugar de extrema modestia, este blog pretende venir a abrir una mínima fisura en dicha paradoja. Sinceramente desconozco en qué medida logrará cumplir su objetivo. Pero hay quienes han decidido tomar el toro por las astas, desafíos económicos incluidos, y se han abocado a crear a partir de su propia iniciativa lugares de expresión de mayor peso.

Durante este cuatrimestre compartimos la materia con el editor de uno de estos medios, la revista Esperando a Godot . Por lo dicho más arriba, y por la calidad de esta publicación, me pareció importante destacar la existencia de este proyecto e invitarlos a que al menos lo conozcan. Encontrarán el link que lleva al sitio de la revista en el panel ubicado a la derecha de estas líneas, justo debajo del vínculo que lleva a la página de Amadeus 103.7, radio y revista dedicadas a la música clásica, por las cuales tengo una especial afinidad.

Iré añadiendo links a otros sitios de interés semejante, seguramente, a medida que vayan apareciendo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Permíntame recomendar otro medio, hecho por estudiantes de comunicación y estudiantes de diseño gráfico mancomunados.

El sitio está muy bueno, en diseño y contenido, y lo que propone es que quien quiera publicar un texto propio (de cualquier género, tipo, tema), sencillamente lo haga.

Sólo precisa de un seudónimo.

www.urbeetorbe.com.ar

Urbe et Orbe (desafortunada expresión, me temo, producto de un vago conocimiento del latín) tiene también un blog similar a este.

www.urbeetorbe.com.ar/blog

A mí me pareció "copante", como diría mi primo.

saludos

Anónimo dijo...

En cuanto a Esperando a Godot, la compré un par de veces, por un amigo que conoce a alguien del grupo que la hace, me pareció buena. Parece un intento entre lo meramente académico y las revistas culturales que simplifican todo. El problema es que no sé donde conseguirla? Alguien que me diga si sigue saliendo o dónde la puedo comprar

Anónimo dijo...

Estimado,
Gracias por los comentarios, la revista está a la venta en la librería del primer piso de la facultad, sino podés mirar en la página web otros lugares que te queden más cómodos. Gracias también a Germán por el comentario sobre la revista.

Anónimo dijo...

Bueno, en realidad el motivo de este comment no tiene nada que ver con la materia, pero queríamos advertirlos de algo. El lunes este que pasó, el 26, nos asaltaron a una compañera de la comisión y a mí, en la esquina de Ramos y Cangallo a las 22 hs. En principio es para que estén al tanto, sólo como una especie de "miedo preventivo" (nada de paranoia, por favor) y además, para pedir que si saben de alguien a quien le haya pasado lo mismo, nos lo hagan saber porque tenemos la idea de hacer la denuncia para que pongan iluminación y policías (si es que eso garantiza algo, aunque es tema de otro debate). Para eso necesitamos juntar un par de casos más, así que, si saben de alguno, bienvenidos sean...

Diana bronzi dijo...

Hoy pudimos ser

Me alisté para irme. Estaba sóla en la oficina, mis compañeros habían partido más temprano, después de que yo, como vocera momentánea pidiera autorización para que lo hiciesen. Había en sus rostros entusiasmo y expectativa. Dejé escapar un: “vamos Argentina!” para despedirlos y continué con mis cosas.
Minutos más tarde me encontraba en la boca de subte. Por lo general los rostros que pueblan los andenes son tristes y sin vida. Pero esta vez, había apuro y color. Sin embargo yo, no terminaba de sentir ese cansancio intenso y perdida quién sabe en qué rincón de mi vasta imaginación, no me percaté de que Carlos Pellegrini había quedado atrás. Entonces decidí caminar desde Carlos Gardel, pero tampoco bajé allí, porque nuevamente me distraje pensando quién sabe en qué. Para evitar más retraso, aplaqué la somnolencia y decidí bajar en Medrano. Pero cuán mala mi suerte, que en un kiosco me retuvo una pareja perdida y sin rumbo que buscaba indicaciones para llegar a destino (y nadie menos indicada que yo en ese momento para orientar a alguien). Finalmente, les señalé el subte y partieron conformes mientras yo emprendía la búsqueda del 109.

Mi paso era veloz y las calles estaban desiertas. Los pocos rostros que vislumbré formaban parte de cuerpos que se trasladaban con mayor rapidez aun. Los balcones vestían colores que hacían juego con el cielo y los negocios habían bajado sus persianas hacía tiempo ya. Llegando a lo de Ro, que me esperaba con el almuerzo, un rostro desesperado buscaba explicaciones en la vereda. Nadie había en ese hogar del timbre y él hubiese matado por un televisor.

Primer gol. Balcón. El eco de los festejos recorría todo Charcas y podíamos vibrar junto con esos desconocidos hermanos de la patria. Tensión y cábala. Me abracé a la bandera y Ro empuñó la trompeta y se puso el gorro.

Alargue. Un vecino sale al Balcón y mira a ambos lados. Sale otro y hace lo mismo. Comienza él alargue y quince minutos después vuelven a salir, pero esta vez son tres.

Atacamos el helado de dulce de leche.

Se oye en la pantalla: “comienzo del segundo tiempo del alargue” y vemos que los muchachos entran, tabaco en mano.

Previo a los penales, nos carcomía la ansiedad y pensábamos que en ese mismo instante todos ( y sino la mayoría) estabamos haciendo lo mismo. Caminando de un lado a otro, abrazando algún objeto celeste y blanco, recurriendo a cábalas infalibles, fumando desesperadamente. Todos mirando el verde del césped, odiando a algunos, alentando a la selección, evitando palabras que pudiesen traer malos augurios. En silencio, expectantes.


De regreso a casa suspiré un par de veces. Unos alumnos de un secundario destilaban colores celestes y compartían una ronda de palabras coloquiales. Una mujer, un hombre, varios de ellos no lograban sonreír ni lo intentaban. Y un muchacho, caminaba lentamente y cabizbajo, retraído y con auriculares en los oídos. El resto fueron los restos. Los restos de la ilusión, los restos de las hinchadas, trozitos de papeles en el asfalto, restos de pintura en las mejillas.

Y vamos a reconocerlo ahora. Nos guste o no el fútbol, hoy se jugaba algo más que una camiseta. Hoy se jugaba a algo más que al fútbol. Hoy eran ellos, más que pibes virtuosos representando un país. Hoy hubiésemos sido doblemente felices o la mitad de desahuciados. Quizá seguiríamos sientiendonos parte de algo en común, seguiríamos sientiendonos uno solo. Por fin y más allá de las prioridades, más allá de los olvidos de los que no debemos pecar, más allá de los gustos y las diferencias. Esa oportunidad de sabernos parte de algo que provoca dicha. Una especie de tregua.

Hoy pudimos ser eso. ¿Y ahora, qué somos?.

santic dijo...

hoy podemos ser felices mas alla de un resultado. podemos sentirnos satisfechos y orgullosos de haber alentado a un grupo de argentinos que mal que mal hicieron lo mejor y que la suerte les fue esquiva...
deberiamos sentirnos contentos de haber tenido una ilusion, cuando muchas veces andan escaseando...
podemos quedarnos con la mitad del vaso lleno y sacar lo mejor, aunque el ultimo trago haya sido amargo
podemos comparar ese sentimiento a la miseria a la que nos tienen acostumbrados y a partir de eso tratar de cambiar un poco el paisaje
y tambien podemos entender que despues de todo es un juego en el que a veces se gana y otras se pierde, pero que lo mas importante es el balance que nos queda en el corazon. p