domingo, abril 15, 2012

En esta entrada...


 ...pueden volcar sus comentarios sobre el ejercicio de la última clase. Gracias.


¿Qué sintieron?... ¿Qué sensaciones tuvieron?... ¿Qué les pasó respecto del otro, del buscar y encontrar, o no encontrar, o del ser encontrado?... Etcétera.

Para la clase que viene lean "La sabiduría del amor" de Alain Finkielkraut. Además de todo lo que ya tienen que tener leído hasta ahora (Descartes, Faure, Itzuzu y Herrigel).

ADENDA: Seguro la mayoría recuerda esta publicidad, pero por si acaso vale la pena traerla nuevamente a la memoria...

25 comentarios:

Melina Pons dijo...

Hola, soy Melina Pons, y antes de olvidar las sensaciones que me provocó el ejercicio de ayer, quisiera compartirlo con ustedes.
Fue una experiencia muy particular. Nueva para mí. En un comienzo noté que miraba a todos pero no buscaba una mirada, no me pregunten por qué, pero no podía hacer contacto con ninguna mirada. Casi al finalizar el ejercicio, logré sostener la mirada con una compañera por largo rato. Parte de ese tiempo admito que sostuve la mirada en sus ojos pero no la miraba, difícil de explicar, enfoqué los ojos en ella pero no me acuerdo en que estaba pensando, creo que en nada. Hasta que ella esbozó una leve sonrisa y yo estallé de la tentación, empecé a reirme y no pude volver a sostener la mirada en ella. Justo Germán comentó que faltaban poco segundos, y noté que quería que la experiencia termine ya!
En ese momento me pregunté por qué no podía volver a mirarla, si ella aun me estaba mirando. Por qué sentí esa sensación extraña de que le fallé. Y además me pregunté, por qué me fue tan difícil contactar con los ojos de alguien que también tenga la voluntad de contactar conmigo. Por qué sentí vergüenza e incomodidad.
Me llevó a pensar sobre el intercambio de miradas, como una conexión, que en momentos era vergonzosa, algo molesta, pero que por momentos en los que ya no pensaba simplemente el tiempo pasaba.
Admito que me gustó la experiencia, y que generó una sensación de confianza muy particular. Terminado el ejercicio sentí las ganas de hablar con mi compañera, la cual había sido la primera vez que haba visto dentro del aula, para comentarle sobre lo sucedido. Nos reímos y me llevé una sensación rara, debo admitirlo, de esos pocos y eternos minutos que vivimos en la clase.

Buen finde para todos!

Belén Murphy dijo...

Hola a todos, mi nombre es Belén Murphy.
Para mi lo más interesante del ejercicio fueron los segundos (o minutos, no se cómo pasó le tiempo) que permanecimos con la luz apagada y los ojos cerrados.
La consigna de "sentir el cuerpo" me resultó muy interesante, algo que llevamos y nos lleva todo el tiempo y nunca nos detenemos a sentir específicamente, las manos, los brazos, cada parte en particular. Me relajó mucho al punto de que cuando prendieron las luces me pareció que me había queda dormida por unos segundos.
Miré a todos pero pude realmente ver a los ojos a dos chicas nada más, pero como decía el comentario anterior, no se si las vi.
Fue interesante.

saludos!

Unknown dijo...

Hola a todos! Soy Luz Osman, la que pasó el 90% del tiempo del ejercicio riendose.
En un primer momento fijé mi mirada en una amiga porque pensé que sería mas facil hacer contacto visual con alguien de confianza. Pero al ver su cara empecé a reir sin parar. Tambien me puse colorada y tenía calor. El cuerpo me demostraba que por mas conocidos que sean los otros ojos, mirar fijamente a otra persona es realmente dificil. Estuvimos un rato entre risas y calor hasta que tuve que cambiar por otro compañero tambien conocido. Con el fue también gracioso porque se esforzaba por estar serio y a mi eso me resultaba doblemente cómico.
Mas allá de las risas, sentí que el ejercicio me mostraba como nos cuenta generar un vinculo mas cercano con las personas, de alguna manera, vivimos sin mirarnos a los ojos a pesar de ser ellos la puerta de entrada a nosotros mismos.
Creo que las risas, el calor y ese nerviosismo que experimenté durante los dos minutos, hablan mas de la verguenza o la timidez para levantar la mirada que de una simple tentación.

Sol dijo...

Hola, soy Sol Iglesias. La primera parte del ejercicio me gustó mucho, es increíble que algo tan importante y vital como es la respiración en los seres humanos la tengamos tan incorporada al tiempo de olvidarla por completo. Por lo menos eso es lo que me pasa, muy rara vez me detuve a pensar en mi respiración, pero es de esa forma, dicen los expertos, se puede llegar a una meditación, o por lo menos iniciarla. El tema es detener el pensamiento, no pensar en nada, tan complicado para nuestra mente Occidental que vive a full minuto a minuto. Personalmente pude relajarme y cuando abrí los ojos estaba más tranquila.
Con respecto a la segunda parte del ejercicio me resultó sumamente incómodo. No sé porqué pero me intimida buscar la mirada de alguien que no conozco... soy de las personas que considera fundamental el cruce de miradas durante una conversación, o una clase con el docente. Pero jamás había tenido que buscar la mirada de un desconocido. Logré sostenerla unos segundos con un compañero, y después con una compañera por más tiempo.
La experiencia fue rarísima, pero me gusta salir de la rutina de vez en cuando.
Nos veremos el jueves!

Carolina Defiore dijo...

Hola a todos! Soy Carolina Defiore y pasaba por acá para comentar un poco las sensaciones de esta experiencia rara. Me gustó mucho la primer parte, la de relajarse, tratar de sentir nuestro propio cuerpo. Pero en cuanto el profesor dijo lo de buscar miradas supe que yo no iba a poder. Es algo pendiente que tengo en general en mi vida cotidiana y es que no puedo mirar a los ojos a la mayoría de las personas. Me siento totalmente insegura y desprotegida y esta experiencia no hizo más que confirmarlo. Pude mantener algunas miradas pero por pocos segundos, siempre fui yo quien las quitó. Sin embargo, me sorprendió ver cómo en general el resto de la clase pasaba minutos enteros sosteniendo la mirada. Ojalá pueda en algún momento... Saludos

Marisol Andrés dijo...

Hola a todos!!! Soy Marisol Andrés.Bueno voy a hacer una síntesis de lo que sentí con el ejercicio antes de que me olvide.
Los primeros minutos que estuvimos a oscuras traté de relajarme como lo indicó el profe pero el ser consciente de mi cuerpo, incluso de mi respiración me incomodó un poco al principio porque trataba de dejar de racionalizar todo y solo relajar y no podía, me sentía tensa. Después cuando nos tocó abrir los ojos, fijé la mirada en una chica que tenía justo enfrente y también comencé a incomodarme, porque no estoy acostumbrada a mirar fijo durante tanto tiempo a alguien, no sé si alguien tiene esa costumbre pero yo no. Miro y cambio la mirada, tal vez porque siento que fijarme en la mirada de alguien es desnudarme un poco, como que te empiezan a reconocer o descubrir, no sé, es lo que se me ocurre ahora...después escuché a algunos compañeros tentarse de la risa con la situación y también me tenté...fue un ejercicio raro, pero interesante, me dejó pensando...creo que eso es todo...saludos!

Marisol Andrés dijo...

Hola a todos!!! Soy Marisol Andrés.Bueno voy a hacer una síntesis de lo que sentí con el ejercicio antes de que me olvide.
Los primeros minutos que estuvimos a oscuras traté de relajarme como lo indicó el profe pero el ser consciente de mi cuerpo, incluso de mi respiración me incomodó un poco al principio porque trataba de dejar de racionalizar todo y solo relajar y no podía, me sentía tensa. Después cuando nos tocó abrir los ojos, fijé la mirada en una chica que tenía justo enfrente y también comencé a incomodarme, porque no estoy acostumbrada a mirar fijo durante tanto tiempo a alguien, no sé si alguien tiene esa costumbre pero yo no. Miro y cambio la mirada, tal vez porque siento que fijarme en la mirada de alguien es desnudarme un poco, como que te empiezan a reconocer o descubrir, no sé, es lo que se me ocurre ahora...después escuché a algunos compañeros tentarse de la risa con la situación y también me tenté...fue un ejercicio raro, pero interesante, me dejó pensando...creo que eso es todo...saludos!

María Sol dijo...

Siento que la primera parte del ejercicio con el tema de la relajación y de sentir cada parte del cuerpo fue la que más pude aprovechar ya que es algo que me resulta placentero de hacer cuando estoy muy cansada y/o atareada, para "encontrarme conmigo misma".. En cuanto al encuentro con el otro, o la segunda parte del ejercicio, fue bastante incómodo para mí sostener la mirada, aunque en 2 o 3 ocasiones logré hacerlo con algunos compañeros que tenía vistos de otras cursadas. No sé porque me tenté en el medio del ejercicio y por eso o tal vez porque me resulto bastante incómodo el tema de mirar fijo, pase el resto del rato tratando de no encontrar otras miradas... En conclusión fue una experiencia rara o fuera de lo normal.. tal vez por eso la incomodidad.

Ines Vasquez dijo...

Hola!! Como están??
Bueno, voy a contar mi experiencia…
Con respecto al ejercicio de cerrar los ojos y sentir las distintas partes de mi cuerpo me resultó totalmente relajante. No sé si fue por la hora, la luz apagada, y que tuve un día agotador en el trabajo, pero me sentí muy bien con ese ejercicio. Me despegue totalmente del espacio donde me encontraba, me sentí cómoda haciéndolo, sintiéndome a mi misma.
Sin embargo, no me pasó lo mismo con el ejercicio de mirar a un compañero. La verdad es que nunca me sentí cómoda mirando a otra persona a los ojos, es algo que me incomoda mucho. Si bien la experiencia no fue terrorífica, ya que no me tenté (de la risa, recuerdo que una compañera estaba muy tentada y, por temor a tentarme yo también, evite mirarla) y pude sostener la mirada con dos compañeras, no me gustó demasiado. Si tengo que elegir una palabra para definir cómo me sentí definitivamente sería: incomodidad.
De todas formas, más allá de cómo me sentí en cada uno de las actividades, creo que ambas por igual son muy interesantes. En la primera uno puede sentirse a uno mismo, relajarse, conectarse con lo propio. En la segunda se produce el encuentro con e otro, que no estaba en la primera, y que resulta más difícil. Quizás en mi caso fue más fácil mirarme a mi misma que mirar al otro y reconocer, a su vez, la mirada del otro en uno.
Besos!!
PD: Buenísima la propaganda!! Si que la recuerdo, y me parece un buen ejemplo para esto de mirar al otro y de “soportar” la mirada del otro. Esto de querer que nos miren y, como por instinto, rechazar la mirada del otro. Se me hace que esa incomodidad ante la mirada del otro es innata, que se nos presenta como algo imposible de evitar.

Juan M. Iummato dijo...

Particularmente yo senti algo de verguenza, nada muy inusual me imagino. Es raro mirar a alguien que no conoces en principio y sostener la mirada. Tambien me lo tome con algo de gracia en ese sentido. Y despues me puse a pensar en que estara pensando esa otra persona que me esta mirando. Hay como una complicidad rara en eso de reirte con otro.

Anónimo dijo...

Hola, me llamo Belén. La parte del ejercicio que más disfruté fue la de cerrar los ojos y relajarnos. Siempre que me trato de relajar, al principio me parece bastante costoso, soy la otra que estuve el 99% del ejercicio riendose, pero una vez que me concentro en mi respiracion se me facilita muchisimo. Puedo visualizar el aire, de color azul , entrando a mi cuerpo y cuando vuelvo a abrir los ojos realment me siento mas tranquila.
No esa clase que justo en ese momento tenia enfrente a una amiga mia interpelandome con la mirada y no pude contener la sonrisa. Habia estado pensando en un viaje que habiamso hecho juntas y tuve la sensacion de que ella tambien pensaba eso, y compartiamos esa experiencia.
Me resulto mas facil hacer contacto visual con gente que no conocia, auqnue me es casi imposible no sonreir a los demas y despues me han dicho que mi sonrisa era lo que les impedia a ellos la concentracion. Por eso pido perdon!!!
Creo que mirando a alguien a los ojos se puede ver a esa persona de manera mas profunda, y que es por eso tan dificil para todos mantener la mirada.
Me parecio un ejercicio interesante, mas que nada porque se sale de las lineas "ortodoxas" de la facultad.

Federico Álvarez dijo...

¡Hola!

El ejercicio. Luces apagadas. Ojos cerrados. Comodidad. Relajación. Sentí totalmente el peso de mi cuerpo. Es más hasta incluso empecé a escuchar mis latidos cada vez más fuertemente como tambor. Las luces encendidas. Sensaciones de ansiedad. Una especie de anulación de las sensorialidades, o aquel sentir de los sentidos respecto del mundo de afuera, en beneficio del aumento incontrolable de las sensibilidades internas. ¿Podría encontrar algún cómplice? ¿O encontrarme a mí mismo en sus ojos? Mirame…….. mirame….. mirame.. mirame, mirame. Buscaba miradas y encontré pocas. Tal vez influyó un poco mi miopía y en realidad contacté más de las que percibí. Aún de ese modo, de las pocas que encontré, solamente pudimos sostener un breve lapso. Cuando avisaste Germán que quedaban algunos minutos, escapé de toda relajación y eché a reír. De ahí en más, era yo quien corría la mirada contra toda voluntad de sostenerla. Huy. Pareciera que comunicarse no es tan simple, Telecom. Muy similar a algunos ejercicios que realicé cuando estudié teatro de improvisación. Aunque la timidez y la incomodidad aparecen presentes, uno trata de “objetivarlas” como puede, intenta poder largarse a hablar, a opinar, a mirar.

Saludos, Federico

Gustavo Cominguez dijo...

Cuando cerré los ojos se quedo grabado en mi mente las rayas de mi remera. Eso me sirvió mucho porque la última imagen que tuve antes de que se apague la luz fue la silueta de mi cuerpo, por lo que me resulto sorpresivamente fácil conectarme con él. La verdad que soy una persona muy ansiosa y me cuesta relajarme; todavía no entiendo como pude hacerlo tan profundamente en la facultad.
En el momento que el profesor dijo que había que fijar la mirada en un compañero me sentí desnudo, vulnerable. Yo generalmente miro a las personas a los ojos y cuando la gente no lo hace conmigo me irrita bastante. Pero en este caso sentí que la previa introspección me serbio para cargarme de algo, como si hubiese tenido la intención de mostrar quien soy a través de mis ojos.
La primera compañera con la que establecí un vinculo visual estaba roja como un tomate y con una sonrisa que creo que la caracteriza bastante.La conozco de cursadas anteriores y el sentimiento que me genero fue el de serenidad y alegría. Tras un lapso inconmensurable decidí establecer un vínculo con alguien totalmente extraño. Luego de rastrear ojos que ya tenían sus respectivas parejas logre conectarme con un compañero que se encontraba cercano a mí. Nuevamente me encontré con alguien tentado, pero me negué a seguir ese juego y continúe lo más serio posible. Automáticamente su cara se transformo, abrió los ojos de forma extravagante y tensa. Mi sensación frente a este vinculo fue en un comienzo vergüenza y luego una incapacidad de poder entrar en él. Como una muralla que construimos entro los dos con el fin de evitar los más rápido posible ese momento.

Me gusto mucho la experiencia.

Gustavo Cominguez dijo...

Cuando cerré los ojos se quedo grabado en mi mente las rayas de mi remera. Eso me sirvió mucho porque la última imagen que tuve antes de que se apague la luz fue la silueta de mi cuerpo, por lo que me resulto sorpresivamente fácil conectarme con él. La verdad que soy una persona muy ansiosa y me cuesta relajarme; todavía no entiendo como pude hacerlo tan profundamente en la facultad.
En el momento que el profesor dijo que había que fijar la mirada en un compañero me sentí desnudo, vulnerable. Yo generalmente miro a las personas a los ojos y cuando la gente no lo hace conmigo me irrita bastante. Pero en este caso sentí que la previa introspección me serbio para cargarme de algo, como si hubiese tenido la intención de mostrar quien soy a través de mis ojos.
La primera compañera con la que establecí un vinculo visual estaba roja como un tomate y con una sonrisa que creo que la caracteriza bastante, la conozco de cursadas anteriores y el sentimiento que me genero fue el de serenidad y alegría. Tras un lapso inconmensurable decidí establecer un vínculo con alguien totalmente extraño. Luego de rastrear ojos que ya tenían sus respectivas parejas logre conectarme con un compañero que se encontraba cercano a mí. Nuevamente me encontré con alguien tentado, pero me negué a seguir ese juego y continúe lo más serio posible. Automáticamente su cara se transformo, abrió los ojos de forma extravagante y tensa. Mi sensación frente a este vinculo fue en un comienzo vergüenza y luego una incapacidad de poder entrar en él, como un muralla que construimos los dos juntos para evitar los más rápido posible ese momento.
Me gusto mucho la experiencia.

Juan Pacheco dijo...

Al principio desconfiaba un poco y no entendía bien a dónde iba a apuntar Germán. ¿Qué quería con todo eso de luces apagas etc? Era raro la oscuridad y el silencio en la facultad. Me costó entregarme al ejercicio y dejar de pensar en términos académicos. A medida que pasaban los minutos ya no oía el murmullo de afuera, ni el ruido del ventilador, ni el crujir de alguna silla. Ahí me di cuenta que había podido lograr cierta “concentración” y ya no me importaba lo que pasaba alrededor mió. Era todo muy extraño, más que extraño diría algo distinto, algo nuevo a lo que uno no está acostumbrado. Quizás esa es la razón de la desconfianza inicial.
Pasaron los minutos, ya había encontrado la posición ideal en la silla y estaba empezando a disfrutar y relajarme, cuando llegó el momento de tener que abrir los ojos. Y nuevamente algo distinto el tener que mirar a alguien y sostener esa mirada. Lo incomodo quizás era saberte observado por alguien e imaginar que pensará ese otro de vos. Enfrente mío había un chico que al parecer se tomo muy enserio el ejercicio y le llegó de verdad. Parecía que estaba sentado solamente su cuerpo allí y nada más, el resto se había esfumado. La mirada totalmente fija y casi hipnotizada en algún punto, que por suerte no era yo jajaj. Nada lo perturbaba, una concentración admirable realmente. Eso fue sin dudas lo que más me sorprendió de todo.

Juan Pacheco dijo...

Al principio desconfiaba un poco y no entendía bien a dónde iba a apuntar Germán. ¿Qué quería con todo eso de luces apagas etc? Era raro la oscuridad y el silencio en la facultad. Me costó entregarme al ejercicio y dejar de pensar en términos académicos. A medida que pasaban los minutos ya no oía el murmullo de afuera, ni el ruido del ventilador, ni el crujir de alguna silla. Ahí me di cuenta que había podido lograr cierta “concentración” y ya no me importaba lo que pasaba alrededor mió. Era todo muy extraño, más que extraño diría algo distinto, algo nuevo a lo que uno no está acostumbrado. Quizás esa es la razón de la desconfianza inicial.
Pasaron los minutos, ya había encontrado la posición ideal en la silla y estaba empezando a disfrutar y relajarme, cuando llegó el momento de tener que abrir los ojos. Y nuevamente algo distinto el tener que mirar a alguien y sostener esa mirada. Lo incomodo quizás era saberte observado por alguien e imaginar que pensará ese otro de vos. Enfrente mío había un chico que al parecer se tomo muy enserio el ejercicio y le llegó de verdad. Parecía que estaba sentado solamente su cuerpo allí y nada más, el resto se había esfumado. La mirada totalmente fija y casi hipnotizada en algún punto, que por suerte no era yo jajaj. Nada lo perturbaba, una concentración admirable realmente. Eso fue sin dudas lo que más me sorprendió de todo.

Anónimo dijo...

Hola! Soy Marina Rodriguez, y voy a tratar de contar lo que me pasó en el ejercicio. En primer lugar, me gustaron mucho ambas etapas. La primera, como dijo una compañera, fue un poco complicada porque entre el cansancio de la semana, el trabajo, y el estudio era muy dificil no dormirse! Aunque creo que es un ejercicio que deberíamos realizar diariamente para encontranrnos con nosotros mismos en medio de esta vida ajetreada que llevamos en esa cuidad.
La segunda parte, si bien más complicada, me pareció un desafío muy grande, pero muy lindo a la vez. ¿Por qué digo esto? Porque vivimos en una ciudad en donde más que personas somos una masa humana, una muchedumbre. Estamos todo el día mirando, prácticamente todo nos entra por los ojos. Pero eso queda ahí...miramos pero no vemos. No vemos que el otro, que por lo general solemos ignorar, es una persona, con las mismas sensaciones y sentimientos que nosotros.
Y poniendo un poco en limpio, creo que en eso me ayudó la segunda parte del ejercicio. En ningún momento me sentí incómoda cruzando miradas, porque, en definitiva, me ví en esos ojos.

Carolina dijo...

hola! soy Carolina Ponce. mis sensaciones durante la actividad fueron variadas: primero no tenia un lugar muy estratégico para la visualización de los compañeros, casi al finalizar la activad pude encontrar la mirada y es así donde me tente mucho, ya que era muy raro mirar así a una persona que no se conoce. soy de mirar a los ojos a la gente cuando hablo pero no es lo mismo que sostener la mirada sin decir nada, es casi automático que nazca la risa. debo admitir que de chica jugaba al "mírame, mírame" para molestar a otros compañeros ya que funcionaba jajjaa. La mirada para mi es muy importante dice muchas cosas de la persona y es raro que uno no perciba que todas ellas tienen algo distinto que las hace particulares y únicas.

un ser común. dijo...

Apagar la luz, cerrar los ojos y escuchar una única voz me hizo volver a las clases de hatha yoga que tomaba hace unos años. Me acuerdo que esa actividad la hacíamos recostados sobre un bloque de madera. El primer día que lo ví, pensé que me iba a quedar sin espalda. Después aprendí que la idea era justamente ésa: salir de la comodidad corporal para empezar a sentir la totalidad que es uno. Incluso, cuando uno ya se acostumbra a la postura, lo que se sigue sintiendo -intensamente, por la apertura del pecho- es el sonido de la respiración.
Las sillas de la Facultad hace tiempo que nos hacen salir de la comodidad corporal pero la voz -"piensen en su mano", "vayan al pie"- fue en este caso fundamental para sentir lo que en general olvidamos.
Cuando abrimos los ojos busqué miradas pero todas ya estaban fijas en otros puntos. Me reproché por ser lento: viste, yo te dije, tendrías que haber abierto los ojos antes. Aunque, de repente, alguien que me mira directo a la pupila. Sostuvimos esa línea visual por un momento hasta que ella hizo una mueca y yo me tenté. Como si la risa alivianara tanto contacto.
A la salida, en la fotocopiadora, una chica se me acercó y me dijo que me había estado mirando, que estaba justo en frente y no la había registrado. Yo ni me había dado cuenta que estaba en la clase. Mucho menos que me había mirado.
No pude menos que decirle: "Perdón".

(Gastón Tourn)

Melisa Fernandez dijo...

Hola a todos!!
con respecto a la actividad de la semana pasada, al principio me sentí un poco incómoda, con vergüenza de mirar a alguien, no podía mantener la mirada más de unos segundos y ya miraba para abajo o cambiaba de dirección. Hasta que al final pude mantener la mirada por un tiempo con una chica, fue una muy buena expieriencia ya que sentís que de algún modo te estás conectando con esa persona, con otro, y la primera parte del ejercicio fue conectarse pero con uno mismo. Creo que sin esa primera parte, el ejercicio hubiese sido totalmente distinto...

agustina Caparé dijo...

Hola, soy Agustina y lamento no haber leido este post antes!
A mi me gustó mucho el final de la clase, eran ejercicios que hacia todos los sábados en mis clases de teatro, por lo que me puso conttenta y me recordoó momentos y a personas lindas...
Creo que pude relajarme, sentir qué me pasaba en cada parte del cuerpo. Tenía las piernas muy cansadas, me pesaban, mis pies se morían de calor...mis ojos se negaban a cerrarse y como que los párpados se me movian solos queriendo abrirse, pero no los dejé!
Fue lindo concentrarme en la respiración...siento que hace bien.
Con respecto a las miradas, estuve tranquila, creo que mi cara transmitia paz y pude mirar a un monton de compañeros nuevos, me gustó!

Saludossss

Gabriela Zampedri dijo...

Que buen ejercicio. Quise descalzarme pero no lo hice, me dio vergüenza. No me costó nada interiorizar la voz que venía del exterior y sentir el peso de los pies y de las manos y así al rato empezar a sentir una energía que me recorría toda. Ya lo había experimentado y está muy bueno y me gustaron e interesaron muchos los textos de filosofía zen. Disfruté leerlos y los compartí con gente a la que también les interesa el tema, así como también le comenté a una amiga de lo bueno que había estado el ejercicio(suena muy chupa medias esto pero es verdad).Cuando abrí los ojos, estaba muy tranquila, sin embargo cuando conectaba con otra mirada no podía dejar de pensar que veía el otro en mí, que pensaba de mi.

Ani dijo...

Me gustó el ejercicio, me relajé bastante cuando se apagó la luz, y experimentábamos cada parte de nuestro cuerpo. Me encantaba sentir la respiración, que es algo tan automático que uno pocas veces le presta atención: sentí como "recorría mi cerebro", luego entraba en el tórax y pulmones, para finalmente volver a salir.
Apenas abrí los ojos hice contacto visual con una compañera; mantuvimos la mirada durante todo el tiempo que duró el ejercicio. En un comienzo nos reíamos mucho, creo que propio de la incomodidad de conectar con un desconocido. Después nos pusimos serias, nos estábamos "scaneando", "midiendo". Después por un momento, dejé de pensar en mi compañera y el ejercicio y si bien seguía mirándola pensaba en otra cosa, quizá ya no me importaba tanto qué pensaba. Por último, cuando mi cabeza volvió a estar ahí, las dos empezamos a hacer muecas, hasta que finalmente "estallamos en risas".
Terminado el ejercicio, me acerqué a saludarla, y le pregunté el nombre, fue raro, sentía como si ya nos conociéramos un poco, o hubiera un cierto grado de confianza. Es muy fuerte conectarse con el otro a través de un verdadero contacto visual. Creo que la mirada es un lazo fundamental para conocer realmente a otro ser humano...

Anahí Cunselmo

Gisela Sanguinetti dijo...

Soy Gisela Sanguinetti
Un poco tarde, pero no quería dejar de comentar respecto de las sensaciones que me provocó este ejercicio. En primer lugar me resultó difícil sostener la mirada con alguien que no conocía. Una vez que lo logré me dio un poco de vergüenza y pensaba en que estaría pensando el otro. La verdad es que estuvo bueno utilizar otra forma de comunicación que no sea la palabra, pero es algo a lo que generalmente no estamos acostumbrados, entiendo que por eso nos ha resultado un tanto raro.

Daniela Novick dijo...

Comenté esto hace un montón pero veo que no se publicó. Voy a tratar de recordarlo, pero ya no va a ser tan fresco.
En este ejercicio me pasó que empecé a hacerlo sin anteojos y no veía muy bien. Cuando me los puse, pensé que la persona que yo miraba me estaba mirando a mí, pero cuando terminó el ejercicio, me di cuenta que estaba sostenéndole la mirada a la chica que estaba atrás mío. Me sentí un poco mal y si me pareció de por sí muy incómodo ya como fue, no quiero pensarlo si me hubiera sostenido de verdad la mirada.