viernes, abril 20, 2012

Tener vergüenza...


Dale, animate: contános tu historia, de esa vez que te pasó algo que no pudiste sino decir "tragame, tierra" y te quisiste morir de la vergüenza.

Se trata de que entre todos nos divirtamos un poco, viendo que a todos nos suceden este-tipo-de-cosas. Y en cuanto a la parte académica, resultará por demás evidente que detrás de cada situación en la que se haya planteado un sentimiento de vergüenza, seguramente aparecerá como una constante la mirada, real o potencial, de algún otro, invariablemente presente, juzgando, objetivizando, diciendo o, lo que a veces es peor, callando...

Como nota al margen, pensaba recién que los primeros en sentir vergüenza, al menos según la cosmología cristiana, fueron Adán y Eva, al saberse desnudos. Antes de comer el fruto prohibido del árbol de la sabiduría (el bien y el mal, diferenciados y representados a través de la metáfora del saber), ellos eran inocentes... y desvergonzados. Es la cultura la que hace nacer en ellos (en nosotros) la vergüenza, no al sabernos desnudos, sino al sabernos mirados.

25 comentarios:

No me da para poner el nombre... dijo...

Me dieron ganas de orinar. No sabría decir si las ganas venían desde hacía mucho o poco rato, porque uno nunca se da cuenta de cuándo empiezan las ganas de ir al baño. Se da cuenta cuando la sensación ya está instalada allí, dentro de uno. El punto es que me dieron ganas de orinar, pero me aguanté, creo que a propósito. Porque al principio, tener ganas de ir al baño es una sensación que puede llegar a ser en cierto punto placentera. No digo cuando uno ya no da más, y si no vas al baño rápido te cagás o te meás encima, sino cuando recién te diste cuenta de que por ahí tenés ganas de hacer. No sé si me explico.

La cuestión es que al principio no tenía TANTAS ganas, pero después sí. Al rato de estar esquivándole el bulto a la necesidad, comencé a sentir esa característica presión a la altura del bajo vientre que te indica que ya es hora de orinar, pues en algún punto esa sensación que antes era placentera se ha convertido en una molestia. Así que me ocupé de buscar un lugar para descargar la vejiga, que adivinaba llena de líquido caliente y ansioso, ligeramente amarillo, y fue maravilloso encontrar el baño desocupado, incluso templado, como si alguien se hubiese tomado el trabajo de calefaccionarlo, cosa curiosa a esa hora de la madrugada. No recuerdo si era un baño público o el baño de mi casa, y en realidad mucho no importaba, porque lo único importante en ese momento era estar al borde del anhelo, y cuando ya todo estuvo listo, y luego de un último instante de contención... el cálido y cristalino líquido amarillento comenzó a fluir, para enorme satisfacción del cuerpo, que de a poco se relaja, mientras el manantial fluye...

Todo muy gratificante. Pero de pronto, la sensación de humedad. La oscuridad. El desconcierto. Un escalofrío. El colchón, convertido en un océano debajo de las mantas. Y la comprensión atroz, ineludible, de lo que acababa de suceder. Pero además, ya ahora con la luz del velador encendida, la evidencia de que lo peor está todavía por llegar. ¿Cómo despertar a esa mujer, que duerme profundamente justo al lado, al borde del arroyo, el charco, el mar, despertate mi amor, que hay que cambiar las sábanas, mirá lo que pasó... ¡No, mejor no, no mires!... Pero sí levantate, porque... ¿Dónde hay sábanas limpias? ¡Ay!... ¡El colchón!... No sé que decirte... Te juro que nunca me había pasado algo así antes...

Anónimo dijo...

Soy una persona bastante torpe, y ensima, demasiado timida, por lo cual ya son demasiadas las veces que quise estar tragada por la tierra.
Aparte, quiza, no me viste que me cai, me golpee o bla, pero notaste que algo habia pasado cuando el bordo invadio mi cara.

Anónimo dijo...

Me muero de verguenza cuando hago el esfuerzo sobrehumano de esperar que un pibe me invite a hacer algo (ir a tomar algo, ir al cine, una plaza, lo que sea) y tomo la iniciativa y el pibe me dice "sorry, no puedo". Me quiero matar!! Me siento totalmente desubicada.

Pd: soy tan vergonzoza que obvio, no pienso decir cual de todas las boludas que podría llegar a ser, soy.

Ines Vasquez dijo...

El anónimo, que no quiso decir su nombre (con justa razón), me hizo reír mucho. No se si es verdad o mentira la anécdota que contó, pero me pareció maravillosa la forma de contarlo. Me atrapo!! Jajajaja Yo que vos diría quien sos para llevarte los halagos de semejante narración, aunque no se que sería mejor si recibir halagos por lo relatado, o sentir aún más vergüenza por lo sucedido.

Sigo pensando que anécdota vergonzosa contarles (que no sea tan tannn vergonzosa como para poder seguir yendo a clases jaja). Pero no quería dejar de comentar ese maravilloso relato.

Anónimo dijo...

¿Chocarse con las esquinas de las paredes es normal? Yo creo que no, pero quién pone los parámetros de normalidad; en mi vida sí es algo normal. Soy bastante torpe pero, por suerte, tengo una capacidad para reirme de mi misma. Habría que ver si eso lo "desarrollé" antes o después de la torpeza, como mecanismo de protección.

Una anécdota que me viene siempre a la cabeza fue en el colegio. Estabamos jugando un partido de volley, de esos días que estás inspiradísima, lindo día, buen sol. Fui a buscar una pelota difícil, que caía a la esquina y me paré en el único lugar con barro de kms a la redonda. Me patiné, en partes o cámara lenta, y terminé tirada en el piso, todos riéndose y nadie ayudándome. El barro terminó chorreando por la pollera piernas, espalda... un asco.

Belén Repetto

Federico Álvarez dijo...

Tengo que admitir que me está resultando muy difícil recordar y volver a traer a escena una situación del tipo descripto. Considero que el motivo es que son pensamientos que uno va intentando borrar porque son displacenteros. Después de todo, ¿no es de ese modo como funciona el depósito activo del nivel inconsciente? Los mecanismos de defensa freudianos contra la ansiedad y, sobre todo, la culpa tienen como objetivo, precisamente, evitar los recuerdos dolorosos. Sin embargo, voy a animarme y tratar de adentrarme lo más profundo que pueda en mi interior con el objetivo de rescatar algo a ser posteado. Seguiré pensando pues. Tarea para estos días.

un ser común. dijo...

La carta me la había dejado en la cartuchera mientras estábamos en el recreo. Estaba escrita con letras recortadas de una revista y decía: “Gastón, soy tu admiradora secreta. Me gustás mucho, anónimo”. Yo estaba en tercer grado y no sabía bien qué significaban algunas palabras así que le pregunté a media escuela quién se llamaba Anónimo. Todos me decían que no lo conocían hasta que una compañera se me acercó y me dijo: “yo soy anónimo, no busques más”. Y yo, más boludo imposible, le contesté: “pero pará, ¿vos no te llamás María Clara?”.

(Gastón Tourn)

Mariana dijo...

Lo mio es muy tipico y habitual, soy de esas que hacen un comentario al estilo, "che y tu papá que hace?" y me responden "no, fallecio" y ahi es cuando digo "tragame tierra". Soy muy despistada y siempre quedo como el Chavo del 8 hablando sola con comentarios fuera de lugar.

Carolina Defiore dijo...

Después de mucho pensar.. me acordé de esta anécdota que fue bastante avergonzante para mí cuando era chica.
Fue en la escuela primaria, en segundo grado. Tenía una maestra hermosa, rubia, de pelo larguísimo y lacio. Yo la amaba. Era muy buena y muy muy coqueta.
Yo iba doble jornada y al mediodía salía a almorzar a mi casa.
Un mediodía fui a almorzar a la casa de un compañero. Comimos rico y no sé exactamente por qué razón yo me llevé de su casa un cosito de mayonesa.. de esos que dan en Mc Donalds.
Lo llevé al colegio y tampoco sé por qué empecé a jugar con él, lo apretaba y siempre adentro de aula.
No sé bien cómo sucedió, seguramente mi mente bloqueó ese momento pero de repente el cosito de mayonesa se abrió y salió toda la mayonesa disparada. ¿Dónde cayó? Justamente en el pelo lacio y rubio de mi hermosa y coqueta maestra.
Sentí tanta vergüenza, que me puse a llorar y todo...

Franco dijo...

En el puablo donde viví hasta los 17 años hay un canal de TV de cable que tiene algunos programas muuuy malos al mejor estilo "me colgue del cable". En aquel entonces habia un rubio que conducia un programa de Rock, alto, rubio y lo mmas importante, era un terrible salame.
Resulta que en esos dias de secundaria y joda continua, yo me venia con algunos amigos a la cancha con una empresa de traffics que nos vendia el viaje y la entrada.

Uno de esos días vinimos a la cancha con Marley (quien sabia que algunos le deciamos marley para reirnos y obviamente no le gustaba) y un monton de gente mas.
Nos detuvimos y quien conducia la traffic dijo: "vayan al baño, nos juntamos acá en 5 minutos"
Transcurridos los 5 minutos estabamos todos amontonados y listos para ir a la cancha y el chofer pregunto: ¿Estan todos?
Y yo que estaba entre los últimos dije euforicamente:
NO, FALTA MARLEY!!!!!
Un instante despues se filtro por allá atras un sonidito que decia " Acá estoy!"

En ese momento quise que me trague la tierra y no volvi a mirar para atras, porque me meoria de verguenza...si lo llegaba a mirar a los ojos me moria!!!

Melina Pons dijo...

Hola chicos, les cuento que soy tripulante de cabina de pasajeros de Aerolíneas Argentinas, y de por si, vivo absolutamente todos los días laborales la exposición y la clavada de miradas de los pasajeros. Algunas miradas son de miedo, otras de “te quiero levantar” y otras de “estoy aburrido” que como no tienen nada que hacer te miran al pasar, al hablar, al agacharte y hasta cuando comes. La estadística demuestra que de 150 pasajeros que traslada el avión, solo 100 aprox. prestan atención a la demostración. En fin, hace un mes y medio aprox. cambiamos el uniforme, y en vez de la camisa color lavanda, ahora es blanca de un material baratísimo que parece de guardapolvo. No me olvido mas, en un vuelo a Chile, mientras me disponía a realizar la demostración de emergencia en las alas notaba que los pasajeros sentados alrededor mío no me quietaban los ojos de encima, y admito que eso es raro ya que son pasajeros frecuentes que no te dan ni bola. La cuestión es que después de la demostración hice la recorrida de cabina habitual, para checkear que estén todos los pasajeros con sus cinturones, las mesitas arriba, nada de celulares y demás. Y les puedo asegurar que a medida que caminaba despacio por el pasillo, no había persona que no me mirara. Yo por dentro decía, “bueno me acabo de separar a lo mejor es esa hormona que dicen emanamos cuando estamos solas. Pero.. Hace tanto efecto??”. La cuestión es que una vez que llegué al final de la cabina, y antes de irme a sentar a mi puesto, el Bombón de Facunda Arana, que es pasajero frecuente y siempre tiene la mejor onda con las tripulaciones, me dice disimuladamente y en voz baja:
Facundo: “Siamo Fuori”
Yo: No entiendo..
Facundo: que Siamo Fuori, mientras se tocaba a la altura del busto como quitándose migas.
Yo: Perdoname, pero no te entiendo. ¿Te manchaste?
Facundo: No, Se asomaron las chicas y se transparenta la camisa.

De mas esta seguir comentando como me senti. Estaban las chicas haciendo lo que querían. En ese momento y durante el resto del vuelo me morí de vergüenza, y aunque psicológicamente pensaba “no es para tanto, no vieron nada nuevo” sabia que ni loca sentía eso. Me quería morir y admito que ese vuelo pobre de la gente que no me vio, Pero traté re poco amable a todo el mundo y olvidate de hacer contacto visual si no era necesario.
Esa fue mi experiencia. Consejo: Ojo chicas con los corpiños deportivos en triangulo. No son como Rexona, Estos te abandonan!

Anónimo dijo...

Bueno, ahi va mi anécdota vergonzosa...
Fui con unos amigos a festejar la graduación (Lic. en Turismo) de una de ellas en un boliche (que ofrecen cena, show y baile). En medio de la comida me dieron ganas de ir al baño y como solemos hacer las mujeres pregunté en voz alta para saber si alguna más quería ir para no ir sola (¿Por qué será que hacemos esto??). Por suerte (por lo que vino después) me acompañó una de mis amigas.
Son de esos baños que tienen por un lado las piletas y espejos y en frente los baños. Ok, hice mis necesidades y salí lo más campante. Me lavé las manos y noté que la sra. que se ocupa de mantener limpio el baño me miraba raro, pero no dijo nada... casi a punto de salir mi amiga que venia detrás me detiene con un grito. -Ey sol, arreglate el vestido de atrás! me quise morir, me puse roja como un tomate y no sabia si reir o llorar. El vestido se me había enganchado en la ropa interior (léase bombacha/tanga)en la parte de atrás. Es decir que si mi amiga no se daba cuenta el papelón iba a ser peor aún... iba a exibir mis gluteos por todo el boliche!!!!

Sol Iglesias

Carolina Recasens dijo...

El último momento avergonzante que se me viene a la mente sucedió ayer en la facultad. Intenté hacerme la sana y me salió muy mal. Llevé mi cartera a la facu, y adentro el cuaderno, la cartuchera, el celular, demás cucherias, y a todo eso le sumé una botellita de agua.
Llegué a la facu y estuve escuchando la clase, y después fui a comprar fotocopias a apuntes. En la fila, una chica que estaba delante mio me señaló unas gotas de agua callendo al piso, en plena fila. Miré a la chica que tenía atrás y le pregunté si no le está goteando algo, y a los pocos segundos me di cuenta que mi cartera era la que goteaba. Abrí la cartera y me encontré con un lago, con mis cosas flotando ahi adentro. Saqué mi cuaderno y la billetera, y compré los apuntes (estaba bien adelante en la fila, después de comerme la espera no me iba a ir sin mis apuntes). Caminé rápido al baño, y ahi me di cuenta que mi celular murió ahogado.

Gabi dijo...

Lugar: Boliche
Sector: No en la pista principal, al costado con su pequeña multitud de caras conocidas del pueblo
Iluminación: Luz negra
Situación: Pisotón de pollera con los tacos y esa luz negra que tanto ama a las cosas blancas,como mi tanga...
Me reí, mire a quienes me habían visto y me fui al baño a ver qué era lo que habían visto. Soy patética sí, me pasan y hago esas cosas.
La anécdota del NN que tenía ganas de hacer pis me hizo a acordar mucho a una de las mejores anécdotas que escuché y que, verdaderamente, le paso a una amiga. Pero a una amiga, no a mí, en serio. Había vuelto del boliche, y con un grado de alcohol importante en sangre, en la cabeza, en todo el cuerpo le dieron ganas de ir al baño. Al igual que el compañero, nunca llegó. Y así como no llegó al baño, sí llegó al colchón en donde dormía un amiguito de su hermano que se quedaba esa noche ahí..Y empezó a sentir como fluía el manantial entre sus piernas, simplemente que esta vez, el amiguito de su hermano también...
(lo había escrito de manera más graciosa pero se me borró y me enojé y así quedó).

Daiana Sol D´Urso dijo...

No me acuerdo de una situación en particular. Lo que sí sé es que me pongo colorada por todo. Y pienso, Daiana qué te pasa? No hay nada para que este calor te suba por el cuerpo y se te instale en la cara. Pero me pasa. Juro que hay veces que no es ni vergüenza, ni incomodidad, es simplemente que no puedo manejarlo.

Ani dijo...

Una situación bastante vergonzosa me ocurrió hace un par de años. Cuando ya llevaba algunos meses en el primer laburo "más formal" que había tenido, se me ocurrió ir a hacerle un planteo a mi jefe sobre una reducción horaria, para poder cursar un par de materias de la facu. Yo estaba confiada, pactamos primero una reunión por mail, después lo vi en la oficina, con buena onda me dice: che, el viernes la reunión..para mi era un trámite: si me decía que no, no perdía nada, y si me decía que si, genial. El tipo con el que tenía que hablar era bastante odiado en la oficina, era reconocido como una manipulador bastante hdp. Pero bueno, a mi hasta el momento no me había demostrado eso, no me caía bien pero tampoco tan mal. Cuestión que el día de la reunión, le hago mi planteo, todo bien, un poco nerviosa, y el tipo me empieza a "dar vuelta como una media", me manipula, me pone todo del lado opuesto al que yo lo había plateado (algo que de seguro sucede a menudo, no digo que sea extraordinario). Pero que a mi me dejara sin palabras, sin capacidad para discutir era algo que me desarmaba por completo, me generaba muchísima impotencia. Intenté contener el llanto pero no pude!! Le hablaba al tipo y lloraba con congoja, un bajón! Me tuve que parar y empezar a mirar por la ventana, de espaladas a él, se me acercó e intentó contenerme, y le tuve que decir: por favor andate.. un papelón, pero no podía parar de llorar y me daba mucha bronca. Quizá si alguno está leyendo esto le parezca una situación algo traumática, pero tanto en aquel momento como ahora la sensación que más me inundaba era la de una vergüenza descomunal. Después, más calmada, por supuesto, le pedí perdón; nunca más tocamos el tema.

Anahí Cunselmo

Melisa Fernández dijo...

ajajaj que graciosas las anécdotas que contaron..
Hoy cuando salí del trabajo, iba caminando por la Plaza de Mayo (mucha gente), me tropecé y me caí ahí delante de todos. Un señor riéndose me ayudó a levantarme. Y cuando venía en el subte me preguntaba.. por qué nos da risa cuando se cae otra persona?

Maxi Gottig dijo...

Verguenza? que es eso? creo que soy un tipo desvergonzado. Seria como un gato, no? que cuando cae, lo hace de pie. Tengo incontables situaciones en las cuales puedo decir que pasé verguenza. La más comun es cuando uno se tropieza: o putea a la baldosa (que obviamente no te va a responder) o haces que salis trotando. He hecho ambas!!! Igual lo que les voy a contar es muchisimo peor, porque implica explicar un momento intimo...en un lugar publico. Resulta ser que estaba con una señorita (ex mia) y la meti "de prepo" en el baño de mujeres de la YPF del Cid Campeador. Antes de salir del lugar le dije "no mires para atras, vos abri la puerta y sali"...facil habia 5 mujeres esperando a entrar al baño (en esa epoca te daban la llave en el bar y vos tenias que cerrar la puerta). LA verguenza y la risa que me dio esa situacion fueron increibles. Peor fue para mi acompañante. Creo que por 5 o 6 meses no fuimos al bar de esa estación de servicio.

Federico Álvarez dijo...

¡Hola!

Tras mucho meditar, como consigné en el blog el viernes a la tarde que lo haría, he recordado una anécdota que puede inscribirse tranquilamente en la academia en la medida en que, precisamente, ocurrió en uno de sus edificios.
Me encontraba yendo a cursar el CBC con una inmensa ansiedad que me invadía. El famoso mundo nuevo, moverse con lo grandes (de edad y de mente), abrir la mente, muchas promesas que, a mi entender, la mayoría de los establecimientos educativos secundarios flaquean en la formación de las personas. La cuestión es que estaba digamos un poquitín perdido en la famosa jungla. Porque también tenía esos comentarios: que te la tenías que arreglar por tu cuenta.
Era un día muy lluvioso y tenía ganas de adaptarme ráidamente a este gran hábitat, "pasar como uno de ellos" ya desde el inicio.
Bajaba las escaleras tras haber encargado apuntes. Pareciera que dicho día quien tenía que dar una mano con el agua en los pisos, si es que a alguien le consignan dicha tarea, lo ignoró.
20 escalones, larguísimos y eternos en ese momento en el cual resbalé de cola con la cara roja cual morrón. Todas las miradas posadas sobre mí, el nuevo, el boludo. La otredad. Pasar desapercibido resultó ser una utopía.

Saludos, Federico

Juan M. Iummato dijo...

En primer lugar me parecio comico. Estos ejercicios tienen algo de humor, en lo ridiculo del caso, no como algo negativo, sino como algo distinto.

Tambien me daba mucha curiosidad por que era lo que la otra persona, a traves de sus ojos, pensaba o decidia escribir sobre mi.

Yo trate de hacer incapie en cosas que resaltaban, pero tambien me di cuenta que mi propia percepcion estaba condicionada por mi experiencia, y en definitiva lo que estaba viendo, era una eleccion y todo lo que escribia no era algo de ella sino mi propia produccion. Era casi como "inventarme" un cuento.

Tal ves habla mas de mi este ejercicio que de ella.

abrazo.

Melina Manfredi dijo...

Jaja, me divertí un montón con sus anécdotas... la verdad que a mí me estaba costando recordar una situación vergonzante, no se me ocurría otra cosa que las típicas caídas en la vía pública o en fiestas con amigos.
Sin embargo, después de leer la anécdota de Maxi Gottig, recordé esta situación:
La noche anterior a mi cumpleaños, fui a cenar con mi novio a uno de esos restaurantes donde el ambiente no dá para mucho más que para darse la manito de ambos lados de la mesa.
La velada transcurrió muy tranquila y comimos unas pastas geniales. Poco antes de las 12, mi novio pide la cuenta, para así estar afuera del restaurante cuando fuera mi cumple y me pudiera cantar el feliz cumpleaños a los gritos y esas cosas... Mientras el mozo se ocupaba de la cuenta, yo pregunto dónde queda el baño. Me mandan al piso de arriba, donde había un enorme salón lleno de mesas vacías. Silencio absoluto. Nadie, ni una persona.
Entro al baño, hago pis y salgo. Silencio.
Empiezo a lavarme las manos y escucho pasos. Ahí nomás mi novio entra y me estampa un beso terrible, solo suavizado por un "Perdoname, pero no me aguantaba mas. Te espero afuera". Yo, con las manos todavía mojadas y mi cara de sorpresa, me quedo mirando como él se da vuelta y sale del baño y, cómo, de pronto, se encuentra antes de llegar a la puerta con una mujer que justo en ese momento, quería usar las instalaciones.
Él, le dijo "buenas noches" y salió del baño con su mejor cara de poker. La mujer me miró con un desprecio absoluto y yo no sabía dónde meterme...
Quién sabe lo que habrá pensado de nosotros!! Un vergüenza atroz!!

Saludos!
Melina

Anónimo dijo...

Lo mío no requiere mucha narración.
Estaba haciendo lo segundo en el baño de mis ex-suegros. Cadena que no funciona, tiro , saco la tapa y no funciona . Vierto agua y el submarino sube. Salgó profundamente angustiado… Mi suegra esperando en la puerta para ingresar al baño.

Anónimo dijo...

Natu Maderna...

...qué momento enfrentarse a una hoja en blanco...aunque en este caso sería enfrentarse a un "cuadro de texto" en blanco, o un simple hueco en un blog donde el eter hará de sí lo que se le antoje...

Empezar una hoja en blanco, la primer letra, la primer palabra es como esa "primera mirada", como esa "única" mirada...
Si nos ponemos a pensar, cuántas primeras miradas vivimos ya en nuestras vidas...? Primeras miradas que recordemos, claro...La de aquel que hoy es nuestrx amigx, nuestrx hermanx, la mirada de algún doctor, la mirada de la vieja, del viejo, de lxs abuelxs...
Yo hago radio, y digo que hago radio porque de corazón no siento que "trabaje" en radio...
Y uds. en este mísmisimo momento se estarán preguntando qué catzo tienen que ver las miradas con la radio...(?) Mucho, para mí particularmente...Yo siento que tengo que lograr que quien me escucha, en algún momento, mire la radio, me sienta ahí, y yo lo sienta del otro lado tmb...

Nano_. dijo...

En la primera clase de taller 3, el profesor buscando un ejemplo me pregunta:
-Vos, decime un programa que mires-
Mmmmmm, pensé: hace mucho no miro tele o no sigo un programa,
-Dale, cualquiera que veas- insiste
Nose!!! Que digo? podría ser 6,7,8 que suelo mirarlo, pero da muy oficialista, ¿no? Mmmmm Es la primera clase, no da decir giladas, digo Telenoche, ¡NO! Quedo peor, la corpo, los medios, los nietos, etc, etc, etc. Pero con 6,7,8 quedo muy oficialista!!!! Que hago!!! Es la primer clase, me juego parte de la imagen…
-cualquiera, uno solo- me apura.
Pienso, pienso y dije:
-Telenoche- al mismo tiempo que me grite IDIOTA! Quedaste pésimo!
Junto la reflexión de este post con lo que hablamos la clase pasada de la primer impresión y demás.

Marisol Andrés dijo...

Bueno gente...le cuento una de mis tantas anécdotas en las que quise que me tragara la tierra...soy bastante torpe o despistada por lo que tengo muchas...

Hace un par de años estaba en un boliche con un amigo, en medio de la pista y empezó el momento de los lentos. La pista empezó a vaciarse y con mi amigo también nos quisimos ir...estábamos caminando cuando me tropecé no sé con qué y me caí en medio de la pista...mi amigo se fue corriendo al mejor estilo "no te conozco" y el resto del boliche que me vio tirada en el piso se puso a aplaudir...me quería matar!!! Ahora me acuerdo y me muero de risa pero en su momento lo re sufrí...

Saludos!