lunes, septiembre 13, 2010

De la publicidad que pego aquí hablamos mucho. Seguro la mayoría la conoce, pero por si acaso vale la pena traerla nuevamente a la memoria. En cuanto al Capítulo 7 de Rayuela, de Julio Cortázar, no es sino otra mirada acerca del amor y de los límites de uno respecto del otro. Fundirnos... confundirnos... ¿Puede haber algo más poético que eso? Sin embargo, jamás podemos llegar a ser el otro, por lo menos dentro del marco de nuestra civilización occidental.



15 comentarios:

Unknown dijo...

Lamentablemente me perdí la clase pasada que por lo que leí de los comentarios estuvo muy buena, no pude ir porque no me sentía bien, si este jueves sigue tomada la facu seguimos con la clase igual no?
Respecto a la publicidad, a mi me pasa mucho, me inhibe un montón el cruzarme la mirada con otra persona, pero cuando se da, uno fija la mirada y se imagina en qué puede estar pensando el otro, si la pasará lo mismo que a mi, etc.
Estoy empezando a usar este blog como terapia, perdón!
Pregunto: con qué lectura seguimos para la próxima clase?

Lucía V. dijo...

Qué hermoso fragmento! El otro sólo puede ser para nosotros deseo porque siempre nos va a ser imposible poseerlo, sus límites nos son infranqueables, aunque a veces el amor nos los haga sentir increíblemente difusos...

Me quedé pensando en relación al ejemplo de Sartre sobre la caricia como modelación y lo que dice Cortázar sobre la coincidencia entre la boca que dibuja a su amada y la boca qué efectivamente sonríe en su rostro. ¿Será que uno termina por ver lo que busca, lo que diseña en el otro? ¿Que en el idilio del amor, en plena idealización del ser amado, cometemos la mayor de las violencias sobre su ser?

Supongo que en ningún momento de nuestras relaciones(familiares, amorosas, fraternales, etc.) terminamos por ver al otro como realmente es porque, justamente a causa de que no es imposible volvernos él, siempre hay una dosis importante de representación en la imagen que nos contruimos de lo que nos rodean. Pero en el amor, o más bien en el enamoramiento, capaz casi que terminamos por amar lo que nosotros mismos imaginamos.

Anónimo dijo...

Me encantó el Capítulo de Cortázar.. si bien ya lo había leído, ésta vez sentí cosas distintas.. quizá por la suma de la voz, quizá por las imágenes. O quizá porque en cada lectura uno lee algo nuevo, algo que la privera vez no notó, o dejó de lado por centrarse en otras partes, en otras palabras.
Con respecto a la publicidad, es MUY BUENA!!! (¿Puedo agregar un "jaja"?. Representa la realidad, nuestra vida cotidiana.. creo que nos debe pasar a todos. En una fiesta, en una cena, caminando por la calle, incluso en el colectivo. Y sí, nos inhibe un poco encontrar la mirada de un otro. Es lo que le pasa al chico en la publicidad, y es lo que me pasó a mi en el ejercicio realizado en clase algunas semanas atrás, que de hecho lo comenté en este espacio. Pero, de todas formas, creo que con una mirada uno puede decir muchas cosas, entender al otro, expresar amor, resentimiento, dolor. En una palabra, comunicarse.

Florencia Barea

Bahía Morel Puigrredón dijo...

Que lindo que es mirar! pero que difícil..siempre se antepone el pudor y la condena de la mirada. Uno mismo se proscribe el mirar, ya que en general si le damos rienda suelta se crea una situación incómoda, una recíproca postura de ser juzgado. Y quizás es así, uno está siendo scaneado por la mirada del otro. Pero qué pasa cuando las dos miradas sí se quieren encontrar y les gustaría permanecer dentro de ese lazo e igual aparecen todos los prejuicios de que uno no debería estar mirando y puff son cuatro ojos que pierden la dirección...
Y si a veces se traspasan esas barreras sociales y las miradas se encuentran y hasta dudan de querer dejarse a la brevedad pero estás en un trasporte público y te toca bajarte y todo queda en esa mirada.
Hay, hay, hay a veces la mirada pareciese estar confinada a la intimidad, a vínculos donde ya hay un permiso del mirar.
Tendríamos que poder empezar a ver un poquito más.
P.D: Me fascina ese capítulo de Rayuela, lindo volverlo a tener presente.

Anónimo dijo...

El fragmento hermoso, confuso, húmedo y sentido, también leí Rayuela pero no recuerdo esta parte, será por algo?

Los no límites que parecen jugar con el otro...pero que al final terminan dibujando su boca.
Es el beso pasar los limites que generamos con el otro?
Porque en realidad en un momento de tal intimidad cuales son los limites, si es que los hay, que se ponen en juego?


Emilia*

Bahía Morel Puigrredón dijo...

Dejo este link de un corto que me parece que suma a todo esto que estamos hablando! http://www.youtube.com/watch?v=ZoEOXu1_hy4&feature=related

Bahía Morel Puigrredón dijo...

Dejo este link de un corto que me parece que suma a todo esto que estamos hablando! http://www.youtube.com/watch?v=ZoEOXu1_hy4&feature=related

Unknown dijo...

Por un lado, el final del hermoso texto de Cortázar me hace acordar al ejemplo del bambú que vimos hace unas clases, de como se entremezclan de cierta forma, en este caso, dos seres diferentes. Como diejron arriba, el fundirnos con otro, es una forma de poder romper con los límites propios del ser en relacion con el otro y con uno mismo.

Por otro lado, la publicidad "Miradas" siempre me hace recordar un texto que leí alguna vez que hablaba de una situación similar en un colectivo, donde una persona miraba a otra y soñaba, creaba y se enamoraba alrededor de esa mirada, y de golpe, se daba cuenta de que la persona que miraba era no vidente.
Esto también me lleva a pensar en la importancia de la mirada en lo que se proyecta en el otro, y también de los demás sentidos, ya que un no vidente, puede reconocer a su manera ciertas construcciones que hace internamente por medio de los otros sentidos.

Facu P.

PD: Germán, mañana vamos al Parque Centenario o la esquina de vuelta? o va a haber una adhesión masiva a la marcha?

Maria Lujan dijo...

Estuve haciebdo un experimento nuevo, intento de cruzar miradas en la calle, las interpelo, casi violentamente...
En muchos casos, la gente baja la mirada, como avergonzada, no me quieren mirar... creo que piensan que los miro por error, o que estoy por pedirles algo.
Otros, se me quedan mirando por un rato bastante largo, casi lascivamente, sobre todo algunos hombres.
Nadie me mira buscando el por qué de mi mirar, nadie se deja llevar por el cruce de miradas.
Quizás es por que no hay tiempo, o que hemos perdido la conexión con los "extraños" a nuestro alrededor...
El pasaje de Rayuela, qué puedo decir, que recuerdo esa vez que lo leí por primera vez, quise enamorarme, ahora cada vez que lo leo, o en este caso lo escucho (me mata la "r" resbalada de Cortázar), me renueva ese sentimiento del amor y la pasión, me dan ganas de vivir enamorada.
Quizás esa es la iluminación, la unión entre el exterir y el interior, la unión entre dos personas.

Anónimo dijo...

Parece tan simple mirar y sin embargo cuesta tanto. Sobretodo mantener ese cruce con el otro. En la publicidad el chico pide "a gritos" que lo miren, pero no puede determinar el momento ni la intensidad de la mirada del otro. ¡Cuántas veces la mirada del otro nos supera! A mí me pasa cuando voy parada en el colectivo y miro a la gente. Observo a las personas hasta que se percatan de mi mirada. Ese momento para mí equivale a un "game over".
Lorena Brenda Bernal

SOl dijo...

"me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar"

Creo que esta frase de este fragmento de "Rayuela", refleja la esencia de la publicidad.

Estuvimos hablando mucho de la mirada, de los ojos... ¿Qué tiene la mirada? ¿Porqué pareciera tan dificil cruzar miradas con un desconocido?

Mi simple respuesta sería que la mirada es una ventana de alma (llamese alma, a la esencia de uno, a ese YO interno que veniamos hablando). La mirada nos conecta, entre otros sentidos no menos importantes, con el mundo. Es el punto de conexión de mi YO interno con el exterior y con ese Yo que construye la mirada del otro.

Por eso, muchas veces se cierran los ojos, luego se abren para recomenzar a ver.


pd: el otro día en la clase, mientras charlabamos de las miradas, cómo nos ven, cómo nos vemos, me acordé del libro de Salinger "El Cazador Oculto", creo que la esencia de la historia sirve para todo lo que estamos trabajando. La historia del autor también es interesante.
Sol

Anónimo dijo...

Me quedó con el anclaje de la publi "Comunicate , es simple"...

Con una simple (qué redundante) frase se dice muchísimo.
En la era de las telecomunicaciones, dónde la mediación con la compu, el celular y todas las redes sociales parece ser la manera más común de comunicarnos, ésta publi rescata el lado natural de comunicarnos.

Una mirada, un gesto, y hasta cómo vestimos comunican muchísimo. Siempre y cuando estemos con la cabeza como para poder percibirlo, poder mirarnos y lejos de los tiempos de Internet.

Flavia R.

Anónimo dijo...

(Es INCREIBLE lo que puede comunicar una mirada.)
No solamente nos comunicamos a partir de un lenguaje verbal.
Siempre comento entre amigos que...muchas veces antes de hablar con una persona ya sabes que te va a caer "bien", o tambien te puede no agradar esa persona.
Los gestos, los movimientos, la forma de caminar TODO significa "algo" o incluso no signficar quiere decir que signifia.

Luciana Glascher

Anónimo dijo...

saben como se llama eso que hace el pibe en la publicidad?? Histeria masculina!!! estoy cansada de la multiplicación de este tipo de actitudes en los "machos"...

Beby

Germán A. Serain dijo...

Hay lindos comentarios en esta entrada. Y sin embargo es el provocativo comentario de Beby el que me obliga a responder. Hagamos un trato, Beby: vos ilustrame un poco respecto de la psicología de la mujer que yo prometo hacer lo propio, en la medida de lo posible, respecto de la del hombre.

Y para comenzar te digo: que esta actitud histérica, que vos me revelás ahora como típica, deriva de la distancia que hay entre la realidad y las proyecciones propias del imaginario. Al hombre lo seducen más estas proyecciones que la realidad, y entonces recula cuando se da cuenta de que una y otra pueden llegar a confundirse, a superponerse. Yo no deseo realmente a un otro tanto como deseo a esa construcción que realizo del otro (de la otra, I mean).

Por supuesto, llega un momento en que la carne reclama. Ahí la fantasía ya no es suficiente. Pero la verdadera atracción no pasa por esa realidad corpórea, sino por la imaginación.

Hasta ayer yo pensaba que esto era válido tanto para hombres como para mujeres. Ahora vos me hacés dudar. No sé qué decirte al respecto.