sábado, septiembre 25, 2010

Materiales complementarios II

Este video, con la secuencia inicial de la película Carne, de Gaspar Noé, contiene imágenes explícitas, fuertes. Pero, ¿qué es lo que nos perturba? ¿Nos molesta acaso la crudeza de estas imágenes, o el hecho mismo de tener que verlas? Porque a la hora de comer un bife, no nos preguntamos demasiado cómo eso ha llegado hasta nuestra mesa. Hay cosas que nos molestan en sí mismas, sino en su evidencia. Saber algo no es lo mismo que te lo digan, o que te lo muestren.



Siempre me digo que si tuviésemos que carnear con nuestras propias manos los animales que comemos, seguramente habría muchos más vegetarianos en el mundo.

Por lo general preferimos no ver. Aunque a veces tenemos algún rapto de lucidez, que nos cambia el mundo. Hernán Casciari escribió muchos textos que he ido dejando aquí y allá enlazados en este blog. Uno de los que más me gustan es éste, titulado Canelones (obvio: hacé click en las palabras que aparecen subrayadas para leerlo.)

Noten que hay en el relato un momento de quiebre. Ese es precisamente el momento en el que el personaje se da cuenta... ¿De qué? Eso ya se los dejo a ustedes.

De paso, les dejo también este otro texto de Casiari. No es un texto con el cual yo coincida plenamente, ni me gusta tanto como el anterior. Pero me interesa una idea: la de que nos conmueve la muerte de un animal que grita al morir, mucho más que la del que muere acaso con el mismo dolor, pero sin proferir sonidos que alteren nuestra conciencia. Y me pregunto si no sucederá esto mismo con la gente: apreciamos el dolor de algunas personas, no el de todas. Y nos conmovemos sólo con las que de algún modo se asemejan más a nosotros mismos.

La capacidad de reconocer la alteridad en otro ser es un don que no todos tenemos. Aunque acaso sí, pero muchas veces estamos como anestesiados, y no nos damos cuenta.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

No pude ver el video completo. Germán te responsabilizo si llego a tener pesadillas. todavía estoy traumada con la película Martín Fierro, porque al inicio hay una escena parecida. y ni hablar de la película La pasión de Cristo. estaba en el cine y a los 60 minutos ya empecé a llorar, pero como si me estuvieran matando amí. tan terrible fue mi llanto que me tuvieron que sacar casi desmayada del estado de shock (aclaro igual que tengo fobia a la sangre, cosa que empeoró mi estado ese dia). por otro lado, sobre mi historia personal; los únicos animales que como son pollo y pescado, porque no me dan lastima cuando mueren. recuerdo todavia como me reía cuando mi abuelo degollaba las gallinas. y ni hablar de los peces, cuando era chica metiamos con mi hermano la mano adentro de la pecera para capturarlos y apretarlos(a los ajenos, porque el que toca mi pez lo mato).podría comer rana como los chinos, aunque todavía no probe, porque me parecen animales desagradables y asquerosos; cuando era pendeja salía con mi prima con un palo de escoba cuando llovia, a reventar sapos..que cuero duro tienen los hdp!! y que placer cuando estaban reproduciendose: 2x1!! eso sí, vaca, cerdo, etc, no pruebo ni muerta, porque sí me dan lastima. lo que me trajo muchos problemas familiares cuando vivía con mis viejos.
por otro lado, esto me recuerda a las rupturas de pareja. cuando dejamos a alguien y huimos antes de que se large a llorar, porque nos parte el alma hacerle daño. o al revés, cuando nos dejan y le lloramos en la cara al otro con todas nuestras fuerzas (practicamente apoyando nuestros ojos sobre los ajenos), queriendo dar lástima tontamente. porque eso no sirve de nada. en fin, no se qué carajo cree uno que puede ganar mostrandole al otro cuánto sufrimos. ¿que el otro se arrepienta? mmmmm...lo hecho, hecho está. tal vez, solo hacer sentir muuucha culpa, culpa, culpa!!! mortificar, mortificar!! que sueñe con nuestras lágrimas, que no pueda ni tomar agua sin pensar en esa pobre persona a la que lastimó. aunque no duela tanto, a veces exagerar un poquito la herida. nomás para que se sienta verdugo de esta "pobre criatura indefensa"...

Te la dejo picando Germán

Beby

Unknown dijo...

A pesar de que me da muchísima impresión ver estas cosas (tampoco sirvo para las películas de terror) entiendo que el hecho de matar animales para comer es parte de nuestra cultura, me da mucha pena ver como sufren los animales pero también es cierto que cuando como asado no lo hago con lástima...
Igual tampoco estoy todos los días viendo cómo matan a los animales para que yo los coma ("ojos que no ven...") si fuera así no sé si mi pensamiento sería el mismo.
Puede ser que, como dijo la compañera, tenga que sentir culpa porque me lo están mostrando pero por ahora me da asco, pena por los animales pero sigo comiendo carne igual (un poquito de culpa se siente igual pero bueno...)

Saludos!

Unknown dijo...

Respecto a los textos me pareció que el de los canelones está genial y con esto me refiero a la forma de redacción, me atrapó hasta el final, cuando empieza con un tono de culpa me imagine lo peor...
Creo más bien que es una lección. A veces hay que saber hasta donde se puede joder (es difícil en el momento), muchas veces nos puede haber pasado de seguir una joda sin saber que al otro lo estás lastimando. En una conversación mil veces pasa que empezas jodiendo y despues resulta que hubo algo que llegó o molestó y se pudrió todo... Es como que la seguimos sin pensar hasta que lastimamos a la otra persona y terminamos mal o peor nosotros también.

Anónimo dijo...

Ajá lindo videito Germán, vi 30 segundos!!. Tengo un hermano mellizo que hace más de 4 años es vegetariano, vio una película, un documental que no me acuerdo como se llama que muestra como sufren las vacas en el matadero. A partir de verla dice que es imposible volver a comer carne. Yo prefiero y elijo no verla si se que eso me haría no comer milanesas. Es como dice Ayelen ojos que no ven... Ser vegetariano es una elección y no serlo también.
Y con respecto a la culpa, porque entiendo que de eso estamos hablando, creo que cuando veamos un poco de Freud nos vamos a divertir a lo loco. Creo que la culpa existe porque hay una sociedad que nos impone cosas, eso del superyo. Es muy díficil escapar a eso, culpa de comer carne porque el animal sufre, culpa de mentir, de hacer "cachadas"...
El otro día vi un capítulo de Dr. House que un paciente se le lastimaba no se que parte del cerebro que el tipo no podía reprimir lo que decía, decía lo que se le ocurría sin pensarlo digamos, claramente se zarpaba con todo no tenía culpa de nada. Imaginemos si todos dijesemos todo lo que pensamos inconcientemente sin poder reprimirlo, pensemos en un mundo sin culpa... sería complicado no?

Coty.

Germán A. Serain dijo...

Beby, si llegás a tener pesadillas no será por mi culpa, sino por la famosa maldición de los batracios redivivos, que Alá te ampare.

(¿Criatura indefensa?... Decime la verdad: ¿vos sos de las que escapan antes de que el otro se largue a llorar o de las que mortifican? ¿O ambas?...)

Ayelén: De eso se trata precisamente: de "ojos que no ven"... He aquí un secreto a voces: Nada hay tan grato como la negación a tomar conciencia.

Coty, no te confundas: el así llamado superyo no es una pauta que esté instalada en una sociedad que impone: si mañana se nos permitiera cargarnos con un par de vecinos, los que nosotros quisiéramos, sin sufrir pena alguna, habría algunos que aceptarían gustosos el envite, pero otros no, y ya no sería por una cuestión de represión social, sino por el hecho de que cada uno de nosotros también tiene una dimensión ética (no social, sino propia) que nos indica qué cosas se pueden hacer y cuáles no. La culpa deviene también de esta cuestión ética, de la conciencia moral que cada uno tiene de estar haciendo bien o mal a otra persona, y no solamente de una convención. Y por cierto, esa conciencia moral es también conciencia sensible: no necesitamos códigos sociales para saber cuándo estamos lastimando a otra persona.

Saludos.

Anónimo dijo...

No me animo a ver el vídeo, no se por que...o sí... me voy a desmayar redonda en la oficina y no da.
Los textos me parecieron re interesantes, había como un humor pero de a poco entraban momentos de maldad, creo que habla de dejar de ser adolescente. De asumir las consecuencias de las acciones que realizamos sobre el otro.

La anestesia social creo que es ese facto que hace que sigamos caminando, trabajando, comiendo...cuando a nuestro alrededor pasan cosas dolorosas como un nene pidiendo en al calle, una protesta en las calles...Dejamos de pensarnos como un todo, y somos algo así como unidades anestesiadas.
Opinión puramente personal.
Emilia*

daiana dijo...

Al leer el post y los textos recomendados me acordé de una situación que me pasó este sábado. Estaba caminando con mi vieja por el centro comercial de san justo (La matanza) cuando comenzamos a escuchar bombas de estruendo en la calle. Nos acercamos al cordón para ver que pasaba y vimos que, sobre la avenida principal, venía un grupo de personas con velas y un cartel que pedía justicia por la muerte de un teniente (de la policía creo). Miramos, leímos lo que decía y sin mirarnos ni hacer ningún comentario dimos media vuelta y seguimos nuestro camino como si nada.
Seguramente, si el motivo o persona que falleció fuese otro nos generaría intriga, preocupación, nos sumaríamos a la manifestación o simplemente haríamos un gesto de aprobación. Pero no fue así, se trataba de un policía.
Creo que por nuestra historia, barrio, en fin, nuestra subjetividad no pudimos sentir el dolor, mucho menos identificarnos reconociendo la alteridad en este grupo.
Coincido en lo que escribió germán: “nos conmovemos sólo con las que de algún modo se asemejan más a nosotros mismos” creo que en ese momento se nos vino la separación entre un “ellos” y un “nosotros” marcada a partir de la desigualdad en cuanto a ejercicio del poder. Pusimos la institución policíal sobre la individualidad.
Consideramos que no eran como nosotras.

daiana

BelenP dijo...

Que buen fragmento el de Canelones. Se ve claramente que los dos amigos pasaron su adolescencia haciendo bromas telefónicas sin reconocer al otro, la alteridad, deshumanizando a la persona que atendía del otro lado del teléfono. El quiebre del relato me parece a mí que precisamente reside en el hecho de haber proyectado sobre ese otro, de haber reconocido a esa señora mayor dolida por su poco fluida relación con su hijo.

Con respecto al video que cierto es que nos cuesta enfrentarnos a la realidad. Yo tampoco pude terminar de verlo y eso que no me da impresión la sangre....

Anónimo dijo...

Por dios!!!! ahhhhh!!!! mi mamá esta preparando una comida riquisima (pollo con papas a la crema), y ahora no tengo hambre!!! Es terrible ese video Ger! La verdad es que coincido con Ayelen en que no pienso en la muerte ni en el dolor del animal cuando, por ejemplo, como asado. Pero sufrí al ver ese video!

El texto "Canelones" me encantó, no pude dejar de leerlo hasta el final. Si bien en un principio me divertí, el final me provocó mucha angustia. A veces no sabemos, o no queremos saber, hasta qué punto la otra persona está sufriendo por nuestra culpa. Por eso yo siempre digo "hay que ponerse en el lugar de la otra persona". Pero ¿quién se pone al 100% en el lugar del otro? ¿En cuántos casos pongo al otro delante de mí? El mundo es muy egocéntrigo, y es una pena.. nos evitaríamos tanto sufrimiento si fueramos menos egoistas..

Saludos y hasta el jueves!
Vayan preparados para recebir el parcial domicilario que ¿será acaso muy dificil? jaja

Florencia Barea

Unknown dijo...

El video me trae a la mente la imagen de la cabeza de caballo en el Padrino y la violencia registrada en otra película de Gaspar Noe: "Irreversible".

Quizás allí también se puede ver la inconciencia en el desprecio por el otro y la cuestión de que cuando a uno lo perturba o le toca "sufrir" alguna imagen, acción, etc., recién se torna consciente eso y se lo rechaza.
Por otro lado, no me parece raro que en una sociedad individualista como la que vivimos suceda esto, a todos nos cuesta ponernos en lugar del otro.
Lo relaciono con lo de las miradas, uno puede estar siendo mirado todo el tiempo (haciendo algo bien, mal o nada también), pero recién cuando se da cuenta de esto, cuando se toma conciencia de que está siendo observado, es cuando se perturba, cuando se molesta, cuando siente verguenza. Y también pasa cuando es uno el que mira.

Facu P.

Barbi P.Z dijo...

Contándole a una amiga el tema de la clase anterior:que supuestamente nos conmovía más matar o ver morir a un animal que nos hiciera pensar en nosotros, ella me miró se sonrió (de una manera en que parecía una boludez mi comentario) y dijo: -Sí, puede ser, para mí no es así, pero bueno.
Mi amiga nació y se crió en el campo, ha visto matar y morir a todos los bichos que yo gustosamente saboreo y cocino después de haberlos conocido en la carnicería.
Yo le comentaba que no había visto jamás algo parecido y que si quizás alguna vez me tocara, no volvería a comer ese animal. Pero, la realidad es que no sé que pasaría. Por lo pronto, que alguien después me cuente el video, no pude ver nadaaa!!!! Qué impresión!
Lo que quería decir, es que como en otras ocaciones, vuelvo a caer en la conclusión de que todo es cultural. Ella a naturalizado algunos hechos por su contexto, que yo no.
Si no es así, creería que mi amiga es una psicópata y asesina serial encubierta, lo cuál sería muy peligroso para mí, porque vivo con ella!!!

Germán A. Serain dijo...

Te explico, Barbi... De lo que se trata es del límite que cada uno logre establecer respecto de lo que significa (para cada uno de nosotros) la alteridad (que no es un concepto que pueda ser propiamente racionalizado, sino que surge en la dimensión de lo sensible).

Un psicópata simplemente desconoce que el otro, ese otro al que lastima, sea realmente un otro. Lo mismo vale con tu amiga para con esos animales que se atreve a matar para comer. Y lo mismo le pasa a Beby con los sapos. Otras personas tienden a sentir la alteridad de otros seres vivos, incluso cuando no pertenezcan a su misma especie. Y por eso sufren cuando ven sufrir a un perro, a un gato, a un chancho, a un batracio. Es también en este caso proyección, pero una proyección que involucra una sensibilidad a partir del reconocimiento de una condición común con ese ser-potencialmente-sufriente, que en eso queda equiparado -o no- con uno mismo. ¿Se entiende?...